Una mujer joven y una niña de no más de tres años comparten la cama durante una siesta. La niña le cuenta del juego del lobo que les hacer jugar el profesor de gimnasia en la sala del jardín de infantes. La mujer mastica en silencio el relato de su hijita, se esfuerza para que no perciba lo que ha desatado, lo comenta con otros padres de compañeritxs de jardín, estallan los mensajes de WhatsApp.
Conesa está sobre la margen sur del río Negro, a unos 160 kilómetros al oeste de Viedma, la capital provincial. Tiene unos 6.000 habitantes. Todos sacudidos desde el 22 de octubre pasado por las denuncias de abuso a alumnos de nivel inicial del colegio María Auxiliadora: al menos diecinueve casos imputados al profesor de educación física que, en rigor, no es profesor sino idóneo. Este colegio de Hijas de María Auxiliadora de la Congregación Salesiana se fundó hacia fines del siglo XIX, instrumento para la misión de formar ciudadanos argentinos y católicos sobre el territorio conquistado por el Ejército a los pueblos originarios.
Un primer grupo de madres y padres de niñxs de sala de tres, cuatro y cinco años se autoconvocó el martes 22 de octubre y denunció los primeros casos de abuso ante la dirección del establecimiento educativo. A pesar de la gravedad del planteo, la dirección permitió que el profesor denunciado continuara al frente de sus clases en los cursos de tres años hasta tercer grado “como si nada”, planteó una madre de Autoconvocad@s por los derechos de los niñ@s y adolescentes de Conesa.
El 24 fue el último día de clases y al día siguiente casi un centenar de vecinos fue de la comisaría local al municipio, donde la intendenta Alejandra Mas (Frente para la Victoria) debió interceder para que la fiscal con asiento en San Antonio Oeste viajara urgente. El conflicto se expandió a toda la comunidad, se instaló y permanece irresuelto.
No hay suficientes aulas para recibir la migración escolar en las otras instituciones educativas de la localidad; las autoridades provinciales no han dado respuesta a la demanda ni siquiera anunciado medidas para el ciclo escolar del año próximo. Tampoco hay respuesta estatal ante los daños profundos de las víctimas, sus familias y toda la trama social alcanzada.
El hombre acusado de abuso dentro de la institución educativa durante horario de clases regulares, había sido denunciado por lo menos por una familia antes, que optó por retirar el niño de la escuela ante la falta de respuesta institucional. Esa familia ahora se sumó a la denuncia penal ante Mariela Coy, titular de la Unidad Fiscal que lleva adelante la causa. Promociones enteras miran hacia atrás y revisan su experiencia con ese docente.
Las paralelas se juntan
Quien defiende al profesor es el abogado Argentino Hermosa. Lo supimos por la fotografía de la audiencia judicial, que dispuso la libertad restringida con tobillera electrónica para el imputado. La fotografía publicada por la prensa no lo identifica en el epígrafe, ese texto marginal, poco valorado, crucial para ocultar o revelar identidades.
Hermosa nació un 25 de mayo. De allí su nombre, supuse cuando leí sus datos en el expediente penal contra él y otros siete policías de Río Negro por su responsabilidad como Jefe de la Regional III por los crímenes del 17 de junio de 2010 en Bariloche. Es que Argentino Hermosa era policía antes de ser abogado. Es más, perdió su carrera por los crímenes de El Alto, estudió Derecho, se recibió y ya ejerce la profesión desde Viedma mientras el Poder Judicial todavía no deja firme el fallo, que lo condena por las muertes de dos jóvenes y las heridas contra catorce personas perpetrados por efectivos que estaban a sus órdenes.
El día de la audiencia de formulación de cargos contra el profe de Conesa, el 28 de noviembre, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro confirmó la condena a Hermosa de cuatro (4) años de prisión efectiva y ocho (8) años de inhabilitación para ejercer cargos públicos y/o toda actividad que implique o suponga la dirección, uso o manejo de armas, como coautor de los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público, homicidio culposo, lesiones culposas (leves y graves) en concurso ideal. Hermosa es coautor con su jefe máximo Víctor Angel Cufré, policía, secretario de Seguridad, y Jorge José Villanova, titular de la Jefatura provincial, responsables de la represión con armas de fuego masiva contra jóvenes de los barrios populares que protestaban por el asesinato de un adolescente a manos de otro policía.
La Cámara Primera en lo Criminal de San Carlos de Bariloche condenó a toda la cúpula policial por los crímenes de Nino Carrasco y Sergio Cárdenas y heridas con balas de plomo y postas de goma de catorce manifestantes. En el mismo juicio, otros tres efectivos fueron condenados en forma conjunta por el homicidio de Sergio, que recibió un balazo mortal de un grupo de escopeteros de los que se identificaron a esos tres. La defensa particular de los ex jefes puede apelar este fallo, que mantiene a los acusados reconstituyendo sus vidas sin haber pasado un solo día en la cárcel en tanto no se haga efectiva la condena que consiguieron los Familiares de las Víctimas de Junio y la Multisectorial contra la Impunidad y la Represión de Bariloche, con el respaldo de numerosos espacios sociales y políticos.
Condena social
El dolor, la impotencia y la falta de experiencia organizativa de los padres y madres de lxs niñxs abusados de Conesa los llevó primero a buscar al autor material del daño a su propia casa, hasta que fueron ordenando su reclamo de justicia por una parte, y protección de las víctimas al mismo tiempo. Los relatos a borbotones ante la intendenta y la fiscal —emitidos por un noticiero de cable local— prueban el abismo que existe entre lo que dicen los protocolos de intervención de los organismos públicos y su ausencia total donde la sociedad los necesita.
Estalló en forma sorda la policía provincial en el 2010. Ahora el silencio de las autoridades responsables de la Iglesia Católica y del propio gobierno rionegrino no hace más que alimentar el proceso que esmerila desde la base al colegio que está ubicado frente a la plaza central del pueblo, en el lugar de la hegemonía fundadora que perdió buena parte de su legitimidad con los relatos de estxs niñxs.
“A fin del año 1892 las Hermanas de María Auxiliadora tuvieron que retirarse de Conesa porque las cosas no andaban nada bien. Continuas desavenencias entre las autoridades y los salesianos ponían en peligro la paz pueblerina”, documentó Alicia Zanona en un texto de mucha circulación en las escuelas del lugar (1999, edición de autora). La frase resuena hoy con un sentido renovado.
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