Ésta es una historia sobre cómo decisiones inofensivas pueden crear un mundo dañino.
Estos bonitos son 50% Triángulos, 50% Cuadrados, y 100% un poquito formófobos. ¡Pero sólo un poquito! De hecho, cada polígono prefiere estar en un grupo diverso:
Sólo podés moverlos si están insatisfechos con su vecindad inmediata. Cuando están bien donde están, no podés moverlos hasta que estén insatisfechos con sus vecinos de nuevo. Tienen una regla simple:
“Me quiero ir si menos de 1/3 de mis vecinos son como yo.”
Inofensivo, ¿no? Cada polígono estaría feliz con un vecindario mezclado. Seguro su pequeña preferencia no puede afectar tanto la forma más amplia de la sociedad, ¿no? Bueno…
Y… nuestra sociedad de formas se vuelve súper segregada. ¿Será posible?
A veces un vecindario sencillamente se vuelve cuadrado, y no es culpa de ellos si ningún triángulo quiere quedarse a vivir. Y un vecindario de triángulos recibiría a un cuadrado, pero no pueden evitarlo si los cuadrados no están interesados.
En esta siguiente parte, las formas insatisfechas se mueven automáticamente a espacios aleatorios vacíos. También hay un gráfico que lleva la cuenta de cuánta segregación hay a través del tiempo.
¿Y qué tal? Éstas son formas bienintencionadas, formas buenas. Y sin embargo, aunque cada individuo sólo tiene una pequeña preferencia, la sociedad entera se fractura y separa.
Pequeñas tendencias individuales pueden causar grandes tendencias colectivas.
La igualdad es un equilibrio insostenible. La más pequeña de las tendencias puede empujar la sociedad toda más allá del punto de no retorno. Bueno, ¿qué pasaría si les enseñamos a estas formas a tener cero intolerancia? (O si estás particularmente vil hoy, más intolerancia.)
Notá cuánto más segregadas se ponen las cosas, cuando subís la tendencia más allá del 33%. ¿Y si fuera de 50%? Parecería razonable que una forma prefiriera no estar en la minoría…
Entonces sí, bajá la intolerancia de todos a cero, ¿bien? Jaja, NOP. El mundo real no empieza de nuevo con una distribución de la ciudadanía cada día. Cada día, no estás barajando las cartas.
¿Ves lo que no sucede? No hay cambio. No se mezclan todos de nuevo. En un mundo donde la intolerancia alguna vez existió, ¡ser tolerante no es suficiente! Vamos a necesitar medidas activas. ¿Qué pasa si las formas quisieran buscar un poquito más de variedad?
Fah. Incluso cuando cada polígono estaría contento con tener hasta un 90% de sus vecinos iguales a él, ¡se mezclan todos! Veamos cómo se desenvuelve esto en una escala mayor, cuando cambiamos la medida de intolerancia y de rechazo a la homogeneidad de todas las formas.
Todo lo que hace falta es un cambio en la percepción de cómo luce un ambiente aceptable. Así que, formas amigas, recuerden que no es todo sobre triángulos versus cuadrados, es sobre decidir cómo queremos que se vea el mundo, y conformarnos con nada menos que eso.
LLEVALOS TODOS A LA CAJA DE
L
A
A
M
I
S
T
A
D
(pista: no los muevas directo a la caja; mantené los pares juntos)
Al principio, ir por tu cuenta puede ser solitario… pero trabajando juntos, paso a paso, vamos a llegar.
1. Pequeñas tendencias individuales → Grandes tendencias colectivas.
Cuando alguien dice que la cultura es formófoba, no están diciendo que los individuos en ella son formófobos.
No te están atacando a vos personalmente.
2. El pasado persigue al presente.
El piso de tu cuarto no deja de estar sucio porque dejaste de tirar comida todo sobre la alfombra.
Crear igualdad es como permanecer limpio: cuesta trabajo. Y es siempre un trabajo en progreso.
3. Demandá diversidad en tu entorno.
Si pequeñas tendencias crearon el mambo en el que estamos, pequeñas contra-tendencias pueden llegar a arreglarlo.
Mirá a tu alrededor. Tus amigos, tus colegas, esa conferencia a la que estás asistiendo.
Si todos ustedes son triángulos, te estás perdiendo un montón de cuadrados geniales en tu vida -
eso es injusto para todos. Extendé tu alcance, más allá de tus vecinos inmediatos.