ES AHORA, SENADO
A quince años del comienzo de la batalla, el aborto está a punto de ser ley
A pocos días de la votación en el Senado el clima es de extrema prudencia. Durante la semana pasada, antes de que la Vicepresidenta convocara a la sesión el 29 de diciembre a las 16, varias operaciones intentaron instalar versiones para debilitar la fecha. La incertidumbre se resolvió con el llamado de Cristina Fernández: la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo se votará este martes en una sesión que posiblemente se extienda hasta el desayuno del miércoles, ya que se especula con que se levante el límite de los 170 minutos por bloque que impuso CFK para las sesiones de este año. En medio de la tensión característica de Argentina en diciembre (media Buenos Aires sin luz el martes, un avión que fue y vino de Rusia con las vacunas Sputnik V); la Campaña, el Ejecutivo, el Senado y la militancia orgánica por la legalización del aborto trabajan para llegar tranquilos con los votos. También se ajustan los cuidados para el encuentro en las inmediaciones del Congreso y en muchos puntos del país: es un megaoperativo que no nace de un repollo sino de años de organización. Ahí está la Campaña, poniendo su saber y experiencia, actualizándose a la versión pandemia de ocupar las calles. En la velocidad de los días algunas de estas cosas pasan desapercibidas pero el 29 es la síntesis de décadas de lucha, no un punto aislado en el calendario casi inverosímil que marcó el 2020.
Hace apenas una semana que CFK llamó a aquellos de los suyos que “no se animen” a “buscar otro laburo”. Durante estos días, mientras José Mayans encabeza junto con Silvia Elías de Pérez el frente antiderechos, las senadoras Anabel Fernández Sagasti y María de los Ángeles Sacnun trabajan en una alianza inquebrantable para llegar tranquilas a la fecha de votación. Desde el otro lado, los mails y llamados a los senadores y senadores verdes llegan de a miles: un asesor dijo que llegó a contabilizar dos por minuto, con asuntos diferentes pero regularidades en el contenido. Pero los ataques no contrarrestan la trayectoria con la que llega a la Cámara Alta esta ley, cuyo impulso se sostiene desde la promesa de campaña de Alberto Fernández de dar apoyo a la militancia histórica de las organizaciones. Y aquella decisión viene recubierta del acompañamiento de Cristina, quien, con un perfil muchísimo más sobrio, “cuando conduce se nota que está conduciendo: no deja cosas libradas al azar”, según ilustró una fuente cercana a El Cohete a la Luna. El gesto de apoyo de CFK fue la decisión de girar el proyecto a la Banca de la Mujer, aseguran. Pero en los días previos se mantiene al costado de las negociaciones, que son comandadas por senadoras de su espacio. Hay mucho puesto en el 29 y lo saben: la legalización del aborto se convirtió no sólo en la conquista de un derecho –con todo lo que supone– sino también la cuestión política por detrás, que afecta directamente al Presidente. Y no tener un carácter feroz no significa tener una postura débil. Las consignas son la calma y la prudencia.
En una conversación con El Cohete, la senadora chubutense Nancy González (Frente de Todos) habla con emoción. Lo primero que resalta es el trabajo de la militancia que llevó a esta instancia. “La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito viene trabajando y militando hace años, se merecen la ley y las senadoras y senadores la vamos a aprobar”, dice. Menciona una y otra vez su sentido de responsabilidad histórica: es peronista, es militante y es senadora desde 2015. Vivió el debate hace dos años, cuando Gabriela Michetti condujo la sesión aquella jornada helada del 8 de agosto de 2018. Pero ella sabe que esta vez el juego es diferente.
—¿Cómo vieron las intervenciones?
NG: La semana pasada hicimos cuatro reuniones de comisiones. Al comienzo hablaron los funcionarios del gobierno nacional: Ginés González García, Elizabeth Gómez Alcorta y Vilma Ibarra. Luego hablaron 56 expositores en tres días. La verdad, de todo tipo de especialidades, pero la mitad a favor y la otra mitad en contra. Los que están en contra del proyecto pudieron preguntar y sacarse dudas con total libertad, en el marco del respeto total más allá de alguna rispidez, ¡siempre hay rispideces en el debate político! El trabajo de la senadora Durango como moderadora, en ese sentido, fue destacable.
—¿Cómo describiría los argumentos de un lado y del otro?
NG: Del lado a favor los describiría diciendo que este proyecto que aprobaremos versa en la salud pública, en que no mueran más mujeres en la clandestinidad, en que no queden más chicos huérfanos porque sus madres se realizaron abortos peligrosos. Yo creo que cada mujer debe poder decidir cuándo desea maternar, cuándo no y en qué condiciones. Quienes estamos apoyando este proyecto no estamos a favor del aborto, estamos a favor de que cada uno pueda decidir por su cuerpo. Respeto a quienes no están a favor. Algunos aducen el tema religioso, otros hablan de que sus provincias son “pro-vida”; pero todos sabíamos que este proyecto iba a entrar a la Cámara de Diputados y que se iba a tratar este año porque fue una promesa de la campaña de Alberto Fernández. Pido reflexión a aquellos que están en contra, pido que piensen en las mujeres que son más vulnerables. Si este proyecto no se aprueba tenemos que ser conscientes de que los abortos van a seguir existiendo de manera insegura.
En ese sentido disiento con los que dicen que son “provincia pro-vida”. Pueden ser temas morales de cada uno, los podríamos aceptar, pero nosotros somos elegidos por el pueblo para darle derechos. Uno no puede interponer su religión o su moral: yo soy católica, y sigo siendo católica, pero no me votaron por católica ni para legislar para los católicos. Me votaron para legislar por todo el pueblo argentino.
¿Qué tipo de presiones y amedrentamientos recibieron senadores verdes durante estas semanas? ¿Qué grado de influencia podrían llegar a tener?
NG: El panorama es mucho más tranquilo que en 2018. Más allá de mensajes de WhatsApp o mails, tengo que decir que de manera individual no he recibido presiones en mi ciudad, cosa que sí se dio en 2018 con más agresividad. En lo personal no he recibido presiones ni de organismos ni de la iglesia.
—¿Cómo lo vivieron internamente? ¿Hay alianzas entre senadores verdes, como en diputados?
NG: Como estamos cada uno en nuestras provincias nos mantenemos en contacto con llamadas y con mensajes, nos contamos cómo ve cada uno el panorama. Primero trabajamos en las comisiones, ahora estamos esperando el 29 con mucho respeto a los que piensan distinto, tratando de charlar con algún senador que todavía no se ha definido. Lo vivimos tranquilos pero expectantes de que el 29 podamos convertir este proyecto en ley.
—¿Qué peso tiene en el senado el hecho de que este fuera un proyecto enviado por el Ejecutivo?
NG: Este proyecto fue una promesa de Alberto Fernández, no solamente en la campaña, también en su discurso de asunción. En el medio nos agarró la pandemia, el gobierno se tuvo que ocupar del sistema de salud y no era el momento adecuado, pero ya estando todo más organizado el Presidente decidió mandar el proyecto. No nos sorprendió, no tuvo efecto sorpresa porque todos sabíamos que este proyecto iba a ingresar.
—¿Cómo imagina la sesión presidida por CFK?
NG: El rol de la Vicepresidenta va a ser el mismo que ella tomó en todas las sesiones que hemos tenido, con respeto a todos los senadores. Sí va a ser una sesión más emotiva porque estamos tratando un proyecto de ley que hace mucho queremos que sea ley, y tantos otros no lo quieren y siempre estuvieron en contra.
—¿Cree que se dirigió a los senadores del Frente de Todos cuando habló el viernes?
NG: Yo creo que se dirigió a todos nosotros, a todos quienes ocupamos el espacio. No sé si específicamente se dirigió a quienes van a votar en contra. Nos la tenemos que jugar más, tenemos que trabajar más por el país. Somos un bloque, algunos votamos a favor, otros en contra, pero un bloque que debe seguir trabajando en conjunto. Esto es lo que en la Argentina tenemos que hacer: respetarnos y respetar todas las ideas.
—¿Cómo se vive el tema por estos días?
NG: Todos tenemos mucha expectativa, muchas ganas de que llegue ese día. Ojalá se apruebe y sea ley, pero vamos a ir a sesionar con la mayor de las alegrías, con la mayor de las responsabilidades. Yo creo que vamos a estar no superholgados pero vamos a sacar unos votos de diferencia. Y la calle será fundamental: todas las personas que están en la calle son personas que hace muchísimos años que luchan por este derecho. Creo que cuando vos estás aprobando un proyecto de ley, sentir el apoyo de la calle lo vuelve mucho más respaldado. Y sabemos que será con el orden y el respeto que se hizo durante el tratamiento en Diputados: con gente de los dos sectores movilizada, guardando la distancia y con cuidados.
—Estuvo en 2018, ¿qué imagina diferente para esta vuelta?
NG: La sesión y la jornada no van a ser diferentes, pero sí la votación: vamos a convertir este proyecto en ley y vamos a darle este derecho a las mujeres.
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