LA BATALLA CULTURAL POR LOS SENTIDOS

Daniel Feierstein explora los usos del pasado en el presente respecto a los genocidios

 

Sorprende hasta la náusea escuchar la referencia a la dictadura eclesiástico-cívico-militar 1976-1983 por su autodenominación “Proceso de Reorganización Nacional” o, simplemente “Proceso”. Equivale a llamar a Alemania como Tercer Reich (Großdeutsches Reich). Sintagma naturalizado hasta la banalidad (del mal), licuado por la cotidianidad, la sola mención aplasta toda raigambre histórica mientras el uso vulgar oculta los siniestros sentidos encerrados dentro de los conceptos que alberga. En tanto acción proyectada hacia el futuro (“proceso”), marca su inicio formal el 24 de marzo de 1976 sin fecha de vencimiento, para empezar. Al proponer una transformación (“reorganización”) común, uniforme a todo el territorio, abarca la misma historiografía, relaciones económicas, sociales, valores, morales, familiares, laborales, organizacionales, en fin, todas y cada una de las actividades humanas en el país (“nacional”). La emergencia de tamaña nominación, aún en la más ramplona situación coloquial, implica de por sí un duro traspié en la batalla cultural. Por su permanencia nada insignificante, retorna triunfal un aspecto crucial del programa del ‘76. No sólo a través de sus emblemas, sino en prácticas sociales negacionistas, porción de mayor visibilidad entre los muchos usos del pasado en el presente mediante los cuales las nuevas derechas procuran reconstruir y transformar las representaciones de aniquilamiento que los tuvieron como agentes, entre otras, como la miseria planificada denunciada por Rodolfo Walsh en su imborrable Carta Abierta.

Llamar las cosas por su nombre rebasa con holgura el purismo semántico. Tiene consecuencias en lo cotidiano tanto como en lo jurídico, en el vínculo social, la relación familiar, el caudal informativo y las faenas de investigación académica en pos de la memoria, la verdad y la justicia. A tamaña tarea dedica desde hace décadas su labor el sociólogo, docente, ensayista e investigador Daniel Feierstein (Buenos Aires, 1967) quien en las 230 páginas de El pasado en la batalla cultural explora “la disputa por el sentido de los genocidios”. Concepto —el de genocidio— sobre el que retorna, y a través del cual disecciona y ejemplifica “los niveles de articulación entre la capacidad de reflexión y toma de conciencia sobre la realidad y sus efectos en las prácticas políticas, así como el rol que ha jugado y podría jugar en las disputas actuales por el sentido del pasado en el presente”.

 

Daniel Feierstein, el autor.

 

Perspectiva que el autor establece a través de otro concepto, el de “prácticas sociales genocidas”, bajo el cual encuadra no sólo las acciones dictatoriales en la Argentina, sino haciéndolo extensivo a otras similares en el resto del globo, aún en sus matices. Define tales políticas como una “tecnología de poder cuyo objetivo radica en la destrucción de las relaciones sociales de autonomía y cooperación y de la identidad de una sociedad por medio del aniquilamiento de una fracción relevante (en cuanto a su número o por el efecto de sus prácticas) de dicha sociedad y del uso del terror, producto del aniquilamiento, para el establecimiento de nuevas relaciones sociales y modelos identitarios”. Construcción pormenorizada, dentro de la cual es factible encuadrar al detalle el conjunto de aspectos confluyentes, afectados en forma parcial o total, de modo irreversible por Videla, sus cómplices y mandantes.

Caracterización meditada, arriba al lector ya bien avanzado el libro, una vez desenvuelta la genealogía del neologismo “genocidio” creado a mediados del siglo pasado por el jurista judeo-polaco Raphael Lemkin (Bielorrusia, 1900- Nueva York, 1959), quien lo especifica, no como un fin en si mismo, sino en tanto herramienta destinada a transformar la identidad de un pueblo a través del terror. Punto de partida, le requiere a Feierstein avanzar con sistemática precaución frente a la actual tendencia por escindir “la producción teórica en relación a sus efectos en la práctica política”, no sólo en el ámbito académico. Advierte cómo, desde principios del siglo XXI, tales metodologías alienantes procuran obstaculizar “las formas de articulación entre toma de conciencia y acción, como si fuera posible un tipo de producción de conocimiento que prescindiera de analizar las consecuencias de sus presupuestos en las formas de acción política o un tipo de acción política que pudiera prescindir de la investigación y análisis crítico de las condiciones en las que actúa, de los propios condicionamientos o de las propias alienaciones”.

 

 

El pasado en la batalla cultural, el libro, hace honor a su título mediante el análisis crítico de los antecedentes con los que actúa, los condicionamientos que procuran regirlo y las alienaciones que amenazan la temática. Por ello repasa los debates internacionales, incluyendo el derecho penal, para desde allí abordar la discusión jurídica, deteniéndose especialmente en los atisbos de despolitización presentes en la Convención sobre Genocidio de las Naciones Unidas (1948), las interpretaciones que de allí surgieron y su presencia en los tribunales argentinos. Con este bagaje pone en cuestión la categoría de crímenes de lesa humanidad y nociones semejantes para arribar a los debates historiográficos con hincapié especial en la experiencia argentina y las resonancias políticas. A este respecto, subraya las disputas político-partidarias, el accionar de los organismos de Derecho Humanos y el aprovechamiento demonizante que, “apelando a la simplificación, la mentira y la banalización”, abrió las puertas “para que, unos años más tarde, el tándem Milei-Villarruel pudiera capitalizar lo que en el macrismo todavía no aparecía como negacionismo explícito”.

Texto compacto en su coherencia, exigente en su rigor, el de Feierstein despliega una prospección abarcativa de los desarrollos teóricos como de sus correlatos y resonancias, tanto en las prácticas políticas concretas como en los diversos dispositivos de producción ideológica. Visión integral e integradora desacostumbrada en la ciencia social, cuyos jóvenes investigadores, por diferencia generacional, carecen de la experiencia personal, en sus propios cuerpos, de haber transitado aquella trágica época.

 

 

 

FICHA TÉCNICA

El pasado en la batalla cultural, la disputa por el sentido de los genocidios

Daniel Feierstein

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Buenos Aires, 2024

230 páginas

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