LA MEMORIA COMO CAMPO DE BATALLA

Una historia de los 40 años de democracia

 

Oportuno, e incluso, necesario, que esta historia de la democracia argentina en los recientes 40 años circule en estos días. Después de todo, es la historia de cada uno de los que la atravesamos, celebramos y también sufrimos. Tiene razón su autor, el periodista Gustavo Campana, al situar a esta etapa entre “el infierno de la dictadura y nuestros días” y acierta al calificar a las cuatro décadas con un concepto que le da título al libro: Batalla inconclusa.

Durante los últimos 40 años, quién puede desmentirlo, se registraron hechos luminosos, como por ejemplo que fue el período más largo sin golpes de Estado desde la sanción de la llamada Ley Sáenz Peña en 1912. A la par sucedieron otros desmanes que fueron esmerilando el ya desde entonces débil contrato político acordado a partir del 10 de diciembre de 1983, como un sinnúmero de momentos en los que gobiernos civiles, elegidos por voto popular, sucumbieron ante el poder y las decisiones del mercado. “Cuando la deuda ocupa el centro del escenario, la conducción del Estado cambia de manos”, apunta Campana.

A partir de que el Presidente Alfonsín dijo, con fuerza de consigna, que con la democracia se come, se educa y se cura, no resultó difícil verificar que nunca dejó de haber compatriotas con hambre, que continuaron siendo serias las deficiencias en el sistema educativo, así como insuficiente la prestación en salud pública. Muchas de las cuestiones que en su tiempo afectaron a Alfonsín, especialmente las de índole económico, también cercaron a De La Rúa. Entre promesas incumplidas y flagrantes engaños, Menem fue entregando valiosos activos del país, demasía que muchos le pasaron por alto por su carisma y por su picardía y porque sacó de su galera de mago que un peso era igual a un dólar. La cronología revela un aspecto doloroso: mucho de lo que nos hacía padecer al fin de la dictadura y en años posteriores sigue hoy ocupando las tapas de los diarios y los zócalos de los programas de televisión. El FMI y la deuda externa, la inflación y los ajustes, la desocupación y las desigualdades sociales, la sobrevaloración del dólar y la consecuente destrucción de la moneda nacional. Y como si fuera poco, llegaron las políticas neoliberales. El país permanece sitiado por las corporaciones económicas, insaciables en procura de beneficios y, últimamente, por el avance de las opciones de derecha y de ultraderecha que, en muchos aspectos, contrarían el espíritu constitucional y la convivencia democrática.

En su febril y minucioso repaso de miles de acontecimientos, el libro prueba que fueron demasiadas las desdichas y limitadas las cosas que nos hicieron dar saltos de alegría. El nuestro es un país de resoluciones y decisiones únicas en la región y en otros lugares del mundo: divorcio, aborto, matrimonio igualitario, juzgamientos a militares genocidas, masivas ayudas sociales, Derechos Humanos. Pero, al mismo tiempo, demostró ser un colectivo capaz de tropezar más de dos veces con la misma piedra. Eso describe este trabajo: a un país, colmado de un valioso capital humano y de heroínas (Madres y Abuelas de la plaza) y, cerquita, esperando su oportunidad, piratas del asfalto disfrazados de salvadores de la patria.

 

Quién es quién

Gustavo Campana nació en 1962 cuando Arturo Frondizi, prometiendo bastante de lo que después no iba a cumplir, fue elegido Presidente. Vale decir que creció en una Argentina cuyos signos más notorios fueron la inestabilidad política, las proscripciones, la violencia de los militares golpistas y la dificultad de apostar a un futuro. Atravesó sus años adolescentes en el marco de una dictadura que fue militar y, sin duda, también fue cívica, eclesiástica, empresarial y mediática. Cuando cumplió 21 años ya era un joven cronista y en esa condición celebró el momento de la recuperación de la democracia. Sigue siendo periodista, escritor, conductor de radio, docente y actualmente es el sub director de LRA Radio Nacional. Una de sus pasiones es la reconstrucción de hechos del pasado y la devoción por los archivos. Uno de sus espacios radiales más reconocidos se llama Funes el memorioso. Afirma que de la mano de esa vocación tuvo necesidad de meterse con este libro que editó Colihue. Es la postrera advertencia de un ciudadano que no se resigna a ver a una democracia rendida, desamparada, generadora de frustración y decadencia. De la que, inevitablemente, van a usufructuar los que mejor interpreten el desánimo. En ningún caso Campana oculta desde donde habla. Señala que hubo gobiernos confusos y aburridos; frívolos y oportunistas; tristes y timoratos en todos los casos salpicados por acusaciones de corrupción. Menciona su predilección por quienes condujeron la Nación entre 2003 y 2015. Sin olvidar que, detrás de cada uno, estuvo siempre, agazapado o desembozado, el poder real, el que manipula las leyes a su favor y luego esconde las manos.

 

Lectura de actualidad

El libro salió de imprenta en junio de este año. Hasta esos días glosa el desempeño del actual gobierno, el efecto de la pandemia, de la guerra entre Rusia y Ucrania y la sequía, el atentado a la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la dura travesía deudora con el FMI, el inevitable debilitamiento del Estado, las cruentas consecuencias de una economía que dejó afuera a millones de personas, el odio explícito, la dificultad para conciliar la impúdica conversión de importantes sectores de la Justicia y de los medios de comunicación en obstaculizadores seriales. La enumeración podría seguir. Todo lector podrá enriquecerla.

Aunque haya salido antes de las PASO es posible encontrar en el libro explicaciones de las recientes elecciones. Campana apunta: “La derecha ya no sabe cómo avisar que se cansó del sistema democrático, pero que si no termina con él es porque no encuentra otro que lo reemplace, cuidando mínimamente las formas”. Confía en que, a pesar de la repetición de hechos y errores, el de la democracia es un escenario posible. Lo que está enfrente lo presenta entre razonables y entendibles opciones oscuras. “Para el diccionario político argentino —explica– se trata de la diferencia entre la vida y la muerte, entre la libertad y la picana, entre la militancia y la desaparición, entre el grito en la plaza y un campo de concentración”. En el epílogo confirma la hipótesis de “batalla inconclusa” y apela a metáforas futbolísticas para reafirmar su conclusión. “Es imposible decir hasta cuándo, ni cuál será el resultado final. Esto sigue y el partido nos espera. Aunque juguemos en plano inclinado, con los jueces en contra, el arco nuestro mucho más grande y tengamos a los mejores jugadores lesionados o expulsados, somos los únicos que podemos mirar de frente a la hinchada, besarnos el escudo de la camiseta y esperar la revancha”.

 

 

 

 

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