LOS MUCHACHOS PRORONISTAS
De cómo los que despotrican contra los 70 años de PJ apelan al peronismo para ganar
En el mismo territorio del Conurbano sur donde la militancia se desplazó en masa, en muchos casos a pie, para recibir en Ezeiza a Juan Domingo Perón en su primer regreso el 17 de noviembre de 1972, el macrismo habría de echar mano a representantes de lo que Néstor Kirchner llamaba el viejo pejotismo en pos de inclinar la balanza a favor del anti-peronismo. Así acudieron a los descendientes de los retardatarios que en algunos casos ostentaban hasta el mismo apellido, como Quindimil o Mércuri. Incluso, Perón.
Perón fue macrista
Parece raro pero en el Conurbano bonaerense todo es posible. Después de un breve acercamiento en 2005 a la Juventud Peronista, Santiago Perón fue detrás del macrismo de Unión-PRO, con el que obtuvo en Almirante Brown una banca de concejal (2009-13). En ese periodo llevó a su distrito a Néstor Grindetti, entonces vicepresidente del PRO.
El Perón macrista, de carne y hueso, a partir del minuto 3’40’.
Para 2015 extrañaba la banca de su mandato cumplido. Dijo en los medios que se consideraba parte del peronismo, en el que no incluía ni a Carlos Menem ni a los Kirchner, y chapeaba con que era pariente del ex Presidente por parte del bisabuelo, que era primo del bisabuelo de su bisabuelo… hasta que algún historiador lo desmintió y todo quedó ahí.
Para ese año en que el macrismo definía el armado que por fin los llevaría a la Casa Rosada optaron por otros descendientes del peronismo, como Patricia Bullrich, quien puso al primer candidato allí: Julio Alejandro Arriete, un abogado (IAE Austral) que trabajó en Telecom y ahora postea a Ricardo López Murphy y el Frente Republicano. Hacia marzo de 2017 pasó a integrar el directorio de la obra social IOMA.
Ese año, Cambiemos encabezó la lista con Carlos Javier Regazzoni, ex titular del PAMI echado por Macri en marzo de 2017 pero que contaba con el guiño del sindicalista de Las 62, Gerónimo “Momo” Venegas.
En septiembre de 2018, en reemplazo de Sergio Guerriere (UCR), destinado a la Defensoría del Pueblo, ingresó otro peronista, Claudio Omar Villagra, del partido FE, del “Momo”.
Otra pata peronista fue Alberto Auruccio –ex secretario de Gobierno de Villaverde y de Fernando Gray–, quien en diciembre de 2016 puso la cara en la presentación de la Mesa de Cambiemos. También Diego Fernández Garrido, ex jefe de campaña de “Giustozzi gobernador” y coordinador de la Intendencia de Bolettieri, fue convocado para armar.
Lanús
El secretario de Hacienda de Mauricio Macri en CABA alcanzó la Intendencia de Lanús gracias a esta estrategia pro-peronista. En ese mejunje, Grindetti padeció situaciones risueñas.
Gabriel Antonio Ruiz obtuvo el segundo puesto en la lista de concejales gracias a la muñeca de Abel Frutos, del Sindicato de Panaderos, desde Avellaneda. Parece que no podía zafar de su seno peronista porque diez días antes de los comicios se confundió, se mostró con Julián Álvarez y anunció su apoyo al camporista, que iba de favorito a la elección tras haber barrido en la interna al intendente saliente Darío Díaz Pérez. Desde el antiguo partido se reían, a la vez que deslizaban “no perdimos nada” y señalaban que, como secretario general del Sindicato Panadero de Lanús, Ruiz tenía una denuncia penal por “corrupción gremial” presentada por más de 30 despedidos de una panadería, cuya indemnización era pagada en el Sindicato, donde sólo les daban el 50%.
Con esa gente construyó el macrismo.
Otro tipo de seducción es la que llevó al edil Lucas Folino a dar el apoyo de su sector de la UCR a Edgardo De Petri. Folino salió de aquel espacio en noviembre de 2019.
En la renovación de medio término, Grindetti apeló a Noelia Vanina Quindimil para encabezar la tira de concejales. El apellido remitía al siete veces intendente, el más paradigmático de los barones del Conurbano sobre los que habían despotricado.
El dolor de cabeza no vendría por ella sino por el séptimo concejal, que ingresó en reemplazo de una edil que tomó licencia. Alberto Oscar Torres está imputado en una causa por robo de petróleo; su casa fue allanada por la Policía Federal y para defenderse desempolvó su pasado: “A los 14 años empecé a militar, acompañé a Manuel Quindimil en la función pública, fui concejal dos veces, congresal del PJ provincial”. En fin, lo que se dice “un cuadro”.
En diciembre de 2019 hicieron jurar al peronista Omar López, mientras que Carlos Simino, del Sindicato de Empleados de Comercio de Lanús y Avellaneda (SECLA) reemplazó por licencia a Diego Kravetz. Aún así perdieron la mayoría en el recinto y en pos de retener la presidencia para Marcelo Rivas Miera debieron apelar a los peronistas del Frente Renovador.
Lomas de Zamora
Los que postulaban el Cambio llevaron como candidato a intendente nada menos que a un Mércuri, Gabriel Osvaldo, hijo del representante más encumbrado del viejo pejotismo lomense luego de Eduardo Duhalde. (En algún momento el “Proyecto Lomas” postulaba: “Primero, Duhalde; después, Mércuri”.)
En 2015 lograron cuatro bancas, de las cuales tres respondían a Mércuri: Fabio Enrique Del Valle Denuchi, quien venía del Frente Renovador, Diego Alejandro Cordera, que llegó a ser uno de los jefes de bancada, y José Ramón Coba, que en una votación importante como la Rendición de Cuentas pasó a votar junto con el oficialismo K. Por eso Cordera lo criticó en duros términos. En consecuencia en junio de 2019, a seis meses de terminar su mandato, Coba se fue a un bloque unipersonal. En la primera sesión que siguió al nuevo periodo, ya en marzo del 2020, también el crítico Cordera conformó su monobloque “Renovación Lomense” para dar comienzo a su tercer mandato.
Una suplente que ingresó fue Sandra Silvia Ferreyra. Viene del partido FE. Completó lo que restaba de un mandato y le dieron una reelección en segundo lugar después de Mércuri. Ante de que se cumpliera un año, en septiembre de 2020, armó un monobloque para acercarse al oficialismo porque “el partido FE es una identidad peronista”, según le dijo a InfoRegión.
Quilmes
En este gran distrito, el tercero en votos luego de La Matanza y Lomas, el macrismo ganó la Intendencia con el cocinero mediático Martiniano Molina, hijo de un dirigente peronista que había trabajado en la comuna con Eduardo Camaño (1987-1991). Jorge Molina, el padre, está en pareja con la periodista Raquel Coldani, a quien puso como cabeza de lista junto a su hijo.
En 2015 ingresaron seis concejales y en 2017 otros cinco. Además de Coldani también accedió Damián Castro, ex dueño del periódico El Embajador y amigo de Tomás Molina, hermano de Martiniano. Su vínculo con el peronismo parece circunstancial. Se trata de personas con menos años de vida que la militancia de algunos suplentes que siempre se reinvindicaron peronistas, como el ex comisario Amadeo Antonio D'Angelo.
A quienes sí es posible reconocerles un activismo más pejotista es a Facundo Julián Maisú o a Guillermo Galetto, quien había trabajado con el ex jefe comunal Sergio Villordo (2003-2007), fue la cara de la campaña electoral y tuvo mucho manejo de la Municipalidad. También el sionista Juan Bernasconi, aunque representa al PRO, está vinculado con Emilio Monzó.
Avellaneda
Aquí le dieron lugar hasta a alguien de La Cámpora. El inverosímil pase de magia tuvo a Gladys González (luego candidata a senadora) como artífice de un tentador ofrecimiento: manejar la ANSES local. De inmediato aceptó Maximiliano Hernán Gallucci, quien empezó a justificarse con que en aquella agrupación sólo había estado seis meses durante el lejano 2011 sin reparar en que hasta 2015 posteaba a favor de los ideales de esa juventud peronista. En marzo de 2016 fue incorporado al PRO –por lo que Jorge Macri cruzó a Gladys G.–, llegó a subgerente de la Obra Social del Personal de Seguridad Pública (la Policía de CABA) y en 2017 fue el tercer precandidato a concejal.
Así como tomaron gente por centro izquierda, no podían dejar de hacerlo por centro derecha: la candidatura (otra vez) de Baldomero Alvarez de Olivera fue exhibida en una cena a la que asistieron el diputado provincial Mario Giacobbe y el nacional Darío Giustozzi. Detrás de aquella luminaria del Conurbano partió enceguecida María De Jesús Balbuena Miranda, que a un año de asumir, ya en diciembre de 2018 se fue del bloque para armar un unipersonal detrás de “Cacho” Alvarez.
De las nueve bancas que obtuvieron en el periodo macrista, también la de Roberto Daniel Garcia pasó del PRO a representar como actual concejal a Compromiso Federal.
Berazategui
En el distrito donde señorea Juan José Mussi, el más longevo barón del Conurbano, se da una situación peculiar: si se contara también la elección de 2019 Cambiemos habría ingresado un 50 por ciento de peronistas entre las diez bancas conseguidas: Julio “Pochi” Ravelo (ex polifuncionario mussista), Zulma Vega (del sector de Frigerio), Orlando Reyes (Sindicato del Vidrio), Jorge Sívori (ex Tendencia, ex secretario de Salud de Mussi) y Gabriel Alejandro Kunz (ex mussista del área de Deportes).
Todos se fueron de Cambiemos para armar bloques unipersonales. Ravelo se alió a la peronista del Frente Renovador Alicia Lorenzo; cuando terminó su mandato regresó a ser funcionario en la “Mussinipalidad” como secretario de Culto. Las únicas que quedan, separadas por el Cambio, son dos del partido de Fernando De la Rúa.
Con los propios no les fue mejor. Marcos Cuellas ya fue exhibido en El Cohete como el paseandero que cobra sin trabajar porque cumple tareas de entrenador de hockey en Europa. Su co-partidario Kunz acaba de ser señalado en varios canales de TV como “un estafador” que montó una oficina para alquilar vehículos que luego fueron puestos a la venta sin que los dueños recibieran ni dinero ni información acerca de dónde están sus rodados.
Como padrinos políticos de Kunz, el PRO de Berazategui señala al senador Walter Lanaro y al diputado Alex Campbell. Sin embargo, sus pares en esas listas deberían auscultar con mayor nitidez el rol de Mussi en la infiltración de candidatos a los que alentó hasta con dinero.
Berisso
Así como Kunz, otro edil con el que encararían un Cambio fue Carlos Ariel Lozano, denunciado por haber amenazado a Vilma Isabel Martínez, según el expediente 28633 del 2009. Volvió a ser imputado en 2015 por utilizar armas sin autorización y herir a un menor en las cercanías de un establecimiento educativo, según publicó la prensa local. Había sido puesto en la lista por Jorge Gabriel Nedela, intendente 2015-2019 que en la mitad de su mandato puso primero en la lista de ediles a su hijo Leandro Martín Nedela.
Esteban Echeverría
En el distrito ganado por Fernando Grey, la concejal electa por Cambiemos en 2015 Alejandra Fabiana Giménez, se pasó en 2017 a Unidad Ciudadana. Otro edil de ese semillero, Carlos "Charlie" Curestis, fue parte del acto de Emilio Monzó en Varela.
Florencio Varela
De los siete concejales ingresados en dos elecciones para competir con el sempiterno Julio Pereyra, los del Cambio dieron una banca a Horacio Fabián Corimayo, que de inmediato pidió un nombramiento para su hija, en la convicción de que la caridad bien entendida empieza por casa. En la siguiente elección se pasó al PJ, donde tallaba el ex diputado provincial Dardo Ottonello, que había dejado el Frente Renovador para ser candidato a intendente de Cambiemos en 2015. En esa entente fueron Gabriela Alejandra Lasso y el ex carpinettista Donato Alberto Noya.
San Vicente
El distrito donde se ubica la histórica quinta de Perón reunió esta semana a intendentes del Conurbano como la de Quilmes, Mayra Mendoza, quien remedó a Máximo Kirchner “‘hasta que lo imposible se vuelva inevitable’”, y que tuvo cerca a Jorge Ferraresi en su primer acto como ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat.
Hace cinco años Cambiemos había ganado esa Intendencia para Mauricio Gómez, que ingresó tres concejales. La segunda de la lista, Graciela Esther Bustamante, iba por el ARI, pero en diciembre de 2017 arregló con los kirchneristas de Nicolás Mantegazza y, a cambio de darles las dos vicepresidencias más las tres secretarías, se hizo votar presidente del Cuerpo. Dejó pálidos a los amarillos.
Al año siguiente, cuando se recobraron de la sorpresa, operaron para pasarle el sitial a un macrista de la primera hora con una década en la militancia PRO: Roberto César Armirotti. Pero en junio de 2019 fue denunciado por acoso sexual. Accedió a pedir licencia tras la advertencia de sus pares de que sería suspendido si no lo hacía hasta que se esclareciera el caso. En su lugar quedó el vice del HCD, Gastón Lodigiani, un militante de Arcuri (PJ). Otro arcurista, Fabián Luna, se quedó con la Secretaría Administrativa.
En 2017 ingresaron otros tres ediles, entre ellos Federico “Pola” Tomazin del partido FE, al igual que Natalia Andrea Sánchez Jáuregui, quien había ingresado dos años antes. En 2019 ella pretendió disputarle la intendencia a Gómez pero los radicales defendieron su reelección y no le dejaron ni la posibilidad de tener una lista para competir. En junio los dos de FE formaron otro bloque: “Por un Nuevo San Vicente”. Referenciada en Monzó, sin decir nada, se anotó como segunda diputada provincial por la 5ª sección. Entró en diciembre y se convirtió en otra que dejó boquiabiertos a los amarillos.
Este sector, hacia 2019, tenía dos bancas para peronistas: el arcurista Lodigiani, que renovó por el ex oficialismo, y Adriana Boccalandro, ex massista afín. Eso en un contexto en que Gómez fue reemplazado en la Intendencia por Mantegazza, que se quedó con dos tercios del Cuerpo, por lo que no necesita negociar con los cinco cambiemitas que nunca más recuperarán a Tomazin.
Ya lo dijo en Panamá el ex Presidente, durante el exilio que terminaría el noviembre de 1972, luego de calcular los porcentajes de militancias de los distintos partidos: “Ah, pero, peronistas somos todos”.
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