Las urnas no se enfrían
Avanza el diálogo para postergar las elecciones a fin de redoblar la vacunación y minimizar riesgos sanitarios
Lo que comenzó como una comedia de enredos con notificaciones que iban y venían –o bien nunca llegaban ni a la bandeja de Spam– entre autoridades de los bloques de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos para concretar el encuentro con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, terminó con un apretón de manos en el Salón de Honor del Congreso para avanzar en la modificación del calendario electoral.
La diplomacia parlamentaria permitió que se sentaran a la mesa Cristian Ritondo (PRO), Juan Manuel López (CC) y Mario Negri (UCR) para escuchar lo que tenía para decir el ministro, que volvió a recorrer los pasillos de Diputados acompañado por el presidente de la Cámara, Sergio Massa. Con media hora de retraso se iniciaron las conversaciones, de las que también participaron las diputadas oficialistas Cecilia Moreau, vice presidenta del bloque, y Cristina Álvarez Rodríguez, secretaria parlamentaria y vice presidenta del PJ Nacional.
La apuesta a bajar la tensión que se venía alimentando en la arena virtual y con la difusión del documento de la mesa nacional del bloque opositor, rechazando la suspensión de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) o la modificación de “las reglas de juego”, se impuso tras una hora y media de intercambios cara a cara, en los cuales Cambiemos volvió a insistir con modificaciones estructurales al sistema electoral.
La realidad es que el oficialismo busca posponer por 30 días la realización del comicio porque sabe que en agosto se multiplican las afecciones respiratorias agudas. En el marco del crecimiento meteórico de contagios por Covid-19, De Pedro explicó la conveniencia de trasladar al segundo domingo de septiembre las PASO, y al segundo de noviembre las generales.
Ambos espacios coincidieron en la preocupante situación epidemiológica y Negri logró sacarle al ministro el compromiso de conformar una comisión amplia que monitoree la situación. Ese, en definitiva, fue por el momento el único saldo a favor para Cambiemos en el primer capítulo de la negociación. “Wado” pidió a los diputados que la comisión articule con el Comité Operativo de Emergencia (COE) que ya monitorea y analiza los indicadores de salud, para tratar la lucha contra la pandemia como una cuestión de Estado, sacándola de la especulación política.
Una semana de tejes
Antes de que terminara marzo, en medio de la euforia por la recomposición del fondo para obras de infraestructura en la provincia de Buenos Aires, los macristas Ritondo y Jorge Macri abrieron una rendija para iniciar conversaciones sobre las PASO. El oficialismo, ni lerdo ni perezoso, comprometió una visita del ministro tras la Semana Santa. El trascendido no fue tan bien recibido por los otros socios de Cambiemos y desde sus cuentas de Twitter Maximiliano Ferraro, Alfredo Cornejo y Negri se encargaron de cerrarla.
Parece que las fallas en la conexión de wifi y los microcortes de señal atentaron para que las invitaciones y confirmaciones del encuentro llegaran a tiempo. Desde el lunes, con el número de contagios subiendo por ascensor, hubo desmentidas de avisos desde el entorno de Juntos por el Cambio y aseveraciones de contacto por parte del Frente de Todos. Hasta el mismísimo miércoles 7 de abril se desconocía la hora y día del cónclave.
Finalmente, De Pedro llegó el jueves al Parlamento atraído por el temporal que azotó durante algunas horas la Ciudad de Buenos Aires. Los nuevos aires que trajo la tormenta dejaron un cronograma de trabajo para avanzar en una propuesta consensuada: una nueva reunión del ministro con el resto de las fuerzas políticas –clave para conformar el quórum en momentos de polarización– a concretarse la próxima semana, y el envío del borrador con las propuestas del Ejecutivo, que llegó a última hora del viernes 9, cumpliendo con el compromiso asumido ante los opositores.
Desde Juntos por el Cambio afirman que “hay que recomponer la confianza perdida en el manejo de la pandemia” y creen que el camino iniciado con la constitución de la comisión para el monitoreo de la epidemia es el correcto. Dicen creer en la palabra del ministro porque “habló de posponer sólo 30 días y no de suspender las PASO”. Otra exigencia que Cambiemos arrimó a la mesa de negociación es que se retome el voto postal para residentes en el exterior. Se trata de una decisión implementada durante las elecciones del 2019 por el gobierno de Macri y derogada en marzo a través del decreto 189/2021, para volver a la tradición de sufragar en los consulados y no vía correo. Ninguna señal indica que eso vaya a incorporarse. Lo que sí podría sumarse es la propuesta de Ritondo de resolver la manera para que las fuerzas de seguridad afectadas al operativo electoral puedan votar.
Nada que implique modificaciones de fondo al sistema está hoy en agenda. El oficialismo centra su análisis en la evolución de la pandemia y los efectos que las bajas temperaturas puedan tener en la realización del acto eleccionario. Confirmaron a través de los fundamentos del anteproyecto enviado al Congreso, y dejaron expresamente escrito en el artículo 4º, que se trata de una “modificación con carácter de excepción y sólo para las elecciones nacionales del 2021”.
Pero lo que condiciona y demanda una aceleración de los tiempos del debate legislativo para aprobar modificaciones en la ley electoral es el calendario. A mediados de marzo la Justicia emitió la acordada extraordinaria 20 y estableció el día 10 de mayo como fecha límite para la convocatoria a las PASO. Tal y como establece la Ley 26.571 de 2009 en su artículo 20, “la convocatoria a elecciones primarias la realizará el Poder Ejecutivo nacional con una antelación no menor a los 90 días previos a su realización” y “deben celebrarse el segundo domingo de agosto”. Se suma a este límite el vencimiento del protocolo de sesiones remotas, a fines de abril, ya que su renovación siempre resulta un conflicto.
El debate por las elecciones de este año lleva varios meses en Diputados. En los últimos de 2020 se presentaron proyectos del oficialismo para suspender las PASO por única vez en el marco de la estrategia sanitaria y para hacer sólo una elección. En esa iniciativa se alinean muchos gobernadores oficialistas y opositores. Otros proponen modificaciones más estructurales: boleta única, achicamiento de plazos entre primarias y generales, o multas para quienes no compiten con distintas listas. Pero nada de eso parece ser el tema a debatir en los próximos días. Quedó más que claro que no hay intención desde el gobierno de modificar el sistema este año, sólo se busca tiempo para redoblar la vacunación y que el clima acompañe en esa jornada.
Son muchísimas las personas que intervienen para garantizar el ejercicio de la voluntad popular y los riesgos de contagio aumentan día a día. Se deslizó la posibilidad de que trabajadores de la Justicia y del correo, fiscales, autoridades de mesa y personal no docente puedan incluirse como prioritarios para vacunarse, pero no hay nada resuelto. Así lo exigió la jueza electoral de la Capital, María Servini, quien contrajo Covid-19 pese a haber recibido la primera dosis de vacunación. Servini dijo que si no se garantiza la pronta vacunación de los 25 funcionarios expertos que mantienen en funcionamiento el mecanismo de su secretaría electoral, los comicios no podrían realizarse. No habló de postergación ni se limitó a las PASO. Dijo sin anestesia que no podría haber elecciones este año. Tal vez por las consecuencias políticas que semejante hecho tendría, tanto políticos como periodistas prefirieron ignorar la declaración.
Sin chance para mezquindades
La tensión entre los dos principales bloques en Diputados se actualiza cada vez que hay que llegar a un acuerdo de funcionamiento. Es un revival que se repite cuando vence el protocolo de sesiones mixtas o cuando hay que definir la agenda de temas a tratar. Ese debate implica horas y días de retraso en el trabajo legislativo por la dinámica impuesta por Juntos por el Cambio para que la renovación sea sólo por 30 días hábiles. El bloque opositor judicializó en septiembre del 2020 una de las renovaciones del protocolo y no participó en la sesión donde se aprobó la emergencia al turismo cuestionando su validez; pero la Justicia rechazó intervenir en otro poder y la sesión fue dada por válida.
Durante 2020 supeditaron la renovación del acuerdo de sesiones a distancia según los temas a tratar, haciendo valer el peso de ser la segunda minoría en el recinto. El in crescendo de la tensión política permanente parece instalarse como sendero a recorrer en la campaña, para una elección en la que se renueva la mitad de la Cámara baja y Cambiemos pone en juego 60 de las 115 bancas que tiene. Son las que se ganaron en la elección de 2017, cuando el peronismo fue fragmentado. De esas 60 bancas, 26 corresponden al PRO, 26 a la UCR, 7 a la Coalición Cívica y 1 al Frente Cívico y Social de Catamarca. Para el oficialismo constituyen la piedra en el zapato con la que tiene que lidiar si quiere avanzar en reformas estructurales en la Justicia; la opción es esperar a las nuevas mayorías para consolidarse.
Es manifiesto que la relación entre el presidente del interbloque opositor y el titular de la Cámara no brota con soltura y se mantiene en la formalidad de las acciones administrativas. Massa se entiende mejor con el ex ministro de seguridad bonaerense, que conoce el territorio como él y con quien habla el mismo idioma. Para Negri el diálogo fluye mucho mejor cuando está en la mesa Máximo Kirchner, que el jueves debió permanecer aislado por ser contacto estrecho de un caso de Covid, por lo cual la presencia de Moreau y Álvarez Rodríguez cobró una relevancia mayor.
Las diputadas bonaerenses son una pieza fundamental del tándem que conduce el bloque oficialista y la política en Diputados. Son las que construyen acercamientos y tienden los canales para los acuerdos. Representan una apuesta a la paridad en el debate político y son claves en la estrategia para garantizar el cambio del calendario.
En busca de tranquilizar las aguas revueltas en el huracán de las redes sociales y en los acalorados discursos palaciegos, Cecilia Moreau enfatizó que “lo único que se busca es cuidar a los argentinos y argentinas” y para eso “se requieren consensos con todas las fuerzas políticas: no hay lugar para las mezquindades”.
La propuesta ya está en la cancha parlamentaria. Y hay referentes opositores que conocen como pocos el ritmo de los votos y ven con buenos ojos tener un mes más para juntarlos. Saben que su electorado se ve afectado para circular ante temperaturas invernales y especulan que el clima primaveral permita mejorar sus chances de no perder bancas. Además hay ocho provincias que este año renuevan su representación en el Senado –incluidas Mendoza, Córdoba y Santa Fe– y varias de ellas son distritos electorales en disputa.
23 son mejores
Para cambiar la ley electoral se requieren como mínimo 129 votos y el oficialismo no los tiene. Su bancada suma 119 y necesita otros diez que pueden reclutarse de las 23 bancas ocupadas por partidos provinciales y monobloques. En la profundización de la polarización entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, ese número deja poco margen. Se trata de un remanente importante de diputados y diputadas que asumieron la representación en 2017 y que incluso pertenecían a otras fuerzas políticas. Los vaivenes de la dinámica parlamentaria van reconfigurado las cámaras y fragmentándolas en bloques e interbloques, que cumplen un rol fundamental para forzar acuerdos con Cambiemos. En el debate sobre las elecciones todos ellos reclaman un protagonismo que permita federalizar la representación y darle voz a los sectores que gobiernan, o no, sus territorios.
El ministro De Pedro prometió visitarlos y escuchar sus reclamos, que en general se focalizan en los porcentajes mínimos de votos requeridos para superar las PASO y seguir en carrera. También se trata de una modificación estructural que no parece tener vía libre para su tratamiento durante este período legislativo. Pero sin dudas harán oír sus demandas por la unificación del calendario también en las provincias, para evitar la merma de votantes en caso de fechas diferidas.
En una carrera a contrarreloj y con sólo un mes para que caduque el plazo de convocatoria a las PASO, Diputados pone primera para garantizar un gran acuerdo nacional para votar con responsabilidad y protocolos.
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