HAY 2019, ¿pero para quién?

La consigna de Rodríguez Saa le sienta a Rodríguez Larreta, Vidal y Bergoglio

El Hada Buena y el Intendente porteño Horacio Rodríguez Larreta intentan desmarcarse del presidente Maurizio Macrì. La consigna de Alberto Rodríguez Saa, Hay 2019, ha llegado más lejos de lo que se proponía su autor, que sólo pensaba en el peronismo. Ambos cuentan para esa jugada con el apoyo del Papa Bergoglio, cuyo objetivo es impedir que se sancione el proyecto de ley de abolición de la clandestinidad del aborto.

Vidal visitó al Papa en Roma junto con la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley, una semana antes de que la Cámara de Diputados sancionara el proyecto. Si bien ambas cumplieron con el compromiso de no revelar lo tratado, han dado señales de diferenciación de Macrì. Vidal y Stanley militan junto con Emilio Monzó y con el nieto de Rogelio Frigerio entre quienes propugnan acuerdos amplios con lo que llaman el peronismo racional, es decir aquel que consideran dispuesto a acompañarlos más allá de la puerta del cementerio. Pero esa presunción aún no ha sido demostrada.

En cambio, Macrì se atiene a la lógica con que llegó al gobierno, presentándose como un hombre nuevo sin ataduras con la vieja política, aunque ya lleve quince años en cuatro cargos públicos. A la luz de los resultados podría decirse que su posición es más realista. Pero también es cierto que las condiciones políticas y económicas han girado 180 grados y que la presidencia es una trituradora de ilusiones y fantasías. A partir de diciembre pasado está en duda si podrá aspirar a la reelección el año próximo, y desde la corrida cambiaria que se inició en abril y el parche del FMI que contuvo por un tiempo la hemorragia, la cuestión se ha adelantado. Lo que ahora se discute es cómo y cuando saldrá de la Casa de Gobierno y quién lo sucederá. Macrì no se da por aludido, pero sus propios partidarios han dejado de creerle y sólo prevén tiempos peores. La delectación con que Clarín reproduce cada semana las encuestas que lo confirman son una prueba adicional, salvo que alguien piense que ha habido allí autocrítica y reconversión al periodismo. Hasta publicó una foto de Macrì junto a un helicóptero.

 

El mensaje de Clarín

 

Tanto Rodríguez Larreta como Vidal dicen que no hay futuro para ellos si Macrì se hunde pero mientras tanto se preparan para intentar el salto a las balsas, que no son un nuevo título financiero como los BOTEs sino parte de la más trillada metáfora náutica.

Los dos jugaron muy fuerte. MEV se pronunció en contra de la ley y exhibió el pañuelo celeste que la Iglesia Católica opuso al verde de la juventud que reclama la abolición del aborto clandestino, oneroso e inseguro. HRL consagró la Capital Federal a los corazones de Jesucristo y de su madre virgen. Nada menos.

También la vicepresidente Gabriela Michetti y el senador Federico Pinedo habían formulado pronunciamientos estrafalarios: revisar el artículo del Código Penal que desde hace 98 años autoriza el aborto en caso de violación (GM); subsidiar hasta el parto a las mujeres embarazadas que no quieran un hijo y a los niños una vez nacidos hasta que alguien los adopte (FP). Pero ambos son personajes sin arte ni parte en las decisiones políticas y no actores de primera línea. Ni el Criadero Estatal de Seres Humanos Presidente Pinedo, ni el Gran Premio a la Violación Gabriela Michetti pueden tomarse en serio.

No ocurre lo mismo con los gobernadores de las dos Buenos Aires. Vidal se pronunció luego del Te Deum que ofició en La Plata el nuevo arzobispo Víctor Manuel Fernández, quien durante su homilía interpeló en forma directa a Macrì, reclamándole que vetara la ley, lo cual mereció una rápida negativa del jefe de gabinete Marcos Peña Braun.

 

Foto AICA. Vidal con el arzobispo Fernández.
Foto AICA. Vidal con el arzobispo Fernández.

 

Esto a su vez motivó una réplica del ex secretario de Obras Públicas Rodolfo Barra. Fernández es el principal efector de Bergoglio en el Episcopado y Barra fue uno de quienes diseñaron las concesiones viales en favor del Grupo Macri en 1989. La esposa de Peña Braun se pronunció en favor de la ley y su suegra asistió a la marcha contra Macrì y el FMI. Todo esto cabe en la caja de Pandora que el Presidente abrió, con la vana ilusión de descomprimir el frente económico social. Lo único que consiguió fue detener por un tiempo la corrida cambiaria, pero al costo de mantener la tasa de interés en niveles incompatibles con la inversión e incrementar por una vía adicional el endeudamiento en dólares, ahora mediante las Letes del Tesoro, en preparación de la próxima escapada del dólar y la inflación.

Desde que se inició en la actividad política, Horacio Rodríguez Larreta nunca hizo una sola manifestación de tipo confesional. A diferencia de María Eugenia Vidal, quien estudió Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica Argentina (PUCA), Rodríguez Larreta se recibió de economista en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Sus padres, el dirigente desarrollista del mismo nombre y Cristina Díaz Alberdi, se divorciaron y volvieron a casarse. Por esta carencia de antecedentes resultó más sorprendente la consagración de la Ciudad “al cuidado del Sagrado Corazón de Jesús, bajo la protección del Inmaculado Corazón de la Virgen, su Madre, cuyo nombre lleva esta Ciudad”. Lo hizo en la catedral porteña con esta oración:

 

La última vez que un gobernante realizó una consagración semejante fue el 30 de noviembre de 1969, cuando el dictador Juan Carlos Onganía se arrodilló a los pies de la imagen y comenzó a leer:

—Madre de Dios: Señora de Luján, a quien nuestro Pueblo os llama también la Virgen de Itatí; Madre del Nordeste argentino; Señora de Sumampa en Santiago del Estero y Virgen de Catamarca; Milagrosa Imagen de la Virgen en Santa Fe y Virgen del Milagro en Salta, ante Vos estamos aquí reunidos…

El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo vio en aquella consagración un estupefaciente desconectado del compromiso de vida porque “Dios rehúsa los actos religiosos si no están precedidos y acompañados de una realización de la justicia y de la fraternidad”. El único punto en común con el gesto de Rodríguez Larreta es que también el gobierno de Onganía comenzaba sus estertores finales. No venía de una corrida cambiaria sino del Cordobazo y no le quedaba más que un semestre de agonía, pese a que había anunciado que no tenía fecha de vencimiento y hecho trascender que no se conformaba con menos de veinte años. La Iglesia Católica siempre ha jugado como factor de legitimación para gobiernos débiles que, a cambio, consienten sus intromisiones en el terreno de las decisiones políticas, subordinadas a sus opiniones autodenominadas morales.

 

 

Para mayor contraste, mientras Rodríguez Larreta y Vidal hicieron sus manifestaciones en las iglesias de sus respectivas sedes gubernativas, Macrì se alejó de la suya y al llegar a Tucumán delegó en Michetti y en el gobernador Juan Manzur (quien es cristiano maronita) la asistencia al Te Deum, donde el arzobispo Carlos Sánchez también zamarreó al gobierno por el aborto. Recluido en el jardín de la casa histórica, vallada a varias cuadras a la redonda, Macrì continuó con sus mensajes intemporales e inmateriales, llenos de consignas de autoayuda o marketing, que lee en un teleprompter. No le preocupa mostrarlo, porque sólo se admiten partidarios en su cercanía.

 

El teleprompter presidencial. Que parezca un estadista.
El teleprompter presidencial. Que parezca un estadista.

Otra Iglesia, otro gobierno

La intervención política de Bergoglio y sus obispos ha llevado a comparaciones con el conflicto que a mediados del siglo pasado enfrentó al Episcopado de entonces con el peronismo por la sanción de una ley de divorcio vincular, en 1954. Esto confunde más de lo que aclara, ya que las situaciones son incomparables, tanto en los temas de fondo como en las relaciones personales. Perón fue uno de los autores del golpe militar de 1943, que la Iglesia saludó como obra de un Ejército cristiano y que reinstauró la enseñanza religiosa obligatoria luego de seis décadas de laicismo. El Episcopado llamó a votar por él. Hasta que en 1948 el Vaticano y el Episcopado local vieron la anunciada reforma constitucional como una oportunidad para suprimir el principio de la soberanía popular y substituirlo por el del origen divino del poder, en una regresión a 1788. Perón no lo aceptó y por el contrario consagró principios sociales que marcan la modernidad argentina con una impronta laica y populista.

Allí comenzó el deterioro de las relaciones que fue acumulando agravios: en las escuelas se enseñaba religión católica, pero los programas y los profesores no eran designados por la entidad confesional sino por el poder político, que además descubrió que los sueldos de profesores que pagaba el Estado eran desviados para financiar otros gastos de la institución eclesiástica, tal como sigue ocurriendo en la actualidad. El peronismo se constituyó en una religión laica y las tres personas de la santísima trinidad fueron desplazadas por las dos de la pareja presidencial. El Vaticano impulsó la creación de un partido democristiano y cuando Eva Perón viajó a Roma, le negó la condecoración pontificia que prodigaba a las damas de las familias más poderosas del país. Su testamento contiene terribles invectivas contra los obispos coludidos con la oligarquía y esboza las bases de una teología de la liberación. El propio Perón recibió a los obispos acompañado por un sacerdote que se desempeñaba como asesor presidencial y les predicó su credo político. En las Fuerzas Armadas comenzó el dictado de clases de doctrina peronista en lugar de la anterior doctrina nacional. El grupo espiritista Basilio e iglesias evangélicas realizaron actos masivos en estadios deportivos auspiciados por el gobierno. Fueron prohibidos los pesebres u otras figuras religiosas al ornamentar las avenidas en Navidad y la misa de Nochebuena en los hospitales de la Capital. Tampoco se admitirían concentraciones políticas al aire libre. Una ley retiró la personería jurídica a las asociaciones profesionales “constituídas sobre la base de una religión”. La ley de presupuesto transfirió al Ministerio de Educación los fondos con los que desde 1947 se pagaban los sueldos de los profesores de las escuelas secundarias privadas y se creó una comisión para reglamentar su distribución futura. Además de eliminar subsidios se suprimieron exenciones impositivas. Comenzó a estudiarse que sólo los colegios estatales pudieran conceder la eximición a sus alumnos, lo cual quitaría todo atractivo a los privados y fueron puestos en pie de igualdad patrimonial los hijos extraconyugales.

El Episcopado lanzó a las fuerzas católicas a la calle y organizó una red de difusión clandestina y, con citas de dos encíclicas, comparó a Perón con Hitler y Mussolini.

En muchas iglesias y colegios católicos se imprimieron y distribuyeron los panfletos contra el gobierno, que expresaban el extendido malestar entre las clases medias y altas. La decisión de recurrir a ese sistema artesanal fue tomada luego de la clausura del diario católico El Pueblo e involucró a todas las fuerzas organizadas por la Iglesia. Entre esos panfletos hubo tres “Cartas del pueblo argentino a Perón”, con imprecaciones shakesperianas: “No tendrás ya descanso. Sobre tu cabeza veo un cielo confuso y aves de rapiña volando en círculo para arrojarse sobre su presa”.

El coordinador de la campaña de panfletos era el hermano marista de origen irlandés Septimio Walsh, quien proveyó a los comandos católicos de gelinita, mechas y fulminantes, que se almacenaban en el colegio universitario que dirigía el cura Luis María Etcheverry Boneo. También tuvo a cargo la logística para los comandos que tomaron dieciséis estaciones de radio durante el alzamiento.

En su propósito de dañar al gobierno, el reguero de panfletos no se preocupaba por la coherencia. Uno difundido el 18 de julio de 1955, rematado con la consigna ¡Viva Cristo Rey!, denunciaba que Perón tenía a sueldo a 1.600 asesinos yugoslavos y croatas encabezados por el ex Poglavnik Ante Pavelic. Lo que no faltó fue el humor: el dato se atribuía a “la mejor fuente informativa”. ¿Qué duda cabe, si el cardenal Antonio Caggiano fue uno de los organizadores de la red con cabecera en el Vaticano que concertó la fuga de los miembros del gobierno católico ustasha de Croacia que encabezó Pavelic, luego de la derrota del nazismo?

Septimio era primo hermano de uno de los marinos golpistas y de un traductor y escritor de cuentos policiales, Carlos y Rodolfo Walsh. Al pie de algunos panfletos se incluían unas líneas finales con exhortaciones al receptor. El segundo que se distribuyó decía:

“Reaccione. No se masifique, sea generoso con la Patria, use las armas de la verdad y no permita que quienes son capaces de sacrificar los valores más sagrados y apelar a los más bajos procedimientos, continúen denigrando a la Nación”.

En el tercero la consigna fue:

“Cumpla un deber inexcusable: haga conocer estas verdades; saque copias de estas hojas; envíelas a sus amigos, sobre todo a los del interior del país. ¡Dios y la Patria se lo agradecerán!”.

Dos décadas después, cuando creó la Cadena Informativa, Rodolfo J. Walsh perfeccionó el método con su prosa superior, al escribir:

“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad”.

Según uno de los integrantes de su comando, Septimio llegó a contar con dos mil hombres armados, la inmensa mayoría católicos aunque también estaba en contacto con grupos radicales y conservadores. Otra de las tareas del comando de Septimio sería conseguir conventos o casas para que pernoctaran algunos conjurados sobre cuyos pasos estaba la policía o que viajaban a otras provincias.

Perón declaró días laborables todas las celebraciones católicas e incorporó como no laborables el Día de la Lealtad [a Perón] y el Día del Renunciamiento [de Evita]. También se suprimió la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y se hizo mixta la escuela primaria. Un panfleto explicó que el peronismo era el “vehículo del auténtico comunismo soviético en la Argentina” y señaló un “Grupo Judío Comunista de (el ministro del Interior Ángel) Borlenghi”, cuyo nombre alteraba como “Borlensky”. También apuntaba al subsecretario de Interior, Abraham Krislavín, como integrante de “la línea judaica internacional” y “la explotación de los prostíbulos” recién permitidos, y al secretario de Prensa y Difusión Raúl Apold, “judío, masón, responsable de la pornografía desatada en el país” y dirigente de “una organización tenebrosa de tratantes de blancas internacional”, a quien acusaba de proveer francesas e italianas a los burdeles. Muchas de esas mujeres “son espías comunistas”.

El 25 de mayo de 1955 ni Perón ni nadie del gobierno asistió al Te Deum en la Catedral. Perón dispuso reformar en forma parcial la Constitución, “en todo cuanto se vincula a la Iglesia y a sus relaciones con el Estado, a fin de asegurar la efectiva libertad e igualdad de cultos” y suprimió las exenciones impositivas en favor de todos sus bienes y actividades. El gobierno sustituyó por personal laico a un centenar de religiosas en cinco orfanatos y un asilo, una medida secularizadora que en Uruguay regía desde principios de siglo. Perón también convirtió en ley la supresión de la enseñanza religiosa. La Iglesia llamó a la resistencia y la Acción Católica la organizó en forma clandestina.

Los templos pasaron a ser lugares de encuentro y conspiración. La Iglesia fue el cemento que unió las distintas piezas de la conjura. Esas citas se denominaban La hora santa. En ellas los oficiales jóvenes acudían a los sacerdotes en busca de contactos con otros colegas que estuvieran dispuestos a conspirar. Los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo en junio y los tanques del alzamiento de septiembre llevaban pintada la cruz dentro de una letra V que significaba Cristo Vence. Hasta el día de hoy ni el Vaticano ni la Iglesia argentina han demostrado arrepentimiento por aquel crimen.

 

Cristo vence, en el bombardeo de la Plaza de Mayo.
Cristo vence, en el bombardeo de la Plaza de Mayo.

 

No es una hipérbole decir que el de 1955 fue un golpe eclesiástico con un débil brazo militar. Por poca simpatía que uno tenga por Bergoglio, son situaciones incomparables, aun cuando sus voceros locales lleguen a atribuir a exigencias del FMI el debate sobre el aborto, una afirmación que muestra excesiva subestimación por la estupidez, propia y ajena.

 

Desnudos en la nieve

La financierizacion a la que se entregó el gobierno al suprimir toda regulación cambiaria o comercial, lo dejó tiritando, desnudo y en la nieve. Se trata de una crisis autoinducida, que el gobierno no está en condiciones de manejar y que destroza tanto la economía como la política. El acuerdo con el FMI fue un recurso de emergencia que impone un drástico ajuste que nadie acepta compartir si tiene con qué resistirlo. Esto vale desde la CGT, que presionada por los trabajadores está amagando con un nuevo paro, hasta los militares que le arrancaron a Macrì un aumento del 20%, dos veces y media más del ofrecimiento oficial, con la amenaza de vaciar la comida de camaradería de las Fuerzas Armadas y el desfile del 9 de julio, que el gobierno debió suspender. Dejando atrás décadas de competencia por sus afiliados, SMATA y la UOM realizaron el viernes 13 una movilización conjunta en La Matanza, en defensa de la industria y del empleo. Luego de resistirse durante un semestre a negociar con los gremios docentes, y con fallos firmes en contra, Vidal debió convocarlos para discutir la paritaria. La Justicia también ordenó la reincorporación de los tres centenares y medio de despedidos de la agencia Télam. Igual que con los maestros y profesores, también con los periodistas el gobierno intentó quebrar su resistencia para intimidar al resto de los trabajadores, pero no consiguió quebrar su voluntad de lucha ni debilitar la solidaridad colectiva con ellos. Estos vetos a su política alcanzan al mercado financiero, que por falta de ofertas impidió el anunciado rescate de las letras intransferibles que el Banco Central recibió a cambio de las reservas que formaron el Fondo del Bicentenario para el desendeudamiento. El único objetivo es ganar tiempo, que cada vez cuesta más caro y conduce a un callejón sin salida. Pero el mismo viernes 13 se publicaron en Washington los documentos del equipo técnico del FMI sobre la negociación con la Argentina, que ponen en duda el cumplimiento de las metas, contemplan la posibilidad de una corrida bancaria que vacíe los depósitos en dólares y son escépticos sobre la capacidad política del gobierno para conseguir la aprobación legislativa del paquetazo. Por eso Christine Lagarde en persona se reunirá con los líderes de la oposición (si hay algo digno de erse nombre) para amenazarlos con el apocalipsis en caso de que no claudiquen. Para colmo, el Financial Accounting Standards Board (FASB), un organismo regulador de Estados Unidos dependiente de su Comisión Nacional de Valores (CEC) comunicó a los inversores de todo el mundo que la economía argentina es "hiperinflacionaria" porque en los últimos tres años sus precios han crecido por encima del 100%. La información, publicada el sábado 14 por David Cufré en el matutino porteño Página/12 agrega que otro tanto hará el International Accounting Standards Board (IASB) con sede en Londres, que  Price Waterhouse Cooper (PCW) ya le indicó a sus clientes en el país que deberán ajustar sus balances por hiperinflación y hacerlo constar en los informes que llegan a inversores de todo el mundo. Otras grandes auditoras contables, como Deloitte y KPMG estarían avanzando en la misma dirección. La anhelada lluvia de inversiones se convierte en una amenazante granizada.

El discurso político se devalúa más que la moneda. Macrì convoca ahora a un "gran acuerdo para el desarrollo", como si las grandes palabras pudieran transfigurar los mezquinos hechos, la calabaza de Melconian en una carroza.

Las palabras de Macrì se escuchan como quien oye llover, pero no sólo las suyas. Vidal dice que hoy debemos estar más juntos que nunca, pero consigue todo lo contrario, mientras no puede mantener por más tiempo el silencio ante la contundente investigación de Juan Amorín en El Destape sobre el lavado de dinero en el financiamiento de la campaña de Cambiemos. A esto se suma el procesamiento en una causa por narcotráfico del actual intendente de Paraná, Sergio Varisco, y por lavado de dinero de la ex intendente de Resistencia Aída Ayala, ambos de Cambiemos.  Macrì quiere que los gobernadores peornistas asuman parte del ajuste, cosa que también le exigen sus chinchorros de la UCR. Pero a cambio le reclaman que transfiera a las dos Buenos Aires el costo de los subsidios a los servicios. Rodríguez Larreta y Vidal refunfuñan y la gobernadora subleva a los intendentes justicialistas para que se nieguen, en un feroz todos contra todos.  Carlos Caserio, vocero del gobernador cordobés Juan Schiaretti, anuncia que acepta compartir el ajuste impuesto por el FMI, pero el gobernador de La Pampa, Carlos Verna, lo refuta. El presidente radical Alfredo Cornejo también se declaró de acuerdo con ajustar el gasto hasta alcanzar el 1,3% del PIB el año próximo, pero advirtió que es imposible en un escenario de recesión y pidió apoyo para las pymes y a la obra pública, que el gobierno no está en condiciones de cumplir si quiere llegar a esa meta. Si esto es así, ¿de qué vale la opinión favorable de Cornejo? Entre los ofendidos están los gobiernos de Rusia, Alemania y China, por la cancelación comunicada con malos modos de obras de infraestuctura con contratos ya firmados, siguiendo los compromisos asumidos en el Lecho de Procusto del FMI.

Bergoglio repite como un disco rayado sus consignas, aprendidas en la juventud e incluidas en sus documentos papales:

- el tiempo es superior al espacio;
- la unidad prevalece sobre el conflicto;
- la realidad es más importante que la idea;
- el todo es superior a la parte.

Parole, parole, parole. (Para una discusión a fondo de estos principios o postulados bergoglianos: Los cuatro clavos de los cuales Bergoglio cuelga su pensamiento).

Si la realidad es más importante que la idea y la unidad prevalece sobre el conflicto, todo lo que se está planteando desde el Estado es pura retórica; si el todo es superior a la parte, estos reclamos chocan con la ley suprema que dicta el FMI, que si se infringe desata el apocalipsis de la corrida; si el tiempo es superior al espacio, el de Macrì está agotado. Le quedan apenas unos meses para cerrar los últimos negocios, familiares y de sus amigos. Por eso Bergoglio apuesta a rescatar del naufragio a Rodríguez Larreta y Vidal.

¿Cómo pasará Macri a la historia?

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La música que escuché mientras escribía esta nota.

 

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