LOS PUENTES PESSOA

Llega una expresiva compilación chilena de textos del portugués Fernando Pessoa y sus heterónimos

 

Monárquico, anarco, republicano. Realista, delirante. Tímido, mundano, desenvuelto. Poeta, narrador, ensayista, filósofo, charlatán. Genio, infatuado, sobrevalorado, subestimado. Hétero, inhibido, homo, bi, asexuado. Coherente, contradictorio, vacilante, capaz de formular una afirmación categórica y al tiempo, contrariarla, Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) respetó a lo largo de su vida el sacrosanto derecho a cambiar de opinión. O a enarbolar distintas posiciones a la vez para que, entre ellas, las palabras construyeran puentes imprevistos. A fin de realizar tamaño cometido, este confeso habitante de la Lengua (portuguesa, universal) supo valerse como nadie de un par de dispositivos. El menos promocionado, aunque condición de posibilidad de todo lo restante, es la ironía aplicada de manera que “no se pueda descubrir el segundo sentido del texto en ninguna palabra del mismo, y que sin embargo se deduzca ese segundo sentido del hecho de que sea imposible que el texto deba decir eso que dice”. De tal modo, “nadie podría concluir, del texto, que la propuesta no ha sido hecha con absoluta seriedad, si no fuera por la circunstancia, exterior al texto, de que una propuesta así no podría haber sido hecha en serio”.

Pirueta de una inteligencia retórica que, una vez consumada, recién habilita la materialización de cualquier contenido. Procedimiento que se concreta a través de la aparición de los personajes de carne y hueso: los famosos heterónimos. Autores y en forma paralela protagonistas o partiquinos inmersos en la escritura, Ricardo Reis, Alvaro de Campos, Alberto Caeiro, Bernardo Soarez, Alexander Search, Chevalier du Pas —el primero, a los seis años— y otros sesenta y tantos, participan de obras que nunca “son anónimas o seudónimas” sino que constituyen “un especie de drama”, el “pequeño punto de reunión de una pequeña humanidad”, expresión, “con todo, sencillamente del temperamento dramático elevado al máximo” en los que siempre esté presente “la importancia misteriosa de existir”.

 

 

Pessoa a los 10 años.

 

 

Con un solo libro publicado en vida (Mensasgem, 1934), catapultado a la celebridad en 1982 con el Libro del desasosiego, firmado por Bernardo Soares, la escritura de Pessoa ha logrado el estallido de los géneros. Su prosa, presentada al modo de reflexión, no deja de constituir un relato sin abandonar ni un instante la poética. De modo semejante a su exquisita poesía, versificada o no, suele contar una historia y perfilar cierta meditación metafísica. Aún los textos políticos, esotéricos, biográficos o panfletarios contienen en las entrañas del lenguaje ese regocijo libertario —disfrazado de liberal— que la ironía torna posible y los heterónimos encarnan.

Por tales motivos, atenerse a un solo registro u obra de Pessoa deja por el camino una multitud de facetas, por otra parte conscientemente inabarcables. Revoltijo adrede, previsto acaso por el propio Pessoa, dejado con escrupuloso abandono en el célebre arcón rebosante de papeles. Con los cuales herederos, exégetas, chantas, académicos, han erigido una obra polimorfa como su autor. Por eso, la selección, traducción y prólogo de estos Papeles personales que la Universidad chilena Diego Portales encargó al poeta y editor Adán Méndez (Concepción, 1967) llega como una invalorable ocasión de recorrer un universo literario usualmente fragmentado. Al perfilarse por fuera de buena parte de los cánones académicos, el compilador brinda una postal colorida necesaria y suficiente para obtener un contexto histórico de la vida del poeta, sin entrometerse en los vericuetos de una estricta biografía.

 

 

Pessoa en La Baixa, Lisboa.

 

 

Con singular honestidad, Méndez se sitúa entre “los saqueadores” de aquel baúl repleto de originales con los que puede armar un libro “en base a un legado hecho de retazos, con lo que prosigue un juego heteronímico en el que incluso los menores textos encuentren su ocasión de brillar”. Vaya si fulguran al multiplicar pequeños hallazgos cuya organización cronológica en la primera —y más abundante— sección de textos fechados, presenta fichas, apuntes, cartas, prosas poéticas, reflexiones, en fin, un muestrario representativo que hace honor a Pessoa. Circunstancia que se reitera en la siguiente sección, de los textos sin fecha, y se cierra con los testimonios más actuales de parientes, amigos y condiscípulos. Dado que los originales fueron escritos en portugués, inglés y francés, las respectivas traducciones a cargo del compilador tal vez carezcan de una homogénea fidelidad. Atendible limitación que en momento alguno llega a empañar el luminoso contenido de las casi cuatrocientas páginas de estos Papeles personales que aproximan una perspectiva multidimensional que, no sería extraño, a Fernando Pessoa le hubiere deleitado.

 

 

FICHA TÉCNICA

Papeles Personales

Fernando Pessoa

 

 

 

 

Selección, prologo y traducción de Adán Méndez

Santiago de Chile, 2020

377 págs.

 

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