Maldita policía

Hostigamiento y demonización

 

Jonatan Luis Paredes, de 35 años, fue detenido injustamente en la Comisaría Primera de la ciudad de San Nicolás el jueves 1 de agosto. Entonces recibió del oficial Luna un disparo de escopeta 12/70 en su cabeza, que le causó la pérdida de un ojo cuando estaba encerrado en un calabozo. Ahora sufre la persecución policial y es hostigado por exigir justicia. El martes 27 de agosto, cerca del mediodía, la policía irrumpió en el hospital provincial San Felipe de la ciudad donde se encontraba Paredes y de nuevo fue privado de su libertad de manera injusta. Detenido en la misma comisaría donde antes le habían disparado, fue fotografiado para difundir una noticia falsa que lo culpaba de un robo que no había cometido. Llevarlo a la misma dependencia policial donde había sufrido el grave episodio de violencia institucional policial ya fue de por sí un acto de crueldad. Macabro operar policial con ayuda mediática, que tenía el objetivo de condenarlo socialmente.

Mientras esperaba ser atendido por el oftalmólogo en el nosocomio —sentado en un banco, semidormido, porque desde la seis de la mañana se encontraba en el hospital—, un oficial de policía tocó su hombro para decirle que tenía que acompañarlo. Otra persona saltó en su defensa diciendo que no estaba haciendo nada. Aparecieron más policías. “Los de la Policía local venían con escopetas en la mano”, recuerda Jonatan Paredes en diálogo con El Cohete a la Luna.

“¿Qué van a hacer?, ¿me van a disparar de nuevo?”, les dijo Paredes a los siete policías que habían entrado al hospital para apresarlo. Uno de ellos le informó que lo tenían que detener por haber robado en la plaza Mitre. Otros pacientes que esperaban ser atendidos y que sabían que el muchacho estaba en el hospital desde temprano, atendiéndose con distintos especialistas de la salud, saltaron en su defensa, pero sin éxito. “Me pusieron los ganchos y me llevaron”, recuerda.

Ese mismo día se activó el operativo de condena policial-mediática. Los medios de comunicación que creen que hacer policiales es difundir lo que la policía les envía como informes de prensa, sin más, lo convierten en noticia. No se detienen para ver si aquello que la Policía pretende informar es verdad o mentira. Para ellos, existe el bien, representado por la Policía, y el mal, los supuestos delincuentes. Así, replican esa versión la mayoría de los diarios, radios y portales.

“No estuve ni cinco minutos en la comisaría, ordenaron mi libertad porque en las cámaras de seguridad del lugar (plaza Mitre) yo no estaba ahí”, dice Jonatan. Pero el objetivo policial ya estaba cumplido. En la comisaría fue fotografiado y la noticia falsa de que había robado 50.000 pesos de un auto estacionado comenzó a correr en distintos medios de San Nicolás.

“Detuvieron por robar dinero de un auto al cuidacoches que perdió un ojo en la Comisaría Primera el pasado 28 de julio”, tituló el diario El Norte de los Passaglia. La noticia de El Norte insiste con una fecha equivocada. La detención y el posterior disparo a la cabeza que le efectuó con una escopeta 12/70 el oficial Luna a Jonatan Paredes se produjo en la madrugada del 1 de agosto.

 

 

El Norte publica la falsa versión policial.

 

La mamá de Jonatan, Alejandra, recuerda la fecha y precisa porque fue al otro día, el viernes 2 de agosto, cuando ella se enteró de que su hijo estaba en el nosocomio. “El viernes 2 de agosto a las dos de la tarde recién pude confirmar que mi hijo estaba en el hospital en la sala de guardia siendo asistido”, expresa en diálogo con El Cohete. “Ese mismo día salimos en una ambulancia que vino desde Pergamino y nos trasladó hasta el Santa Lucia”, sostiene, refiriéndose al hospital oftalmológico ubicado en la ciudad de Buenos Aires, donde le notificaron la pérdida total de su ojo.

Pero las precisiones de los hechos no importan. La noticia falsa que echó a rodar la policía surtió efecto. Paredes es socialmente condenado por los consumidores de noticias de esos medios que van comentando el suceso sin reparar en que se trataba de una información falsa. Otro medio, El Informante, tituló: “Le dejó el auto para lavar y le sustrajo dinero en Plaza Mitre”. El cuerpo de la noticia describía: “La Policía local aprehendió en horas del mediodía a Luis Paredes, el cuidacoches que recibió un disparo y perdió el ojo en el calabozo de la Comisaría Primera. Está acusado de robar dinero de un auto estacionado en Belgrano y Sarmiento”.

 

El Informante publicó la noticia falsa contra Paredes.

 

El Informante también en su noticia destacaba: “La carátula es HURTO (sic) y es probable que en las próximas horas recupere la libertad y vuelva a la Plaza Mitre. Se sabe que el municipio le quitó el permiso para que cuide coches por la cantidad de hechos delictivos que viene cometiendo, siendo uno de los trapitos con mayor cantidad de detenciones. Ya purgó una condena en la Unidad Penal por varios robos calificados”. Otra mentira más: el municipio no le quitó el permiso, fue la policía cuando fue detenido aquel 1 de agosto quien retuvo su carné y el chaleco. Desde el municipio solamente le aconsejaron que no concurriera a trabajar hasta que se curase la herida del ojo.

La policía puso a circular una noticia falsa con una evidente estigmatización, que fue reproducida por una gran parte de los medios locales y logró su objetivo criminalizante. Por más que Paredes recuperó su libertad inmediatamente, porque nunca había sido el autor del robo que le intentaban atribuir, la condena mediática se instaló. La mentira policial convertida en informe de prensa decía que el propietario de un Ford Fiesta le había dejado a Paredes las llaves del auto para que se lo lavara y habría sustraído un cuchillo, un perfume y 50.000 pesos.

Incluso, el parte policial expresaba que había testigos que lo habían visto cometer el hecho. La verdad finalmente salió a la luz porque las cámaras de seguridad no lo mostraban en el lugar como sostenía la Policía. Los testigos se evaporaron como la mentira de que había sido el autor del robo, que a esta altura de tanta patraña policial cabe preguntarse si de verdad existió tal robo o también el hecho fue inventado.

También su mamá sufrió el hostigamiento de la fuerza y recibió una visita de la policía al otro día de la detención de Paredes en el hospital, el miércoles 28 de agosto. Primero preguntaron por alguien del lugar, luego por quién supo vivir ahí y que ya no se encuentra más en la vivienda y, después, volvieron para tomar sus datos. Intimidar parece ser el objetivo.

Paredes cuenta con representante legal experimentado en la temática. Una garantía para él y su familia que sea el incansable Gabriel Elías Ganón, quien se ocupó de inmediato del hostigamiento sufrido, representando tanto a Jonatan como a su madre. Presentó un habeas corpus en el que sostiene que “personal policial ha comenzado a hostigar, perseguir, armar causas”, tanto contra Jonatan como contra su mamá Alejandra, que recibió “visitas sugestivas del personal policial” en su domicilio. Menciona a Rocío Centeno, aparentemente integrante de la Comisaría Primera, compañera de los policías Empedocles y Luna, como quien fue a visitar a su madre.

Señala en el escrito que tanto el policía Luna, como Empedocles, son responsables por el disparo al rostro de Paredes. Ganón en su presentación expresa que “las razones por la que la policía los persigue, hostiga, tienen directa relación con la grave denuncia que Paredes realizó contra Empedocles y Luna”, por lo que considera “necesario que se requiera a todos los jefes policiales, especialmente al jefe departamental y a la Fiscalía General de San Nicolás, que informen con relación a los hechos”.

Cambios y trasladados son la moneda corriente cuando la policía comete ilegalidades. El comisario Facundo Fiorabanti, que estaba a cargo de la Comisaría Primera de San Nicolás, fue trasladado a Arrecifes. Tanto Luna como Empedocles siguen en la dependencia —según pudo confirmar la periodista Claudia Torres—, pero existe un pedido para que sean trasladados por el nuevo jefe a cargo de la Comisaría Primera, el subcomisario Ezequiel Salvarrey. Quien escribe sostiene que esa es la forma de cobijarse que tiene la Bonaerense una vez que cometen un delito, rápidamente sale el traslado. Cambiar de lugar no es cambiar de conducta, pero de ese mismo modo van dando vueltas como calesita dentro de la fuerza cometiendo tropelías en otros lugares. Todo en nombre de la seguridad.

La Auditoría General de Asuntos Internos parece estar a la espera de lo que determine la fiscalía. Curioso su accionar protector contra quienes cometieron un hecho grave de violencia institucional policial, dado que contaban ya con sobrados elementos de prueba para intervenir inmediatamente apartando a los policías responsables del disparo contra Jonatan Paredes el 1 de agosto. La policía intentó levantar muros contra Paredes para aislarlo, al menos socialmente. Culparlo de un robo que no cometió, intimidarlo con detenciones, visitar a su madre con excusas, han sido maneras de operar de una fuerza que, como dijimos, parece entrenada para dañar.

 

 

 

 

 

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