La cuarentena va a la Universidad

Ochenta entrevistas en 15 distritos para componer esta tomografía de la crisis

 

A partir de la conducción que el Estado nacional lleva adelante en la crisis por el coronavirus, ¿qué aspectos deben ser reforzados?

Ante esa pregunta del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Instituto del Conurbano (ICO) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) buscó respuestas. Sus investigadores, docentes, estudiantes y quienes ya han obtenido la graduación contactaron a referentes barriales para medir la evolución del “aislamiento social preventivo obligatorio” en los cordones que rodean a la Ciudad Autónoma.

El Instituto del Conurbano advierte que obtuvieron sus conclusiones a partir de hacer epicentro en Moreno y su región, el noroeste del Conurbano. No obstante, contempla los mismos problemas que esta columna ya vio en el sur. A continuación, con unas pocas acotaciones, se resumen y ordenan sus aportes.

 

 

¿Qué relevaron respecto a la pandemia?

Las dimensiones del relevamiento refirieron a:

·Cuánto se acató el aislamiento;

·Si fue parcial, por qué;

·Cómo y por dónde se comunica la población;

·Qué nuevos problemas hubo;

·Qué pasaría en una eventual extensión de la cuarentena.

 

Acatamiento

Se mantuvo en sus hogares el 42% de los vecinos, lo que –en su contexto– es evaluado como muy bueno. “En menos del 15% de los barrios se informó un muy bajo nivel de acatamiento”, dice el ICO.

 

¿Por qué no fue mayor?

Porque las familias no tienen ahorros para aprovisionarse o comprar en mayoristas; carencia de un salario mensual que impide una cultura de planificación; los comercios tienen poca mercadería y cara. Incluso si consiguen alimentos del Estado, hay que salir a buscarlos. Encima, las madres solas deben hacerlo con sus criaturas. Peregrinan en busca de cajeros automáticos (El Cohete ha corroborado que a veces hay que irse de la localidad). Y lo peor: a menudo ni agua hay, o es escasa.

 

Problemas dentro del hogar

En barrios con lotes grandes el adentro supone espacios más holgados. En otros, las viviendas son chicas y deficitarias. A veces, para desechar la basura no alcanza con “salir a la vereda”, hay que caminar un tramo largo.

En los asentamientos o barrios precarios, “no es posible entender la cuarentena como un aislamiento adentro de las casas”, la cuadra se vive como extensión del hogar y el aislamiento se proyecta al barrio. En la calle, hay chicos que juegan a la pelota y adolescentes en las esquinas que no se asumen como pasibles de contagio.

Muchos descreen que el virus les llegue; consideran que “el aislamiento es para la clase media”.

Aunque con menor frecuencia, también se menciona que cuesta estar en casa cuando hay violentos o adictos.

El mayor problema sigue siendo la falta de dinero de quienes deben salir a hacer “changas”. (¿Dónde estás, Elisa Carrió, para pedir que “no se corten”?).

 

 

¿Cuándo funciona?

Cuando hay control policial; plata para aprovisionarse y una casa acogedora.

El ICO además especificó:

  1. Hubo alto cumplimiento de la primera disposición de licenciar a los trabajadores mayores o con dificultades de salud;
  2. En gran parte del segmento donde hay suspensión de actividad, depende del sector y los eslabonamientos de subcontratación. En las gastronómicas, las cooperativas se han reconvertido como instancias “a domicilio”, pero hasta 20 cuadras, por lo que decayó mucho su producción.

 

 

¿Cómo circulan los datos?

“La población está informada”, concluyen los observadores; ya por instancias estatales y organizaciones populares, ya por los medios masivos; aunque…

  1. Información no es lo mismo que toma de consciencia;
  2. Llega mucha “info-basura”.

La gente intercambia esos presuntos saberes por las redes (anti)sociales, con WhatsApp a la cabeza. “Algunas familias se comunican por el fondo o entre casas lindantes y balcones; se saludan cuando pasan a aprovisionarse o si se cruzan en el supermercado”.

Los menos tecnologizados, o sin computadoras, no pueden cumplir con todas las tareas que les envían desde las escuelas.

 

 

Problemas del aislamiento

Aumenta otra vez el endeudamiento de las familias.

La falta de dinero es mayor cuanto más lejos se está del Centro, donde habitan cartoneros y recicladores, pero también obreros de la construcción o la jardinería. Los productores que no pueden vender en ferias, no tienen otros canales de venta. Quienes tienen algún salario sienten la amenaza del desempleo o la suspensión. Las empleadas de limpieza, en casas de barrios privados, van obligadas.

El del empresario Gustavo Cardinale no es el único caso de patrón que obliga a “la muchacha”.

 

 

 

 

Mejor que esos autónomos están “los grupos cuyo sustento estaba ya ligado a transferencias de ingresos desde el Estado, organizados en asociaciones, más protegidos en la coyuntura en comparación con aquellos que perciben ingresos laborales moderados”, afirma el ICO.

 

 

 

Problemas con la comida

La leche. Hay que salir cada día a buscarla. El ICO enumera: pocos ingresos; falta de mercados de porte en la zona o de reposición en los comercios de proximidad; aumento abusivo de precios, en especial frutas y verduras; insuficiencias en los merenderos del municipio; limitaciones en la tarjeta Alimentar (los almacenes y mercaditos no la acepten o le aplican sobreprecio). A esto, y a la falta de cajeros, se suma un acceso deficiente a la bancarización. (Agrega El Cohete: se vio en esta semana que el 70% de quienes tienen tarjeta de débito igual se expusieron a cobrar por ventanilla).

 

 

Problemas en salud

Hay dificultades para obtener recetas y medicamentos; cerraron servicios asistenciales que discontinúan la atención de enfermedades crónicas u otras.

Muchos adultos mayores viven solos y necesitan salir a buscar las recetas –primero– y los remedios después.

 

 

¿Y si se prolonga?

Extender con éxito la cuarentena para las familias depende de que haya algún ingreso para los cuentapropistas: vencen cuotas; se acaba la garrafa.... Y a la falta de ingresos para alimentos, en los barrios temen algún desabastecimiento.

En lo personal pueden interrumpirse los tratamientos de enfermedades crónicas u otras, sin contar los accidentes, además de las alteraciones en la salud mental: cuadros de ansiedad, angustia, consumos problemáticos, depresión e hipocondría.

Los referentes territoriales vislumbran que las tensiones sociales pueden derivar en más violencia familiar/de género; discusiones en el vecindario, más robos y hasta aumento de violencia policial.

Este último punto ya había sido señalado por el Centro de Estudios Legales y Sociales, desde donde se había advertido que “el control del cumplimiento de la cuarentena no debe acentuar la desigualdad”.

 

 

El control del cumplimiento de la cuarentena no debe acentuar la desigualdad

 

 

En esos barrios relevados donde se da la mayor dificultad para no sucumbir al “falso dilema de salud o economía”, es donde se asienta la mayor base electoral del Gobierno tanto como la inalterada confianza mutua entre unos y otro.

 

 

 

* Los relevamientos telefónicos (casi ochenta entrevistas en quince distritos) fueron producidos por Viviana Colella, María Eugenia Jaime, Cristina Cravino, Eduardo Reese, Carolina Barnes, Anabella Zamora, Bárbara Couto, Emanuel López Méndez, Verónica Maceira, Ana Luz Abramovich, Gonzalo Vázquez, Silvia Ebis, Jesús Ebis y la Red de organizaciones de Cuartel V (Moreno). Su análisis corrió por cuenta de la investigadora docente del ICO, Verónica Maceira.

 

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