Escuerzos

¿Tanta derecha debemos soportar para no caer en la ultra? ¿Queremos eso?

 

Creo que es difícil ignorar que en la sociedad mundial actual hay una tendencia a una derechización preocupante. En estos días, la enorme cantidad de votos a Bolsonaro en Brasil, el triunfo del neofascismo en Italia y el de Porky en Lima, Perú, nos invitan al espanto. Quizás eso ayude a entender algunas decisiones políticas de Gabriel Boric en Chile o de Gustavo Petro en Colombia.

Los surgimientos de grupos de ultraderecha en la Argentina, la presencia de Patricia Bullrich o Javier Milei (y no sólo), parecieran invitarnos a pensar. O aquello de que no los une el amor sino el espanto. Quizás eso explique la elección por parte de Cristina de Alberto Fernández o de Sergio Massa. Pero, ¿hasta dónde debemos tolerar o “tragar escuerzos, que ya no sapos”?

No olvido, a modo ilustrativo, que Cristina propuso un nuevo Código Penal en el que trabajaron sectores de todos los partidos políticos con representación parlamentaria (es decir, también del PRO) y fue bloqueado, y en la práctica anulado, por decisión del Frente Renovador, en el que Sergio Massa acababa de ser reconocido como “abogado” y osó cuestionar nada menos que a Eugenio Raúl Zaffaroni (algunos pensamos que Sergio Tomás adquirió el título en el mismo lugar que Mauricio). Lo cierto es que el Código Penal duerme en los cajones oficiales.

Ahora debemos soportar que se la haga el juego a la derecha, la misma que en sus medios habló de usurpación y terrorismo mapuche en Villa Mascardi violando los derechos y negando el diálogo, deteniendo mujeres y trasladándolas a Ezeiza, y soportar que la policía bonaerense reprima un simple partido de fútbol provocando no solamente su suspensión sino heridos, tiros y un muerto.

¿Tanta derecha debemos soportar para no caer en la ultra?

¿Queremos eso? Y mientras tanto, un Poder Judicial absolutamente desquiciado y negado a cualquier atisbo de justicia, y un ex Presidente que se pasea por el mundo a pesar de “algunas causas” (recuerdo el escándalo cuando Cristina fue a visitar a su hija enferma a La Habana) no solamente para jugar al bridge o tomar una cerveza con Trump sino a pasear su diarrea verbal por otros países. Y mientras tanto, en el gobierno nos siguen contando lo que pasa, lo que “habría que hacer” y lo que “sería bueno que ocurriera”. Esto mientras todo aumenta, incluso aquello que el mismo gobierno puede regular. Parece que el “esa te la debo” ha de ser contagioso.

 

 

 

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