LA FELICIDAD

Apuntes sobre su búsqueda

 

El jefe de Gabinete Santiago Cafiero salió a afirmar este viernes lo que anunciamos el jueves por la noche en La Señal por la Gráfica: no hay corralito, no hay devaluación, no hay fragilidad estructural. Durante la tarde ajetreada empleamos una parte del tiempo en advertir a los colegas dispuestos a escuchar que dejasen de lado las versiones circulantes y no contribuyesn a dimensionar los intentos de dañar la situación económica nacional.

Varias líneas se desprenden de este episodio trunco que tuvo vigor durante varias horas cargadas de nervios, consultas y especulaciones. Por un lado algo sencillo: la irrefrenable tentación de copiar y pegar las presuntas informaciones que arrecian en las redes parece haberse instalado como una nueva adicción de personas ligadas al oficio. Lo que algunos compañeros no comprenden es que, al difundir, brindan aire y densidad a una idea.

Desde el momento en que sus contactos reciben un dato, toman en cuenta que el mismo surge de un medio de comunicación; si encima el periodista tiene un alineamiento anti monopólico, su credibilidad se acrecienta y entonces, de modo circular, termina brindando inadecuada certeza al concepto. Las aclaraciones que a veces surgen (chequear, hay que confirmar, favor consultar) no alcanzan a poner en su lugar la precariedad de la información. La comunicación nacional popular necesita pensar las redes y aprovecharlas del mejor modo posible, sin saturar y sin fomentar operaciones.

Pero lo más interesante es: las acciones destinadas a generar preocupación y, eventualmente, corridas, se asientan en el rechazo del esquema de poder rentístico a la afirmación estatal en el control de las finanzas locales. Los pasos recientes del gobierno han estado orientados a mejorar su presencia en ese mundo ancho, ajeno y antinacional. En especial plantando bandera en el Banco Central. También, en medio de la emisión imprescindible para sostener la estructura económica, buscando el difícil equilibrio en el tipo de cambio. Por eso, elaborando medidas para evitar el drenaje de divisas.

En la misma línea cuadra lo advertido semanas atrás: el análisis de una revisión de la Ley de Entidades Financieras y, en ese sendero, de modificaciones en la carta del BCRA. Asimismo, aunque nadie lo señale desde los medios concentrados para evitar el efecto “miren acá”, las voces que surgen del mismo directorio del Banco Nación. Reiteramos entonces la necesidad de prestar atención a los planteos de Guillermo Wierzba en El Cohete A La Luna. Al menos los periodistas identificados con el anhelo de desplegar la industria, deberían tomar en cuenta estas referencias.

Finalmente, sin dejar de polemizar y renegar todo lo que sea necesario, cabe observar las campañas que arrecian desde esos espacios mediáticos sobre la administración que conduce Alberto Fernández. Es raro que en el marco de las continuas diatribas liberales surjan voces que se posicionan en el nacionalismo para hostigar su desempeño. ¿No les preocupa coincidir con los voceros de la recesión? Aquí existe una discusión de fondo que supera el uso del Twitter o el WhatsApp.

Vuele bajo, porque abajo está la verdad. El movimiento obrero, por caso, no participa de esas movidas. Puede resultar más sano abrir los oídos a ese parecer –exigencias incluidas– que a las versiones abrumadoras; y recordar que existen algunas claves elementales para mejorar el pensamiento propio. Una es apagar la tele; la otra, emplear la función “vaciar chat”.

Quizás no sean fórmulas infalibles para hallar la felicidad, pero al igual que el dinero, ayudan.

* Publicado en La Señal Medios
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