Las cajas de Nico y Julián
Una carta de Nicolás Gadano a Julián Axat, sobre el pasado, el presente y el futuro
Hola Julián Axat, soy Nicolás Gadano. No nos conocemos personalmente, pero leí en El Cohete a la Luna tu reseña de La caja Topper, titulada Un banco central sin alpargatas de julio del año pasado, y me dieron ganas de escribirte. Por las razones que te comento más adelante, me llevó un tiempo hacerlo.
Gugleándote descubrí que sos poeta, y por esas casualidades del destino, algunos días después de leer tu reseña encontré uno de tus poemas en un libro sobre Federico Moura que compré en el Konex, en la feria de las editoriales independientes. Me gustó mucho, es un poema rugbiero y dicen que el título, Los canarios románticos, es un homenaje a Roberto Bolaño.
Antes que nada quiero agradecerte por leer y escribir sobre mi libro. Imagino que como autor entenderás que uno siempre quiere que sus textos sean leídos, que despierten reacciones en los lectores, que no pasen desapercibidos. No sé que te pasa a vos, pero para mí la peor respuesta a un texto es la indiferencia. Lamentablemente La caja Topper no tuvo mucha repercusión en los medios y ambientes progresistas. A veces pienso que no le prestaron atención, o simplemente que no les gustó lo suficiente como para merecer una reseña o un comentario. En otros momentos, mas paranoico y narcisista, tiendo a creer que el libro provocó una especie de rechazo e incomodidad más político/ideológica que literaria, y que fue eso lo que en algunos casos generó el silencio.
Tengo que confesarte que el inicio de tu reseña me entusiasmó. Las referencias al libro de Martín Sivak, a la Carta al padre de Kafka y a los Rozitchner me enorgullecieron. Pero enseguida vino la decepción con la cuestión del agradecimiento a la marca Topper, que en tus palabras, provocó un “sabor amargo” y parece haber afectado toda tu valoración sobre mi libro.
¿Realmente te afectó tanto ese agradecimiento? ¿Acaso te hizo resignificar toda tu lectura previa? ¿O tus ideas políticas se impusieron a la reseña literaria y lo del agradecimiento es simplemente una argucia periodística para atacarme por mi trabajo en el Banco Central?
El agradecimiento a la empresa Alpargatas es un tema muy menor en La caja Topper, pero el peso que adquiere en tu reseña me obliga a aclararlo. Por cuestiones vinculadas a la protección intelectual de marcas tuve que pedir autorización para ponerle ese título a mi libro y utilizar en la tapa la imagen de la caja Topper original, que como sabés es la caja que guarda los recuerdos de mi vieja que dieron origen a mis textos. La caja Topper fue el título que le puse a los primeros borradores de mi libro, pero sin esa autorización la editorial no podía publicarlo con ese nombre. Afortunadamente Alpargatas, la empresa dueña de la marca, accedió a mi solicitud. De allí mi agradecimiento, incorporado a último momento antes de ir a imprenta. Es eso, no hay nada más.
Espero que con esta aclaración te alcance para descartar que en el agradecimiento se esconde un “acto de cinismo o canallada” (así lo describís), con motivo de los problemas económicos por los que atravesaba la empresa Alpargatas cuando publicaste tu reseña. Estoy convencido de que si leíste el libro sabrás que La caja Topper es el resultado de un proceso largo y profundo de introspección personal y escritura, que nada tiene que ver con la coyuntura económica de esos días y menos con la situación particular de una empresa.
Me alegra haberte hecho pasar una buena tarde enfrascado en la lectura de La caja Topper. Te concedo que en el libro emerja mi debilidad emocional y ciertas contradicciones no resueltas. Eso me pasa seguido cuando escribo. Decís que lo que más te interesó del libro es un interrogante: qué pensará “la sombra de mi padre interpelado... exiliado en alguna parte, buscando también alguna respuesta posible”. No entendí lo de la sombra, y te recuerdo que el exilio de mi familia se terminó en 1983, con el fin de la dictadura. Es verdad, mi viejo también busca respuestas, en eso y en muchas cosas nos parecemos. En otras no. Vive en Neuquén, es amigo desde hace años de Horacio Verbitsky; si de verdad te interesa su perspectiva de los hechos, naturalmente distinta a la mía, me encantaría que lo contactes y hables con él.
No puedo opinar mucho sobre la sección de tu nota que trata sobre el presente y el futuro de la empresa Alpargatas en Argentina. No soy un especialista en la industria textil y no conozco los números del sector. Imagino que vos, poeta, tampoco sos un experto en la materia.
Creo que los párrafos sobre la política monetaria y cambiaria, en los que reproducís secciones de una nota escrita por un abogado en un medio digital de Jujuy, son la parte mas floja de tu texto. Es el costo de introducir forzadamente en una reseña literaria esa discusión que imagino te es bastante ajena. En su momento, siendo parte de la conducción del Banco Central y dada la alta sensibilidad del mercado monetario y cambiario, me pareció que no podía discutir públicamente estos problemas, y menos a raíz de una reseña literaria. Hoy ya no estoy en el BCRA, pero si todavía te interesa el problema de las LELIQs —creo que están en su máximo histórico— podemos encontrarnos a tomar un café y charlar de esos temas.
Me gustó mucho tu párrafo final, es un muy buen cierre para la reseña. Lo voy a citar completo:
El fetichismo de la caja Topper no es lo irrecuperable de ese objeto-tiempo. No hay cajita feliz de la memoria. En la caja de las zapatillas Topper de mi infancia (y supongo también la de Gadano, de allí su contradicción) está en el fondo el mito peronista de más alpargatas & libros. Una nostalgia de futuro. El sueño de recuperación del tejido social y el aparato productivo. Dentro de la caja Topper se desata Pandora, la fuerza y esperanza de los más débiles y oprimidos.
Fetichismo, cajita feliz, infancia, nostalgia de futuro; todo me resuena. Pero creo que la frase entre paréntesis está de más. No conozco tu historia. Por lo poco que sé, compartimos la perspectiva generacional y haber sufrido los efectos de la dictadura y la violencia política de los '70. Me gusta que mi libro te haya hecho pensar en tu pasado, en tu propia caja Topper. Te agradezco que me hayas querido sumar a tu mito peronista, a la recuperación del tejido social, a la esperanza de los mas débiles y oprimidos. Pero tengo que ser sincero, ese no fue el motor de mi escritura, ese no soy yo; ni siquiera estoy seguro de que seas vos. En cualquier caso, cada uno de nosotros tiene el derecho y la libertad para escribir su historia como puede y quiere. Un abrazo,
Nicolás
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