Las finanzas funcionales

Herramientas para impulsar la economía y generar trabajo

 

La propuesta referida a las “finanzas funcionales”, es decir, la utilización de las finanzas públicas y de la política monetaria para conseguir una situación de pleno empleo con estabilidad de precios, fue formulada y desarrollada por el economista Abba Lerner.

Lerner nació en Besaravia, Rusia, en 1903. Cuando era pequeño, sus padres emigraron a Inglaterra, donde luego trabajó como maquinista, sombrerero y profesor de hebreo. Con 26 años ingresó como estudiante en la London School of Economics, que era la escuela de Economía y Ciencia Política de Londres más importante de su época. En 1933 participó en la fundación y coeditó la prestigiosa revista Review of Economic Studies, de clara orientación keynesiana. En 1939 se trasladó a Estados Unidos, donde residió el resto de su vida. En ese país ejerció la docencia en un gran número de universidades, entre ellas, la de Columbia.

Su obra magna fue Economics of Control, publicada en 1944. Allí analizó, argumentó y justificó la utilización por parte de los gobiernos de las finanzas funcionales, que consisten en la administración de los déficits fiscales y de la cantidad de dinero circulante para que aumente el ingreso nacional y su distribución. Lerner lo demostró y corroboró con la pujante economía de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, que impulsaba la industria bélica, pero no desatendía la demanda interna, y donde los salarios constituían alrededor de dos tercios de los ingresos generales. Para eso se necesitaba seguir creando puestos de trabajo y con salarios que le permitiesen al trabajador y su familia vivir, capacitarse, etc. El objetivo era que toda la población económicamente activa debía percibir un ingreso para que consuma en el mercado interno y, de esa manera, garantizar la demanda sostenida de la producción.

Lerner plantea que las decisiones acerca de déficits y cantidad de dinero circulante las debe tomar el Estado con el fin de garantizar el crecimiento económico y el mayor nivel de empleo posible. Que esa debe ser la prioridad y después se debe trazar cómo se financia el déficit fiscal incurrido por tal fin superior. Lo importante era que la economía creciera en forma consistente y sustentable, que genere empleo y que, a su vez, ese crecimiento permitiera cubrir el déficit, porque siempre la recaudación tributaria sobreactúa los ciclos económicos, desciende más si el PIB cae y se acrecienta en forma más que proporcional si el PIB crece.

 

Abba Lerner junto a una computadora MONIAC, en el Roosevelt College, 1951.

 

 

Lerner dice: “Cada reducción significante del déficit fiscal (y de la deuda contraída para financiarlo) ha sido seguida por una depresión, y cada depresión ha sido precedida por una reducción significante del déficit y de la deuda”.

A nivel macroeconómico, los gastos del gobierno generan un ingreso en el sector privado, y los impuestos reducen ingresos disponibles. Cuando los gastos del gobierno exceden los ingresos por impuestos (déficit presupuestario), hay una adición neta al ingreso disponible a favor del sector privado.

El propósito de la propuesta, entonces, es tratar de mantener el balance de la economía, usando el presupuesto a fin de controlar esas fuerzas que llevan a un sobrecalentamiento o al enfriamiento excesivo de la actividad.

Para Lerner, las finanzas funcionales implican:

  1. Que el gobierno mantendrá, en todo momento, un nivel de demanda razonable. Si hay poca demanda –y consecuente alto nivel de desempleo– el gobierno debe reducir los impuestos  o aumentar sus gastos. Si hay demasiada demanda, el gobierno debe prevenir la inflación, reduciendo sus gastos o aumentando impuestos.
  2. El gobierno debe mantener una tasa de interés lo más baja posible, porque la tasa de interés es el precio del dinero y beneficia a sus poseedores, pero no a la economía en su conjunto. Por lo tanto, debe financiarse la inversión (incremento del capital físico) con la menor tasa de interés posible para que la tasa de retorno del capital sea mayor que la tasa de interés.
  3. Si cualquiera de los dos principios anteriores genera déficit fiscal, se verá en el tiempo cómo reducirlo, pero lo más importante es que se genere trabajo.

 

 

¿Y en la Argentina?

Ante el impacto de la pandemia de Covid-19, los gobiernos soberanos del mundo inyectaron dinero hasta cerca del 30% de sus PBI. Estados Unidos, en varias oportunidades, envió cheques a todos sus habitantes directamente desde el Tesoro, sin pasar por los bancos.

¿Qué hicimos nosotros? En medio de la segunda ola no se pagó la cuarta cuota del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que constituía una ayuda de 10.000 pesos por beneficiario para quien no tiene o no pudo trabajar, sumando un monto de unos 90.000 millones por vez. Y, en cambio, se le reconoce a los bancos por no prestar (LELIQs –Letras de Liquidez del BCRA– y Pases Pasivos) más de 1,2 billón de pesos de intereses en lo que va de 2021 (13 veces más que cada cuota del IFE).

 

 

Sistema financiero argentino

Diferencia
Porcentaje
Indicadores Monetarios
30/12/2019
30/12/2020
26/08/2021
26/08/2021
26/08/2021
30/12/2020
30/12/2020
Base Monetaria
1.829.109
2.470.260
2.868.546
398.286
16,12%
Circulación Monetaria
1.147.080
1.897.825
2.133.091
235.266
Cuenta Corriente en el BCRA
682.028
572.435
735.455
163.020
Reservas Internacionales
45.190
39.410
46.188
6.778
17,20%
LELIQs
758.453
1.633.620
2.082.767
449.147
27,49%
Pases Pasivos
426.655
1.220.889
1.997.246
776.357
63,59%
Esterilización
1.185.108
2.854.509
4.080.013
1.225.504
42,93%
Adelantos al Tesoro
792.730
1.260.450
1.450.260
190.000
15,07%
Créditos al sector privado
2.476.189
3.224.544
3.758.583
534.039
16,56%
Crédito /PIB
11,15%
11,09%
11,00%

En millones de pesos o de dólares, según corresponda. Créditos al sector privado en pesos más dólares. Fuente: Gerencia de Estadísticas Monetarias del BCRA.

 

Observamos claramente que las variables monetarias que más crecieron fueron las inmovilizaciones remuneradas (LELIQs y Pases Pasivos) –en promedio un 43%– y que las reservas internacionales, la base monetaria, la asistencia del BCRA al Tesoro de la Nación y hasta el total del crédito al sector privado que genera el total del sistema financiero local, lo hicieron en torno al 16%, menos que la inflación acumulada de 2021, que hasta esa fecha fue del 30%

Es más: la otra parte del financiamiento al Tesoro de la Nación por parte del BCRA se hizo a través de las utilidades de la autoridad monetaria (principalmente, por la revalorización en pesos de las tenencias de oro y divisas), que son recursos corrientes, no deuda de la Administración Central, y como tal, las considera el presupuesto. En 2020, el BCRA aportó al erario público 1,6 billones de pesos, un 5,9% del PIB (el déficit fiscal de ese año fue del 8,34% del PIB). En cambio, hasta agosto de 2021, el BCRA le giró al Tesoro de la Nación 710.000 millones de pesos ($190.000 millones de pesos en concepto de adelantos transitorios y 520.000 millones de pesos de utilidades). Lo hizo para cubrir los menores ingresos por la caída del nivel de actividad y los mayores gastos por la pandemia de Covid-19, pero es insuficiente para dar respuesta a la envergadura del problema económico y social en que nos encontramos.

Se exigen medidas de fuste, por ejemplo, el Plan Potenciar Trabajo que abarca a 1.004.692 trabajadores[i]. Si se le aumenta a cada uno de ellos a 55.000 pesos por mes (y, de esa manera, cubren la Canasta Básica Total) significa un costo total de 55.260 millones de pesos mensuales. Extrapolando en un año, serían 663.120 millones de pesos (la mitad de la suma que se le reconoce a los bancos por las LELIQs y Pases Pasivos). La gran diferencia es que con esa remuneración y los materiales correspondientes pueden construir, por ejemplo, 260.000 casas por año.

Para poner de pie a la Argentina real se debe:

  1. Incrementar fuertemente los encajes o efectivos mínimos no remunerados. De esa manera se inmoviliza dinero y el BCRA no tiene que pagar por ello.
  2. Utilizar el stock de LELIQs y gran parte de los Pases Pasivos (suman 4 billones de pesos) no para que estén inmovilizados y paguen interés a sus administradores –porque son depósitos de la población que los grandes bancos usan sin riesgo alguno–, sino para financiar un vasto plan de obra pública que genere empleo y reactive la economía nacional.
  3. El BCRA debe apuntalar la construcción de viviendas populares y el apoyo a planes de autoconstrucción, que no requieren insumos importados y son un importante multiplicador de la producción local. Asimismo, debe realizar las imprescindibles inversiones de infraestructura (poner en funcionamiento los astilleros y las cooperativas de empresas metalúrgicas recuperadas para hacer barcos y barcazas, por ejemplo). Y finalmente, debe asistir a los beneficiarios del IFE y a los trabajadores y jubilados y pensionados que perciben remuneraciones por menos de la Canasta Básica Total, a los inscriptos en el Plan Potenciar Trabajo, a las pequeñas y medianas empresas y al Estado.

Se requiere de un Estado presente y que asuma los riesgos que el capital financiero elude. Lo que es peor, como la economía no crece, la rentabilidad financiera se fuga, A su vez, como los intereses de los pasivos financieros del BCRA (LELIQs y Pases Pasivos) no pueden pagarse, se capitalizan, incrementándose la deuda del BCRA en forma exponencial, hasta que estalle. Eso ya ha sucedido tantas otras veces: en 1980, con el cierre de los bancos BIR, Los Andes, Oddone; etc.; en 1982, tras la derrota de Malvinas; en 1989, con la corrida cambiaria y bancaria de Raúl Alfonsín; en 1995 con el efecto tequila; en 2001 y 2002, con el fin de la convertibilidad y el gobierno de Fernando de la Rúa. Durante los 12 años del kirchnerismo no pasó porque se aplicaron los principios de las finanzas funcionales y se impulsó el mercado interno, el trabajo y la producción local. Y sí se reprodujo en abril de 2018 con la fenomenal corrida cambiaria que devaluó nuestra moneda de un dólar de 20 pesos a un dólar de 40 pesos a julio de ese año. No siguió a mayores por el crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 45.400 millones de dólares, cuyo pago renegocia este gobierno.

La prioridad para el Estado debe ser, mediante el gasto público y la política monetaria, impulsar fuertemente la actividad económica y generar trabajo a como dé lugar y, en segundo lugar, tratar de reducir los déficit que el BCRA propaga con los bancos. Es más, ese déficit cuasi fiscal o del BCRA debe convertirse en financiamiento a la producción y al trabajo.

 

 

 

 

[i] El Ministerio de Desarrollo Social aplicará un aumento del Plan Potenciar Trabajo, que ascenderá a 14.040 pesos desde agosto de 2021. El monto del Plan Potenciar Trabajo equivale al 50% del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM). En junio de 2021 estaban registradas 1.004.692 personas.

 

 

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