La marcha más grande
La primera y más heterogénea movilización en 40 años contra “la miseria planificada”
Este 24 de marzo, el primero con un gobierno que reivindica la dictadura, el pueblo marchó de un modo diferente: algunos se acercaron para salirse pronto; como no llegaban a entrar a la Plaza de Mayo, cuando no cabían más, tomaban una transversal y se iban a oír los discursos desde la casa, satisfechos con la convocatoria además de por haber contribuido, aunque fuera durante una hora, con la presencia simbólica que varios retrataron en auto-fotos en familia, con los niños sobre los hombros para que respiraran mejor, debido a la inaudita aglomeración, lo que los llevó a alejarse de la muchedumbre, al tiempo que el lugar era ocupado por otros que repetían esa asistencia circular en rotación sinfín. De allí la dificultad para contabilizar los asistentes.
A la salida, ya en la avenida más ancha del mundo, se topaban con los organizados, del Conurbano o de otras provincias, rodeados con palos de escoba o sogas para evitar infiltraciones, prestos a ingresar por la Avenida de Mayo o algunas de las diagonales, con sus pancartas multicolores e identificaciones partidarias o sindicales, muchas de la CGT, que compartió la conferencia de prensa con los organismos.
En distintos horarios, confluyeron en la Plaza de Mayo, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, agrupaciones de izquierda y militantes de otras extracciones, como la nutrida columna de la Unión Cívica Radical, encabezada por su presidente, Martín Lousteau.
Desde la ex ESMA, venían el kirchnerismo y La Cámpora, cuyo líder Máximo Kirchner criticó: “El 24 de enero no pudieron tener empatía con los trabajadoras y trabajadores. Ahora, con este 24 de marzo (…) el pueblo va a estar manifestando contra las políticas actuales. Queremos una Argentina que se desarrolle y que las diferencias políticas las demos en elecciones”.
“A los violadores hay que…”
A esta marcha se llegó a pesar de las intimidaciones que comenzaron a la par de la desbordante convocatoria del 8M, que pretendió desalentar esta concentración: el mismo Día de la Mujer, cambiaron el nombre del Salón de las Mujeres de la Casa Rosada; luego, la editorial Marea, especializada en derechos humanos, sufrió ataques en su web; varios amenazaron a la hija nacida en cautiverio de Adriana Calvo, la primera testigo en el Juicio a las Juntas (1985) que dejó mudas a las partes. Lo peor, sin embargo, tardó en difundirse.
Una integrante de la regional Ciudad de Buenos Aires de H. I. J. O. S. denunció que fue asaltada por dos sujetos que la esperaron en su casa, la atacaron y abusaron de ella. No le robaron sino carpetas de la organización. “Sabemos todo de vos, que estás con los derechos humanos. No vinimos a robarte, vinimos a matarte”, le dijeron antes de exhibir armas. “Mi vida quedó suspendida, desde el 5 de marzo no puedo ser la misma”, expresó Sabrina Bölke, cuando se decidió a identificarse, luego de tres semanas. Halló pintada en una pared la sigla de “Viva la libertad, carajo”. Luego de que Milei le diera “me gusta” a posteos que dudaban del ataque, ella evaluó: “Toda la vida negaron, a los desaparecidos, la dictadura, los 30.000. Niegan a las madres, a los nietos, a los hijos. Niegan el gatillo fácil, niegan la pobreza, que los trabajadores no llegan a fin de mes, que los chicos tienen hambre… ¿Qué puedo esperar?”
Hace medio siglo, previo a la que sería la plaza “imberbe” en que Perón se encontraría con sus fieles en el día de los trabajadores, hubo similares intentos por amedrentar. El 25 de abril de 1974, en Monte Grande, al sur del Conurbano, secuestraron a una colaboradora del diario montonero Noticias, que pintaba a favor del acto del 1° de mayo, la violaron y balearon al corazón: Liliana Ivanoff tenía 20 años.
Esos atropellos de las minorías que aborrecen de la igualdad de derechos para todos fueron retratados en obras como El secreto de sus ojos, donde se rememora de qué modo la CNU de los ‘70 se nutrió de tales sátrapas. Los violadores son, vaya paradoja, el primer ejemplo al que apela la extrema derecha cuando propone la pena de muerte o la utilización de vengativas hojitas de afeitar “en la Plaza de Mayo”.
Repercusión internacional
Associated Press destacó “la fecha más traumática del país (…) en el que hasta 30.000 personas fueron asesinadas o desaparecieron”; recordó que Ernesto Villarruel (tío) fue acusado por crímenes contra la humanidad y destacó que, “durante años, los defensores de los derechos humanos han elogiado a la Argentina como modelo de progreso. A diferencia de Brasil y Chile, ha investigado los delitos y enviado a generales a prisión”.
France-Presse, en la movilización contra el “ultraderechista” Javier Milei, recabó las opiniones del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel: “La marcha es el grito de rebeldía de un pueblo frente a un gobierno fascista que quiere destruir la patria”; Taty Almeida, “estamos ante un gobierno negacionista”, y Carlotto, “lamentamos un gobierno que no nos entiende, no nos defiende; nos amenaza”.
Para el diario El País, “Milei quiere hacer saltar por los aires el consenso sobre los crímenes de la dictadura construido en los últimos 40 años (…) Muchas personas participaron alarmadas por un discurso oficial que justifica el accionar de las fuerzas de seguridad”.
Después del 24
Desde Mar del Plata, Juan Manuel Pettigiani denunció a la titular de Abuelas por expresar en la Plaza de Mayo el deseo de que Milei “se vaya pronto”. Ese fiscal, uno de los denunciados por maltrato laboral, rechaza causas por delitos de lesa humanidad; intentó echar a Abuelas e H. I. J. O. S. de su lugar de reunión; quiso beneficiar con probation a neonazis; se limitó a acusar a sólo dos de siete imputados en una causa por 16 mujeres víctimas de explotación sexual; buscó defender a su par Carlos Stornelli e impulsó sobreseer al falso abogado Marcelo D'Alessio.
En Misiones, cadetes de la Brigada Monte 12 del Ejército taparon los pañuelos blancos dibujados durante la movilización en Posadas. Les pintaron escarapelas encima por orden del coronel Carlos Sanmillán, quien se justificó en que “es un símbolo que representa a una minoría”. Cosechó la respuesta de organizaciones civiles, sociales y sindicatos: “Las ideas no se matan, ni se borran, ni se tiran de un avión”.
En Marcos Juárez, Córdoba, removieron la escultura gigante de un pañuelo blanco emplazada dos días antes. Según la prensa local, fue por orden del presidente del Concejo Deliberante, Javier Barletta (UCR), debido a que no contaba “con el permiso”. La intendenta Sara Majorel explicó a La Nación que sería repuesta en cuanto se completaran los trámites.
En CABA, ATE señaló el vaciamiento de los Espacios de Memoria, tema que el Frente de Izquierda llevó a la Cámara de Diputados y a la Legislatura porteña. El gremio pidió la reincorporación de 26 despedidos y la renovación de un centenar de contratos. Lo hizo el martes en la Secretaría dentro del predio de la ex ESMA, donde se encuentra el Museo de la Memoria, que la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad, pero que Villarruel pretende desmontar.
En el espacio Regimiento de Infantería 9, de Corrientes, fueron despedidos sus únicos tres trabajadores, aunque desde el despacho del secretario Alberto Baños (ex juez) le dijeron al DiarioAR que fue por “un error de Corrientes que se está solucionando”.
El video de los dos demonios
El único haber que le queda a la Rosada es una filmación que procura minimizar el impacto con un contradiscurso. Para tal operación, abrieron sus salones el martes 19 a dos varones de posturas contrapuestas en los ‘70. Juan B. Yofre-Luis Labraña (ex FAR) actúan como dúo dinámico desde su entrevista para el libro Volver a matar (2009), repetida en muchas apariciones televisivas donde el ex guerrillero dice haber inventado la cifra de 30.000, pero no puede citar ni un solo testigo ni dar precisiones, como quedó en evidencia en la entrevista con Jorge Fontevecchia. Lo que sí dejó en claro en el video oficial es que “tendrían que indemnizar a las víctimas de la subversión”.
La novedad es la inclusión de María Fernanda Viola, la hija del capitán Humberto Viola, acribillado por el ERP en un atentado en que fue muerta su hermana de 3 años. “Cuando lo matan a mi papá, en el ‘74, era un gobierno constitucional; nada que ver con el ‘76”, dice ella, que también fue herida. “Para nosotras no hubo ni verdad, ni memoria, ni mucho menos justicia”, subraya antes de referirse al daño moral: “La justicia que yo pido es reconocimiento moral”.
A los 11’ 26’’, el audio retoma luego de un corte para que la mujer inicie la que parece la respuesta a una pregunta que no quedó registrada: “Yo creo que sí, que con la verdad completa se van a sanar muchas heridas”.
La verdad completa es que el ERP fue a matar al capitán como respuesta a que 16 guerrilleros habían sido fusilados y enterrados en secreto el 11 de agosto de 1974, en Capilla del Rosario, Catamarca. El militar a cargo de esas desapariciones fue Luciano B. Menéndez. Antes del ‘76, sí, como dice Viola (h).
Cuando el ERP quiso denunciar aquello, nadie les dio lugar, salvo la prensa partidaria. Por eso decidieron matar a 16 militares, donde los encontrasen. Luego de la conmoción por la muerte de la chiquita, el ERP discutió puertas adentro, se reprocharon la imprudencia de sus compañeros tucumanos, se disculparon en público y anunciaron que cesarían con la ristra, que llevaba ocho muertos.
Un jefe del Operativo Independencia que regía desde febrero, el general Adel Vilas, escribirá que el ejecutante era un joven de 19 años.
Por el atentado fueron detenidos Alberto Vivanco, José María Paz, Rubén Emperador, Francisco Carrizo y Fermín Núñez. Recibieron las garantías del debido proceso por parte del juez Jesús Santos, que por eso fue desplazado: “El delegado de la Policía Federal le orinó el escritorio y ‘con la pistola en la mano le dijo que, si no se iba, no iba a contar[la] más’”, según reconstruyó Santiago Garaño, investigador del Conicet.
El 28 de diciembre de 1979, fueron condenados a prisión perpetua. En 1989, fueron indultados por Carlos Menem, el venerado por Milei. Durante más de dos décadas, la familia Viola no inició acciones legales, sino hasta 2011, cuando solicitó reabrir la causa; recibió la misma respuesta que en cualquier caso similar: no pueden ser juzgados dos veces por lo mismo.
Luego del video, el abogado Javier Garin denunció a Yofre, Milei y Villarruel por apología del delito, incumplimiento de los deberes de funcionarios y abuso de autoridad, ante el juzgado de María Servini (CFP 1091/2024).
La paradoja se da desde el inicio de esa operación fílmica, cuando Yofre lee a Milan Kundera: “Para liquidar a las naciones, lo primero que se hace es quitarles la memoria. Se destruyen sus libros, su cultura, su historia y luego viene alguien y les escribe otros libros, les da otra cultura y les inventa otra historia”. Ninguna cita le cabría mejor al propio Yofre, autor de quince volúmenes dirigidos a instalar la noción de “guerra” entre “dos demonios”.
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