Los idus de marzo
El fantasma de Julio César asesinado sobrevuela la reestructuración de la deuda argentina.
Desde los orígenes del tiempo la vida humana se agota en un presente que, preñado de pasado, se proyecta caóticamente hacia un futuro incierto. Este devenir, sublime, trágico y muchas veces abismal, ha dejado una huella indeleble en las leyendas y mitos de la antigüedad, en las religiones, la filosofía, la historia y la literatura, y en diversas vertientes del arte y de la cultura en distintas épocas y regiones del planeta. Otras veces el pasado ha irrumpido súbitamente en el presente y, salpicándolo de un modo misterioso y difícil de descifrar, ha iluminado por un instante el drama de pasiones atávicas que hacen a la esencia de la vida en sociedad. Esto parece ocurrir actualmente en las alternativas de una reestructuración de la deuda externa argentina, que hará eclosión hacia el 15 del próximo mes de marzo.
La tragedia de Julio Cesar
En el calendario de la antigua Roma, los idus designaban el día 15 de cada mes. El año comenzaba en el mes de marzo y su día 15 designaba el momento en que se saldaban o reajustaban las deudas contraídas. Esta fecha, plena de simbolismo, ha llegado hasta nuestro presente impregnada por el drama del asesinato de Julio César, ocurrido el 15 de marzo del siglo 44 A. C. Contando con el apoyo de los sectores populares y del ejército, Julio César representaba por ese entonces una verdadera amenaza al poder ejercido por la aristocracia sobre el Senado y la República de Roma. Treinta puñaladas le arrebataron la vida cuando estaba en la cima de su apogeo. Su asesinato busco impedir que el tirano sustituyese a la República por una monarquía y pusiese fin al poder económico y político de la aristocracia.
En Julio César, William Shakespeare narra la conspiración de un grupo de líderes de la aristocracia romana y miembros del Senado para asesinar al personaje del título. La obra se centra en las pasiones humanas y en las demandas conflictivas entre el honor, la traición, el patriotismo y la amistad. Su personaje central es Bruto, un allegado a Julio César que tuvo una participación decisiva en la conspiración que le arrebató la vida. La tragedia es escrita en momentos de severo deterioro del poder de la realeza inglesa, cuando la turbulencia social dejaba entrever el estruendo de una guerra civil, lejana reminiscencia del estallido social que sacudió a Roma luego del asesinato de Julio César.
Usura y revueltas sociales
Según Aristóteles y otros historiadores, la Antigüedad se caracterizó por el incesante flujo de acontecimientos signados por la transformación de las oligarquías en aristocracias hereditarias y el desplazamiento de estas últimas por tiranos o su erosión por rivalidades internas que, desembocando en alianzas con las multitudes, inauguraban nuevos periodos democráticos. Estos, a su vez, despertaban la reacción oligárquica y prolongaban el devenir de la historia.
Esta dinámica política, sin embargo, no se dio en el vacío.
La historia de la Antigüedad estuvo también signada por una turbulencia constante entre acreedores y deudores. En el centro de esta conflictividad social se encuentra un endeudamiento imposible de saldar por un crecimiento exponencial del interés compuesto que poco tenía que ver con la capacidad real de aumentar la producción. Los Estados de la época (palacios, templos, ciudades) eran responsables por las deudas contraídas por su población y podían anularlas en caso de graves crisis producidas por guerras, sequías u otras catástrofes naturales. La esclavitud y la muerte por deudas implicaba una severa disminución de los recursos del Estado y de su capacidad para defenderse ante una amenaza de invasión externa. El endeudamiento ilimitado era, pues, disfuncional para la supervivencia de estas sociedades (Michael Hudson, And Forgive Them Their Debts, ISLET 2018).
La usura y su rechazo social ocuparon un rol central en la evolución de los conflictos sociales en la historia de la Antigüedad. Definida aquí como un endeudamiento predatorio —una acumulación sin límites de bienes y/o dinero cuya lógica desemboca en la destrucción del otro—, la usura ha sido condenada en distintas culturas y regiones del mundo. Esta condena se ha expresado en turbulencias sociales, en las periódicas cancelaciones de deuda, en los intentos sistemáticos de poner limites a los intereses de cierto tipo de deudas y en los textos más antiguos de las grandes religiones: desde los Veda de la antigua India a los textos antiguos del judaísmo, cristianismo y posteriormente del Islam. La condena social de la usura también aparece en escritos filosóficos y literarios y en códigos legales y regulaciones impuestas por distintos gobiernos.
Usura y deuda externa
Hoy, sin embargo, el endeudamiento sin límites a través de tasas de interés abusivas, capitalización de intereses, crecimiento exponencial de la deuda originalmente contraída y nuevo endeudamiento para cancelar deuda vieja, constituyen el eje en torno al cual se acumula poder y riqueza en el mundo. Este eje no admite discusión, es aceptado como algo natural. Esto no es casual. Ocurre en un mundo donde el poder económico y político está más concentrado que en cualquier otro periodo de la historia de la humanidad. En este contexto, el endeudamiento argentino permite asomarnos al drama eterno de la lucha por la supervivencia en un teatro estructurado por relaciones de poder que determinan la forma en que se produce y apropia el poder, el excedente económico, la riqueza y los ingresos de la población mundial.
La deuda contraída por el gobierno de Macri con injerencia directa del FMI es un instrumento letal, diseñado adrede para encadenar al país al ajuste y al endeudamiento ilimitado, atornillándolo al mismo tiempo a la geopolítica del capitalismo global monopólico. La cronología estipulada por el gobierno de Alberto Fernández para la reestructuración de una deuda insostenible desemboca, a mediados del mes de marzo, en el lanzamiento de la propuesta de pago del gobierno argentino a los acreedores internacionales y el inicio formal de las negociaciones. El volumen de la deuda, los enormes vencimientos que se agolpan a cortísimo plazo y la incidencia de altísimas tasas de interés que crecen exponencialmente, no solo muestran el carácter insostenible de la deuda contraída por el gobierno de Macri, sino también el designio de embretar rápidamente a un gobierno que fue elegido para concretar un proyecto de inclusión social con soberanía nacional.
Los acreedores privados no son ingenuos. Podrán estar más o menos abiertos a la negociación, pero todos se rigen por la necesidad de maximizar ganancias. En consecuencia, el fantasma de un Julio César asesinado sobrevuela la reestructuración de la deuda argentina. Todos los acreedores afilan los cuchillos para degollar lo mas rápidamente posible a un proyecto político y social incompatible con la lógica de la usura, único idioma que entienden y practican los acreedores en un contexto financiero internacional signado por la omnipotencia del capital monopólico global.
La usura no solo apunta a las más bajas pasiones humanas. Es algo más. Constituye el eje central de las reglas del juego de la acumulación del capital en la actual fase del capitalismo. De ahí que su contracara en el ámbito político sea la crisis de legitimidad institucional y la creciente militarización de los conflictos mundiales.
Deuda interna e intereses sectoriales
Las demandas de las pymes y las acciones de los productores agropecuarios dejaron entrever esta semana la existencia de conflictos larvados que pueden condicionar no solo el crecimiento económico y la inclusión social que propone el gobierno del FdT, sino también a la propia reestructuración de la deuda externa.
La Confederación Argentina de Medianas Empresas (CAME) pidió al BCRA que intervenga para “frenar cualquier acción negativa que puedan tomar los bancos en las próximas semanas contra las pymes”. Asimismo, pidió la adopción inmediata de las medidas necesarias para “reperfilar” el pasivo del sector, que asciende a 2.581 millones de dólares y a 236.663 millones de pesos. Según la CAME, las altísimas tasas de interés que cobran los bancos constituyen la principal dificultad para el repago de la deuda. La organización empresarial advierte “que el traslado a los créditos de las bajas en las tasas de interés” que propugna el gobierno “es muy lento todavía, dejando expuestas a centenares de empresas a ser ejecutadas en los próximos días” (pagina12.com 4 2 2020). Así, la resistencia de los bancos a plegarse a la política oficial no solo impacta sobre el tejido social, sino que impide la reactivación de un sector que es el principal generador de empleo en la economía argentina.
Esta semana también se conoció que la liquidación de divisas provenientes de las exportaciones de granos y oleaginosas cayó en el mes de enero en comparación con lo liquidado en el mismo mes del año anterior. Las cámaras que agrupan a los exportadores (CIARA y CEC) señalaron que esto se debe a la retención de granos (tanto de soja como de trigo, maíz y cebada) de la cosecha anterior por parte de los productores agropecuarios. Asimismo advirtieron que esta situación puede perdurar en los meses que vienen, pues se asocia con la “estabilidad del tipo de cambio y las reglas del comercio exterior” (bae.com 3 2 2020). Así, las medidas de fuerza anunciadas por productores agropecuarios en diversas asambleas, convocadas a lo largo de enero para exponer su oposición a la actualización de las retenciones a las exportaciones impulsadas en el mes de diciembre, empiezan a afectar subrepticiamente a la capacidad que el Estado tiene de recaudar las divisas de exportación necesarias para el pago de los compromisos externos.
Deuda y legitimidad política
El Senado de la Nación aprobó esta semana por unanimidad la ley que autoriza al gobierno a restaurar la sostenibilidad de la deuda pública bajo legislación extranjera. Paralelamente, el rechazo del fondo Fidelity a las distintas alternativas ofrecidas para reestructurar el pago del bono BP21 de la provincia de Buenos Aires que vencía a fines de enero, obligó al gobernador Axel Kiciloff a apelar al endeudamiento en pesos para evitar un default y a anunciar la reestructuración de la deuda en dólares de la provincia, de acuerdo con la negociación que seguirá el gobierno nacional.
Este episodio mostró que la negociación de la deuda puede ser duramente afectada por la voluntad de acreedores privados de llegar al default para maximizar ganancias, cobrando seguros de cambio o manipulando títulos de una “deuda estresada” que prometen un futuro mas lucrativo que el actual, como lo demuestran los vuelos rasantes de los buitres sobre el mercado de títulos de deuda en default.
En su gira por Francia, España, Italia y Alemania para conseguir el apoyo europeo a las condiciones de pago que propondrá la Argentina en su negociación con el FMI, Alberto Fernández cosecho simpatía y promesas de apoyo. Sin embargo, el apoyo dado por el Papa y sus declaraciones en un seminario en el Vaticano, con participación de autoridades argentinas y del FMI, constituyen tal vez el principal logro de la gira de Alberto Fernández.
En sus declaraciones, el Papa sostuvo que “no es lícito exigir o pretender” el pago de la deuda externa “cuando este pago vendría a imponer de hecho opciones políticas que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables”. En estos casos “es necesario encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso”. (infobae.com 5 2 2020). Así, reivindicando los postulados de la encíclica Laudato si, y sin aludir a la Argentina, el Papa pareció alinearse en apoyo al repudio a toda deuda considerada odiosa e ilegítima, concepto que ha sido utilizado en el derecho internacional, incluso por los Estados Unidos, para rechazar el pago de una deuda considerada injusta.
La ocasión fue aprovechada por una Kristalina Georgieva que quiso asegurarle al mundo, y a los argentinos, que “el FMI tiene una mentalidad fuerte pero también un corazón blando… y no es el FMI de nuestros abuelos” (C5N.com youtube 5 2 2020). Intentó así expresar un supuesto aggiornamento del discurso del FMI a los nuevos tiempos en que fuertes tormentas se acumulan en el horizonte financiero internacional. El fantasma del asesinato de Julio César sobrevuela la reestructuración de una deuda insostenible con los acreedores privados, y el FMI tiene buena parte de su capital atrapado en la deuda argentina. Sin embargo, mas allá de las declaraciones de Georgieva, el FMI sabe que puso al país al borde del default y lo embretó con el chaleco de fuerza de una dolarización creciente, asociada a una brutal recesión e inflación descontrolada. De esto no se volverá atrás con el consentimiento de un FMI, que por más que intente ponerse ropa nueva, constituye una pieza central en el tablero de la geopolítica norteamericana.
Los idus de marzo auguran negociaciones muy duras con los acreedores internacionales, en un contexto interno caracterizado por el ataque abierto y subrepticio a los flancos del gobierno por parte de los sectores que representan localmente a los intereses económicos y mediáticos más concentrados. Deuda interna y deuda externa son las dos caras de una misma moneda. No hay, pues, instancias distintas ni momentos que se puedan separar: todo está conectado. La pelea contra el hambre esta íntimamente ligada a la necesidad de reactivar a las pymes para generar empleo y a la pelea contra los acreedores y contra un FMI que, supuestamente, ahora es “bueno”.
En este contexto, el reclamo de investigación de una deuda insostenible e ilegítima, la búsqueda de sus responsables y su eventual sanción, puede ser la resina que una al país en pos de un proyecto inclusivo y soberano. Asimismo, puede ser fuente de legitimidad política del gobierno, tanto en los asuntos internos como en un mundo cada vez mas sacudido por protestas contra la desigualdad económica y social y la falta de representatividad política.
Crisis de legitimidad en los Estados Unidos
La crisis de legitimidad política afecta a las economías centrales y anuda en el centro del capitalismo global monopólico: los Estados Unidos. Esta semana Trump ha saboreado el apoyo masivo de los senadores republicanos para poner fin al juicio político al Presidente impulsado por los demócratas en el Congreso. También se ha regodeado con el escándalo detonado en la primera rueda de la votación de las primarias demócratas en Iowa. La connivencia de la dirección del partido Demócrata y de dos de los candidatos con la firma encargada del cómputo y las increíbles fallas técnicas en la cuenta, apuntan a una repetición de los intentos de 2016 para impedir el avance en las primarias de Bernie Sanders, el candidato más radical del partido demócrata (zerohedge.com 4 2 020).
Los dos intentos de destitución política de Trump en el Congreso no solo han dejado una polarización partidaria pocas veces vista en la historia del país. Han expuesto además la injerencia directa de las agencias de inteligencia en la política interior y exterior norteamericana y las divisiones en su seno. También han mostrado la simbiosis existente entre estas agencias y la mayoría de los medios de comunicación. El rol de estos últimos en la manipulación de opiniones y la generación de fake news con objetivos políticos salió a la luz sin atenuantes.
Las encuestas muestran que Trump goza del nivel más alto de aprobación desde que asumió el gobierno en 2016. Esto ocurre al mismo tiempo que la estampida del coronavirus ha logrado paralizar gran parte de la producción industrial china, afectando las cadenas de valor global en el mundo y en los Estados Unidos (zerohedge.com 4, 2/ 6 2 2020). Esto puede impactar seriamente en la economía antes de las elecciones, pero no parece hacer mella en un Trump que está dispuesto a llegar a extremos para afirmar el poderío norteamericano. Esta semana reconoció sin ambages que, con el reciente asesinato del general Suleimani por un dron norteamericano, los Estados Unidos estuvieron más cerca que nunca de detonar una guerra abierta con Irán, de consecuencias imprevisibles para la economía y las finanzas internacionales (wsj.com 4 2 2020).
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