Cuatro chifladas hermosas
Por mi cumpleaños una amiga me mandó un video musical. Así supe de la existencia del cuarteto Salut Salon, una pianista, una celista y dos violinistas que se divierten con una combinación encantadora de virtuosismo y humor. Con la seguridad con que cometemos las mayores equivocaciones, no dudé de que la celista era italiana, con un perfil romano clásico, y sospeché que tal vez la pianista también, pero de la Toscana. Después le pregunté al doctor Google y me contestó con varias interpretaciones impecables de Piazzolla. Quise saber más y averigüé que aman bailar tango y que también pueden tocar muy en serio, de lo que hay conciertos y discos como prueba. Por seguir insistiendo debí admitir que la inconfundible romana se llama Sonja Lena Schmid y su probable compatriota florentina Anne-Monika von Twardowski. Las violinistas son Angelika Bachmann e Iris Siegfried. Es decir cuatro alemanas de Hamburgo que se conocen desde el colegio y tocan juntas desde 1999. También ha habido otras integrantes del cuarteto, pero estas son la base. Digo que no escuché esa música mientras escribía, porque interrumpí la nota para buscar estos pocos datos que les cuento. Si quieren seguir la investigación por su cuenta, se encontrarán con biografías musicales impresionantes y una concepción social de la música que confirma la simpatía que provocan a primera vista. Esta selección de veinte minutos sirve para empezar a conocer de qué se trata.
Con la música me pasan dos cosas contradictorias. Maldigo haber sido tan negado para interpretarla, pero me alegra mi capacidad para escucharla porque es una de las mayores fuentes de goce que he conocido, especialmente recomendable en tiempos de sordidez y mezquindad como los que vivimos.
Después de escuchar varios temas de Piazzolla por Salut Salon, siento que resisten la comparación con Gidon Kremer y su Kremerata Baltica.
Sólo me entristece que Pantaleón no haya llegado a escucharlas, porque se murió cuando Sonja, Iris, Anne-Monika y Angelika eran unas pibitas de conservatorio. Pienso que le hubiera gustado tocar con ellas como hizo con el Kronos Quartet.
Total, si grabó con Amelita Baltar, ¿por qué no lo hubiera hecho con estas cuatro chifladas hermosas?
De paso, ¡cuántas cosas bellas nos dejó!
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