La Bonaerense retoma las riendas

Retroceso hasta los tiempos de la intervención del gobernador Duhalde

 

La gestión del Ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, se caracteriza por la ausencia de un plan de prevención del delito y una gran autonomización de la policía. Esto último ha llevado a la institución policial al mismo sitio en que estaba cuando fue intervenida en 1997 por el Gobernador Eduardo Duhalde. Meses después, se crearía el Ministerio de Justicia y Seguridad, bajo cuya orbita quedaría “la bonaerense”. Hoy, el Ministerio de Seguridad es un apéndice de la policía.

La ausencia de un plan de prevención del delito obedece, en parte, a la deficiencia profesional del Ministro Ritondo y su gabinete. Pero tampoco se puede diseñar un plan de prevención del delito cuando en cada Departamental, cada jefe hace lo que quiere a expensas de sus respectivos intereses recaudatorios. Difícilmente el Jefe de Seguridad, el de Investigaciones, el de Inteligencia, etc. obedezcan ordenes políticas coherentes sin que colisionen con los respectivos negocios que de manera independiente discurren dentro de la departamental.   La policía es una orquesta sin director porque cada músico hace la suya en función de su bolsillo.

Una orquesta sin director

 

Tal autonomización de la policía se expresa en el mismo organigrama del Ministerio: con la reforma de Arslanian, había un Subsecretario por área policial (Inteligencia, Investigaciones, Seguridad, etc.) que hacían las veces de interfase entre la especialidad policial y el Ministro. Cada jefe policial estaba obligado a rendir cuentas a un Subsecretario idóneo que luego se reunía con sus pares y con el Ministro. Cada Subsecretario conducía su área y no era subrogado por el jefe policial, lo que limitaba la autonomía de la policía.

En el Ministerio de Seguridad coexisten funcionarios policiales y civiles bajo la Ley 10.430 de empleados de la Provincia de Buenos Aires. La reconquista del poder policial se observa hasta en el desdén con que cualquier policía trata al personal regido por la Ley 10.430.

Actualmente, el poder decisorio lo concentra el Jefe de Policía, Fabián Perroni. Una relativa excepción la constituye el Subsecretario de Planificación, Gestión y Evaluación, Vicente “Tito” Ventura Barreiro. Este subsecretario se apoderó de una pequeña porción de la torta del Jefe de Policía. En efecto, hace casi dos años, Ventura Barreiro tiene bajo su órbita la Superintendencia de Inteligencia Criminal. Esto debe observarse bajo la lógica de que V.B. se viene  posicionando silenciosamente como Ministro de Seguridad en caso que la Gobernadora Vidal sea reelecta.

Ventura Barreiro

 

Ventura Barreiro es conocido por su afición al paracaidismo (no sólo en la política, efectivamente practica ese deporte desde que le tomó el gusto durante su paso por el Liceo Militar). Lejos de impartir directivas al área de Inteligencia Criminal, abreva en esa área, toma información que luego utiliza para impartir cursos en ámbitos académicos privados como la Universidad de El Salvador.

El ejemplo más doméstico acerca de cómo construye su poder, reside en haber logrado construir un lazo directo con la gobernadora María E. Vidal, mediante el uso y abuso del software “i 2”, utilizado para el análisis aplicado al crimen organizado.  Pero a pedido de Vidal o alguien de su entorno Ventura Barreiro provee información de algún opositor con quien la gobernadora tiene que lidiar, ganándose su favor.

 

El software “i 2”:

En esa distopía que es el actual Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, la Superintendencia de Inteligencia Criminal está a cargo del Comisario General Néstor Guillermo Villegas. Y este bajo la dependencia de Ventura Barreiro. El personal de la Superintendencia de Inteligencia Criminal dispone del software; se la conoce como “i 2” a secas, y se la ve discretamente ubicada en el segundo piso del segundo patio del edificio. Lo que ordena la Ley, es que el “i 2” se utilice para el análisis criminal. Sin embargo, la tentación del uso para motivos políticos es grande.

Durante le gestión de León C. Arslanian se había creado la Central de Información de Crimen Organizado (CICO) que contenía una base única de Inteligencia Criminal. El eso del “i 2” es una derivación aberrante de aquella base de datos.

El “i 2” es el nombre de una empresa, “IBM i 2 Analyst’s” de origen inglés. Actualmente pertenece a IBM. La empresa se dedica a la provisión de software de análisis investigativo. Básicamente cruza una veintena de bases de datos buscando patrones o asociaciones que no surgen de manera manual o llevaría semanas hacerlo.  El “i 2” asocia bases de datos de antecedentes penales, políticos, telefónicos, familiares, socios, bienes y deudas. Las fiscalías solicitan directamente un “i 2” de una persona investigada, sin saber bien a qué se refiere su propio pedido.

La información más apetecible de la que se vale el “i 2” es la de ARBA, seguramente la base de datos más actualizada y completa. A ello se le suma algún chisme que pueda aportar los “delegados” de inteligencia, algo que remite a la antigua Dirección de Inteligencia disuelta por el Ministro Arslanian en mayo de 1998, Lentamente, “Inteligencia” ha vuelto a parecerse lo que era hasta la década del 90: no un servicio de inteligencia orientado a combatir el crimen organizado, sino un magma de tecnología y buchones al servicio de intereses políticos.

Formalmente, el Superintendente de Inteligencia, Néstor Villegas, debe reportar al Subsecretario Ventura Barreiro. Pero además, le informa en tiempo real al Jefe de Policía, Crio. Gral. Fabián Perroni. El jefe es el jefe y Ventura Barreiro un civil: ambos transitan el último año de gestión y hay algo de carrera contra reloj en este 2019.

Ventura Barreiro, a la vez, al tejer su vínculo con Vidal tiene que hacer malabarismos para no indisponerse con el Ministro Ritondo. No siempre la gobernadora quiere que Ritondo conozca su agenda, con qué baron del conurbano pregunta o con quien negocia.

Ventura Barreiro, además, tiene que apuntalarse académica e ideológicamente. Para ello ha recurrido al Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa “William J. Perry”, por cuyas aulas pasó el Superintendente de Inteligencia Villegas. En efecto, el 17 de diciembre pasado, se hizo una jornada en el Centro de Altos Estudios de Especialidades Policiales (CAEEP) de la Bonaerense que selló simbólicamente ese vínculo.

Rambito y Rambón contra la mafia china

 

Para la jornada en el CAEEP, el “Centro Perry” envió a la sra. Celina Realuyo y General de Brigada (retirado del Ejército venezolano), Dr. Boris Saavedra. El telón de fondo de la jornada parecía ser la necesidad de adhesión de la Argentina a la política de EEUU contra China.

La asociación conceptual entre crimen organizado y terrorismo no es ignorancia ni bajada de línea del “Centro Perry”: es parte de la concepción de “seguridad” de este gobierno en todas sus expresiones.

Ventura Barreiro, además, cuenta con un discreto suboficial de la bonaerense, cuya ex esposa y policía de la Ciudad de Buenos Aires, también pasó por el “Centro Perry”. Se trata de Jorge Rodríguez, conocido como “el Beduino”, con destino en Inteligencia de la bonaerense, quien lleva y trae a la Agencia Federal de Inteligencia. Su titular, Gustavo Arribas es miembro de un grupo selecto que se reúne con Ventura Barreiro.

Hasta el aterrizaje del paracaidista Ventura Barreiro en la aldea de la gobernadora, había dos altos funcionarios del Ministerio de Seguridad que desde el inicio de la gestión fueron puestos por Vidal: se trata de Ignacio Greco, Subsecretario Legal, Técnico y Administrativo y de Guillermo Berra,  Auditor General de Asuntos Internos.

Greco lleva las cuentas legales del Ministerio, aunque, muchos son expedientes rutinarios. Pero un ámbito de recaudación legal pero también ilegal, la Dirección Provincial Para la Gestión de la Seguridad Privada (agencias de seguridad privadas) depende, casualmente, de Ventura Barreiro.

Ventura Barreiro tiene ante sí una gestión con demasiados cabos sueltos. Para atarlos, cuenta con otro ex liceísta, Matías Ojeda. Si bien las fuentes consultadas no le otorgan muchas luces, Ojeda ocupa el cargo de Director Provincial de Planificación Estratégica. Tiene a su cargo el ingreso de los futuros policías. Recientemente, ante una crisis suscitada por el bajísimo nivel de los aspirantes, Ventura ordenó que “ingresen hasta los que les falte un brazo”.  Y ya que disponen del “i 2”, chequean ilegalmente las relaciones de los postulantes a policías con el software. Como si el certificado de antecedentes penales y de reincidencia no alcanzara. De esa manera se evitan el molesto “informe ambiental”, en la que un policía visitaba la casa del postulante, hablaba con los vecinos, miraba “el ambiente” y emitía un dictamen socio-cultural.

La investigación ilegal como rutina naturalizada: el i2 como requisito obligatorio

Puertas adentro aplicó un cerrojo con el personal de la Subsecretaría a su cargo, aplicando un ilegal triple control de presentismo. El panoptismo en su máxima expresión: los empleados deben firmar dos planillas consignando horarios de entrada y salida, además de la identificación biométrica.

Claro que las estrictas reglas no son para todos: algunos amigos fueron designados en cargos cuya función no cumplen. O son ñoquis o prestan funciones invisibles. Como el Director de Personas Desaparecidas, Italo Freytes. Esta semana pretendieron localizarlo desde el Poder Judicial en el marco de la búsqueda de la odontóloga Gisella Solis. Pero en esa Dirección mencionada no lo conocían.  Para evitar este tipo de desencuentro, fue que Ritondo dejó de publicar en la web los organigramas con los respectivos funcionarios.

Gisella Solis: el responsable de buscarla, un desaparecido en inacción

 

Cuidar a los que nos cuidan

En tanto, los efectivos caídos en lo que va del año murieron a manos de otros miembros de la fuerza. Se trata de femicidios, a pesar de que existe una Superintendencia de Políticas de Género, con 2.100 efectivos “capacitados y especializados en la temática”, según la web institucional.

Esas muertes no califican como “fallecidos en acto de servicio”, lo mismo que el teniente Marcelo P. Acuña, muerto por dos ex agentes de la Policía Federal que asaltaron una financiera en la que Acuña hacía un adicional trucho. Así, resulta difícil cuidar a los que nos cuidan.

Para ellos queda el consuelo espiritual, a cargo del Capellán General, el Padre Hernán Andrés Remundini, propuesto hace 15 meses por Monseñor Héctor Aguer. El Capellán dispone de un muy buen sueldo, auto, chofer y personal policial a su disposición. Desde la capellanía se convoca a cursos impartidos por cursillistas del movimiento “De Colores”, designación que pretende oponerse a las tinieblas infernales.

Capellan Remundini, la cría de Aguer

 

El Ministro Cristian Ritondo, pese a una flojísima gestión, quizás se convierta en uno de los Ministros que permaneció toda la gestión de la Gobernadora Vidal. Lo hizo delegando su trabajo a funcionarios con gran experiencia política: los policías. No habilitó discusiones que la dirigencia política se debe sobre la policía: ¿ Qué tipo de policía queremos ?¿ Cómo se respeta la tarea de Inteligencia Criminal ? ¿debe haber una Superintendencia de Políticas de Género? ¿ Debe haber una capellanía ?. Estas son tan sólo algunas preguntas que emanan del presente texto. Las hay muchas más.

 

 

 

 

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