Sábado al mediodía. Una mesa para cuatro ocupada sólo dos personas. Café de por medio. Y una confesión que abrió rumbos insospechados hasta entonces:
-Mi mamá siguió pagando la cuota de socio de mi hermano esperando que apareciera y volviera a ir a la cancha con nosotros.
El que habló para trazar un surco en la historia que liga al fútbol con los derechos humanos fue Carlos Krug, hermano de Alberto Krug, detenido-desaparecido desde el 2 de diciembre de 1976, uno de los 30.000, hincha y socio de Racing desde mediados de 1964. A partir de ahí, sin que nadie lo imaginara, se desencadenó una catarata de acontecimientos que sacudieron un territorio más vinculado hasta entonces con la indiferencia que con la construcción de memoria: en octubre de 2019, Banfield decidió restituirles la condición de socios a sus socios desaparecidos; por esos mismos días, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) legitimó esta clase de actos reparatorios a través de una carta firmada por su presidente Claudio Tapia; y Ferro, San Lorenzo, Rosario Central, Temperley, Lanús y Talleres de Remedios de Escalada ingresaron también al espiral con distintos homenajes. Esta semana, Boca, River, Racing y Argentinos Juniors dieron un paso importante en este recorrido ya que anunciaron su incorporación al grupo de instituciones deportivas que se harán cargo de una verdad a esta altura indiscutible: los clubes también fueron víctimas del proceso genocida que se desató en el país desde mediados de los setenta porque perdieron miembros legales y legítimos –es decir, una porción de su comunidad- a manos del plan sistemático de exterminio implementado por la última dictadura.
En una acción conjunta que se anunció en las redes sociales digitales, Boca y River rompieron el molde con un mensaje potente: “El objetivo es que se pongan en contacto con las respectivas instituciones, con el objetivo de conocer sus historias de vida y reivindicar su condición societaria en el marco de una política de memoria, verdad y justicia”. Las direcciones para escribir son derechoshumanos@bocajuniors. com.ar e [email protected]. Argentinos, gracias al incansable trabajo de la Subcomisión de Derechos Humanos, logró que la comisión directiva aprobara la restauración de la condición de asociados de los siete hinchas arrasados por las garras del terror: Gregorio Nachman, Guillermo Moralli, Ernesto Szerszewiz, Horacio Moreira, Raymundo Gleyzer, Américo Marchetti y Néstor Sanmartino. En Racing, la idea original la lanzaron cinco socios: el actor Osvaldo Santoro, el periodista Carlos Ulanovsky, el científico Miguel Laborde, el militante Jorge Watts y Krug. Watts, detenido-desaparecido durante 1978 en el centro clandestino de detención El Vesubio y uno de los fundadores de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, falleció el 3 de marzo pasado de covid-19. El papel de Watts fue resaltado en el sitio web de la Academia: “Esta noticia es también un homenaje a su tenaz contribución por los derechos humanos”. Se esperan datos en sociosdesaparecidos@ racingclub.com.ar.
A poco de cumplirse 45 años del golpe de Estado que catapultó a Jorge Rafael Videla a la Casa Rosada, San Lorenzo y Huracán son algunos de los clubes que avisaron públicamente que participarán de la campaña lanzada por los Organismos de derechos humanos. Sin la posibilidad de movilizarse masivamente a raíz de la pandemia, la apuesta es plantar árboles a lo largo y a lo ancho de la Argentina. Racing –cuyo plantel de fútbol femenino visitó la semana pasada el ex centro clandestino de detención El Infierno- lo hará en el sector de su estadio donde el 22 de febrero de 1977 fueron fusiladas seis personas a manos de las huestes dictatoriales. Ni se conoce la identidad de esas víctimas ni fueron juzgados y condenados los responsables de esa masacre.
Por el empuje de minorías intensas estimuladas por el inclaudicable movimiento de derechos humanos, por corrección política o por oportunismo coyuntural –o por un poco de cada cosa-, el fútbol avanza por una senda de la que hasta hace relativamente poco se había mantenido apartado. Tan cierto es que River, Argentinos y Colón expulsaron de sus masas societarias a jerarcas de la dictadura como que todavía quedan responsables intelectuales y materiales del genocidio dando vuelta por los padrones de algunos clubes.
Mientras tanto, los familiares que ven reivindicada la pasión de sus seres queridos disfrutan de lo que no creyeron llegar a ver. “La violación de los derechos humanos no es solo la ejercida sobre los que mueren, sobre los torturados, sobre los encarcelados o sobre esa degradación que significa el desaparecido, en el que se une la negación tanto del derecho a vivir como del derecho a morir. Negados de derechos son también los seres que buscan al desaparecido, los que se han alejado del país para preservar sus vidas, los que deben callar para seguir viviendo en la Argentina, los engañados”, escribió en 1979 el intelectual Héctor Schmucler desde su exilio en México. “Sólo tengo palabras de agradecimiento hacia Racing por este acto de reparación que está empezando a gestar. Es un sueño para mí”, dijo Krug cuando se enteró de que el trabajo silencioso de meses y meses daba finalmente frutos.
Con el carnet renovado por la batalla que nunca se termina, Alberto Roque Krug volverá a aparecer en la tribuna en la que tantas veces fue feliz. Y no está solo. Ayer, hoy y mañana, son 30.000.
*Autor de Los Desaparecidos de Racing
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