Historias de los despidos del Ingenio Ledesma después de las huelgas.
Hasta hace unos años el grupo de trabajadores de Ledesma en el El Talar había ganado fama de guerrero, pero el año pasado comenzaron a llamarlos Los Espartanos. Para sostener las huelgas de 24 días extendidas durante septiembre y octubre en reclamo de paritarias atrasadas, agujeraron las antenas de DirecTV de sus casas para transformarlas en escudos con los cuales protegerse de los palos de la Policía de Gerardo Morales.
Gustavo Fernando Melgarejo es uno de los ellos.
Esta es su herramienta de trabajo:
El miércoles 4 de enero, un día y una fecha que no se le borra de la cabeza, recibió el llamado de uno de los representantes del Ingenio para anunciarle su despido.
"Yo trabajo en la empresa desde hace 14 años: aquí me críe, aquí nací, aquí tengo mi familia", dice. "Trabajé en los desmontes, en las cosechas y no tuve nunca una sola falta. Mi legajo es excelente. Y ahora me están corriendo sin causa, a mí y a otros compañeros, porque nos marcó la jefatura de Ledesma".
Melgarejo es uno de los 30 trabajadores que el Ingenio despide desde el 27 de diciembre, en una ola que amenaza con extenderse. Cuando lo llamaron esperaba sumarse a los trabajos de riego del verano como parte un año que suele —o solía— activarse en la temporada de cosecha de mayo.
— ¿Es un problema económico? —le preguntó al representante de la empresa.
—No.
—Entonces es porque yo he hecho el paro.
Entre septiembre y octubre de 2017, el Sindicato de Empleados y Obreros del Azúcar del Ingenio Ledesma dispuso un paro por las paritarias empezadas después de lo habitual. El gremio había permanecido bajo amenaza de intervención, porque la empresa se opuso a la continuidad de sus dirigentes: una lista combativa, que permanece desde 2011 cuando se reactivó la actividad gremial al interior de un ingenio dormido desde los secuestros y crímenes de la dictadura. El Sindicato convocó a la huelga apenas se normalizó el recambio de delegados con intervención del Ministerio de Trabajo y de la Justicia. El paro se extendió al comienzo por diez días, luego hubo otros diez días más y luego otros cuatro días.
"Después del primer día de paro —dice Melgarejo— lo único que dijo la empresa fue que con paro no negociaban. Levantamos el paro. Fuimos a negociar pero ofrecieron la misma plata. Volvimos al paro diez días. Y lo mismo. Volvimos a levantar la medida. Y nada. Ellos jugaron al cansancio. Después hicimos cuatro días más de paro y lo mismo. Por eso el Sindicato no firmó las paritarias. Nos ofrecieron un monto de 100 pesos de aumento. Y ahora es sabido que nos despiden por las protestas".
Después del paro, en el pueblo festejaron las fiestas de San Francisco del 4 de octubre. Morales estuvo a la mañana en un acto. Los trabajadores se pusieron en la primera fila abajo del palco. Lograron que el gobernador cruce unas palabras. Y lo escucharon decir que debían estar agradecidos por tener un trabajo. Esa noche hubo un festival. Melgarejo volvió caminando a su casa muy tarde. Comenzaron a seguirlo cinco policías. Cuando les preguntó por qué lo seguían, lo metieron en el patrullero, lo molieron a golpes, lo esposaron y se lo llevaron.
—Sos el único al que le gusta hacer paro, a vos —decían mientras continuaban con los golpes.
Pocas horas más tarde, Melgarejo constataba que en su pueblo había otros tres despedidos que también habían participado en la huelga. Y lo mismo sucedió cuando miró los despidos en otros distritos de Jujuy.
4 El Talar
3 El Piquete
2 Caimancito
21 Libertador General San Martín
Melgarejo es "temporario", pero entre los despedidos también hay efectivos con más de veinte años de antigüedad. Ledesma ofreció indemnizaciones. Pero indemnizaciones que al mismo tiempo tienen descuentos como en la lógica de vasallos y señores feudales. De eso hablan unas listas de descuentos que llegaron a manos de una concejal de Unión Ciudadana de Libertador General San Martín, en el pueblo de Ledesma. "Esas planillas son la muestra de cómo en la provincia de Jujuy todo se sigue manejando como en la época medieval: Ledesma paga su indemnización con comida", dice Patricia Gutierrez a El Cohete a la Luna. "Los trabajadores de acá tienen una casa que hizo la empresa y costó unos 180.000 pesos. Pero esa casa en las liquidaciones figura que pasó de 180 ó 200 a 450.000 pesos: o sea que en el mejor de los casos, el trabajador que cobre 500 mil pesos va a poder pagar la casa y nada más". Para Gutierrez, la situación de los trabajadores despedidos es grave: echaron a 30 que han participado en el gremio y formaron parte activa de la lucha.
Desde hace días, los trabajadores organizan distintos tipos de modalidades de protesta. Mientras Rafael Vargas, del Sindicato, busca algún canal de negociación, El Talar preparó carteles:
2. Los carteles se usaron en una marcha: Y organiza una radio abierta. En Libertador abrieron una olla popular en el Sindicato porque, si la ponen en tierras del Ingenio, están convencidos de que pueden correrlos con balas. "Una situación de este tipo en Ledesma puede terminar en un estallido", señala la concejal. Ellos dicen que eso tiene que ver con los ancestros: Por ahí nos ves muy tranquilos, pero una vez que se nos han caído las plumas no nos bajás mas.
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