LA ESTEPA NO ES DESIERTO
Chubut, como Mendoza hace un año
Al ras del suelo, la piedra domina en la estepa. Por encima, el viento, respiración que doblega pastos, crines y algunas voluntades. Un islote áspero, sin límites precisos, con poca gente y mala señal de wi-fi, el objetivo perfectamente identificado por los capitales trasnacionales de la megaminería en el norte de Chubut y el sur de Río Negro. El destino del 16% del espacio territorial de Chubut se juega en dos proyectos de leyes provinciales que pueden definirse la semana entrante, con cientos de vecin@s reclamando en calles y rutas desde hace dos meses. Los 27 legisladores tienen la oportunidad de ejercer plenamente su representatividad política-institucional y encontrar para la próxima sesión del 10 de diciembre una salida al conflicto que el gobernador Mariano Arcioni parece no estar en condiciones de ofrecer.
El gobierno provincial impulsa una ley de minería metalífera que abre al mercado todo el suelo y subsuelo de los departamentos Telsen y Gastre, centro norte de la provincia, a la medida del desarrollo del proyecto de plata Navidad en manos de Pan American Silver, cuyas reservas superan sumadas las de los mayores yacimientos de plata del país. El proyecto no alcanzó los votos necesarios en la Comisión de Recursos Naturales de la Legislatura esta última semana, por lo que su tratamiento pasó para el miércoles 9, previo a la última sesión ordinaria de este período. A la vez, dos legisladores plantearon que debe tratarse al mismo tiempo el proyecto de Iniciativa Popular (IP) que envió el Tribunal Electoral a partir de la presentación de 30.916 firmas reunidas por la Unión de Asambleas Ciudadanas, aproximadamente el 7% del padrón electoral de las últimas elecciones presidenciales. Esta iniciativa busca prohibir la minería contaminante a cielo abierto y subterránea, así como la nuclear, creando instancias de consulta obligatoria a la ciudadanía.
El Estado de Chubut tiene otras cuentas pendientes. El 3 de noviembre pasado desapareció Narciso Pino (55 años) del establecimiento rural cercano al paraje Gan Gan donde acababa de llegar para una changa. A unos 40 kilómetros al sur, en otro campo privado, la madrugada del 9 de julio de 2011 Reymundo Pino (43 años) salió de la ruka donde se alojaba y nunca más fue visto. Dos desaparecidos en una misma familia, en un paraje que no tiene más de 900 habitantes, es una tasa que estremece a cualquiera que se tome en serio la democracia.
Otra vez la meseta
Gastre tenía entonces unos 400 habitantes, hoy acaso el doble. A más de mil metros sobre el nivel del mar, el 17 de junio de 1996 se concentró en Gastre la mayor demostración popular de oposición a la construcción del repositorio de basura nuclear que requerían los países industrializados del primer mundo. Aquel Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH) y aquella movilización se profundizaron en el Movimiento No a la Mina de Esquel que conquistó la Ley 5001 en contra de la megaminería en 2003. El recorrido local convergió y se amplió con la experiencia antiextractivista global, sobre todo con el conflicto por el agua y el fracking en Mendoza hace exactamente un año atrás.
Los departamentos Gastre y Telsen apenas alcanzan los 3.000 habitantes de acuerdo a la información oficial de población estimada según departamento con las proyecciones desde el último Censo Nacional. La gran mayoría es gente del pueblo mapuche-tehuelche; muchos dispersos, otros organizados en comunidades. La familia Cual cedió parte de su territorio tradicional para una escuela pública, en cuyo entorno tomó forma Gan Gan. Muy cerca hace once años se conformó la comunidad Los Pino, con Hortencia Huiche como lonka, kuse (anciana sabia) que nutre la resistencia a la megaminería. Con Ñuke Mapu del paraje El Escorial y Chacay Oeste-Laguna Fría reclamaron formalmente la aplicación de la consulta libre, previa y debidamente informada prevista por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para Pueblo Indígenas antes de avanzar en el proyecto de zonificación que afecta directamente sus territorios. La comunidad Blancuntre-Yalalaubat, entre otras, no alcanzó a acercarse a firmar las presentaciones hechas ante la Legislatura y el Ejecutivo, aunque comparte el reclamo, precisó Angel Callupil, integrante de Equipo Nacional de Pastoral Aborigen que acompaña al pueblo mapuche-tehuelche desde hace treinta años.
Las lluvias son muy escasas e insuficientes las aguadas naturales. La minería demanda grandes cantidades que la población local casi no tiene para la vida diaria, aunque el gobierno argumenta que la industria del sector aportaría ingresos para obras de infraestructura que la aseguraría.
La razón de la fuerza
Muchos jóvenes de las comunidades, que trabajan y estudian en las ciudades más pobladas, participan de las movilizaciones a la capital provincial para rechazar la zonificación minera y reclamar la IP. Al finalizar una concentración, el 24 de noviembre una caravana regresaba por la ruta hacia Trelew cuando un patrullero desató una persecución por ruta buscando, al parecer, un vehículo en particular. Un comisario de Rawson que estaba en la marcha, sin identificación y sin el uniforme reglamentario, dispuso la detención del vehículo en que regresaba Iván Paillalaf (20 años), de la comunidad Mapuche Tehuelche Laguna Fría Chacay Oeste, junto a Guadalupe Harris (Unión de Asambleas de Comunidades de Trelew) y Leonel Delgado (oriundo de El Escorial).
Iván aseguró que bajó voluntariamente, se identificó, jamás opuso resistencia. De todos modos, l@s tres fueron demorad@s por unas horas por resistencia a la autoridad e intento de fuga. Leonel fue golpeado mientras estaba tirado sobre el asfalto boca abajo. El noviembre el gobierno local amplió por decreto el uso de armas a la policía, pocos días antes de enviar a la Legislatura el proyecto de zonificación minera.
La policía restituyó el auto, celulares y otros bienes secuestrados al grupo, menos tres banderas. Una Whipala (de los pueblos andinos de origen aymara); una Wenüfoye (mapuche creada por los 500 años de conquista y colonización); y una bandera mapuche-tehuelche (creada por las comunidades locales) quedaron retenidas como trofeos simbólicos en comisaría.
Golpe en Gan Gan
Glenda Pino tiene 20 años, una hijita de cuatro. Busca a su padre desaparecido desde hace un mes. Al cierre de este informe esperaba que una división especial de la policía Montada recorriera la zona del establecimiento rural en Talagapa donde desapareció. Dejó hecho pan casero y su ropa lavada, contó Glenda, quien fue al lugar con su hermano Nicolás (26 años). El patrón avisó de la ausencia de Narciso. “Sin comida ni ropa de abrigo no puede haber ido muy lejos. Nada se encontró, nada. Queremos encontrarlo como sea que esté”, por lo que reclama que el Poder Judicial mantenga la búsqueda. Algunos casos de Covid-19 positivo en la zona entorpecieron los rastrillajes.
El dueño del establecimiento rural lo llevó en camioneta al lugar el martes 3 de noviembre, donde quedó solo para hacer un alambrado, a unos 40 kilómetros al norte de Gan Gan. El jueves le avisaron a Glenda que su padre no aparecía. “Andaba bien, tiene problemas con el alcohol pero dentro de todo andaba bien. Es muy querido. Tiene su casa en el pueblo. Nunca antes se había ausentado”. La madre y un hermano de Glenda dejaron el campo en Chacay para dedicarse a la búsqueda. Interviene una fiscalía que no se trasladó al lugar en todo este tiempo.
Perros entrenados siguieron algunos rastros que se pierden al llegar a la piedra. En la zona hay bardas, cuevas, tunas, no podría haber ido muy lejos, estimó la joven. Además, si bien es un gran conocedor del territorio tanto a pie como a caballo, está muy delgado y ya no tendría las fuerzas para resistir tanto tiempo, agregó durante la entrevista. A la noche hace frío y andaba de remera, con una campera tal vez, de alpargatas; llovió también días atrás.
“Reymundo era mi tío. Casi no lo recuerdo. Era chica yo”, apunta Glenda.
Memoria, verdad, justicia
Doña Hortencia tiene 85 años y once hijos. Reymundo firmó el acta de conformación de la comunidad Los Pino en 2009. Este hijo desapareció del establecimiento El Portezuelo días después que la ceniza de la erupción del volcán Puyehue (Chile) lo cubriera todo. Nacido y criado en el territorio tradicional, cuesta creer que no supiera qué hacer ante la pluma de ceniza, relató Callupil mientras se escuchaban de fondo los bombos de la concentración ante la Legislatura.
“En más de nueve años no hay una sola respuesta de la Fiscalía y muy poco en el expediente. La versión que existe es la del dueño del establecimiento –que no avisó de la desaparición– y la del puestero, en cuya ruka alojaba a Reymundo y fue el último en verlo con vida. Llegó el 4 y desapareció el 9 de julio. La gente del lugar nunca encontró ningún indicio, ni siquiera el vuelo de un chimango (señal típica de restos orgánicos)”, agregó.
La madre reclamó ante el ex gobernador Mario Das Neves primero, después al ex gobernador Martín Bussi, al Procurador General, a legisladores. Ese silencio estatal es una sombra que se reavivó con Narciso. Estos primos son personas muy queridas y valoradas por sus destrezas en los trabajos de campo (de las trampas para zorro a pelar ojos). El helicóptero sobrevoló un solo día en esta oportunidad, desigual disponibilidad de recursos públicos respecto a la denuncia de cualquier estanciero temeroso de la integridad de la propiedad privada.
Estas memorias están presentes en la crisis de estas semanas, en la que confluyen la debilidad institucional de la democracia en las provincias, las formas particulares del neoliberalismo en estos territorios, y las trayectorias de los movimientos políticos y sociales de base. Aunque no lo define, la resolución de este conflicto influirá sobre los planes de la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, para la megaminería en su jurisdicción. Entre los yacimientos de plata Navidad (en Chubut) y Calcatreu (en RN) hay más que continuidad geológica.
* Javier Grosso, geógrafo investigador de la Universidad Nacional del Comahue, realizó la cartografía para este informe.
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