Ensayo de orquesta (sin director)
¿De quién es la responsabilidad de contratar a Sampaoli, que admite no pensar ni planificar?
Quiero escribir este texto antes que la Argentina juegue el último partido de la fase inicial en Rusia. Quiero no saber si se clasificará para la siguiente ronda. Y lo quiero hacer porque quiero ofrecerle una serie de datos (no muchos, solamente un par) sobre el técnico que conduce al equipo.
1) Corría diciembre del año pasado (2017). Era un sábado a la noche, tarde, técnicamente, la madrugada del domingo. Jorge Sampaoli volvía del casamiento de una de sus hijas, Sabrina. Viajaba en un auto junto a otras seis personas (en total eran siete), superando el número razonable que uno podría esperar dentro de un vehículo de esas características (no era una camioneta, sino un automóvil). Fue detenido por un policía que les advirtió (el técnico no era quien estaba al volante), que algunos debían descender hasta que quedaran cinco personas. Sampaoli se enojó, como le hubiera pasado a usted o a mí: uno vuelve de una fiesta (encima un momento de felicidad para la familia) y ser detenido por la policía es un inconveniente. Encima, por algo que parece totalmente menor. Pero, lo que no es menor, es que Sampaoli (borracho o no), tuvo una reacción que me importa subrayar: “¡Me hacés caminar dos cuadras! ¡BOLUDO!… ¡COBRAS 100 PESOS POR MES!”
2) Sampaoli ha publicado un libro este año. NO lo sabía hasta que en su segunda columna en El Cohete, mi querido Fernando Pacini reprodujo un breve texto extraído, justamente, de Mis latidos, el libro de referencia. Quiero agregar algunos detalles que Fernando no incluyó. Lo que sigue es el párrafo completo (los subrayados y negritas son míos):
Yo no planifico nada. Todo surge de mi cabeza cuando tiene que surgir. Brota naturalmente en el momento oportuno. Odio la planificación. Si planifico, me pongo en el lugar de un oficinista. Soy el de Alumni del '91. El fútbol no se estudia; se siente y se vive. Parto desde ahí. Yo soy de la calle; negar eso es imposible.
Es raro que me hayan puesto la etiqueta de planificador. No sé a qué obedece. Tal vez mis charlas suenan a las de un tipo súper estudioso. Nunca fui estudioso. Ni en el colegio, ni en la facultad, ni en el curso de entrenador. Yo no puedo leer un libro; veo dos hojas y me aburro. Escribo tres cosas en un papel y me cansé. Me sale así. Es raro de explicar.
Algunas observaciones. Ni usted ni yo hemos tenido una vida en donde no hubiéramos dicho algo de lo que nos arrepentimos después. Estoy seguro que yo trataría de volver atrás en múltiples circunstancias de mi vida y no hay manera de pensar que ninguna persona recorrió su camino sin querer lo mismo. Pero de lo que estoy ¡100 por ciento seguro!, es que de mi boca, no salió jamás una ofensa semejante, y no me refiero solamente al policía, sino también al oficinista, que tiene un toque un poco más sutil. Estoy seguro que dije un montón de barbaridades, pero aún en el descontrol hay ciertas frases que nunca me saldrían. Ni ‘judío de mierda’, ni ‘negro de mierda’, por poner dos ejemplos sobre los que estuve charlando el otro día. Y tengo una lista mucho más larga, pero creo que me entiende… o al menos, ¡espero que me entienda!
Me gustaría agregarle a Sampaoli, si es que le interesara leer lo que escribo, es que no, sus charlas no suenan a las de un tipo súper estudioso. Sus charlas no suenan a nada, o mejor dicho, después de lo que escribió en su propio libro, cualquier cosa que usted haya dicho resulta totalmente irrelevante. ¿A quién le habría de importar lo que dice una persona que ni piensa ni planifica y que está contratado para que justamente haga eso, pensar y planificar?
¿Cómo interpretar que después del partido frente a Croacia, Sampaoli hubiera declarado: “Asumo la responsabilidad. ¡Leí mal el partido! ¡Pido disculpas!”
¿Sabe algo, Sampaoli? Era muy previsible que usted ‘leyera mal el partido’. ¿Cómo pudo haberlo ‘leído mal’ si usted confesó que ‘no lee’? O para citarlo textualmente, ‘veo dos hojas y ya me aburro’.
El seleccionado argentino de fútbol produce actuaciones ‘previsibles’ porque el director de la orquesta (mucho más allá de la calidad de los jugadores), se confiesa inepto para el cargo que ocupa. Las autoridades que lo contrataron, aquellos que deberían haber investigado sobre sus cualidades, ¿sabrán esto? Si no lo sabían, hicieron muy mal su tarea. Si lo sabían, hicieron muy mal su tarea. En cualquier caso, las confesiones del técnico los deja muy mal parados a ellos también, lo cual –a esta altura— no parece sorprendente, ¿no es así? Para no abundar en más detalles, los señores que conducen la AFA, el señor Tapia y el señor Angelici, ¿están capacitados para tomar este tipo de decisiones o es que todavía no lo sabemos porque no han publicados sus libros?
Ahora sí, le propongo que prendamos una vela, aunque quizás hagan falta más. Perder es siempre una posibilidad, pero hacer todo lo posible para que eso suceda parece estar contraindicado, ¿no? ¿Usted qué piensa?
--------------------------------Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí