El domingo 16, Boca se tomó la revancha ante River. El partido se jugó a las 9 de la mañana, en Ezeiza, sin televisación. Y los equipos estuvieron integrados por mujeres. Boca ganó 3 a 0 con goles de Carolina Troncoso, Micaela Cabrera y Martina Dezotti.
El último partido que jugaron, en septiembre, terminó 1 a 1, y Casa Amarilla quedó chica. Días después, el repechaje que jugó la Selección argentina incluyó un estadio de Arsenal lleno para ver un partido de mujeres: ¿por qué no usar ese impulso para armar eventos similares con partidos convocantes por su historia y su peso como este River-Boca?
Las imágenes de aquella vez vuelven a escena y abren preguntas: hubo miles de chicas que llenaron micros para ir a ver a las pibas de la Selección y que después, cuando la Argentina jugó el partido de vuelta en Panamá, se juntaron donde pudieron para ver el encuentro juntas.
Si el fútbol femenino empieza a generar eso, ¿es un domingo a las 9 de la mañana y en Ezeiza una estrategia de visibilización adecuada para el futuro del deporte?
La trastienda
La decisión del día y el horario quedó en manos de River, el club local. María Laura Barbaresi, presidenta de la Comisión de fútbol femenino de la entidad, contó que se eligió Ezeiza porque la cancha allí estaba disponible de mañana: a la tarde habrá partidos del fútbol infantil de varones.
Además, la preocupación por la seguridad después de los incidentes en el ingreso al Monumental para la final de la Copa Libertadores fue un tema. El River-Boca de mujeres iba a jugarse el 25 de noviembre: aquellos disturbios lo postergaron. Después se suspendió por el G20 y estuvo por pasarse para el año próximo.
“Las chicas no usan el Monumental y el club no va a salir a alquilar una cancha: sería hacer un gasto ilógico, tenemos otros lugares donde jugar. Además, si hacés algo masivo tenés que gastar dinero en más policía y otras cuestiones. Y lo cierto es que a ver el fútbol femenino siempre van los mismos: los padres de las chicas y algún socio más. Yo estoy en el club desde 2013 y nunca fue un desborde de hinchas”, afirma Barbaresi. Y agrega: “Me hubiera gustado que fuera algo más masivo, pero nos adaptamos. Somos conscientes del momento y del lugar que nos toca. Y no vamos a realizar un gasto extra”.
Para garantizar un partido de la fecha de mujeres cada club debe contratar una ambulancia con médicx y enfermerx y un policía. Platense, por ejemplo, es un club que cuando decidió jugar con River abrió las puertas de su estadio e invirtió: el valor de hacer eso fue de 50.000 pesos. No resulta un número alto si se contempla que en este caso se trataría de un club grande y menos aún si se lo compara con los gastos que se destinan al fútbol masculino.
¿El patriarcado del fútbol se va a caer?
El fútbol es mirado por cada vez más mujeres, que se acercan al deporte desde el feminismo, multiplicando el número de jugadoras e hinchas. La relación entre las jugadoras y las mujeres que empujan desde afuera de la cancha empieza a entrar en tensión con las instituciones que deben generar transformaciones. Parecen ser necesarias políticas deportivas que todavía no son prioridad en los clubes, la AFA o el Estado. A esto se suma un contexto: los propios clubes expresan no saber cómo encontrarle la vuelta al fútbol femenino para que sea sustentable económicamente.
En este marco, la disputa del superclásico tuvo pocas estrategias de visibilidad.
La jugadora de Boca Camila Gómez Ares (que estará ausente del partido por una lesión) dice que es “una lástima” que no se haya promocionado. “En el último partido en Casa Amarilla se llenó tanto que hubo gente que quedó afuera. Algunos se colgaron de los árboles para ver algo. Después de la cancha de Arsenal llena necesitamos difusión para que la gente nos conozca. Y desde lo organizativo sigue todo igual. Por ejemplo, nunca jugamos en la Bombonera o en el Monumental, y yo creo que si hiciéramos eso vendría mucha más gente porque los dos clubes movilizan a miles y miles de personas”, analiza.
Los templos de ambos clubes están cerrados para las mujeres, pese a que las jugadoras insisten en usar las canchas principales.
Camila, por caso, tiene que correr en pasto como parte de su recuperación. Pero cuando pisa la cancha de pasto del club el canchero le dice que ahí sólo puede haber varones.
Su compañera Florencia Quiñones piensa que estas son “las cosas que le hacen mal al fútbol femenino”. “Nunca pondrían un clásico de varones a las 9 de la mañana. Es un partido que podría darle visibilidad al deporte, se tendría que aprovechar. Las jugadoras tenemos que empezar a hablar, a cuestionar. Y hacerlo para dejar una huella, para que las que vienen detrás nuestro tengan un fútbol mejor, igualitario, y que no sufran tanto”, dice.
Como las mujeres no concentran los días previos al partido (otro gasto que deberían asumir los clubes) el horario les genera problemas. Por ejemplo, las que viven en La Plata u otras ciudades de la provincia tienen que salir de sus casas a las 5 de la mañana para pasar por el club e ir a Ezeiza con sus compañeras y poder llegar antes de las 9 allí.
Boca les pagará un lugar para dormir a algunas; en River se organizaron las propias jugadoras que viven en Capital para recibir a sus compañeras en sus casas.
Mercedes Pereyra, delantera de River, coincide en que hubiera sido más convocante si se jugara en otro horario. “Hace 11 años que estoy en el club, muchas veces hablamos de jugar en el Monumental… A veces una sueña con eso, pero ni se puede preguntar. Hay algunas mejoras, nosotras por ejemplo ahora tenemos obra social, un equipo sub 14 y un sub 17, pero lo del Monumental no creo que sea posible”.
En ambos clubes la mayoría tiene que trabajar para garantizarse su subsistencia: en Boca las que mejor viático cobran pueden llevarse entre 4500 y 5.000 pesos, mientras que en River cobran entre 3.000 y 3500 pesos.
El Jefe
Ricardo Pinela es el presidente del Fútbol femenino de la AFA y es además vicepresidente de UAI Urquiza, el club que rompió la supremacía de Boca y River en este deporte.
Para él, lo que ocurrió con la cancha llena en Arsenal “no es algo normal”, no sólo aquí sino también a nivel internacional. Opina: “La gente que acompaña todos los fines de semana es un grupo minúsculo y eso no pasa solo en la Argentina”.
—¿Te parece que desde la AFA se podría haber visibilizado más el partido?
-El día y horario lo deciden el club y la televisación Crónica TV. AFA no se puede meter. Igualmente, yo creo que no le podés pedir plata a algo que no genera plata. Por ejemplo, si ponés un cartel que cuesta 5.000 pesos en Constitución a la espalda del tren, ¿quién lo ve? Sólo los que reparan las vías. En nuestro proyecto está previsto que este deporte sea económicamente sustentable entre 2019 y 2020.
—¿No hubiera tenido más repercusión si se jugara en un horario distinto y más cerca de Capital?
—Depende de las circunstancias del torneo. Hoy Boca y River ya están clasificados. Cuando definen algo apenas juntan 600, 700 personas. Aspiro a que las familias, las mujeres y los hombres —porque en Arsenal había muchísimos hombres— vayan a la cancha. Eso va a llegar, pero va a tardar muchos años.
—¿Pero te hubiera gustado que se jugara en cancha grande?
—Sí, por supuesto.
—¿Por qué no se visibiliza, entonces?
—Hay otras dificultades. Además, el periodismo no hace el trabajo que debería hacer. ¿Cuánta información encontrás en los medios sobre nuestro torneo local? Ahora está saliendo este partido por lo que pasó con los varones.
—¿Y si se hicieran partidos antes de los varones de Primera, como ya ocurrió en algunos clubes?
—A mí me encanta, pero no hay vestuarios para hacerlo. Porque los estadios no tienen cuatro vestuarios. Entonces deberías hacer jugar a las chicas cuatro horas antes del inicio del partido de varones, para que desalojen el vestuario con tiempo.
El historial
El último encuentro jugado en Casa Amarilla terminó 1 a 1. Según el programa de radio Sólo Fútbol Femenino —que se emite por www.radioypunto.com— desde 2010 ambos equipos se enfrentaron en 19 oportunidades. Hubo 10 triunfos de Boca, 1 de River y 8 empates.
Desde la creación del torneo de la AFA en 1991, Boca logró 23 títulos y River 11. Pero en los últimos años esta supremacía se resquebrajó. San Lorenzo logró dos títulos y siempre se mete en las definiciones y la UAI ganó tres de los últimos cinco campeonatos. Y es, además, el que más jugadoras tiene en la Selección nacional.
Jacinta, de la organización de hinchas Boca es Pueblo, afirma que la invisibillización en su club responde a que no hay ninguna mujer en la Asamblea de representantes ni en la Comisión Directiva. Ellas se organizaron para seguir al equipo de mujeres después de que Mónica Santino, referente de la organización de fútbol feminista La Nuestra, ex jugadora y entrenadora, les señaló que si querían hacer reclamos el lugar por donde empezar era el apoyo a las jugadoras.
Sobre este superclásico, Santino piensa que en la actualidad un partido que protagonice la UAI Urquiza puede ser más atractivo que un Boca-River, aunque opina: “La AFA no puede lograr nada en términos de convocatoria y sigue habiendo un mar de distancia entre lo que pasa en la calle con el fútbol de mujeres y la revolución de las pibas en el fútbol”.
Para Santino el partido se podría haber explotado de alguna manera en términos de convocatoria. “Quizá no pueden, no quieren o no la ven. Lo cierto es que las mujeres futbolistas tenemos que jugar nuestros superclásicos, que podrían dividirse en dos: visibilidad versus invisibilidad o movimiento de mujeres versus la inercia de los clubes y la AFA”, resume.
Y agrega: “Tenemos cien años de patriarcado y de supremacía de varones en nuestro deporte, el más popular del planeta. Esa es la distancia entre un partido y otro con siete días de diferencia”.
Una semana después del partido del siglo que protagonizaron los varones, el superclásico femenino se jugará un domingo a las 9 de la mañana y a 35 kilómetros de distancia de cada uno de los clubes.
Las jugadoras y las que empujan desde afuera de la cancha no quieren escuchar más este cuento de la Buena Pipa.
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