Copos de nieve
El robo de los mellizos y la historia sobre la nieve que contó Sabrina
Sabrina festeja el día de justicia a risa suelta.
El caso de la apropiación de los mellizos Valenzuela Negro durante la última dictadura cívico militar tuvo un fallo contundente de parte del juez Roberto López Arango, integrante en forma unipersonal del Tribunal Oral Federal de Paraná. El veredicto, dado a conocer la tarde del martes 23 de octubre, condenó a tres pediatras por sustracción y sustitución de identidad de ambos niños. La resolución fue celebrada no sólo porque comprueba la responsabilidad penal de los imputados —primeros civiles sentenciados por delitos de lesa humanidad en Entre Ríos—, sino también porque los fundamentos otorgan certeza judicial a lo que sostienen desde hace años los organismos de derechos humanos: la existencia de un pacto de silencio entre los médicos que impide localizar a uno de esos bebés, al que ante la falta total de datos sobre su paradero se lo llama El Melli.
El Poder Judicial condenó a Miguel Torrealday a nueve años de prisión y a sus socios David Vainstub y Jorge Rossi a seis años; el primero como partícipe necesario y los otros dos como secundarios. La sentencia da por hecho que en marzo de 1978 los tres brindaron las condiciones indispensables para el robo de los bebés, al mantenerlos ocultos en la clínica de la que eran dueños, el Instituto Privado de Pediatría (IPP), luego de recibirlos derivados desde el Hospital Militar de Paraná y antes de entregarlos a quienes dispusieron qué destino tendrían finalmente.
La patota militar del Destacamento de Inteligencia 121 del Segundo Cuerpo de Ejército, con Pascual Oscar Guerrieri a la cabeza, dejó a la melliza en el Hogar del Huérfano de Rosario, borrando así su identidad hasta 2008 cuando reencontró a su familia biológica. El varón permanece todavía desaparecido, como botín de guerra por ser hijo de los militantes montoneros Tulio Valenzuela y Raquel Negro.
En las puertas del Tribunal se concentraron organizaciones de derechos humanos, políticas y sindicales. Radio Comunitaria Barriletes y la agrupación H.I.J.O.S. Regional Paraná montaron una radio abierta en la calle y hubo un festival de música. Minutos después de conocido el veredicto, Sabrina Gullino Valenzuela Negro –aquella niña que restituyó su identidad– valoró que se haya logrado reconstruir minuto a minuto cómo ocurrieron los hechos, sobre todo por el aporte de “las enfermeras que se animaron a romper el pacto con la impunidad y la jerarquía médica” y por la “lucha colectiva que empezó hace 40 años con las Madres y las Abuelas y con los Hijos”.
“Estamos tranquilos y satisfechos, porque cuando se escriba la historia de Entre Ríos vamos a poder decir que los socios civiles de los genocidas –la pata civil encarnada en la jerarquía médica de Paraná– fueron juzgados; que hemos podido desmontar la trama burocrática, médica, empresarial”, remarcó.
Mientras hablaba, el juez López Arango salía de los tribunales. En una escena inusual, el magistrado se retiró envuelto en un prolongado aplauso. Es que si bien el monto de las penas fue menor a los 15 años solicitados por las querellas y a los 12 reclamados por la Fiscalía, la condena a pediatras prestigiosos de la ciudad, médicos de miles y miles de paranaenses, era algo impensado poco tiempo atrás. Mayor fue la sorpresa cuando horas después se conoció el texto completo del fallo. Allí se lee que respecto de la entrega de Sabrina y de su hermano “cuya búsqueda desvela a sus familiares y organizaciones de derechos humanos, los imputados levantan un muro inexpugnable, montado sobre un pacto de silencio inentendible”. Agrega que ese pacto “pudo avizorarse desde el inicio de la investigación”. Y más adelante insiste: “Quienes más responsabilidades tenían en el caso, los médicos tratantes –insólitamente– no pudieron aportar ningún indicio sobre el caso que evidentemente es vox populi dentro del instituto. Ello es altamente revelador –según yo veo– de la existencia de ese pacto de silencio que tiene como único objetivo lograr la impunidad”.
Por su parte, el fiscal general José Ignacio Candioti se manifestó conforme con la sentencia: “La Justicia, luego de un juicio oral y público, dejó sentada la existencia del delito y la responsabilidad de los médicos en su comisión. López Arango, con sólidos argumentos, dio por probado que existió un ingreso irregular de los bebés al IPP, una permanencia clandestina alejados de su entorno familiar y la entrega de los recién nacidos a personas extrañas. Hay un buen desarrollo en la sentencia del conocimiento de la ilicitud por parte de los imputados, haciendo hincapié en la conducta dolosa”.
Por otro lado, Candioti dijo que le satisface a la Fiscalía que se haya hecho lugar al pedido de remisión de copias a la instrucción para seguir en la búsqueda del mellizo “y así Sabrina algún día pueda encontrarse con el hermano al que denodadamente busca”.
Sabrina finalizó sus palabras en las puertas del TOF con la lectura de la fábula La millonésima parte de nada, que dice lo siguiente:
Desde la copa de un árbol, dos pájaros miraban caer la nieve y conversaban. De repente, uno de ellos preguntó:
—¿Cuánto pesa un copo de nieve?
A lo cual el otro le respondió:
—Los copos de nieve pesan la millonésima parte de nada.
En silencio siguieron mirando cómo la nieve caía y se acumulaba. De repente, con un fuerte ruido la rama se quebró con el peso de la nieve. El pájaro que había preguntado sobre el peso de los copos de nieve miró a su compañero y le dijo:
—Es increíble lo que son capaces de hacer las millonésimas partes de nada cuando se juntan.
“Hoy sabemos —dijo— que estamos más cerca del Melli y de los 300 hermanos y hermanas que nos faltan abrazar. Y no vamos a parar hasta que todo sea como lo soñamos”.
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