La arquitectura política de la Plaza
La CGT disidente en la Plaza del 24 de marzo
El 24 de marzo de 2016, pocos meses después de la asunción de Cambiemos, la marcha a Plaza de Mayo alteró su configuración. Como consecuencia de la incorporación de los jóvenes a los espacios de militancia política, las banderas de las agrupaciones juveniles habían ido ocupando hasta entonces los primeros lugares de la marcha, atrás de la bandera con las imágenes de las y de los desaparecidos y de los organismos de derechos humanos. Las agrupaciones gremiales y sindicales siempre iban en la retaguardia de las columnas, a modo de cordones de contención. En marzo de 2016, eso cambió. A medida que se anunciaban las primeras medidas del programa imparable de miseria, durante la conmemoración de los 40 años del golpe, las agrupaciones gremiales y sindicales reemplazaron a las juveniles y pasaron a ocupar el primer espacio.
Esa es una de las imágenes del 24 de Marzo que probablemente deje como herencia la era Cambiemos. A excepción del 24 de marzo del año 2017, con el primer espacio ocupado por el Frente Milagro Sala —emblema del uso de la justicia en la persecución de las disidencias—, el año 2018 volvió a tener como primer plano el sector sindical: las dos CTA y la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT en la cabeza. Este año 2019 vuelve a repetirse ese esquema pero recargado. Como espejo de las alianzas y articulaciones tejidas en la calle durante estos años, detrás de la bandera de los desaparecidos y de los organismos estará la bandera del Frente Sindical para el Modelo Nacional. Ese espacio con bautismo de fuego en el escenario de Luján del año pasado e integrado también por las cabezas de la CGT disidente: SMATA representada por Ricardo Pignanelli y Mario Manrique, Camioneros con Pablo Moyano y Canillitas por Omar Plaini y las dos CTA, es la primera vez se suma orgánicamente a la Plaza del 24 de Marzo. Un hecho político que las organizadores señalan como histórico.
La consigna convocante de este año también es un programa político: Con Memoria y Unidad.
La configuración de ese espacio del 24 de Marzo cambió en otros sentidos. Muchos de quienes transitarán son nuevos habitantes de las plazas legadas de estos años, colectivos que surgieron como resultado del alucinante movimiento pendular de avances y retrocesos de esta historia. Por eso será posible ver la bandera de Historias Desobedientes, el colectivo de hijxs y ex hijxs de genocidas que repudian los crímenes de sus padres, surgidos como respuesta desobediente al fallo de la Corte del 2x1. También habrá pañuelos disidentes. Hay una convocatoria del Ni una Menos y los pañuelos verdes de las integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Producto de ese movimiento imparable de mujeres en la calle, también es posible leer esta vez de modo distinto la presencia de muchas sobrevivientes de la ESMA que vienen de abrir una muestra que atraviesa por primera vez la historia de sus secuestros desde las nuevas sensibilidades de género. O la presencia de las esposas de los ex trabajadores de la Ford, un grupo de mujeres fundamentales en varios tramos de la larga causa, atravesadas por dispositivos represivos específicos desde sus posiciones de mujeres. Con una voz amplificada durante los últimos meses en los testimonios del Juicio a Ford y que ahora inician un camino como testimoniantes desde una narrativa diversa que habla de cambios en esa autopercepción.
"Para nosotros se trata de un hecho histórico", dice ahora Plaini, articulador de la pata sindical de esta marcha. "Es buena la imagen de Luján porque acá vamos a estar nuevamente todos. Si bien muchos de nosotros y nuestras organizaciones estuvimos individualmente cada 24 por experiencias e historias personales, esta es la primera vez que vamos a estar como Frente Sindical, un espacio enorme donde confluyen unas 70 organizaciones". Plaini dice que esa participación también es histórica porque recupera en el espacio público la memoria de los desaparecidos en clave de trabajadores: muchos pertenecían al movimiento obrero, explica.
¿Cuándo comenzó a gestarse la marcha? ¿A pensarse de esta manera? ¿A entender que esta era la mejor configuración para responder a este momento? O, mejor, a entender que esa unidad no sólo es una exigencia para pensar los próximos meses desde el campo popular. Sino también para revistar las cuentas pendientes que unos y otros mantienen con el pasado. En diciembre hubo una reunión en SMATA con Estela de Carlotto y Pignanelli. Y luego un acta de compromiso firmada como un ritual de defensa de los derechos básicos ente los secretarios generales de los gremios y la mesa de trece organismos de derechos humanos. Hasta entonces no se hablaba del 24 de marzo. Las participaciones se fueron pensando con el paso de los meses y se confirmaron finalmente tras una reunión del lunes pasado en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Estuvo Pablo Moyano, Omar Plaini, Manrique por el Smata, Palazzo, Roberto Baradel, Hugo Yasky y Pablo Michelli. En Abuelas esperaron Estela, Taty Almeida de Madres y Lita Boitano de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Ellas todavía discutían la consigna del 24 cuando ellos llegaron. Los hicieron pasar. Y esperar. Luego subieron los jefes sindicales. Y dicen que se quedaron impactados. No por lo que vieron ahí sino por las caras de alegría de ellas.
"Estuvimos todos muy pegaditos", dice Lita. "Fue algo impactante, nos conmovió. Había sido muy difícil concretar la reunión porque ellos están todos los días con luchas sindicales. Hubo muchos llamados. Pero finalmente se hizo. Resultó muy extraordinaria: fue la primera vez que vinieron los secretarios de los sindicatos y eso fue para consolidar el compromiso de todas las partes, para seguir luchando en lo que, justamente, nos toca vivir ahora".
¿Qué es lo que toca ahora? ¿Qué es el 24? Sandra Moresco de Familiares es una de las organizadoras del detrás de escena cada 24. Esta vez con Mabel Careaga de la Santa Cruz. Ella completa lo que dice Lita. "El año pasado tendimos puentes con distintos sectores para sentar las bases del modelo de país que queremos, pero no tiene que ver con un gobierno sino con un modelo de país, distinto a este con quita de derechos, con falta de institucionalidad y Estado de derecho. Donde mes a mes vemos vulnerados los derechos de los trabajadores, los derechos de los ancianos, de los niños, de la salud y la libertad de las personas oponentes que son perseguidas con causas inventadas. Desde la organización, siempre pensamos el 24 de marzo como un escenario que mira la política el año: un lugar donde denunciamos, reclamamos y exigimos, y ahora quisimos generar puentes mas sólidos en ese reclamo también con distintos sectores".
De lo que pasó, hablaron Estela y Pablo Moyano. Estela dijo: "Somos trece organismos de derechos humanos los que trabajamos en unidad, porque la palabra unidad es para revertir la desmemoria y todos los proyectos y pactos que tiene el gobierno, para eso es necesario unirnos a pesar que no pensemos algunas cosas iguales". Pablo Moyano definió el sentido que para ellos tiene esta movilización. “Esta marcha será un acontecimiento histórico, vamos a marchar por primera vez todos juntos para seguir fortaleciendo la unidad y lograr que nunca más volvamos a tener un gobierno de derecha como el de Cambiemos, el cual niega la realidad intentando desaparecer la historia de lucha que comenzaron las Madres luego de la terrible dictadura que sufrió nuestro país”.
Las marchas
Las conmemoraciones del 24 de marzo son distintas de acuerdo a las épocas. En dictadura, era un día de celebración militar. Para entonces, los familiares de los desaparecidos organizaban jornadas de protestas, prácticas de resistencia individual y conmemoraciones alternativas, con reuniones en sindicatos y recordaciones privadas, como dice Federico Lorenz en ¿De quién es el 24 de marzo? Las luchas por la Memorias del golpe del '76. Familiares, por ejemplo, el 24 de marzo de 1978 organizaba una entrevista con Raúl Castro, embajador de Estados Unidos. Y un año después, el 24 de marzo de 1979, concluía una campaña de solidaridad para recaudar fondos y difundía un documento con cinco puntos: entre ellos, aparición con vida de los detenidos desaparecidos y la liberación de los presos. Durante la transición, hubo jornadas de protesta. E incluso el acceso a Plaza de Mayo. Pero la marcha tal como es ahora parece tener como un punto de origen el año 1996, durante la conmemoración de los 20 años del golpe, con los juicios por los crímenes interrumpidos y la emergencia de una columna de H.I.J.O.S. que hizo su primer ingreso a la Plaza. En 1998 se extendió por primera vez la bandera con las imágenes de los desaparecidos y las desaparecidas. Durante el período 2003-2015 creció la presencia de jóvenes y de los y las ciudadanos sueltos con remeras inscriptas sobre el cuerpo. De qué se trataron estos cuatro años de Cambiemos, lo sabremos más adelante. Por ahora, hay que decir que la Plaza de los desaparecidos volvió a llenarse de cuerpos y de banderas de quienes fueron siendo expulsados de otros campos.
Y en medio de esa marea-péndulo entre pasado y presente, estará la bandera de los ex trabajadores de la Ford. Ellos llegan a la Plaza después de sostener durante años una bandera que exigía el juicio a los gerentes de la automotriz norteamericana. El juicio se hizo el año pasado. Y en diciembre, los jueces Mario Gambacorta, Osvaldo Facciano y Eugenio Martinez Ferrero condenaron a Pedro Müller y Héctor Sibila a 10 y 12 años de prisión como partícipes necesarios del secuestro y torturas de 24 trabajadores. Müller era gerente de manufactura de la planta de Pacheco y máxima autoridad en ausencia del presidente. Sibila es un ex militar, ex jefe de seguridad. En ese juicio también fue condenado Santiago Riveros, jefe de la zona de Defensa de Campo de Mayo a 15 años de prisión. El viernes 15 de marzo el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, esos mismos jueces y la secretaría penal Déborah Damonte, difundieron los fundamentos de una sentencia desde todo punto de vista histórico. Por lo tanto los ex trabajadores de la Ford no llegan este año al 24 de marzo con ese viejo reclamo escrito en la bandera, sino con un volante para distribuir en la Plaza con los fundamentos de la sentencia.
En esa articulación entre volante y trabajadores participó el colectivo de Trabajo sobre Responsabilidad Empresarial, integrado por investigadorxs, académicxs y abogadxs. Durante la última semana trabajaron contra reloj para diseñar y pintar una bandera de seis metros que ahora dice: Causa Ford, una victoria de lxs trabajadorxs.
También prepararon pañuelos con los nombres de los empresarios condenados y ese volante impreso por varios sindicatos. Pasaron 43 años del golpe, dicen ellxs, pero a estos 43 años llegaron con una sentencia que no estaba y eso tiene que estar en el centro de la marcha.
Victoria Basualdo es historiadora. Testigo de contexto del juicio, integrante de múltiples espacios como el colectivo sobre Responsabilidad Empresarial, es una de las indispensables como suele definirla Eli Gómez Alcorta, representante de la querella de los ex trabajadores. A tres días de la marcha, Victoria todavía revisa los fundamentos de la sentencia, subraya y analiza para esa síntesis que correrá de mano en mano el domingo como parte de las microescenas de mundos distintos.
"La novedad más importante de estos fundamentos es que los jueces dejan por escrito que los secuestros de los trabajadores se debieron a su militancia gremial", dice. "Muy claramente la sentencia está diciendo: 'Está probado, mas allá de toda duda, que las 24 víctimas eran trabajadores de la empresa Ford y que sus ilegítimas detenciones obedecieron a un denominador común que se vinculó con su participación en actividades gremiales". Y ese, agrega, es el eje de toda la sentencia.
De otro tramo, rescata el análisis sobre el aporte específico de los empresarios, a quienes los jueces definieron como co-responsables. "Hemos plenamente acreditado que existió por parte de autoridades y personal jerárquico de la empresa Ford un aporte específico de información de los trabajadores a ser secuestrados", dicen. Y mencionan, entre los aportes, la confección de listados con los nombres de las personas sobre las que demandaban que sean detenidas, vehículos para las detenciones, comida, gasolina.
Otro punto importante es el quincho. La sentencia caracteriza al quincho donde estuvieron detenidos los trabajadores como un centro clandestino de detención. Y eso es importante, dice Victoria. Los jueces dicen: se acreditó que el sector recreativo y el quincho fue cedido a los militares. Y que ese espacio se convirtió en un centro clandestino de detención con la particularidad de encontrarse emplazado en una propiedad privada. También encuadran y conceptualizan la calidad de esa detención al señalar que los trabajadores detenidos y secuestrados en sus lugares de trabajo fueron llevados y trasladados al quincho donde permanecieron en condición de desaparecidos. "Ese encuadramiento es muy importante. Podrían haberlo desdeñado porque los trabajadores estuvieron en el quincho durante un día, o por otros motivos, pero sin embargo lo tomaron: por eso digo que se nota una comprensión cabal de lo que significa tener cautivos a los trabajadores en la propia propiedad de la empresa, donde la empresa tiene total dominio".
Otro eje de la sentencia es que valoriza el aporte de los testigos de contexto. Y por último, sigue Victoria, es la explicación sobre las razones de esa confluencia, entre empresarios y fuerzas de seguridad. El móvil de los secuestros. Allí los jueces trabajaron otro elemento. Dicen que no hay que elegir entre distintos responsables, sino que hubo una conjunción de sujetos y construyeron una lógica para explicar la confluencia entre Riveros por un lado, y los gerentes Müller y Sibila, por el otro. Y en ese sentido, dice la historiadora, señalan lo siguiente: "Así la eliminación de las comisiones internas de los sindicatos en las fábricas, símbolo de la fuerza obrera y de la resistencia a las demandas, fue el objetivo común entre empresarios y militares que de facto ocuparon el gobierno. El funcionamiento del mercado de trabajo era una dimensión mas del proyecto de trasformación social y económica que se ponía en marcha. Lo que permite comprender el común denominador entre las 24 víctimas y la relación laboral y Ford".
Hasta el martes pasado, cada apertura del año judicial de los últimos años tomaba entre sus ejes el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad. Ricardo Lorenzetti presentó varias veces a los juicios como parte de una de las políticas de Estado. A veces a regañadientes, o con jerarquizaciones arbitrarias. Pero estaba. Este año el tema no existió. Carlos Rosenkrantz obvió olímpicamente cualquier referencia.
Sin embargo, las causas están. Los juicios continúan. Y ahí está la sentencia de la causa Ford, una herramienta fundamental para el futuro de los juicios pendientes. Y que podría pensarse fuera de época, pero en realidad no.
En ese sentido, también hubo otro dato. El jueves pasado la Sala II de la Cámara de Casación sentó un nuevo precedente sobre la acción civil en casos de lesa humanidad: estableció la imprescriptibilidad de esa acción en un fallo sobre la base de una sentencia reciente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos pero en contraposición al último criterio fijado por la Corte Suprema de Justicia local que el año pasado rechazó un reclamo al entender que las demandas por daños y perjuicios en casos de lesa humanidad estaban prescritas. El fallo del año pasado se conoce como el fallo Villamil, y obtuvo los votos de la mayoría: Rosenkrantz, Elena Highton y Lorenzetti sobre la base de un fallo de 2007. Ahora, la Sala II integrada por Angela Ledesma, Alejandro Slokar y Guillermo Yacobucci hizo lugar a los recursos del Ministerio Público Fiscal y los querellantes Ricardo Tomasevich y Olga Gloria Martínez por la absolución de Rubén Osvaldo Bufano y Arturo Ricardo Silzle, del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército ordenadas por el TOF6. Y al recurso de Tomasevich como actor civil, a la luz del fallo de la CorteIDH conocido como Caso Órdenes Guerra y otros Vs. Chile. El fallo considera que las acciones civiles de reparación de daños —derivadas de hechos calificados como crímenes contra la humanidad— no deberían ser objeto de prescripción.
Slokar destacó en su voto la obligación del Estado de atender a esos lineamientos, “toda vez que su desconocimiento configura una situación de gravedad institucional que no sólo constituye la lesión a un pilar básico del orden constitucional, sino también un injusto de carácter internacional que pone en riesgo de sanción a la Nación tanto frente al sistema universal de Derechos Humanos como al regional interamericano".
Los jueces hablan en este caso de una Corte aislada. Y de rebelión. También lo habían dicho en 2017, luego del 2x1, cuando los represores comenzaron a llenar los juzgados de pedidos para dejar las cárceles. Y los jueces de primera instancia y de los tribunales orales se opusieron a las salidas. El caso Ford tal vez puede analizarse en esa misma línea. Una rebelión contra un sistema de justicia siempre dispuesto a dar vuelta la página. Un acto. Pequeño. Pero que en este campo avanza, tal vez, seguro, porque atrás están muchos pedazos de historias de Plazas.
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