HISTORIAS RUGOSAMENTE ALEATORIAS

Guillermo Saccomanno retorna a la narrativa breve con un libro compuesto según la cadencia del oleaje

 

Culminaba el siglo XX cuando el escritor Guillermo Saccomanno (Buenos Aires, 1948) –tras una rauda aunque intensa experiencia en las islas del Delta— optó por migrar del microcentro porteño hacia la vera atlántica, junto al bosque de Villa Gesell. Desde un ventanuco de su pequeño departamento de entonces lograba ver una playa elegida por los surfistas. Observaciones que le brindaron una sucesión de imágenes del paciente ceremonial durante el cual los deportistas procuran domar las irrepetibles sinuosidades marinas. De tal modo surgió Esperar una ola, el cuento que permaneció inédito durante demasiado tiempo. Curiosamente apareció luego en Cámara Gesell (2012) la novela epítome del género literario generado por el autor, el Sordidismo Transclasista. Narración magistral, despojada, releva la confluencia de dos potencias, la humana y la del mar, a fin de trazar los parámetros del momento de la escritura.

 

El autor, Guillermo Saccomanno.

 

 

Esperar una ola, por fin, encuentra su lugar convertida en título del libro de cuentos, que encabeza al modo de clave de lectura para abordar unas doscientas páginas de gigantes historias breves; apenas una página, o menos, un manojo de líneas. Relatos sin título unitario, en los cuales el trasfondo sombrío, marca tradicional en la última literatura de Saccomanno, va mutando hacia una expectación huidiza de la melancolía, montada en una poética llana, precisa, dueña de su propia libertad. La cadencia de la primera persona adopta edades, géneros, identidades, idiosincrasias y espacios sociales diversos; atraviesan la vida comunitaria en situaciones cotidianas, domésticas, a veces extraordinarias, siempre conmovedoras, atrapantes. Como las olas al romper sobre la playa en ese fenomenal movimiento en que parecen extinguirse y sin embargo lo que están haciendo es retornar a las profundidades para volver una y otra vez, jamás de igual manera, por toda la eternidad; así es el remate. Cada cuento termina de un golpazo, en las últimas dos o tres líneas, en un fin que se sabe ineludible, donde el autor le propina el bucle inesperado.

Instalado en Villa Gesell, el autor arrastró al amigo, cómplice y colega Juan Forn, de cuyo fallecimiento al momento de salir este libro se cumple un año. Su presencia aflora en la poética reflexiva, al acariciar con ternura la instancia de la muerte. Presencia inasible fuera de la vida, trastoca el tiempo cronológico, resurrección pagana en otros cuerpos y sonidos, se conjura en los escenarios tormentosos, el viento recio, las calles vacías de la invasión turística estival.

 

Obra de Guillermo Saccomanno.

 

 

Como las olas propicias al surfeo de la rompiente hasta la misma orilla, a partir del segundo relato, más de una docena de cuentos fluyen sin puntos, en plano secuencia, al abordar una misma trama desde distintos planos y aproximaciones, posándose sobre elementos secundarios para de inmediato retornar al cuerpo medular del relato, resignificándolo en cada vuelco. Entre tanto, con su particular puntuación, se suceden otros cuentos, encadenados en la escritura más que en los objetos temáticos: “Parece que va a poder con esa ola, pero no, en un pestañeo dejamos de verlo, la ola se cierra sobre sí misma, aunque parece durar una hora esa visión todo transcurre en segundos, y después un estallido de espuma que se expande con violencia sobre la superficie y, despacio, empieza a diseminar su blancura con una serenidad plácida y eso es todo. Hay quienes dicen que se trata siempre de la misma ola. Y siempre la misma tabla, solitaria, la que vuelve”. Como las olas, surgen las que aparecen montados sobre otras crestas, o bien desde el seno, hasta sumar su potencia y crecer en la siguiente onda, diluyéndose en apariencia aunque conservándose. Asimismo pululan cada tanto revoltijos de crestas esporádicas que revientan antes de tiempo para desconcierto del surfista, ahora lector.

La narrativa de Saccomanno guarda la escucha como pre-condición de posibilidad, “la versión de quien te cuenta, porque su historia, si bien es una versión personal de los hechos y puede parecer secundaria, tal vez sea clave. Somos lo que contamos de otros, pero también lo que nos contamos”. En efecto, dispositivo capaz de vivificar lo tanático, de iluminar lo tenebroso. Como las olas, las situaciones una a una se solapan en el enigma: “Yo vine temprano, dice alguien. Lo que importa es ser paciente, reflexiona uno. Qué apuro hay. Cada tanto alguien cae. Por qué número van”.

 

 

Obra de Guillermo Saccomanno.

 

 

Como las olas, continentes voluntarios de peces, caracoles, arena, espuma, sirenas y tritones, estos breves cuentos portan una pianista en un teatro lleno pensando quienes podrían escucharla en parajes lejanos; un periodista chino, una boliviana en una tapera patagónica, el pibe georgiano en el metro paulista, otra chica del Conurbano bonaerense, los habitantes del desierto. Escenarios y personajes distintos entre sí, con vidas propias más o menos apropiadas, para ellos, para todos están las melodías, las olas, la escritura.

Tiempo atrás, a científicos provenientes de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA les fue encomendada la investigación de un modelo matemático del oleaje marino. Con esa curiosa lírica con que los especialistas ablandan la más dura de las ciencias sin apartarse del rigor, lo conceptualizaron como una “superficie rugosamente aleatoria”. En el océano de las metáforas, Esperar una ola, el cuento que se hace libro, admite la confluencia entre narrativa y férrea sistemática de la definición al promover un espacio continuo, sinuoso y permanente, oscilante de lo calmo a lo encrespado, tal cual esta escritura de Guillermo Saccomanno.

 

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En esta oportunidad, la misma tapa del libro luce una obra pictórica del autor, quien recién se anima a mostrar esa veta creativa, algunos de cuyos ejemplares ilustran estas líneas, en tanto un conjunto de mayor amplitud se exhibe hasta fin de año en una galería del microcentro porteño (Paraguay 431).

 

 

 

 

FICHA TÉCNICA

Esperar una ola

Guillermo Saccomanno

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Buenos Aires, 2022

200 páginas

 

 

 

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