El viernes, la Vicepresidenta CFK reapareció en un acto público dos meses después de sobrevivir a un intento de asesinato. No lo hizo en una movilización de La Cámpora, sino en un plenario de delegados de la Unión Obrera Metalúrgica, el gremio industrial paradigmático de la modernidad, que en la Argentina fue peronista. Esta es la transcripción completa de sus palabras.
Gracias, compañeros, compañeras. Gracias Abel (Furlán).
La verdad que quería estar acá porque, después de algunas cosas, no hay mejor lugar para estar que junto a los trabajadores y trabajadoras.
Representar, una palabra que utilizó Abel, y organización. Yo también quiero decirles algo, por qué quería hoy estar aquí junto a los trabajadores, junto a las trabajadoras, junto a Abel. Este compañero Abel Furlán en el año 2016 era diputado nacional junto… lo veo acá a Axel, al Cuervo, a Máximo y a tantas otros compañeros y compañeras que bancaron las ideas y las convicciones por sobre todas las cosas. Este representante gremial votó en contra del endeudamiento con los fondos buitres haciendo honor a esa representación y haciendo honor, también, a su organización.
Bueno, yo estoy acá, es mi primera salida, hoy se cumplen exactamente dos meses y tres días de eso que todos y todas vieron por la televisión. Saben que yo también lo vi por la televisión, ¿no? Yo no me di cuenta, no me di cuenta del arma que empuñaron y que pretendía en los hechos volarme la cabeza. No lo vi. Dicen los psiquiatras y los psicólogos que mucho mejor, porque dicen que el trauma que le queda a la gente que ha vivido episodios donde le martillan en la cabeza es algo que no puede olvidarse y que lo acompaña por el resto de su vida. Yo por suerte no lo vi pero, créanme que en estos dos meses y tres días lo que no podía sacarme de la cabeza, ni aún hoy, es qué hubiera pasado si hubiera gatillado. Esa imagen para mis hijos y mis nietos. Bueno, como todos, cuando nos pasa algo lo que primero pensamos es en nuestros hijos, en nuestros seres queridos. Pero la verdad es que después de eso que pasó y estos meses de reflexión y de información también, creo que algunas cosas positivas de un hecho tan horrible, tan espantoso, podemos obtener.
Decía mi abuela que no hay mal que por bien no venga y siempre de algo malo se saca lo bueno, y la primera conclusión buena que saqué de todo esto fue que esos presuntos indignados e indignadas que agredían, que insultaban, que esperaban, que tiraban teas encendidas a la Casa Rosada, etcétera, bueno no eran indignados, era gente pagada por empresarios que se identificaron con el anterior gobierno, con el macrismo, alguno de ellos funcionario que endeudó a la República Argentina (silbidos).
Bueno, la segunda cosa… Y esto no quiere decir que no haya gente enojada por las cosas que pasan, ojo, que vamos a hablar después de la economía, pero lo cierto es que esos indignados que eran reproducidos por la televisión y por algunos programas como “qué indignada que está la gente con los K, con la clase política, con los políticos”, porque en definitiva hablaban de gente que, bueno, no estaban enojados con la política, recibían millones de pesos para hacer eso. A uno de ellos se le encontró 50.000 dólares en el allanamiento, así que córtenla con lo de los indignados rentados, que no va más esta mentira en la República Argentina.
La segunda cosa positiva, por así decirlo, es que en definitiva esa fuerza política que dice que va a darle seguridad a los argentinos, descubrimos que durante su gestión en seguridad pusieron a conducir la Escuela de Inteligencia y la Dirección Nacional de Inteligencia para la Política Criminal a una Miss Argentina. Mirá vos. Yo la verdad que cuando la vi pensé que debía ser como en las películas de James Bond, que la espía siempre es la más linda, bueno, pero no es así. Así estamos en la República Argentina y una Justicia que, ya estoy resignada, no va a investigar nada porque me quieren de acusada pero no de víctima. Les sirvo de acusada pero no de víctima a ese Partido Judicial. Así que son conclusiones que uno va sacando de estos dos meses de reflexión.
Pero yo quiero detenerme en lo importante, que es lo que señalaba Abel y lo veo acá a Antonio Caló, gracias por estar acá (silbidos). No muchachos, tenemos que estar todos juntos. Esperen que quiero contarles algo. Déjenme decirles algo. Él (por Furlán) recordaba cómo estábamos en el 2015. En el 2015 la Confederación General del Trabajo y todos los dirigentes gremiales peleaban porque los trabajadores no paguen impuesto a las ganancias, este era el gran leitmotiv de aquel año 2015. Tiene que ver con algo que dijo también “mantenerse informados”. Yo se los dije en reiteradas oportunidades, que no venían por mí, que venían por los derechos de los trabajadores, y recuerdo en ese 2015 el salario de los trabajadores en la República Argentina era el salario más alto en dólares, lo recordaba recién Abel, el de los meta, el de los metalúrgicos era 2.400 dólares por mes. Este era el problema que tenían los trabajadores. Y les dije: alguien les dijo que no iban a pagar más el impuesto a las ganancias, ¿saben por cuántos votos perdimos las elecciones del 2015? Por 670.000 votos. ¿Saben cuántos trabajadores pagaban ganancias en ese momento? 1.100.000 aproximadamente. Después, por supuesto, siguieron pagando ganancias y hoy estamos cómo estamos.
Y quiero referirme a eso, me vine con algunas anotaciones porque no me quería olvidar de cómo estábamos en el 2015 los argentinos. En salarios, en jubilaciones, en la participación de los trabajadores. Vos recién me preguntabas a dónde está la guita de los 2.400 dólares que ganábamos en el 2015. Ahora miren:
Fíjense, la línea azul oscura es productividad y el salario es la celeste clarita. Fíjense el gap (brecha), hay 15 puntos entre productividad y salario. Y quiero detenerme en esto, porque la doctrina liberal de la economía, de la cual tenemos muchos adeptos en los medios de comunicación, les dice hoy a los trabajadores que el salario es igual a la productividad. Miren, no es así hoy en la República Argentina, esa diferencia es la renta extraordinaria que está tomando el capital hoy en la República Argentina.
Y quiero también referirme un poquito, poneme el segundo gráfico, para hablar del salario y hablar con números, porque cuando uno habla de economía tiene que hablar con números, no con eslóganes ni con consignas, con números.
Fíjense los picos de salario, como cayó. El más bajo de todos es el del año 1977, plena dictadura, cae verticalmente y recién volvemos a recuperar la participación por encima del 50% del salario en el producto de la República Argentina durante mi segundo gobierno. Fíjense qué curioso ¿no? Siempre escuchamos que la gente, que los comunicadores mejor dicho dicen “no, el primer gobierno de Néstor fue muy bueno, el primero de Cristina también, pero el segundo…”. En el segundo, en el período de 2011 al 2015, trabajadores y trabajadoras argentinas, ustedes participaban en el Producto Bruto con el salario más del 50%. Por eso dicen que los gobiernos anteriores fueron mejores. ¿Y esto qué significa? ¿Que el gobierno de Néstor o el primero mío…? No, no. Significa que veníamos de una caída monumental después del colapso de la Convertibilidad. Es increíble, hoy escuchamos en la televisión que alguien que presentan como lo nuevo en la política dice que el mejor gobierno que tuvo la República Argentina es el de la Convertibilidad de la década de los ‘90 y que el mejor ministro fue el de la convertibilidad. Pero, la verdad, cuando uno comienza a mirar los números y a ver lo que se dice, realmente tenemos un problema de desinformación muy pero muy grande. Yo creo que hoy el tema de precios, salarios y también inversión y gastos del Estado deben ser abordados desde los números concretos, no desde los eslóganes. Y miren, esto que decimos de la recuperación del salario tiene que ver directamente con que vuelva a pagarse el salario de acuerdo a la productividad también y es algo que tienen que luchar los sindicatos con organización. Por eso, estamos diciendo que también es necesario una suma fija que vuelva a darle capacidad al salario de los trabajadores y que esto no va en detrimento de las paritarias. ¡Por favor! ¿Cómo vamos a ir en detrimento de las paritarias justamente nosotros que fuimos, como lo señaló Abel, los que volvimos a introducir la cuestión paritaria en la cuestión económica?
Entonces digo, y creo que es bueno que todos tengamos en claro, el tema de los precios también, cuando nos dicen desde los medios de comunicación que el Estado no tiene que intervenir en los precios porque los mercados son los que deben resolver el problema de los... No, no, miren. Si los mercados fueran transparentes, si los mercados estuvieran muy atomizados y por lo tanto no hubiera grupos concentrados, si además todos contaran con la información, entonces podría ser. Pero estamos ante mercados absolutamente concentrados, con cadenas de valor que hacen valer su poder en la distribución del ingreso y en esto es el Gobierno el que tiene que terciar en la redistribución del ingreso, como lo hacíamos durante nuestros gobiernos.
No quiere decir, yo quiero ser absolutamente sincera, porque como dijo Abel, nunca miento, no miento. Podré tener muchos defectos, pero no el de mentirosa. El ministro de Economía está haciendo también un gran esfuerzo administrando las consecuencias de lo que pasó. Miren, creo que ustedes como el resto de los argentinos ha escuchado muchas veces mis críticas con respecto de determinadas cuestiones, de funcionarios, etcétera, pero también quiero ser totalmente sincera, aquí, frente a mis compañeros y compañeras trabajadoras. Porque muchas veces leo por ahí en algunos editorialistas que dicen “bueno, el experimento del Frente De Todos, de la fórmula que creó ella, que decidió en un tuit o acá, no dio resultado”. Miren, las decisiones políticas hay que juzgarlas y evaluarlas en el momento en el que estas fueron tomadas. Y yo quiero hablarles con absoluta sinceridad. En el año 2019, cuando el macrismo había endeudado al país de una manera demencial, cuando había vuelto el Fondo Monetario Internacional, aquel Fondo Monetario que Néstor había finalmente dicho que se fuera y le había pagado, en ese momento ¿cuál era el panorama global? Uno tiene que aprender porque, como dice Abel, no hay solución gremial sin solución política. Déjenme contarles a todos ustedes cómo se toma una decisión política. En aquel momento yo tenía la responsabilidad, como la fuerza más representativa después de las elecciones de 2017, de tomar una decisión y garantizar que el peronismo ganara las elecciones, pero por sobre todas las cosas que las políticas de endeudamiento, de traída del Fondo, de tarifazos, de persecución judicial, no solamente a los dirigentes políticos, (también) a dirigentes gremiales que inclusive los habían apoyado y que los querían meter presos, querían meter presos a los empresarios para quedarse con sus empresas, esto lo estamos conociendo todo ahora pero en ese momento había que tomar decisiones y el escenario internacional era un escenario complejo. En la elección de Estados Unidos, prácticamente Trump iba a ser reelecto y había puesto 45.000 millones de dólares con el Fondo Monetario para sostener al gobierno de Macri. En lo regional (esto no lo digo yo, lo dicen los propios funcionarios de Estados Unidos) el compañero Lula, el que hoy es Presidente de Brasil, estaba preso. En Ecuador, Rafael Correa que había sido Presidente, estaba exiliado. El Vicepresidente preso por quién había traicionado los principios de revolución ciudadana. ¿Y aquí en nuestro país cuál era la situación? Una dirigente, en este caso esta ciudadana, que tenía que tomar una responsabilidad y que era la de que esas políticas no fueran ratificadas. Y que no estaba muy acompañada que digamos, vamos a hablar a calzón quitado y que nadie se sienta ofendido y nadie sienta que lo que digo es un reproche, por favor, no es ningún reproche, es simplemente una descripción. Acá, en el orden nacional, muchos decían que bueno “el ciclo de Cristina está terminado”, muchos con cargos importantes. Algunos movimientos sociales, tal vez los más importantes, no veían tan mal las ayudas que recibían. Los dirigentes de la Confederación General del Trabajo no parecían tan decididos a enfrentar esas políticas. Entonces tuve que tomar una decisión que garantizara… ¿y saben qué? No me arrepiento porque realmente pudimos lograr el objetivo que no era votar en contra de alguien sino votar en contra de determinadas políticas. Nosotros no votamos en contra de nombres, ni a favor ni en contra. Votamos a favor o en contra de políticas, no de personas.
Y la verdad que es necesario y creo que, como lo dijo Abel, la necesidad de representar y organizar no solamente lo que ha sido el peronismo sino lo que ha sido el gran movimiento nacional que agrupa no solamente a peronistas, sino a todos aquellos que creen que es posible la construcción de una sociedad más justa y más equitativa. Y poder discutir, en serio, se habla de lo que gasta el Estado, no me gusta hablar de lo que gasta el Estado, me gusta hablar de inversión. ¿Y saben qué? Cuando veo que en el presupuesto nacional, como lo señaló el propio ministro de Economía cuando habló de los “planeros vip”, tenemos cinco puntos del PBI destinados a sostener políticas para el capital, decimos “bueno, por favor, no es que estamos gastando mucho sino que en todo caso habrá que rediscutir cada punto del PBI en el presupuesto para ser más equitativos”. Hace pocos días el titular de la AFIP también dijo algo que es muy importante y que yo centro en uno de los temas centrales de la República Argentina: la inequidad tributaria y la laxitud fiscal. Miren: hoy hay 891.000 trabajadores y trabajadoras que pagan impuesto a las ganancias. Y aproximadamente 640.000 trabajadores autónomos. En total: millón y medio de personas físicas que pagan impuesto a las ganancias, Abel. Esas personas representan el 30% del total de ganancias y las 226.000 sociedades comerciales representan el 52%. O sea: los que se llevan la productividad, los que ponen los precios en los supermercados, en las fábricas, pagan mucho menos de ganancias que cualquier trabajador de los que están sentados hoy aquí.
¿Y por qué? Por una razón muy sencilla: a un trabajador que supera el tope de ganancias le aplican la alícuota del 35%, no tiene posibilidad de dibujar el salario como se dibujan los balances de las grandes empresas, que terminan pagando un 5 o 6% del impuesto a las ganancias y no el 35%.
Pero para discutir de estas cosas es necesario que cuando hablamos de economía discutamos con números. Y por eso creemos que en el tema de los precios, nosotros tuvimos una gran discusión allá por el año 2014 cuando por ley decidimos crear el observatorio… Hay una ley en la República Argentina que es el Observatorio de Precios, en el cual hay que discutir, entre los distintos sectores y eslabones de las distintas cadenas, el precio de las cosas. Porque hoy se ha caído esa teoría de que cuando aumentan los salarios aumenta la inflación. Ustedes vieron la diferencia que hay entre productividad y salario hoy. Es mentira. Nunca ha habido una participación tan baja de los trabajadores en el Producto Bruto Interno como la que estamos teniendo hoy, absolutamente regresiva.
Esto no empezó con el gobierno del 19, vamos a decirlo claramente. Ni tampoco la inflación, como lo señalaba Abel. Esto empezó con un gobierno que decidió endeudar una vez más a la Argentina y hoy tenemos que destinar dólares al pago de la deuda externa y aceptar los condicionamientos del Fondo Monetario Internacional a las políticas internas. Estas son las cuestiones. Entonces creo que es necesario que los trabajadores vuelvan a participar en la política, pero no solamente desde el aspecto de reclamo sindical sino de modelo de organización política del país, porque es lo que eso trajo el peronismo a la República Argentina, y lo que nunca nos van a perdonar además a los peronistas: que hayamos incorporado a los trabajadores y las trabajadoras a la discusión del modelo y proyecto de país. Esa es la verdad.
Creo que es necesario también, y me permito desde la experiencia personal también de hablar de un nuevo acuerdo democrático en la República Argentina. Miren, yo no sé si ustedes vieron la película Argentina, 1985. Alguien me contaba el otro día que cuando su hijo de 17 años, esto me lo contaba una importante dirigente política de una familia muy politizada también, de que su hija adolescente de 17 años se había ido a ver la película. Y le preguntaba: “Pero mamá ¿era tal como cuenta la película el tema de la dictadura?”. Y yo conversando con ella le decía “¿te das cuenta que si tu hija está desinformada en esto lo que puede ser el resto de la sociedad?” Vivimos en una sociedad donde aparentemente todo el mundo se informa a través del celular y en realidad nadie está informado de las cosas que realmente pasan y de las cosas realmente importantes.
Creo que en este sentido un acuerdo democrático en el cual la violencia, fundamentalmente una forma de hacer política que se ha constituido en el agravio, en el insulto, en desear la supresión del otro, sea eliminado. Esto fue la Argentina del año 83 de la cual vamos a cumplir el año que viene 40 años de democracia. Es necesario volver a reconstruir el acuerdo democrático donde las diferencias no pueden ser solucionadas a través de la violencia.
Y también la necesidad de un consenso económico en el que podamos discutir en la mesa, no sólo los partidos políticos, sino también los sindicatos, las centrales empresarias, el modelo de país y cómo vamos a hacer para salir de lo que yo vengo diciendo hace mucho tiempo y que es la economía bimonetaria. Es imprescindible, compañeros, compañeras, si no resolvemos el problema, que ya no solamente es de la restricción externa sino de una sociedad que ha decidido que una parte de su vida tiene que pasar por el dólar, y no me vengan con esas teorías que van a hacer circular dos monedas… eso lo dicen solamente como un slogan así como decían “no van a pagar los trabajadores ganancias”, “vamos a resolver la inflación en dos minutos”. Es un problema grave y estructural de la economía que debe ser abordado con seriedad y ustedes, los dirigentes sindicales, tienen un papel clave en esto: el tema del dólar, las devaluaciones, los procesos inflacionarios que están directamente vinculados, tienen que ser puestos en la mesa de discusión y negociación. No basta con llegar únicamente para discutir el salario porque pasa lo que decís vos: cuando sobrevienen las crisis ningún aumento, ninguna paritaria resuelve todo. Pero cuando estamos en esta situación, en un mercado que sigue presionando con el alza de precios porque tiene en la cabeza que tiene que haber una devaluación porque están colocados en dólares, termina siempre en grandes crisis en la República Argentina.
Por eso yo quiero rescatar el esfuerzo que se está haciendo pero que es necesario que esta discusión no solamente se dé a nivel de despachos oficiales sino que directamente los dirigentes sindicales se involucren directamente en ese modelo de país porque los patos de la boda van a volver ser los trabajadores y las trabajadoras.
Venimos acá con el testimonio, no vengo a hablar en nombre de lo que vamos a hacer o de lo que pienso. Vengo en nombre de lo que hicimos. Porque yo quiero que ustedes piensen y le digan a sus compañeros y sus compañeras qué dirigentes políticos hoy en la Argentina, qué dirigentes políticos hoy en la Argentina… Todos han tenido actuación política en gobiernos de la primera Alianza, del gobierno de Macri y a la otra novedad de la política la tenemos levantando al gobierno de los ‘90 y del ministro de la Convertibilidad. Todo está sobre la mesa. Venimos a hablar en nombre de 12 años y medio de gobierno. No estuvimos un mes ni cinco días. 12 años y medio de gobierno que sacaron al país de la crisis más importante, de la crisis más importante que fue… Es posible que un adolescente de 20 años no se acuerde porque no había nacido en 2001. Y además, si tiene 20 años, en el 2015 seguramente estaba terminando la primaria y empezando la secundaria. Pero es necesario que recuperemos la capacidad de discutir sin agravios, sin violencia y con números. Hubo una etapa en la que pudimos comenzar a desendeudar a la Argentina, recuperar la industria nacional, recuperar las fuentes de trabajo, recuperar el salario, recuperar los sueños, el ahorro. No sé cuántos compañeros ya eran trabajadores allá por el 2015, Abel y otros muchos más pero, seguramente que hay compañeros nuevos. Pero hubo una Argentina donde los trabajadores podían ahorrar y no fue hace 40 ni 50 años, fue hace muy poco tiempo, podían ahorrar, podían soñar. En donde el estudiar era nuevamente un factor de progreso. Tenemos que volver a reconstruir los sueños que nos arrebataron a través de promesas que nunca se cumplieron. Que nunca se cumplieron.
Yo quiero decirles a todas y a todos que soy una militante desde muy joven. Desde los momentos más difíciles que tuvo el país. Allá por los años 74, 75 y 76, donde también los trabajadores habían recuperado y habían recuperado más del 50% de su participación en el producto bruto interno. En realidad el golpe de Estado del 24 de marzo del 76 tuvo más que ver con el proceso de recuperación de los trabajadores en el protagonismo nacional que con otras cosas. Y esa participación la volvimos a recuperar en nuestros 12 años, donde como dijo el Banco Mundial en el año 2012 duplicamos la clase media en la República Argentina. Es posible hacerlo porque ya lo hemos hecho. Es cierto, es cierto que estamos en un mundo nuevo, un mundo peor que el que teníamos allá, aunque nos tocó la crisis del 2008 también cuando se cayó Lehman Brothers que te la voglio dire lo que fue el año 2008 y 2009, pero yo estoy acá en este congreso de la UOM junto a muchos trabajadores de SIAT que están seguramente haciendo los caños del gasoducto Néstor Kirchner que vaya a Vaca Muerta. Ahí tenemos una gran oportunidad como país. Esa Vaca Muerta que recuperamos en el 2012 ¿no? porque si no la hubiéramos recuperado en 2012 sería una vaca viva y la tendrían otros, no precisamente los argentinos. Y ahí, en aquella ley que mandamos al Congreso, de recuperación de la soberanía hidrocarburífera, recuperamos… Hoy todos, no hay dirigente político que no te hable de Vaca Muerta. Yo quisiera pasar lista a ver cuántos fueron los que votaron en el parlamento argentino cuando hubo que recuperar la soberanía y recuperar YPF. Debo reconocer, creo que muchos radicales acompañaron, pero del otro partido político votaron todos en contra. Y Vaca Muerta va a ser una posibilidad cierta para los argentinos, pero no acostumbremos a creer que algo nos va a salvar. Hay una costumbre de los argentinos que algo nos va a salvar definitivamente. Lo único que nos va a salvar es nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y nuestra organización como pueblo. Si no nada va a servir ni nada nos va a salvar.
Porque cuando una sociedad solamente apuesta a un commodity y no, como decía Abel, a la industria generadora de puestos de trabajo, a la innovación tecnológica y demás, puede que hoy que tiene un precio maravilloso, dentro de cuatro, cinco años, por circunstancias geopolíticas no lo tenga.
Miren, el precio del petróleo llegó a estar en el año 98 a nueve dólares el precio del barril. Por eso digo: tenemos muchas oportunidades pero esas oportunidades requieren organización, inteligencia y comprensión de las cosas. Y saber, porque nos pasó, nos pasó allá en el 2015, que bajo el canto de las sirenas, de las promesas que no se cumplieron, finalmente tuvimos durante cuatro años un retroceso monumental del cual aún no nos hemos podido recuperar. Más allá de lo que ustedes saben, porque lo he dicho en muchas oportunidades, lo que yo cuestiono muchas veces en materia de gestión. No voy a seguir porque ya lo he dicho muchas veces.
Yo quiero finalmente agradecerles a todos y a todas. Los compañeros, las compañeras, los argentinos y las argentinas que en momentos muy difíciles se acercaron y se siguen acercando con el cariño y el afecto que nos dispensamos mutuamente. Muchas gracias. Muchas gracias realmente. Muchas gracias realmente, de corazón. Saben que yo voy a hacer, como siempre, voy a hacer lo que tenga que hacer para lograr que nuestro pueblo, nuestra sociedad, pueda organizarse en un proyecto de país que vuelva a recuperar la ilusión, la fuerza y la alegría de nuestra gente. Éramos un pueblo alegre. Los recuerdo aquel 9 de diciembre del 2015 en la Plaza de Mayo y éramos alegres. Volvamos a recuperar esa alegría que tuvimos alguna vez. La alegría de que el sueldo alcanzaba. La alegría de ir al trabajo. La alegría de saber que había futuro. Esa alegría nos la merecemos los argentinos y las argentinas. Muchísimas gracias. Los quiero mucho a todos y a todas.
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