Geopolítica del conflicto venezolano
Maduro afronta en la región un escenario más favorable que hace un lustro
En los medios occidentales parece existir una imagen de marcada soledad de Nicolás Maduro en el conflicto venezolano.
Estados Unidos, México y la Unión Europea reclaman un recuento transparente de los votos. En América Latina, nueve países, encabezados por la Argentina, desconocen el resultado de la elección y asumen la posición más extrema contraria a Maduro, no sólo en la región sino en el ámbito global. En la posición opuesta se encuentran los que han reconocido el resultado, encabezados por China, Rusia, Irán, Siria y cuatro países de América Latina.
Pero hay una cuarta posición, que es la de los países que no se han pronunciado. Entre ellos se encuentran India –que a fines de la próxima década será la tercera potencia global– e Indonesia en Asia, al igual que la casi totalidad de los países del Sudeste Asiático, Medio Oriente y Asia Central. Todo el continente africano ha hecho lo mismo con excepción de Madagascar, que aceptó los resultados. Incluso hay países de la alianza anglosajona que también se han mantenido indefinidos: Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
En Occidente ha predominado una postura crítica hacia Maduro. Pero en una visión global, la situación es diferente.
Ante todo, un análisis poblacional muestra que el llamado Occidente (el continente americano y Europa sumados) tiene una población de 1.792 millones. África tiene 1.500 y China e India aproximadamente 1.400 millones cada uno.
En este marco, Occidente tiene el 21,8% de la población mundial –incluida Rusia–, menos de la cuarta parte, aunque el porcentaje en PBI y tecnología es sensiblemente mayor que el poblacional.
Si bien la posición de Occidente ha sido mayoritariamente crítica frente a Maduro, existen diferencias.
En cuanto a América Latina, la región a la cual pertenece Venezuela, la división es muy marcada: los países que desconocen el resultado son la Argentina, Perú, Uruguay, Chile, Costa Rica, Panamá, Guatemala, El Salvador y Ecuador; los que exigen un recuento transparente son Brasil, Colombia y México (los tres países más poblados de la región); entre los que reconocen el triunfo de Maduro se ubican Bolivia, Cuba, Nicaragua y Honduras.
Respecto a la región, la situación política es más favorable a Maduro que la que tenía hace cinco años, cuando Juan Guaidó fue electo Presidente encargado por el Congreso y creó un gobierno paralelo que se mantuvo durante más de un año. Es que entonces gobernaban Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Iván Duque en Colombia y Sebastián Piñera en Chile.
Entonces, el llamado Grupo de Lima reunía a 18 países latinoamericanos que reconocían al gobierno de Guaidó.
En términos generales, la alianza militar que apoya a Ucrania frente a Rusia, que es la OTAN, es similar a la que desconoce o se interroga sobre el triunfo de Maduro. China y Rusia –un país europeo que en términos estratégicos opera como euroasiático–, como se mencionó, apoyan definidamente a Maduro.
En caso de que la inestabilidad venezolana se acentúe, cabe mencionar que una flotilla compuesta por tres buques de la Armada rusa hoy se encuentra en Cuba y hace más de un mes que permanece en la región. Es un gesto diplomático no militar, dado el predominio estadounidense en los mares, y en particular en esta región.
Aproximadamente el 90% de la frontera venezolana es con Colombia y Brasil. Sólo el 10% con Guyana, país con el cual Venezuela tiene abierto un conflicto territorial por la región petrolera de Esequibo, que puede ser una puerta de entrada para una presencia militar de la OTAN en el norte de Sudamérica. Cabe señalar que en realidad esta situación se da en los hechos con la presencia militar de Francia en la Guyana Francesa.
Pero ha sido en la Unión Europea y en la Organización de Estados Americanos donde el apoyo a la oposición venezolana encontró un límite el 31 de julio. En la primera, el presidente pro-tempore y primer ministro húngaro Viktor Orban impidió una declaración de condena a Venezuela que requería unanimidad. En la segunda, la abstención de Brasil y Colombia y la ausencia de México evitaron la aprobación de una moción con la misma orientación, que necesitaba una mayoría calificada.
En cuanto a Estados Unidos, ha adoptado una actitud más prudente que frente al conflicto generado por la presidencia interina de Guaidó. Las guerras de Ucrania y Gaza han puesto a Estados Unidos en una posición compleja, creando dificultades en la provisión de los suministros militares que provee a estos países. Un tercer conflicto que se abriera en el norte de América del Sur, sobre el Caribe, complicaría la posición global de Washington.
Pero en términos simples, se confirma la interpretación de que el conflicto por la hegemonía global es protagonizado por la OTAN por un lado y China y Rusia por el otro, algo que con bastante detalle planteó la alianza militar occidental en su 75° Cumbre realizada entre el 8 y el 10 de julio en Washington.
* El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
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