Durante marzo, en Argentina, murieron 27 personas por coronavirus, un número similar de mujeres y niñas fueron víctimas de femicidio. Además de acelerar la desigualdad, la crisis sanitaria y el aislamiento potencia riesgos y, aunque todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones, los datos de los observatorios de la sociedad civil que cuentan los asesinatos de niñas, adolescentes, mujeres, trans y travestis registraron 33 muertes en el mismo período de 2019. Si se ven estos números, los femicidios no aumentaron considerablemente, pero los llamados a las líneas de ayuda sí: el promedio diario de consultas por violencia machista a la Línea 144, declarada servicio indispensable, después del anuncio del aislamiento social preventivo y obligatorio superó en un 39% al de los días anteriores. El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad comparó los datos del 1 al 19 de marzo con el período que va del 20 al 31 de ese mismo mes. Al 31 de marzo un 25% de las consultas por violencia machista a la Línea 144 habían ingresado por medio de WhatsApp, un canal que se sumó a los ya existentes como medida en respuesta a la pandemia. El número de atenciones por esta vía continúa creciendo. La gran mayoría de casos corresponde a la modalidad de violencia doméstica. Sin embargo, las denuncias recibidas en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación, que puede poner en marcha medidas de protección, bajaron estrepitosamente ya que la denuncia se activa de manera presencial. Conversamos con la ministra Elizabeth Gómez Alcorta sobre el desafío de transversalizar la perspectiva de género durante esta pandemia.
—En estos días se cumplen 4 meses de gestión y de existencia del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, ¿qué proyectos quedaron interrumpidos? ¿Hubo que acelerar la aplicación de algunos programas? ¿La crisis obligó a generar nuevos proyectos?
—El 2 de marzo recién salió aprobada la estructura del ministerio. El ministerio es un ministerio en construcción. Antes de ayer salieron las primeras dos designaciones de directoras. Los primeros meses estuvimos armando esta estructura inferior. Después de la aprobación de la estructura, recién ahí empezamos a tener áreas de gestión para designar directoras y contratar personal. Es en este contexto en el que nos agarró la emergencia y la pandemia.
Teníamos un montón de programas vinculados a igualdad y diversidad, y estábamos esperando a que fueran designadas las directoras para su puesta en marcha. Hay una cantidad de proyectos: programas de igualdad en el mundo del trabajo, en el sistema político, muchos vinculados a prevención relacionados a masculinidades, las direcciones vinculadas a interseccionalidades, violencia en contexto de encierro violencia y migrantes, violencia e indígenas… Todo eso está avanzando por la vía burocrática, una vez que tengamos eso podemos pedir la planta de personal. Es mucho trabajo para quienes tenemos que empezar de cero. Todo eso no quedó parado, solo se ralentizó. Intervienen muchas áreas en todo ese armado: Jefatura de gabinete, empleo público, muchas vinculadas a gestión.
—¿Qué va a pasar con el Plan Nacional contra las violencias que venció en 2019?
—Tomamos marzo y abril para hacer los foros regionales donde se discute el Plan, llegamos a la mitad. Hicimos cuatro foros. Estamos pensando esos proyectos llevarlos a la virtualidad. No podemos postergarlos. El Plan Nacional es medular del ministerio, sabemos que la virtualidad atenta contra la democratización, pero lo estamos llevando adelante, además de reuniones con organizaciones.
Hoy tres cosas tomaron centralidad absoluta. Primero, la Línea 144. Al haberse achicado o disminuido los dispositivos de atención personal, el 144 habilita la posibilidad de pedir ayuda sin salir a la calle. Mis dos asesoras son profesionales que habían trabajado en dispositivos vinculados a violencia de género, y hoy están atendiendo la línea 144. Segundo, cobra una relevancia enorme la emergencia alimentaria para la población travesti y trans. Sabemos que el 80% vive el día a día con el ejercicio de la prostitución. Ahí tenemos un eje que es vital y es el hambre. Y, en otro orden, la crisis en la organización social del cuidado que generó la suspensión de clases, el aislamiento y lo que sabemos que va a ser la lenta salida del aislamiento. Todos los recursos están trabajando centralmente con el tema del hambre.
—Desde que se dictó el aislamiento, la preocupación de los feminismos se centró en que el encierro potencia las situaciones de violencia y a la vez complica las posibilidades de pedir ayuda. No queremos hacer análisis prematuros, pero ¿qué podemos decir de las primeras semanas de aislamiento? ¿Qué evaluación hacen ustedes desde el ministerio?
—Del 20 al 31 de marzo aumentaron un 39% las consultas por violencia a la línea 144 y la línea de WhatsApp, que es nueva. No sabemos si esas consultas hubieran llegado en otro contexto. Tenemos que ver si ese canal trae siempre nuevas consultas, porque el Whatsapp tiene otra llegada. Estamos empezando a trabajar centralmente en hacer un cruce con los otros dispositivos estatales. Si se mantuvieron las demandas en la Oficina de Violencia Doméstica, que ya sabemos que bajó enormemente; si se mantuvieron o no en otras líneas telefónicas. Muchas fiscalías de género están diciendo que las denuncias se redujeron. Entonces, sabemos que la situación de aislamiento lo que hace es aumentar riesgos y tenemos un montón de dispositivos donde bajaron las demandas y otros donde subieron. Vemos que subieron en dispositivos que permiten las consultas sin tener que hacer presencia. Para sacar una conclusión aunque sea preliminar hay que cruzar un montón de datos: con la UFEM, la 136, la 137, la línea 144. Resulta lógico que la demanda telefónica sea la más fácil de cubrir y por eso no solamente la pusimos como prioridad a nivel nacional sino además esta semana empezaron a trabajar 20 personas más en la línea 144: 16 operadoras y operadores y cuatro data entry. Tener un registro fidedigno es central. Las situaciones de alto riesgo son el 6% en la línea que atendemos desde Nación. No varió mucho, está en los standards habituales.
Desde cualquier lugar del país, si necesitás ayuda, podés comunicarte por teléfono al 144, por mail a [email protected] y por WhatsApp a los números (+54) 1127716463 / (+54) 1127759047 / (+54) 1127759048. Todos canales habilitados por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
—Respecto a los indicadores de femicidio, ¿aumentaron? ¿Se sostuvieron?
—Los datos oficiales para el Estado son los que publica el registro nacional de feminicidios de la Corte, que es el único que trabaja con fuentes primarias. Ese registro trabaja con causas judiciales entonces no hay posibilidad fáctica de tener el dato día a día, porque requiere del trámite de una causa. El número diario no es un número oficial. Hay muchos subregistros. Los registros de los observatorios de la sociedad civil cuentan lo que sale en los medios. El problema que tiene el registro de la Corte es que no tiene corte parcial y se presenta a mediados del año siguiente, porque es un registro anual.
Cuando nosotras estamos mirando los números de Argentina en un histórico, vemos que cada vez se fueron registrando más datos (femicidios vinculados, travesticidios, etc) y vemos que los femicidios directos tienen variaciones muy mínimas en el histórico. Son números altos, lo que cuesta es bajar esa curva. Estos datos se los llevé al Presidente en una reunión el lunes. En los registros de las organizaciones de la sociedad civil, en un comparativo de marzo de 2019 y marzo de 2020 casi no hay variación. No es para decir que no es un problema. El problema es gravísimo. Si tenés que trabajar sobre políticas públicas, necesitás saber si hubo un 15% de aumento o se mantuvo. En resumen, yendo a las mismas fuentes estamos manejando datos muy similares.
—Sabemos que se fortaleció la línea de atención a mujeres en situación de violencia, el 144 ¿Podrías contarnos qué es lo que pasa luego de que alguien llama al 144 para contar que vive hoy situaciones de violencia con quien comparte aislamiento? ¿Cuál es el camino que hace por ejemplo alguien que es parte de ese 6%?
—¿El 144 y después qué?, diría una. Todxs lxs operadores son profesionales: psicólogxs, abogadxs, trabajadorxs sociales. Primero filtremos que el 60 % de las llamadas que llegan a la línea 144 no son por violencia por motivos de género. Los que sí son por violencia, llaman personas de círculos íntimos o la propia persona que atraviesa violencia. En general, cuando llama alguien del círculo íntimo se le da algunas herramientas para poder ayudar o explicarle cómo intervenir desde el lugar en que está y en ese caso particular. Cuando llama la persona en situación de violencia y si es de alto riesgo, con ese 6%, se hace una derivación al 911. Cuando hay riesgo de vida lo primero que hay que hacer es salvar esa vida y estamos trabajando para que esas personas llamen directamente al 911. En el resto de situaciones, varía. Aunque en este contexto el noventa y pico por ciento es por violencia doméstica, también se reciben llamadas de violencia económica, violencia laboral. Esto quiere decir que hay un mayor registro de las violencias. Por ejemplo, en San Luis, tienen un 35% de llamados por violencia psicológica, y eso es positivo, es bueno que ya haya identificación de esa violencia y un pedido de ayuda. En los casos críticos, pero no de alto riesgo, se la escucha, se la orienta, se trabaja con derivaciones a los dispositivos de todo el país. Esa derivación es casi artesanal. Nosotros dividimos cuántas son primera intervención de la llamada y cuales son posteriores intervenciones, quedás en contacto y hacés el seguimiento, eso lo hace otro equipo. Y, por otro lado, en este contexto ofrecemos asistencia psicológica. Otra de las cosas que se hace, cuando hay una situación económica grave de fondo, es ofrecer una ayuda, se incluyó a 300 mujeres al plan Hacemos Futuro, articulando con el ministerio de Desarrollo Social. Es decir no es solamente un llamado.
—Y antes del 144, ¿cómo llevamos a las mujeres a pedir ayuda? ¿Qué dispositivos plantea el ministerio para que las personas lleguen a pedir ayuda?
—El 144 tiene un largo recorrido y tuvo campañas para instalar el número. Ya venía trabajándose. Como es federal, las provincias hacen además sus propias campañas. Obviamente estamos trabajando en distintos modos de acceder a la línea, el barbijo rojo se trata de eso. Los medios de comunicación están colocando también el 144. Además, estamos trabajando en un dispositivo comunicacional de gran alcance masivo que esperamos que en estos días podamos difundir, porque es vital que se sepa que el 144 existe.
—¿Cómo fue la recepción de la campaña del barbijo rojo?
—Aclaro siempre, pero lo vuelvo a repetir. No es una contraseña de la KGB, por algo lo estamos difundiendo por la televisión. La idea es que en este contexto donde los dispositivos presenciales se redujeron y las farmacias están exceptuadas es un canal más para que puedan llamar. Llamamos a las ministras y secretarías de géneros de las provincias para saber cómo había sido recibido. Encontramos situaciones donde fue la mujer y pidió un barbijo rojo y le prestaron un teléfono los farmacéuticos, en lugar de llamar ellos. Dos casos de mujeres que llamaron desde farmacias. Un farmacéutico estaba dando vacunas, una mujer le dijo estaba muy asustada, llamó al 911 y vino la policía mientras ella estaba en la farmacia. A veces no llaman al 144 o al 911 sino a los dispositivos locales. La recepción es dispar, hay provincias donde no tuvimos respuesta y provincias donde la recepción ha sido buena. Es una campaña vinculada a la situación de aislamiento, pura y exclusivamente.
—¿Cómo se está transversalizando la mirada del ministerio con las otras decisiones que se están tomando en la pandemia? Hay una mesa interministerial, el ministerio no está participando o al menos esa es la foto. En esta crisis las mujeres son las que están en la primera línea de exposición y riesgo y sin embargo, no están en las mesas donde se toman decisiones.
—Venimos trabajando en contacto cotidiano con el Jefe de Gabinete Santiago Cafiero y Cecilia Todesca, que tiene un rol importantísimo y mucha capacidad. Por ejemplo, esta semana les mandamos un informe sobre cómo transversalizar o cómo es la salida del aislamiento desde una perspectiva de género, en términos de la organización de cuidados. Venimos trabajando en relación al IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y las trabajadoras de casas particulares, cuestiones vinculadas a las licencias. Venimos articulando no solamente con Jefatura de Gabinete sino con el resto de los ministerios. Armamos una segunda mesa interministerial de cuidados el 25 de marzo convocada por nosotras —quizás esas cosas no se ven—, y ahí estuvieron Trabajo, Desarrollo Social, Economía, ANSES, AFIP. Nosotras sentimos que hay un trabajo muy de equipo. Con el Presidente estuve reunida una hora y cuarto sola con ciertas informaciones que había que llevarle en términos de datos, centralmente femicidios, índices de la línea 144, población travesti trans y cuidados. Focalizamos en estos temas que la emergencia nos obliga a tomar, y después, todas las acciones actuales y a futuro en relación a estos temas.
En el Comité de crisis no están todos los ministerios y hay presencias que no tienen que ver con lugares ministeriales. No sentimos que la mirada de género esté quedando afuera, no tendríamos problema en decir que sentimos que no. Estamos trabajando con Desarrollo Social, con ANSES, con Salud, con Trabajo, con SENAF, con Ministerio de Seguridad, con el Ministerio de Justicia. El trato es diario.
—La crisis sanitaria aceleró las desigualdades, quienes estaban mal ahora están peor. Entre ellxs están las personas trans. Previo a la pandemia algunas organizaciones denunciaron el faltante de hormonas, por ejemplo. ¿Qué proyectos direccionados a esta población se están llevando a cabo?
—Lo primero es el tema comida. Alba Rueda ayer me pasó los datos: dimos 1.040 módulos alimentarios para la población travesti trans, para distribuir en las provincias. Incluimos en el programa Hacemos Futuro 3229 personas trans y travestis gracias a la coordinación con Desarrollo Social, el Presidente lo estaba siguiendo personalmente. Ese listado se aumentó porque el INADI aportó otra lista, son cerca de cinco mil personas travestis y trans incluidas en este programa, que es un ingreso mensual. Además estamos trabajando con una grave situación habitacional, producto de situaciones abusivas en hoteles y pensiones en CABA y AMBA. Tenemos un registro de 104 personas trans y travestis con riesgo de ser desalojadas. Estamos articulando con dueños de hoteles y pensiones, haciendo el relevamiento y en CABA articulando con la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Estamos trabajando caso por caso de manera artesanal.
—El acceso a la interrupción legal del embarazo no se interrumpe con las medidas de aislamiento, sin embargo se dificulta. ¿Se está garantizando en las provincias?
—Lamentablemente estamos encontrando obstrucciones en el acceso a la ILE en algunas provincias. Nos están llegando muchos casos. Están aprovechando para obstaculizar lo que cuesta siempre. Algo que es difícil siempre. Estamos articulando con direcciones del Ministerio de Salud cada uno de los casos. Queremos que quede claro que de ningún modo la emergencia impide el acceso a la ILE. El acceso a la ILE es un derecho y si hay cualquier dificultad se puede llamar también a la línea 144, que tiene protocolo para la atención de estas demandas. Hay varios casos en provincias donde se obstaculizó y después las logramos hacer pero con intervenciones del Ministerio de Salud y el nuestro. Las provincias que nunca quieren hacerlo, los médicos que no quieren hacerlo, se aprovechan. Son contextos muy difíciles para salir a la calle para las familias, entonces todas esas redes que en general se forman para acompañar están muy limitadas. La línea 144 está muy asociada a violencia física, pero es una línea preparada para resolver también estas situaciones.
—El feminismo es transnacional. Desde el ministerio, ¿están articulando una perspectiva regional con otros ministerios o instituciones homólogas?
—Tengo contacto directo con Irene Montero, Ministra de lgualdad en España, con la titular del Instituto de las Mujeres de México, Nadine Flora Gasman Zylbermann, con quien estuvimos reunidas en Chile. Hubo una reunión con todas las ministras de los países que integramos la OEA la semana pasada. La mayoría de los países estamos atravesando lo mismo. Es muy increíble que todas hacemos más o menos lo mismo y, después, vimos algunas cuestiones particulares que nos aportaron. Hay bastante contacto con las compañeras de República Dominicana, la presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres. Circulamos recursos y estrategias. Con Irene estamos en Telegram, el barbijo rojo es una iniciativa que se llevó a cabo en España antes. Todos los países tienen líneas nacionales como el 144 y en todos aumentaron las consultas. Las situaciones son bastantes similares. La crisis de cuidados es central en todos los países de la región.
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