Los ojos del mundo
Apoyo internacional a la protesta en la Argentina y repudio general al experimento mileísta
Miles de personas en decenas de ciudades, especialmente latinoamericanas y europeas, acompañaron el paro del 24 de enero en la Argentina. Gran parte de la prensa internacional subrayó el hecho “multitudinario” de la protesta.
La Radio Francia Internacional (RFI) señaló en una revista de prensa sobre la huelga, publicada en su sitio web: “Otro disparo de advertencia contra el nuevo poder ultra-liberal en la Argentina. Según la CGT, la principal central sindical, un millón y medio de personas se movilizaron ayer en todo el país, de las cuales 600.000 sólo en la capital Buenos Aires”.
La TV pública suiza, por su parte, trasmitió un reportaje de varios minutos desde la Argentina con imágenes y entrevistas, subrayando el carácter gigante de la protesta. El servicio informativo destacó que “Buenos Aires estuvo semiparalizada por la amplia adhesión a la huelga”.
En cuanto a los niveles de participación, la Televisión Española informó sobre las distintas fuentes sin dar un especial crédito a los voceros oficiales. La RTVE afirmó que “el Ejecutivo argentino ha cifrado en 40.000 personas las que han participado en la marcha hacia la Plaza del Congreso. Mientras la Policía de la Ciudad de Buenos Aires ha estimado en 130.000 los asistentes y la central sindical ha calculado en 600.000, tanto en la Plaza del Congreso como en calles aledañas, y ha elevado a 1,5 millones el seguimiento en todo el país”.
El cotidiano italiano La Reppublica tituló: “Argentina, primer golpe contra Milei. Buenos Aires paralizada por las protestas”. Precisó que “500.000 personas en la capital, y otro millón en el resto del país, se han cruzado de brazos contra la ‘Ley Ómnibus’ sobre privatizaciones y recortes. El Parlamento pospone el debate una semana”.
La solidaridad ganó la calle
Una de las principales centrales mundiales de trabajadoras/es, la Confederación Sindical Internacional (CSI), con presencia en 162 países y más de 180 millones de afiliados, fue contundente y expresó el apoyo incondicional a sus pares argentinas: la CGT, CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma.
Pero el apoyo internacional más concreto a la huelga tuvo otros acentos y se manifestó a través de las manifestaciones en al menos medio centenar de ciudades de América Latina y Europa, muchas de ellas capitales como París, Roma, Londres, Ámsterdam, Berna, Lisboa, Bruselas, Brasilia, Montevideo, Santiago de Chile o Ciudad de México. También en lugares emblemáticos como la Plaza de las Naciones de Ginebra, Suiza, frente mismo a la sede europea de las Naciones Unidas, “capital mundial” de los Derechos Humanos.
En todas ellas, y tantas otras (como San Pablo, Recife o Valencia y Toulouse, por citar solo algunas), grupos de argentinos y latinoamericanos residentes en el exterior convocaron a acciones locales de apoyo y acompañamiento a la protesta, en lo que constituyó un verdadero tsunami solidario donde no faltaron las Whipalas internacionalistas.
Ninguna tregua política de 100 días, como es habitual ante nuevos gobiernos. Ni dentro del país ni en el terreno internacional, donde la figura de Milei, presentada inicialmente por algunos medios como “exótica” y “novedosa”, se devalúa aceleradamente. Su reciente presencia en el Foro Económico de Davos fue un golpe de gracia para aquellos que pretendían reivindicar, afuera, el perfil “original” del actual Presidente argentino.
“El papelón del discurso de Javier Milei en Davos, denunciando enemigos socializantes en cada rincón, atacando a casi a todo el mundo (incluso organizaciones internacionales y la Agenda 2030 contra la pobreza de las Naciones Unidas), subrayando su anti-feminismo y su negacionismo climático, llamando héroes a los gerentes de las transnacionales, asumiendo un liderazgo mundial anti-Estado, hizo que mucha gente que no lo conocía se convenciera de lo sectario y peligroso de sus ideas” explica Marcella Camerano, militante de Argentinos para la Victoria (ApV) provincia 25, Suiza.
Y reflexiona: “Paradójicamente, ese primer viaje al exterior, aquí, a Suiza, nos permitió reforzar nuestra solidaridad hacia el pueblo argentino y recoger nuevas adhesiones”. Camerano constata que está naciendo una nueva etapa del movimiento de solidaridad con la Argentina, en respuesta al ajuste estructural y las políticas agresivas del nuevo gobierno. Y explica que “en la manifestación con centenares de participantes que organizamos en la Plaza de las Naciones Unidas en Ginebra, y en paralelo en Berna, hemos comprobado, en los hechos, el apoyo de diversos actores sociales como la Unión Sindical Suiza, la más importante del país, de otros sindicatos, así como de grupos culturales y asociaciones de residentes latinoamericanos y argentinxs”.
La militante de ApV, con muchos años de experiencia en el campo internacional, se aventura a lanzar una hipótesis: “Pareciera que, al pasar a la oposición, el movimiento nacional y popular argentino genera y canaliza nuevas y renovadas simpatías de sectores que hasta diciembre del año pasado no se pronunciaban”.
“Intento de golpe institucional”
Los promotores de las protestas europeas fundamentaron la jornada de solidaridad del miércoles a través de declaraciones públicas: “El gobierno de extrema derecha y ultra-liberal de Javier Milei, con su voluntad de imponer de manera autoritaria y anticonstitucional un mega-decreto de 336 artículos y un mega-proyecto de ley (Ley Ómnibus) de 664 artículos, ataca de manera frontal los derechos y las conquistas sociales adquiridos por el pueblo argentino a lo largo de su historia”. Tal fue, por ejemplo, el argumento de la Asamblea de Ciudadanos Argentinos de Francia (ACAF), expresado en una declaración pública suscrita también por una veintena de actores de primer nivel del mundo socio-político francés. La misma considera que las iniciativas del nuevo gobierno argentino representan “un verdadero abuso de poder, que afectará profundamente a la mayoría del pueblo argentino y sus instituciones”.
Esas organizaciones francesas afirman que el Poder Ejecutivo argentino pretende que se le otorguen “competencias propias del funcionamiento del Parlamento durante la totalidad de su mandato de cuatro años”. Y concluyen que la Argentina está experimentando así un “intento de golpe institucional”. A su declaración adhirieron, entre otras, la Intersindical (reúne seis de las principales centrales de trabajadora-es del país), la Federación Internacional de los Derechos Humanos y los partidos Francia Insumisa, Comunista, Socialista, Los Verdes, el de los Trabajadores y el Nuevo Anticapitalista, así como muy diversas asociaciones solidarias.
“La que logramos hacer en París constituyó una convocatoria muy importante, nutrida, variada y diversa. Participaron entre 400 y 500 personas. La hicimos frente mismo a la Embajada argentina, lugar muy conocido y emblemático ya que durante la dictadura se realizaban allí permanentes movilizaciones”, explica Laura Franchi, co-presidenta de la ACAF, quien recuerda, anecdóticamente, que se había debatido previamente si este acto debía convocarse en la emblemática Plaza de la República o frente mismo a la Torre Eiffel. “Finalmente todas las organizaciones participantes acordaron que nos correspondía a nosotra/os, las y los argentina/os residentes en Francia, decidir el lugar. Para la ACAF siempre fue claro que debíamos hacerla frente a la Embajada, asegurando así, también, poder entregar al embajador o a algún alto funcionario nuestra declaración de oposición rotunda a las medidas, decretos y leyes que impulsa el gobierno de Milei”.
“Se sintió en estas últimas semanas un resurgir del movimiento de solidaridad con la Argentina. Muchos están viendo en la figura de Milei la representación de un proyecto peligroso que atenta contra el Estado, los avances sociales y la equidad, y que sería también nefasto si se intentara aplicar en Francia o en cualquier país de Europa o del mundo”, sostiene Franchi.
No hay que subestimar, reflexiona la militante de la ACAF, que en diversas naciones del Viejo Mundo se vienen fortaleciendo fuerzas de derecha y ultraderecha, y amplios sectores sociales están atentos y preocupados por este fenómeno. “Al aparecer en la Argentina este personaje con su proyecto avasallador de las conquistas sociales, muchos también aquí sintieron lo que podría significar para ellos un gobierno de este tipo. Constataron que se había pasado la frontera de lo políticamente aceptable. Y aunque es evidente que hoy en la Unión Europea predominan, tendencialmente, propuestas que van en la dirección de debilitar el Estado, “da miedo que, a semejanza de Milei, no se respete la institucionalidad, la división de poderes, y se busque frontalmente aniquilar el Estado social”, concluye Franchi.
Políticas mortíferas y represivas de Milei
La Unión Sindical Suiza (USS), que con sus 20 sindicatos y 370.000 afiliados constituye la central más importante del país, coincide en su declaración en que el proyecto impuesto en la Argentina “pretende desmantelar los servicios públicos y la protección social, introduciendo una austeridad que devastará el modelo social argentino y los derechos e intereses de las y los trabajadores”.
En un mensaje de solidaridad dirigido a las tres centrales que convocaron la protesta del 24 de enero, la confederación helvética expresa su más profunda “preocupación por esta ofensiva contra las conquistas de varias décadas, resultado de luchas sociales y sindicales en la Argentina”. Manifiesta su solidaridad con las trabajadoras y los trabajadores de la Argentina, y en particular el “apoyo incondicional con el proceso de lucha emprendido para enfrentar las políticas mortíferas de Milei y su gobierno”.
Por su parte, el lunes pasado, las dos grandes centrales sindicales italianas, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) y la Unión Italiana del Trabajo (UIL), anunciaron su convocatoria a la manifestación que se realizó el miércoles frente a la Embajada de Argentina en Roma. Explicaron que “el maxi decreto de emergencia (del gobierno de Milei) tiende a cambiar la estructura económica e institucional del país, delegando en el mercado la regulación de las relaciones económicas y sociales”. Y subrayaron su preocupación por las políticas “que pretenden criminalizar la protesta social y limitar severamente la libertad de expresión, con medidas no conocidas desde los tiempos de la dictadura”.
Aluvión sindical solidario
“Acciones de solidaridad en todo el mundo”. Tal fue la decisión que las 80 organizaciones de África, Asia, América Latina y Europa que conforman la Confederación de las Américas (CSA) tomaron mediante una conversación en línea el 18 de enero. Esta regional, que forma parte de la Confederación Sindical Internacional, expresó el domingo pasado su apoyo a la protesta en la Argentina. Luc Triangle, su secretario general, afirmó que “la democracia no reside en el solo hecho de votar, sino también en la protección de los valores, las libertades y los derechos, que son todos los elementos esenciales para el movimiento sindical, actualmente amenazado en la Argentina”. Agregó que “las acciones del gobierno de Milei tienden a recrear los días sombríos de la dictadura y exigen una respuesta fuerte y unida de parte del movimiento sindical internacional. Somos todos solidarios de las trabajadoras y los trabajadores en la Argentina en su defensa de la justicia y la democracia”.
Pocas veces en la historia reciente de América Latina una jornada de protesta social en un país ha suscitado tanto interés y apoyo en el terreno internacional. Y una cobertura mediática tan crítica hacia las fuentes oficiales y sus cifras y datos amañados. Pareciera que a la agresividad del discurso y el proyecto del nuevo gobierno argentino le correspondió, en la misma proporción, una respuesta activa y unida de la solidaridad internacional.
Nada es casual. La protesta del 24 de enero se convirtió, también en muchos países, en un espejo de realidades y temores locales propios. El “experimento mileísta” en la Argentina provoca reacciones y comienza a detonar una formidable muestra de repudio internacional.
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