La luz de Carrillo

Ofensiva contra las bases del sanitarismo argentino en tiempos de pandemia

 

En la etapa difícil de la pandemia en nuestro país, el dirigente del PRO y ex funcionario de la DAIA Claudio Avruj pretendió defenestrar al primer Ministro de Salud de la historia argentina. La DAIA, Avruj, Waldo Wolff y otros grupos satélites expresan a los grupos más reaccionarios de la colectividad judía, comprometidos en hostigar en forma reiterada toda forma de nacionalismo popular. Esa direccionalidad política explica tanto el agravio a la memoria de Ramón Carrillo, como el acoso jurídico a Cristina Fernández de Kirchner y otros ex funcionarios y dirigentes populares, profundizado desde 2013, cuando se buscó –a partir del memorándum de entendimiento con Irán– el testimonio de los acusados de planificar y cometer el atentado criminal a la AMIA de 1994.

En esta ocasión, como en las anteriores, se apeló de forma espuria al genocidio producido por la Alemania nazi. Para la derecha vernácula, la utilización de la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en una herramienta subrepticia de demonización de todos aquellos que se oponen a la lógica neoliberal y al liderazgo de Washington, o cuestionan las políticas del Estado de Israel respecto de los palestinos. Coherente con este postulado, los socios de esta ofensiva contra la memoria de Ramón Carrillo fueron –además de Avruj–, la DAIA, la delegación argentina del Centro Wiesenthal, la embajadora de Israel Galit Ronen y el embajador del Reino Unido, Mark Kent. Los dos diplomáticos representan, en forma coincidente, a los países que votan en la Asamblea de las Naciones Unidas contra el derecho inalienable argentino sobre las Islas Malvinas.

El 17 de mayo Claudio Avruj publicó en el portal Infobae una columna titulada Necesitamos buenos modelos, y el doctor Ramón Carrillo no lo es. En esa nota señalaba que “de Ramón Carrillo, más allá de su formación médica, es también conocida su admiración al régimen de Hitler, su adscripción de la eugenesia, la defensa del concepto de una raza fuerte y un pueblo sano, llamando a la 'raza blanca' para revertir el suicidio argentino por el aumento de la natalidad entre los seres de 'menor valor social'. Investigaciones académicas e históricas, como así también artículos de prensa, dan cuenta de ello”.

Cuando uno de los nietos de  Ramón Carrillo le solicitó a Avruj los documentos históricos que respaldaban tales afirmaciones, el ex integrante de la DAIA respondió que se había guiado por un documental sobre el médico danés Carl Peter Vaernet, en el que se relevaban las investigaciones hormonales homicidas realizadas en el campo de concentración de Buchenwald, años antes de fugarse a la Argentina. Al no contar con pruebas efectivas que ligaran a Carrillo con Vaernet, ni evidencia alguna de la supuesta simpatía de Carrillo con el nazismo, Avruj sólo atinó a disculparse con el descendiente del sanitarista. Acto seguido, cuando se percató de que otro de los nietos (Facundo) es funcionario del PRO durante el actual gobierno de Larreta, puntualizó: “De haberlo sabido y por respeto, hubiese hablado primero con él (…) Le reiteré que no tuve ninguna intención de ofender y no hay ninguna connotación antiperonista en mis notas”. Facundo expresó además ante el periodista Roberto Caballero que Avruj se había excusado, afirmando que se había dejado llevar “por el rumor que aseguraba que mi abuelo simpatizaba con los nazis”.

Los dirigentes ligados a la DAIA son asiduos partícipes de este tipo de comedias de enredos. Muchas de sus operaciones y denuncias quedan desacreditadas por procesos judiciales, situaciones bochornosas y repetidos pedidos de disculpas. En mayo de 2018, mientras Rubén Beraja –ex titular de al DAIA– se encontraba en el banquilllo de los acusados del Tribunal Oral Federal 2, imputado por  encubrimiento de la causa AMIA, otro presidente de esa misma institución, Ariel Cohen Sabban, renunciaba como consecuencia de las acusaciones de acoso sexual proferidas por Esmeralda Mitre. Por su parte, el actual presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, asumió –luego de recibir la visita de uno de los nietos de Carrillo–  que no contaba con evidencias sobre el pasado nazi del sanitarista. Sin embargo deslizó que vería como un error el homenaje al santiagueño en el billete. En un típico ejercicio de jactancia, destinada a tranquilizar a su público fervientemente antiperonista, señaló, sin dar precisiones: “Autoridades gubernamentales nos confirmaron que ese billete no se imprimirá”.

Claudio Avruj, antes de desempeñarse como Secretario de Derechos Humanos del gobierno de Cambiemos, fue –en 2012– el candidato derrotado a la presidencia de la DAIA. Además forma parte de la conducción del Museo del Holocausto, cuya presidencia ejerce Marcelo Mindlin, a quien se sindica como uno de los testaferros y socios de Mauricio Macri, además de ser el mayor fugador de divisas del cuatrienio 2015/2019. Horacio Verbitsky detalla que Mindlin “blanqueó 44 millones de dólares en 2017, figura como comprador de la empresa familiar de los Macrì, IECSA, pero la investigación del fiscal Franco Picardi determinó que la venta fue simulada y que Mindlin es socio de los Macrì en una compañía offshore establecida en el Estado norteamericano de Delaware”.  El vicepresidente del Museo del Holocausto es Guillermo Yanco, esposo de Patricia Bullrich. Completan el staff del Consejo Directivo otros tres integrantes de la familia Mindlin. Una verdadera familia unida al PRO.

 

 

Avruj y el embajador del Reino Unido, Mark Kent. Amigos son los amigos.

 

 

 

Franquicias flojas de papeles 

Otro actor comprometido en difamar a Carrillo fue la delegación argentina del Centro Wiesenthal, institución que usufructúa la memoria del cazador de nazis, cuya historia no es del todo conocida. El 7 de febrero de 1996, después de una investigación documental de casi un año, el Consorcio de Instituciones Públicas de Radiodifusión de la República Federal de Alemania, conocido como ARD, difundió una investigación sobre el rol de Simón Wiesenthal en la tarea de persecución a ex miembros del nazismo. En dicho documental, producido por el programa Panoramia, se entrevista a los más importantes referentes mundiales dedicados a la pesquisa de genocidas hitleristas, entre ellos a dos ex directores del Mosad –los servicios secretos israelíes–, a funcionarios del Departamento de Estado encargados de localizar a criminales nazis y a historiadores especializados en la Ruta de las Ratas, nombre con que se designa el proceso de fuga de nazis de la Europa de posguerra. En el documental se atribuye a Wiesenthal el haber encubierto al ex secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, quien se había desempeñado como oficial alemán en Grecia, donde fueron asesinados 60.000 judíos. En la entrevista a Isser Harel, director del Mosad en el momento que se secuestró a Eichmann en Argentina, se afirma que Wiesenthal mintió en forma reiterada acerca de  los paraderos de criminales perseguidos, con el solo objeto de acrecentar su reputación. Por su parte el jefe del operativo que trasladó a Eichmann desde Buenos Aires a Tel Aviv en 1960, Rafi Eitan, relataba las repetidas fabulaciones de Wiesenthal en relación con la localización de Eichmann.

El jefe de los perseguidores de nazis de Estados Unidos, Efi Rosenbaum, calificaba a Wiesenthal como “un incompetente, ególatra, difusor de informaciones falsas”. Y un artículo del New York Times describe cómo Waldheim fue protegido por Wiesenthal en su fulgurante carrera política pese a conocer su pasado de integrante de la Asociación de Estudiantes Nazis, de ser miembro de las tropas de asalto SA y de revistar como oficial a cargo de tropa en la Wehrmacht, destinado a los Balcanes y Grecia desde 1941. En la campaña electoral para la presidencia de Austria, de 1985, cuando ya se había hecho público su pasado nazi –con posterioridad a su paso por la secretaría de la  ONU–, se defendió respecto de su afiliación nazi con la misma frase que había utilizado Eichmann en su enjuiciamiento en Jerusalén: “Sólo cumplí con mi deber”.

Luego del fallecimiento de Wiesenthal en 2005, sus deudos decidieron darle continuidad al famoso sello de caza de nazis y entregaron la marca en el formato de franquicia. En la actualidad el Centro tiene sede en 4 países: Estados Unidos –donde recibe cuantiosas donaciones por enfrentar la judeofobia–, Francia, Argentina e Israel. La infundada denuncia contra Carrillo permitirá al Centro, con sede Central en Los Ángeles, justificar la esmerada tarea que dice llevar a cabo en América Latina. El fundador y Director Ejecutivo del Centro es el rabino Marvin Hier, propietario de una productora de cine, Moriah Films, merecedora de dos Oscar por parte de la Academia de Hollywood.

Los otros responsables del agravio fueron los representantes diplomáticos de Israel y el Reino Unido: “Cuando decimos ‘Nunca más’ refiriendo al Holocausto –escribió Galit Ronen en un twitt sin corrección lingüística de sus asesores– no hace sentido conmemorar alguien que, por lo menos, fue un simpatizante con esta ideología”. Pocas horas después se le sumó su colega británico Mark Kent: “El nazismo fue el mayor mal del siglo XX. Condujo al Holocausto. La muerte de millones de inocentes. No debemos conmemorar a nadie que participó en este terrible episodio”. Dos días después la embajadora fue reconvenida por sus superiores al no consultar previamente con su cancillería, donde sobreviven testimonios del reconocimiento del ministerio de Salud de Israel hacia Carrillo. Entre los cruzados más prominentes de la DAIA figura su ex vicepresidente, el actual diputado del macrismo Waldo Wolff. A quienes conocen las internas de la derecha comunitaria les resultó extraño el silencio del socio político de Patricia Bullrich. A falta de una toma de posición por parte del legislador bonaerense, irrumpió la pluma de su madre, Martha Wolff: “Carrillo fue un simpatizante nazi, trabajó en la preguerra en Alemania con laboratorios para lograr anfetaminas para estimular a los soldados a rendir más; fue admirador de la eutanasia (…) admirador de Hitler".

 

 

 

Evidencias contra prejuicios

Los argumentos esgrimidos contra Carrillo, por sus detractores remiten a 3 conjeturas:

  1. Su labor en laboratorios alemanes;
  2. Las simpatías con el nazismo y su relación con el nazi Carl Vaernet;
  3. La concepción eugenésica.

El primer argumento es una falacia mayúscula. En 1930 el joven Carrillo ganó una beca universitaria apadrinada por Nerio Rojas para realizar una especialización en neuropatología en Ámsterdam. Como parte de la misma, estuvo en Berlín a fines de 1932, antes del ascenso de Hitler al poder. En ese periodo no tuvo ninguna relación con laboratorios alemanes. Cuando regresó a la Argentina se enroló en la tradición enfrentada al liberalismo probritánico que caracterizaba a los herederos del mitrismo. Desde esa concepción se vinculó con FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), liderada, entre otros, por Raúl Scalabrini Ortiz, Homero Manzi y Arturo Jauretche. Al igual que a Scalabrini, a quien se acusó de germanófilo por reivindicar la neutralidad en las guerras mundiales, Carrillo fue cuestionado por su concepción hispanista, criollista y católica, opuesta al modelo desintegrador de la identidad latinoamericana, sugerido por la tradición anglosajona.

Su acercamiento al peronismo se articula con la valoración de los pueblos originarios y la construcción soberana de una identidad nacional, como soporte imprescindible para cualquier forma de desarrollo autónomo. Dicho proyecto se encuentra en las antípodas del supremacismo anglosajón y del concomitante espíritu genocida del nazismo, para quienes los gauchos, los criollos y los pueblos originarios eran (y son) sujetos humanos descartables.

Su dedicación a los sectores más humildes, considerados seres inferiores para la mirada hitlerista, se condensó en la creación –con la colaboración de la Fundación Eva Perón– de 35 hospitales policlínicos en zonas vulnerables (4 de ellos localizados en Ezeiza, Lanús, San Martín y Avellaneda), 110 hospitales, 60 institutos de especialización médico-sanitaria, 16 escuelas técnicas, 9 hogares-escuela, 50 centros materno-infantiles y 23 laboratorios e instituciones de diagnóstico. El resultado de esa tarea se observó pocos años después de dirigir la Secretaría de Salud (donde estuvo hasta 1947), cuando estaba ya en su rol de ministro desde ese año: hizo desaparecer la sífilis y disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000. Además, erradicó el paludismo, el tifus y la brucelosis. Para 1954, cuando renunció al Ministerio, la mortalidad infantil se había reducido en un 50 %. Mientras se encontraba en Estados Unidos para realizar un tratamiento por su hipertensión arterial, se produjo el golpe militar de 1955. En agosto de 1955 el coronel Ernesto Alfredo Rottger ordenó el saqueo de su casa y la confiscación de todos sus bienes. Los uniformados entraron a su casa de la calle French 3036 con la orden de levantar los pisos en búsqueda de oro, sin hallar dicho tesoro. Junto a Juan Domingo Perón, fue acusado de “Traidor a la Patria de Lesa Humanidad”. Falleció en el exilio y en la miseria a los 50 años, en Belén, Brasil. Sus restos fueron repatriados en 1972 sin el homenaje merecido.

Las acusaciones sobre simpatías con el nazismo incluyeron una supuesta foto con Hitler que ningún documento o testimonio pudo acreditar; y los lazos con Carl Vaernet sólo ponen en evidencia que Vaernet efectivamente trabajó contratado por el Ministerio de Salud, sin que se pueda acreditar el vínculo directo con Carrillo ni el conocimiento del santiagueño sobre las actividades previas del médico danés en Buchenwald. Lo que sí se sabe –en el marco de una investigación realizada por el gobierno de Dinamarca– es que Vaernet llegó a la Argentina con pasaporte provisto por el Vaticano y la Cruz Roja Internacional después de entregar secretos militares a los oficiales británicos que lo habían detenido. Según investigaciones posteriores varias de sus investigaciones fueron utilizadas por los laboratorios angloestadounidenses Parke, Davis & Comp. Ltd., London & Detroit asociados con la firma DuPont. Esa utilización fue coherente con el programa estatal de Washington, de salvataje de investigadores nazis que fueron incorporados a la CIA, al Pentágono y a la fabricación de armamento, en el marco de la Operación Paperclip. Ningún otro país en el mundo –lo que no significa una justificación del ingreso en Argentina de criminales nazis– dio tanta cobertura gubernamental a científicos hitleristas, como Estados Unidos. Durante los años '50 los británicos ensayaron dispositivos hormonales para la cura de homosexuales, una de cuyas víctimas fue Alan Turing, referente de la informática y cerebro de la victoria aliada durante la Segunda Guerra Mundial, responsable de revelar el código secreto de comunicación de las tropas nazis. Turing fue empujado al suicidio luego de ser sometido a esos tratamientos forzados. Los vínculos más funestos entre  Vaernet y la persecución de homosexuales quizás deban buscarse en el Reino Unido, más que en Argentina.

Las acusaciones respecto al espíritu eugenésico de Carrillo son imprecisas y tienen como objetivo la confusión, asociando su sentido al nazismo. El término eugenesia fue acuñado por Francis Galton, primo de Charles Darwin, y primer presidente del Congreso Internacional de Eugenesia, que en 1912 fue presidido por Leonard Darwin, hijo del autor del origen de las especies. Algunos de los primeros eugenésicos argentinos fueron los liberales  Carlos Saavedra Lamas –premio Nobel de la Paz en 1936–, Juan B. Terán, Juan Garraham y Pablo Pizzurno. Pero el carácter eugenésico latino, a diferencia del anglosajón, repudiaba los excesos bioquímicos promovidos por Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania, que sugerían la inoculación de sustancias en el cuerpo. La versión racista de la eugenesia, ubicada en las antípodas del criollismo y la defensa de los pueblos originarios, tuvo su momento de gloria a partir del derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955, momento en el cual el tardo eugenismo llegaría en el país a su máximo esplendor con la conformación, en 1957, de la primera Facultad de Eugenesia del mundo, fundada por Carlos Bernaldo de Quirós, con la aprobación académica de la dictadura fusiladora. El objetivo de su titulación oficial era el de formar licenciados eugenistas capaces de promover la búsqueda de pareja para procrear de forma conveniente en función de su tipo biológico. La escuela funcionó hasta los años '70 y todavía existen egresados que ostentan titulaciones legales acreditadas inicialmente por el Ministerio de Educación de la dictadura de 1955.

 

 

Alan Turing, una de las víctimas en el Reino Unido del modelo eugenésico anglosajón ajeno a la tradición latina.

 

 

 

Operaciones políticas sobre la historia

Gran parte de las acusaciones contra Carrillo tienen en común la intención de ligar el nazismo al movimiento nacional y popular. Ese cometido se inicia en las imputaciones a FORJA y se extiende hacia el peronismo. En agosto de 1948, durante la inauguración de la sede de la OIA (Organización Israelita Argentina, institución judía ligada al peronismo que fue perseguida y clausurada por Rojas y Aramburu), Eva Perón afirmó: “El antisemitismo es una creación de la oligarquía para dividir al pueblo argentino. Los peronistas consideramos a los judíos nuestros hermanos y jamás permitiremos que nadie los discrimine en la Argentina de Perón”. Tiempo después agregó: “En nuestro país los únicos que han hecho separatismos de clases y de religiones han sido los representantes de la oligarquía nefasta que han gobernado durante cincuenta años nuestro país. Los causantes del antisemitismo fueron los gobernantes que envenenaron al pueblo con teorías falsas, hasta que llegó con Perón la hora de proclamar que todos somos iguales”. En un reportaje reciente, el historiador israelí Raanan Rein –autor del libro Los muchachos judíos peronistas–, señaló que “los antiperonistas siempre buscan un pretexto para asociar el peronismo con el fascismo. El cuestionamiento de la figura de Carrillo es una jugada política de la oposición para atacar al gobierno”.

En una de las etapas de su exilio, Juan Domingo Perón fue entrevistado por el periodista Américo Barrios. En esa ocasión, Barrios le preguntó a Perón quién había sido la persona que más le había enseñado en su etapa como primer mandatario. Y el general Perón respondió: Ramón Carrillo.

 

 

Diario La Nación del 14 de Enero de 1955, pocos meses antes del golpe militar. “La DAIA (…) anuncia que hoy se iniciará el Israel la plantación del Bosque General Perón (…) para rendir homenaje al primer magistrado”.

 

 

 

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