Macedonio Fernández escribió hace muchos años –y sin siquiera conocer a Mauricio Macri– la frase: “Fueron tantos los que faltaron que si falta uno más no cabe”. Frase que describe perfectamente el volumen ínfimo del acto de respaldo político que pretendió hacer Mauricio, antes de “no” declarar en Dolores el jueves pasado. Reactualización de la vieja frase de Macri: “Lástima el feo día. Mucha gente habrá querido venir”. Dicha luego de saludar a una plaza vacía, el día de su primera apertura de sesiones en el Congreso.
Para justificar las ausencias, Macri recurrió a las explicaciones tan falsas como paranoicas y justificó la vacía calle en los controles policiales excesivos que, dijo, se habían instaurado en la ruta a propósito de su declaración. Como de costumbre la realidad lo desmintió, porque ni una sola foto de retén policial o filas de vehículos detenidos en la ruta dio asidero a su afirmación. Y el organismo que organiza los controles en las rutas desmintió haber incrementado los controles ese día.
Esos son los límites del relato de Mauricio Macri: la realidad. Igual no dejo de sentir cierta piedad respecto al ingeniero que desea sentir el clamor popular –al punto de justificar porque no lo recibe— y este clamor que insiste en desoír su deseo.
Presumo que para Macri debe resultar incomprensible por qué una chica de La Plata concita una pasión que él no logra emular. Podrá haber ocupado el mismo cargo, pero jamás generado esa corriente de afecto y lealtad que el pueblo siente ante CFK. Y tal vez una respuesta es entender que el pueblo ama, sigue y defiende como propios a quienes siente leales. Y claramente no es el caso de Macri. Que gobernó un país que no entiende y al que no quiere. Esas cosas el pueblo las nota y anota.
También toma nota el pueblo de que Macri está acusado y debía declarar en una causa que se investiga si bajo sus órdenes, su gobierno realizó maniobras de inteligencia ilegal sobre los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan. Que hoy son héroes del pueblo, muertos por la negligencia de los mandos militares, que reportaron tarde y mal las novedades sobre lo que había acontecido con el submarino.
Hay muchas hipótesis sobre lo que sucedió en realidad. Una de las más escalofriantes es que el submarino recibió la orden de navegar sobre un área militarizada por Gran Bretaña y que como consecuencia de esto, recibió el impacto de un torpedo inglés y se hundió. Y que el gobierno de Macri decidió ocultar lo sucedido para no entorpecer las relaciones diplomáticas con Inglaterra. Esta hipótesis se basa en que se detectaron ondas de sonido en la zona del hundimiento del submarino compatibles con las del impacto de un torpedo. La investigación sobre el hundimiento del ARA San Juan aun está en curso y deseo con honestidad que llegue a develar la verdad acerca de por qué 44 argentinos descansan en el fondo del mar.
Es precisamente a los familiares de esas víctimas a quienes el gobierno de Mauricio Macri espió. Ellos mismos lo denunciaron y en la Agencia Federal de Inteligencia apareció nutrida prueba de esas actividades de seguimiento y espionaje del que fueron objeto. Lo extraño de la causa es que tanto Gustavo Arribas como Silvia Majdalani, jefes de la AFI en aquellos tiempos, negaron haber realizado maniobras de inteligencia sobre los mismos. Hoy ambos están procesados por ese espionaje.
Me sorprendió mucho que unos días antes de la fecha de declaración, su secretario privado Darío Nieto dijese públicamente que “Macri tenía conocimiento sobre el accionar de la AFI, pero no mandó a espiar a nadie”. Tambien aseguró que “históricamente, el tema de inteligencia fue un tema complicado en la Argentina. En este caso, calculamos que fue un grupo de cuentapropistas. Pero no soy quién para evaluar la gestión de inteligencia porque no es un tema que conozco ni mucho menos”. Con toda honestidad me pregunto qué cuentapropista espiaría a los familiares de las víctimas del hundimiento y por qué lo haría. Y sobre todo para quién lo haría: quién podría interesarse en tener información sobre lo que reclamaban y pensaban los familiares de las víctimas, que le reclamaban al gobierno que diese explicaciones y colaborase con la búsqueda del submarino hundido.
La tesis de los cuentapropistas que realizaban espionaje ilegal no es nueva. Los miembros del gobierno de Macri involucrados en las causas de espionaje la esgrimen como defensa constante. Curiosos cuentapropistas que utilizaban la ART que les proporcionaba la propia AFI cuando tenían un accidente de trabajo espiando a presuntos sujetos a quienes espiaban sin orden de sus jefes. La verdad, rarísimo. Seguro que Macedonio podría escribir alguna genial frase absurda al respecto, pero yo no soy Macedonio así que solo puedo reiterar lo raro que me parece el cuentapropismo con cobertura de ART.
Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que Mauricio Macri no declaró el jueves. Y no lo hizo porque alegó no haber sido relevado del secreto de inteligencia. Esto permite suponer que para declarar requiere ser relevado de ese secreto. Esto, en consecuencia, nos permite inferir que hubo tareas de inteligencia sobre los familiares de las víctimas. Y para poder hablar sobre eso, es que el ex Presidente requiere ser relevado de secreto.
Peligrosa contradicción la de Macri, respecto a la tesis del cuentapropismo espionajeril y también contradictorio con lo sostenido por Arribas y Majdalani, respecto a que no hubo tareas de inteligencia sobre los familiares del ARA San Juan.
Cuando el abogado de Macri hizo público que se había suspendido la declaración por no estar relevado Mauricio del secreto, comenzó el festival de hablemos sin saber de buena parte del periodismo local. Incluso hoy leí nuevas notas que insisten en esa línea.
Como abogada asumo que la declaración indagatoria es uno de los actos procesales mas importantes de una causa penal. Porque es el primer acto en el que el imputado puede defenderse. Y cualquier cosa que vulnere el derecho a defensa de quien declara hará que ese acto tan crucial sea nulo. Y sin indagatoria válida no hay causa judicial que pueda continuar.
En consecuencia, puedo imaginar la disyuntiva en la que se vio el juez. O suspendía esa indagatoria o creaba, al continuarla, una posible causal de nulidad. Y entonces optó, conservadoramente, por suspenderla, protegiendo así la indagatoria de cualquier posible nulidad que pudiese plantear el acusado. En pocas palabras preservó la causa, que es lo que debe hacer cualquier juez de se precie de justo. Y le llamo disyuntiva porque pienso que el juez, por un lado, tenía a buena parte de la prensa apostada en la puerta del juzgado, y por el otro tenía la posibilidad de continuar un acto y viciarlo de modo irreparable de nulidad. Preservó la causa en términos legales, aun a costa de exponerse a las feroces críticas que vendrían después de esa suspensión.
Hay muchos que sostienen que podría haber continuado con la indagatoria y mantener en reserva las actuaciones. En efecto podría haber hecho eso, pero aun así podría habérsele planteado la nulidad de esa indagatoria. Sobre todo, teniendo en cuenta que tanto el fiscal como el abogado defensor fueron coincidentes en que Macri no estaba relevado de secreto.
También escuché a colegas decir que el juez debería haber solicitado el relevamiento del secreto antes de que Macri declarara. Porque estaba acusado de ordenar maniobras de inteligencia. Esos colegas omiten recordar que el juez no es adivino y que recién sabrá lo que el imputado declara precisamente cuando lo declare, y no antes.
Mauricio Macri podría haberse negado a declarar o podría haber negado ordenar el espionaje. Y para hacer eso no necesita ser relevado de ningún secreto.
El juez en efecto consultó a la AFI, denunciante en la causa, para “que informe si para este acto era necesario el relevamiento del Secreto”. Y la AFI contesto que no podía la AFI relevar del secreto al ex Presidente porque por jerarquía administrativa no poseía la competencia para relevar del secreto a un Presidente o ex Presidente.
Si antes de que Macri declarase el juez solicitaba que el Poder Ejecutivo Nacional relevase de secreto al ex Presidente, el abogado de aquel podría recusarlo aduciendo que había prejuzgado, al dar por sentado que el ex Presidente requeriría de ser relevado de dicho secreto porque declararía respecto a maniobras de espionaje. Pero a decir verdad y en mi opinión, eso podría ser interpretado como adelantar opinión. Y nuevamente fue conservador. Y creo que está bien. En materia de derechos y garantías, tal como es la de juez imparcial, prefiero que sobre y no que falte. Y que se sea absolutamente conservador y garantista al respecto. Cuestión de estilos. No me gustan los Bonadíos, aunque algunos los añoran.
A decir verdad el único que podía saber que para declarar requeriría de ser relevado del secreto de inteligencia era el propio Macri, que por cierto, no lo solició antes de la audiencia para la indagatoria. De hecho conozco muchos casos en los que quienes van a declarar sobre temas de inteligencia solicitan ellos mismos ser relevados del secreto.
Distinto es el caso de los agentes y personal de la AFI cuando son citados a declarar en causas sobre inteligencia, en los cuales deben ser relevados del secreto porque de otro modo no podrían hablar. Ello según lo establece el artículo 17 de la ley de inteligencia, que dispone: “Los integrantes de los organismos de inteligencia, los legisladores miembros de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia y el personal afectado a la misma, así como las autoridades judiciales, funcionarios y personas que por su función o en forma circunstancial accedan al conocimiento de la información mencionada en el artículo anterior deberán guardar el más estricto secreto y confidencialidad. La violación de este deber hará pasible a los infractores de las sanciones previstas en el Libro II Título IX, Capítulo II, artículo 222 y/o 223 del Código Penal de la Nación, según correspondiere”.
Está claro que la ley no puede ser usada para encubrir delitos, pero la obligación de custodia del secreto persiste hasta que la persona sea relevada de la misma.
Y yo me planteo la hipótesis de alguien que debe declarar sobre hecho ilegal cometido en el marco de una maniobra de inteligencia legal. ¿Cómo habla del contexto sin ser relevado del secreto?
Hay abogados que quiero y respeto que sostienen que Macri podría haber declarado de todas formas, en aplicación del artículo 156 del Código Penal, que exime de pena a quien “teniendo noticia, por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o arte, de un secreto cuya divulgación pueda causar daño, lo revelare sin justa causa”. Pero eso es siempre que quien declare se ampare en la justa causa para violar el secreto a cuya custodia está obligado. No es lo que hizo Mauricio Macri, cuyo abogado expresamente invocó el secreto para no declarar.
Con honestidad creo que obligar a alguien a declarar sin las garantías que ese alguien requiere y que le otorga la ley está mal y es vulneratorio del derecho a defensa. Estaba mal cuando lo hacía Stornelli con los arrepentidos de la causa Cuadernos y está mal si se lo hacen a Macri. ¿Qué pasa si lo que declaro y debí custodiar, luego se considera que no era a los fines de mi defensa y por lo tanto no consideran que lo hice en justa causa? Yo siempre considero que el ejercicio de defensa es la más justa causa que puedo invocar, pero yo no soy juez y no puedo exponer a alguien a ponderar qué decir sin cometer delito. No son las condiciones en las que puedo declarar libremente, si debo estar ponderando qué decir y hasta dónde contar sin vulnerar un secreto. Menos aun existiendo un mecanismo para declarar sin ese condicionante.
Y pueden decirme garantista en términos despreciativos, pero yo les respondo que orgullosa de serlo. Porque ya he visto las tropelías que hace el Poder Judicial cuando se permite violar garantías. Y el derecho a defensa es una de las más sagradas garantías en el estado de Derecho.
Si ustedes me preguntan, creo que la defensa de Macri apostó a que juez fuese menos garantista —al estilo Bonadío, digamos— y exigiese continuar con la declaración indagatoria pese a la objeción formulada. Y salir de esa indagatoria y recusar de inmediato al juez y pedir la nulidad de la declaración y herir casi mortalmente la validez esa investigación. Cría Stornelli y creerás que todos son iguales. Pero el juez actuó inteligentemente en ese partido de ajedrez ponzoñoso que le planteaban y preservó las garantías y la validez de la indagatoria.
Hoy Macri ya esta relevado del secreto y declarará finalmente el 3 de noviembre. Y conforme lo que declare sabremos si reconoce haber sabido de la realización de inteligencia sobre los familiares de las víctimas del ARA San Juan o finalmente todo habrá sido una fenomenal estrategia dilatoria y cruel. En cualquier caso, ambas hipótesis son agraviantes a la memoria de las víctimas y de sus familiares. Como lo fue el acto político que Macri realizó en la puerta de los tribunales de Dolores.
Como todos, yo quiero que se haga justicia. Y hacer justicia es respetar las garantías de las personas. Se llamen como se llamen y más allá de lo bien o mal que me caigan a mí o a cualquiera. Porque —y no me voy a cansar de repetirlo— sin garantías no hay Justicia.
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