LOS CUERPOS DEL DELITO

Luego de que el lunes 31 se difundiera una apresurada ‘confirmación’ de que “era Facundo”, la jueza Gabriela Marrón oscuro emitió un comunicado (inusual en ella) para desmentirlo: “El informe final será remitido el miércoles 2”. Pero entre uno y otro de esos días angustiosos, de “dolor en el pecho de madre”, Cristina Castro fue a dormir con otro sacudón inesperado.

Ese martes 1 a las 20.30, por un llamado oficial, se recibió la novedad del hallazgo de más restos óseos de evidente origen humano. Como si fuera parte de un guión macabro, horas antes de la confirmación del EAAF, huesos de miembros y media dentadura fueron encontrados por otro pescador a dos mil metros de donde había sido dejado el cuerpo sin brazos del joven desaparecido el 30 de abril.

El abogado Luciano Peretto lo confirmó y, con una ironía desarrollada a partir del fastidio, deslizó otro abanico de hipótesis: “O lo plantaron, o es un lugar para descartar cadáveres o, como dice (el ministro Sergio) Berni, es un lugar tan peligroso que las personas tienen accidentes mortales cada dos mil metros”.

Las fuentes de la querella fueron contundentes y así lo compartieron con El Cohete: no son huesos de Facundo.

Móviles

Además de la confirmación de la identidad del primer cuerpo, hubo varias novedades este miércoles 2. Durante la tarde se avanzó por fin en el peritaje del Toyota Etios OMP782 secuestrado una semana antes. Es el patrullero que salió desde Bahía Blanca el 8 de mayo para ir a la lejanísima costa donde plantaron el primer cuerpo. Su asiento trasero fue destrozado por el perro de Marcos Herrero, según confirmó ante El Cohete el perito entrenador de Yatel, que “olió” a Facundo en ese auto donde también hallaron pelos. Se trata del vehículo supersónico que se describiera aquí la semana pasada. https://www.elcohetealaluna.com/un-pedido-que-sopla-en-el-viento/

Los perros de Herrero huelen mejor que los de la Policía Federal, que considera que a cuatro meses de una desaparición es inútil ‘meter sus narices’. A esa prueba habían sido sometidos otros tres vehículos. En el primero no hubo resultados; tampoco en el auto particular en que la policía Siomara Flores “dijo” haber acercado al joven que hacía dedo. Sólo en una patrulla blanca y negra detectaron presencia odorífica.

Hay un quinto vehículo a peritar, el que la querella considera un “perro”; esto es, un auto sin gps, sin rastreador avl, que figura dado de baja pero se usa para rondines o tareas ilegales, cuyo secuestro venía siendo negado, según explicó Peretto. Su peritaje por fin fue dispuesto para este fin de semana.

Se trata de la camioneta 49.477 de la Subestación Comunal de Mayor Buratovich, blanca con franjas azules, como la estacionada sobre la ruta 3, avistada por tres testigos que aseguraron que allí estuvo Facundo con dos policías el último día en que el joven fue visto con vida.

Por algún motivo, el probable secuestro seguido de muerte provocado por miembros de una fuerza de seguridad no sería una “desaparición forzada”, a criterio de la hija del almirante que oficia de jueza. Pero si no hubo tal “desaparición” no debería estar a cargo del caso, pues no correspondería el fuero federal sino el penal ordinario. Aunque ya se ha visto en esta causa que las contradicciones no son óbice para que la corporación judicial intente imponer su poder. La magistrada envió entonces un pedido al Colegio de Abogados para que presionaran al letrado que en una entrevista por TV se refirió a una "desaparición forzada". La solicitud quedó extemporánea este viernes, cuando los tres fiscales que ahora tiene la causa marcaron que “gira en torno a la desaparición forzada de Facundo Astudillo Castro, seguida de muerte”. Es sólo uno de los avances logrados por la incorporación de Andrés Heim y Horacio Azzolín, que incluye la orden de que todo lo actuado esté en formato digital a disposición de la querella.

Un largo camino a casa

Luego de hablar con el Presidente Alberto Fernández, apenas llegada a Pedro Luro, la mamá del joven “asfixiado” recibió una notificación que le mandaba encerrarse en su casa. “Siempre tan atentos los de la Secretaría de Salud”, posteó Cristina.

La relación con el intendente Carlos Bevilacqua pasó de haberlo votado a exigir su disculpa y renuncia (algo que en general los medios porteños dejan pasar, más interesados en igual pedido hacia el ministro provincial de Seguridad). Ella no se cansa de enumerar: su falta de compromiso; sus pocas declaraciones solidarias o, peor, la de relacionarlos con el narcotráfico; la prohibición de asistir a las marchas por parte del personal municipal; o la cena cerca del molino La Castellana, donde se dio el primer brote de coronavirus, en jolgorio parrillero junto a encumbrados miembros de la Policía, el Poder Judicial y la prensa adicta en un lugar público, en violación de una cuarentena cuando, por el mismo motivo, a su hijo lo asesinaron.

¿El gobernador despedirá a Berni?

La consulta le fue transmitida en la noche por Irina Hauser en C5N. Luego de adelantar que no transgredirá la división de poderes, Axel Kicillof respondió que “estamos esperando los resultados de la investigación”, a la vez que ratificó su compromiso personal con que nadie impida avanzar en la causa, en la misma línea que lo manifestara durante la mañana el Presidente de la Nación.

En igual sentido se manifestó la ministra de Seguridad Sabina Frederic: "A través de la Policía Federal, encargada de la investigación, estamos en conocimiento de algunos de los pasos, no todos porque no tenemos acceso al expediente. Por supuesto que sabemos que la carátula es desaparición forzada, por ahora, y hemos tomado la decisión de no esgrimir ninguna hipótesis".

¿Desaparición forzada, dijo? Qué contrariedad.

La Presidencia de la Nación facilitó un avión sanitario para el traslado del cuerpo hacia la localidad de Pedro Luro, donde la familia podría inhumarlo luego de 126 días.

“Lo que nadie ha puesto es plata”, dice Leandro Aparicio, quien tuvo que pedirle a unos amigos de Amnistía Internacional que le transfirieran al menos diez mil pesos a uno de los hostigados por la policía, Marcelo, el hermano de Daiana (ex novia de Facundo), que se comunica desde la clandestinidad luego de abandonar el pueblo donde todos los días tenía un patrullero en la puerta, cuya foto fue publicada en El Cohete.

Se ve que Shell tampoco dispone de partidas de responsabilidad social ni contribuciones solidarias que pudiera aportarle a su fiel empleada, luego de que su logo apareciera en todos los medios.

¿Cómo seguirá la investigación?

La medida salomónica de no apartar a Marrón-Martínez pero adjuntarles dos fiscales es una muestra tanto de desconfianza como de cuidado por la no injerencia en el Poder Judicial mientras se discute la reforma de esa casta.

Con todas las pruebas que hay, donde el mayor peso está en los hallazgos del amuleto, los cigarrillos que fumaba y el vómito en una dependencia policial, sólo falta que haya imputados.

Mario Gabriel Sosa, Jana Curuhinca, Siomara Flores y Alberto González son los últimos policías que interactuaron con Facundo. Fueron retirados de la escena del crimen y reasignados en destinos de los que el Ministerio de Seguridad no ha informado.

Tampoco se sabe qué determinación pesará sobre Pablo Reguillón, titular de la dependencia que –según la querella– “apretó a un testigo para remarcarle lo que debía declarar” y amenazó delante de otros a un abogado, que reflexionó: “Imaginate qué contemplación podrían tener con un pibe solo, por la ruta, flaquito, de 1,60...”.

Al ministro sólo le falta decir que no quiere tirar a cinco policías por la ventana.

Para evitarlo, la corporación se escuda en su “testigo H”. La señora ER, de la que –a diferencia del resto de la causa– no ha filtrado datos. Su declaración es la pieza del rompecabezas que no cierra.

Hasta Leandro Aparicio, el más frontal de los dos abogados, se ha expresado con cautela: “No sabemos, no podemos determinar... si llevó a alguien”, se midió en una emisión televisiva por La Izquierda Diario. Peretto enumeró las contradicciones que invalidan su testimonio, aunque también dejó abierta la opción de que si no es una mentirosa, sea una señora confundida en la imprecisa fecha de “finales de abril”.

¿Cómo entró a la causa?

Un albañil le comentó a un amigo acerca de una mujer quien decía haber llevado a un muchacho que hacía dedo. Entonces, una noche ‘alguien’ fue a llevar ese dato a la casa del policía Mario Sosa, que buscó a Siomara Flores para dar con aquella y facilitar que ER se presentara a declarar.

La ilación de esa septuagenaria productora agropecuaria padece de tropiezos. Para empezar, dijo que al pasar por Mayor Buratovich vio cuatro móviles cruzados en la ruta. La geolocalización nunca detectó cuatro móviles ahí sino uno solo.

Tampoco hallará correlación con lo que dice otro uniformado:

Cuando fue a declarar, el policía González llevaba todo anotado en una hoja, la dirección de la novia de Facundo y los datos de ER, pero cuando se le preguntó qué era eso, no pudo dar una respuesta acorde con este relato.

Los unos y los otros

Cristina recibió la confirmación de la identidad de su hijo en una audiencia remota. Oyó el informe del Poder Judicial junto a sus abogados y los de la Comisión Bonaerense por la Memoria más los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que lo habían hecho posible.

No deja de ser paradójico que su hijo, militante de la memoria, la verdad y la justicia, pasara de ser activo reclamante a sujeto de reclamo en manos del Equipo que llevó al mundo el nivel más alto de aplicación de la ciencia a partir de la peor experiencia colectiva del siglo XX en este país.

Ahí no terminaría el derrotero que sólo antecede a una nueva etapa.

El mismo miércoles en que hubo marchas en varias provincias que toman a Facundo como emblema de muchas otras búsquedas, Cristina se vio levantando la posta caída de su hijo: otra vez activa, esta vez en las redes, para pedir por la libertad de una chica detenida en Patagones, luego de otra manifestación. Así elabora su dolor la buena gente.

A comienzos de siglo, luego del crimen contra un hijo, sectores de derecha construyeron a un padre como vocero de las clases medias. Ahora, luego de otro crimen contra un hijo, una nueva alianza social eleva a una madre al nivel de vocera de las clases bajas. Aquellos, con su falso ingeniero. Estas, con una trabajadora de cuya autenticidad no hay dudas. Unos pidiendo más poder para la policía; las otras, tratando de hacer oír su reclamo para que la ‘seguridad’ de nuestra descendencia sea preservada de las fuerzas que ostentan ese nombre.

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