La última vez

 

En febrero te conté que Tony Bennett padecía Alzheimer. No obstante, hace unos días celebró su cumpleaños 95 con un show de despedida en el icónico Radio City Music Hall de Nueva York, en compañía de Lady Gaga. Las funciones del 3 y el 5 de agosto se presentaron como La última vez. El habitual pedido de no grabar ni filmar fue reemplazado esta vez por la obligación de apagar los teléfonos celulares y guardarlos dentro de un sobre con cierre hermético, que sólo se desmagnetizaba al salir. El show tuvo tres partes. Comenzó ella, siguió él, con diez temas cada uno, y luego cantaron tres juntos. El público los ovacionó de pie 27 veces. Antes, hubo un aplauso para Hillary y Bill Clinton, cuando Gaga los saludó desde el escenario.

En realidad ella se llama Stefani Germanotta, y él, Antony Dominick Benedetto, y son dos tanos de Nueva York fieles a sus raíces.  Tony tomó la iniciativa, en 2011, después de escuchar por primera vez a la estrella del pop, una genia de la producción de sí misma, con un personaje distinto cada vez y siempre fascinante, e intuyó que había allí una gran cantante de jazz, como él mismo lo es.  La prematura muerte de Amy Winehouse frustró la posibilidad de otro álbum superlativo de Tony Bennett a duo con la rusita de Londres que cantaba con la misma desgarradora sensibilidad de Billie Holiday. Hay una filmación del momento en que él se entera de la terrible noticia y no puede contener las lágrimas.

La enfermedad jamás le hizo olvidar la letra de una canción. El músico y neurocientífico Daniel Levitin escribió que la música y el canto provienen de áreas del cerebro distintas de las que se asocian con el discurso y el lenguaje. Esto explicaría cómo un hombre que habla con voz vacilante y que ha perdido el recuerdo de hechos, personas y lugares puede, en cuanto suena la música, cantar con tanta belleza y expresividad.

 

 

 

 

Hasta que comenzó la pandemia, siguió dando varios recitales por mes. Desde que la Covid lo recluyó en su departamento, sobre el Central Park de Nueva York, ensaya dos veces por semana el recital, de 90 minutos, con el pianista Lee Musiker, que lo acompaña desde la muerte de su alter ego musical Ralph Sharon.

Esos ensayos están muy bien organizados, con una lista de los temas en el orden en que serán incluidos. Pero la tarde de la entrevista concertada con la publicación del equivalente estadounidense del PAMI para dar a conocer la noticia más triste, Musiker atacó sin previo aviso una canción que no estaba en la lista y que Tony había grabado casi medio siglo antes, la tristísima Maybe This Time, una de las que Liza Minnelli popularizó en Cabaret. Su letra dice: "Todos aman a los ganadores, por eso nadie me quiere". La interpretación fue deslumbrante.

La esposa de Tony, Susan Crow, con quien se conocieron cuando ella tenía 19 y él 59 años, advirtió por primera vez que algo no andaba bien cuando Tony no recordó los nombres de los músicos que lo acompañaron en un show, en 2016. Dos años antes había grabado un álbum extraordinario de jazz standards con Lady Gaga. Estos videos te dan una idea de la notable química entre ambos.

 

 

 

También hicieron un show en el Radio City Music Hall, en 2015, que alguien grabó desde el público. La calidad del sonido no es el ideal, pero comunica la electricidad que se transmitía desde el escenario.

 

 

Los dos shows de La última vez fueron un anticipo del nuevo álbum de ambos, que se difundirá el 1° de octubre con temas de Cole Porter, titulado Love for Sale. El anticipo del lanzamiento fue conocido la semana pasada y es conmovedor.

 

 

Nunca antes alguien de esa edad cantó con semejante precisión y belleza, en plena posesión de recursos expresivos que superan los que le dieron fama siete décadas atrás.

 

 

 

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