HERR PETTI

Denuncia por acoso y maltrato laboral contra el fiscal Juan Manuel Pettigiani

 

El fiscal general de Mar del Plata Juan Manuel Pettigiani fue noticia la última semana porque pidió el sobreseimiento de su par porteño Carlos Stornelli, procesado por el juez Alejo Ramos Padilla por asociación ilícita y violación a la ley de inteligencia en la causa que tiene entre sus acusados a Marcelo D’Alessio. Mientras preparaba ese dictamen, Pettigiani era denunciado por acoso y maltrato laboral por tres empleados de su fiscalía, dato que quedó prácticamente fuera de la agenda de los medios de comunicación.

Si bien subrayan que los manejos arbitrarios no son nuevos, los funcionarios que denunciaron al fiscal aseguraron a El Cohete a la Luna que a partir de la cuarentena impuesta por la pandemia Pettigiani “no acató ninguna de las medidas ordenadas por la Procuración ni por la Corte, casi no permitió el teletrabajo y a diferencia de otras fiscalías que montaron guardias pequeñas él nos hacía ir a todos, trabajábamos en un espacio pequeño e incluso en ocasiones sin las medidas de protección necesarias”. “Manejaba arbitrariamente cuándo ir e incluso aprovechaba la cuarentena como excusa para posponer audiencias”, señalaron.

El fiscal permitió que siguiera adelante un juicio en una causa por venta de drogas sin las medidas sanitarias adecuadas. Producto de la falta de distanciamiento social y de elementos de higiene básicos durante las audiencias, se contagiaron el abogado César Sivo, otros tres letrados de su equipo, un policía y un prefecto que trabajaban en el tribunal además de varios empleados, consignó el portal Info Brisas. Por parte de la fiscalía se contagiaron el propio Pettigiani y uno de los funcionarios, que detalló a este medio cómo fueron esos días.

“El juicio se desarrollaba los jueves y viernes. El jueves 20 de agosto comencé a sentirme muy mal. Incluso Sivo me dijo: ‘Estás hecho mierda, nos vas a matar a todos’”, contó el prosecretario. Al notar que no tenía olfato fue a una guardia y el sábado 22 le hicieron el hisopado. Enseguida avisó a un grupo de WhatsApp del que participa Pettigiani. El lunes, ya muy debilitado, trabajó desde la casa en un alegato. El martes, cuando le informaron que había dado positivo, se comunicó con el fiscal, al que debía informar entre otras razones por haber sido un contacto estrecho. “Se calentó conmigo, me empezó a hablar mal y a decirme cualquier cosa”, relató el trabajador.

–¿Vos pensás que trabajas en una verdulería? –lo increpó Pettigiani.

“Cuando le dije que no me hablara así cortó el teléfono”, relató.

Aunque Pettigiani también habría dado positivo en el test de Covid-19, nunca se aisló. A principios de septiembre, una vez que obtuvo el alta médica, el prosecretario regresó a trabajar y su jefe le dijo que pasaría a cumplir tareas administrativas menores, algo que interpretó como un castigo. A un compañero auxiliar fiscal que también se contagió le habían bajado el escritorio y la computadora a la entrada del edificio, junto a la guardia de dos gendarmes. “En vez de generar empatía con el otro secretario, deberías preguntarle qué fue lo que hizo para que lo mande a Mesa de Entradas, me quedé corto”, le espetó el fiscal marplatense a uno de los trabajadores denunciantes, que asegura que “el acoso no cesa”.

Por esos días Pettigiani estaba en su despacho y aseguraba que tenía el alta médica. “Todo es difícil de creer y al ser fiscal nadie le pregunta nada, ni por qué vino ni por qué se va”, dijo uno de los denunciantes.

Los modos de Pettigiani no son nuevos para quienes trabajan cerca de él. La misma actitud tuvo años atrás con un secretario a quien echó de la fiscalía en medio de una licencia médica, porque se negó a pedir una excarcelación en la causa por las agresiones de los neonazis de Mar del Plata. Pettigiani se lo había pedido por teléfono desde Japón. Al regresar “le vació el escritorio, puso sus pertenencias en una caja y le dijo ‘rajá de acá’”, recuerda. Los trabajadores comentaron que Pettigiani casi no trabaja con mujeres, con escasas excepciones. A otro empleado comenzó a gritarle y en medio de la discusión golpeaba con el puño el escritorio.

Los trabajadores denunciaron el maltrato laboral ante la Procuración, que encabeza el eterno interino Eduardo Casal. El titular del área Disciplinaria y Técnica es Juan Manuel Casanovas, a quien definen como amigote de Pettigiani. Ricardo Ragendorfer reveló en Tiempo Argentino que es el hijo de Jorge Casanovas, ex ministro de Justicia bonaerense del gobernador Carlos Ruckauf. “Su cosmovisión lo situaba a la derecha de Atila”, definió Ragendorfer. A su vez Casanovas es muy cercano a Juan Bautista Mahíques, ex integrante del Consejo de la Magistratura y del Ministerio de Justicia durante el gobierno de Mauricio Macri y actual fiscal general porteño designado por Horacio Rodríguez Larreta, denunciado en la causa de la “Mesa judicial” que lleva la jueza María Eugenia Capuchetti.

El 21 de septiembre, luego de las presentaciones ante la Procuración, Pettigiani se apersonó en la casa de uno de los funcionarios denunciantes y montó una guardia durante dos horas a la espera de que saliera. A pesar de que la pareja del empleado le dio la documentación que pedía el fiscal permaneció allí y seguía exigiendo que se presentara. La guardia quedó registrada por las cámaras del lugar. “No conozco a ningún fiscal que cuando un empleado pide licencia vaya la casa. Manejaba la fiscalía como si fuera un estudio jurídico particular”, afirmaron los trabajadores.

El Cohete a la Luna accedió a la presentación ante la Procuración en la que el funcionario judicial afirma que vivió una situación “extremadamente intimidatoria” para con él y su familia. La denuncia, ampliada tras el episodio en la casa, está en manos del Consejo Evaluador integrado por cinco fiscales generales: Irma Netto, Julio Piaggio, Alejandro Alagia, Guillermo Pérez de la Fuente y Oscar Ciruzzi. El Consejo tiene la facultad de pedirle una investigación a un sumariante, algo usual en las denuncias por maltrato laboral. Esa investigación puede durar hasta 60 días. Los tres trabajadores que denunciaron a Pettigiani pidieron el traslado a otras dependencias del Ministerio Público Fiscal.

 

 

No sólo se trata de Covid

Un funcionario que trabajó cerca de la ex procuradora Alejandra Gils Carbó definió a Pettigiani como “un tipo siniestro”. Cuando tuvo que dictaminar como fiscal por los crímenes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), la versión marplatense de la Triple A, sostuvo que se trataba de una organización privada y que como los asesinatos eran anteriores al golpe de Estado estaban prescriptos. Eso le valió un apercibimiento del entonces procurador Esteban Righi por apartarse diametralmente de los lineamientos en causas de derechos humanos. A partir de ese episodio no volvió a intervenir en juicios de lesa humanidad.

La animosidad de Pettigiani con los organismos de derechos humanos es histórica. Pocos años después del Juicio por la Verdad en Mar del Plata intentó echar a Abuelas de Plaza de Mayo e HIJOS de la casita donde funcionaban, frente al hospital materno infantil.

El funcionario recordó que Pettigiani también había montado guardias en la Procuración a la espera de que lo atendiera Gils Carbó. “Yo vivencié situaciones de violencia por parte de Pettigiani”, afirmó, y agregó que “jurídicamente es un cero al as”. Durante la gestión Gils Carbó estuvo largos meses fuera de su cargo, con licencia psiquiátrica. Uno de los funcionarios que trabajó durante los últimos diez años en su fiscalía afirmó que el lunes siguiente al ballotage por el que Macri accedió a la presidencia en 2015 Pettigiani reapareció en la fiscalía, que era subrogada por otro letrado. A los pocos días obtuvo el alta y regresó. “No es alguien que pueda tener el cargo y el poder que tiene”, dijo uno de sus ex colaboradores. Además afirmó que durante los cuatro años del gobierno de Cambiemos era habitual escuchar charlas entre el fiscal general y otros funcionarios sobre las causas que se armaban por corrupción. Incluso señaló que hacía escuchar al dueño de una empresa textil que fabrica y vende pullovers, muy conocida en la Costa.

 

 

Antecedentes

Los ex trabajadores de la fiscalía de Pettigiani afirman que “hace cosas que siempre rozan la ilegalidad”. En 2018 fue muy criticado por favorecer a la patota de neonazis que sembró el terror en Mar del Plata con brutales agresiones a homosexuales, extranjeros y diversos colectivos vulnerables. Solicitó penas muy bajas, con condenas de entre 3 años y 10 meses de prisión, y la absolución de dos imputados. En esta causa se firmó un acuerdo al que calificaron de “bochornoso”, que el Tribunal rechazó.

En materia de trata de personas, afirmaron, sus resoluciones incumplen los tratados internacionales. Cuando cayó en la fiscalía una causa por un prostíbulo que funcionaba al lado del hotel Sheraton, Pettigiani se preguntaba por qué debía haber juicio y planteaba irónicamente cuál era la diferencia “entre que te exploten siendo cajera del supermercado y como prostituta”. “Las causas que instruye de trata laboral son un escándalo. Casi siempre retira la acusación”, explicaron.

Juan Manuel es hijo de Eduardo Julio Pettigiani, ministro decano de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, quien hoy ejerce un rol meramente formal. Antes de recalar en el máximo tribunal provincial el padre fue candidato a intendente de Mar del Plata en 1995 y perdió las elecciones por 15.598 votos frente al radical Elio Aprile. En la década del ‘90 fue funcionario de Seguridad en la gestión del gobernador Eduardo Duhalde.

El hijo también coqueteó con la política partidaria. En junio de 2014, mientras armaba la candidatura de Macri a la presidencia, el entonces ministro de gobierno porteño Emilio Monzó viajó a Mar del Plata y en un reportaje con el portal 0223 afirmó: “Me interesaría muchísimo que Juan Manuel Pettigiani sea el candidato a intendente de Macri en 2015 en Mar del Plata, pero soy respetuoso de los tiempos. Actualmente él está cumpliendo una función muy importante en el Poder Judicial. Lo conozco hace 25 años. Sé de su idoneidad y también la de su familia. Además, tiene los valores que estamos buscando. Se trata de una persona preparada y honesta”, arriesgó.

El fiscal general se alió con el fallecido sindicalista Gerónimo Momo Venegas pero la lista que integraron no logró superar las PASO y quien resultó electo fue Carlos Arroyo, de Cambiemos. En Mar del Plata se comentaba que iba a ser su secretario de seguridad, pero se pelearon. Quienes lo conocen aseguran que “en Mar del Plata nadie lo quiere a Pettigiani”.

Los Pettigiani tienen relación con la derecha del peronismo, el sector que luego tejió lazos con el PRO e integró la alianza Cambiemos. Uno de los trabajadores recuerda que en su despacho tenía cuadros de Juan Domingo Perón y Juan Manuel de Rosas. Cuando el macrismo llegó al poder cambió esas imágenes por figuras religiosas. “En un despacho de 4 metros por 4 había unas veinte imágenes, parecía la película Apocalypse Now”, señalaron.

En relación con su adhesión a Cambiemos, hay una anécdota que lo describe cabalmente. En diciembre de 2019, cuando terminaba la gestión de Macri, Pettigiani envió oficios a distintos ministerios, entre ellos el de Seguridad, agradeciendo la función cumplida. ¿Habrá escrito gracias por los servicios prestados?

 

 

 

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