Fragmentado y sin rumbo
El sector nuclear, presionado por Estados Unidos y sumido en la incertidumbre
La política nuclear tiene dos comandos institucionales. El primero es la Secretaría de Energía, a cargo de la política energética. El segundo es Cancillería, que tiene a cargo la política exterior, donde la política nuclear siempre tuvo un lugar importante y sensitivo. Cuando se habla con actores del sector nuclear, la sentencia es unánime: este sector, caracterizado por su alta integración industrial y tecnológica, está hoy fragmentado y sin rumbo. Pero es peor aún. Si se pone la lupa en la trayectoria de los últimos catorce meses, hay material para escribir una comedia, si no fuera una tragedia para la Argentina.
Si empezamos por el final, Raúl Dellatorre señala en Página/12 que “fuentes oficiales de Cancillería aseguran que ‘es absolutamente falso que se haya quitado de la lista de obras a financiar por el convenio DECCE (Diálogo Estratégico para la Cooperación y la Coordinación Económica) la construcción de la cuarta central nuclear’”. Se refiere a la central nuclear china, de tipo Hualong I. El DECCE es el paquete de acuerdos que ratificó el Presidente Alberto Fernández cuando visitó Beijing en febrero de 2022.
Si fuera correcto lo que sostiene esta fuente de Cancillería, surge un primer interrogante elemental: ¿Por qué no se comunica? El sector nuclear está integrado por alrededor de 10.000 trabajadorxs, que hoy están sumidxs en la incertidumbre ocasionada por la prolongada falta de rumbo y lenta, pero creciente, disgregación.
Un segundo interrogante se relaciona con la reciente visita, a mediados de marzo, del secretario adjunto del Departamento de Energía norteamericano, David Turk, al que la secretaria de Energía de nuestro país, Flavia Royón, le planteó la posibilidad de que Estados Unidos financie en la Argentina una central tipo CANDU, como la que funciona en Embalse, Córdoba. ¿Por qué se le pide a Estados Unidos que financie la cuarta central si, según Cancillería, sigue vigente la compra de la cuarta central nuclear china? ¿O la Argentina está gestionando la compra de dos “cuartas centrales” en simultáneo, una financiada por China y la otra por Estados Unidos?
Entendemos que el razonamiento aplicado desde la Secretaría de Energía es algo como: “Ya que Estados Unidos nos presiona para que no construyamos la central china tipo Hualong I, entonces le pedimos que a cambio nos financie una central tipo CANDU”. Esto ya había sido sugerido a la funcionaria norteamericana Ann Ganzer (subsecretaria adjunta de Seguridad Internacional y No Proliferación del Departamento de Estado de Estados Unidos), quien visitó la Argentina en abril de 2022, por el vicepresidente de la empresa Nucleoeléctrica: “Nosotros le preguntamos a esta funcionaria qué posibilidades había de que Estados Unidos financie un proyecto como el CANDU y no contestó”, afirmó Jorge Sidelnik en ese momento.
Mientras tanto, lxs trabajadorxs del sector nuclear observan azorados, tratando de adivinar el destino de sus instituciones y empresas. Este es el triste presente. Cancillería afirmando que la compra de la central china sigue vigente y la Secretaría de Energía pidiendo financiamiento a un funcionario norteamericano para una cuarta central alternativa. ¿Se hablarán por teléfono el canciller y la secretaria?
Lobby por goteo
Si tratamos de entender qué está ocurriendo, lo que encontramos es una cronología en la que la novedad es el desfile de funcionarixs norteamericanxs. El 27 de enero de 2022, el proyecto de una cuarta central nuclear, Atucha III, fue incluido en la lista de proyectos prioritarios del Plan Quinquenal Integrado China-Argentina para la Cooperación en Infraestructura (2022-2027), que firmó el Presidente Alberto Fernández durante su visita a Beijing, entre el 4 y el 6 de febrero, junto con su par chino Xi Jinping. El convenio por la cuarta central, incluido en el acuerdo entre países, fue consolidado por la firma del contrato entre la empresa argentina Nucleoeléctrica y la empresa china CNNC.
En este punto, sale a jugar la reacción de Estados Unidos, que empieza a enviar a la Argentina, como gota de hierro sobre la cabeza de lxs funcionarixs argentinxs, sucesivas delegaciones para ejercer distintos niveles de presión para que se abandone la asociación nuclear con China. En abril de 2022 tiene lugar la visita de una delegación de funcionarixs norteamericanxs, conducida por Ganzer. Esta visita levantó polvareda por el insólito grado de intromisión de la funcionaria, que la Cancillería argentina aceptó sin chistar.
En ese momento circulaba que el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, era el responsable de paralizar el avance de los aspectos financieros de la compra de la central a China. Dado que el arribo de la delegación encabezada por Ganzer se justificaba por un foro bilateral del cual participaba la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica), las autoridades de ese organismo explicaron a Cancillería que era conveniente atrasar por lo menos cuatro meses la fecha de esta visita. La respuesta fue que la fecha no se movía. Los episodios de la visita, entre vergonzosos y humillantes, demostraron que efectivamente era conveniente retrasar la fecha. La falta de una “mesa nuclear” para tomar decisiones informadas aún hoy encandila por su ausencia.
A fines de abril de 2022 visitó el país la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, quien hace dos meses explicitaba que los recursos naturales de América Latina, como el litio o el agua, son un problema de seguridad para Estados Unidos. Dos meses más tarde, la renuncia de Béliz, que aparecía como el responsable de frenar el acuerdo por el financiamiento de la central china, generó algunas esperanzas. Pero nada cambió. El acuerdo por la compra de la central china continuó paralizado.
En enero de este año, el embajador de Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, solicitó visitar algunas instalaciones nucleares en el Centro Atómico Bariloche. En su cuenta de Twitter, sostuvo que la “Argentina es un actor clave en el uso pacífico de energía nuclear”, y agregó que se había reunido “con autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica para conversar sobre cooperación en energía y seguridad nuclear”. Es claro que la alusión a la “seguridad nuclear” significaba “China”.
Dos meses después se produjo la visita de David Turk y su reunión con Royón, en la que la secretaria de Energía sugirió la posibilidad de que Estados Unidos financie una central nuclear de tipo CANDU en Argentina. Sin embargo, si se buscan registros periodísticos, no aparece mención al tema nuclear. Por ejemplo, en la extensa entrevista que La Nación hizo a Turk se habla de energías renovables, hidrógeno e hidrocarburos y nada de energía nuclear. Tampoco en el reporte oficial, donde sin embargo aparece la mención en el título de la noticia. Algunos de los interrogantes que suscitó esta visita pueden leerse en una excelente nota de Néstor Restivo en El Cohete.
Finalmente, entre el 11 y el 14 de abril, visitó el país el presidente de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos, Christopher Hanson, junto con una delegación de cuatro acompañantes. El periodista Daniel Arias sostiene: “Viene por decisión unilateral del gobierno de Estados Unidos de enviar sus agentes para tomar contacto con pares argentinos. Por eso no hubo funcionarios de primera línea para recibirlos, ni que lo acompañaran en la recorrida por el predio de las Atuchas y del CAREM”. Y agrega que por eso fue el propio Stanley quien lo recibió y difundió una foto, en la que el embajador “aparece delante de la bandera argentina, como si se tratase de un funcionario del gobierno local que recibe al visitante”.
Hanson se reunió con la conducción de la Autoridad Regulatoria Nuclear, visitó el reactor CAREM y Atucha, donde un miembro de la delegación de Estados Unidos preguntó si se tenía la capacidad de enriquecer uranio, y finalmente viajó a Bariloche para visitar la empresa INVAP y el Centro Atómico Bariloche.
Hacia el futuro bien próximo, mañana llega Laura Richardson a la Argentina para reunirse con el ministro de Defensa, Jorge Taiana.
Esta saga sin fin parece constatar lo señalado al comienzo: que hoy no existe una política nuclear, que el sector está sin rumbo y que las presiones de Estados Unidos son las que condujeron a esta situación. El secretismo y la falta de coordinación entre los sectores del Estado responsables no son gratuitos. Por el contrario, el río de rumores y desmentidas y el espacio que se abre a los oportunistas y detractores generan un nivel creciente de incertidumbre en lxs 10.000 trabajadorxs del sector nuclear, en un contexto de restricciones presupuestarias y a menos de cinco meses de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
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