Elecciones entre ruinas

La democracia en los barrios populares

 

En la gran metrópolis del Área Metropolitana de Buenos Aires, incluida la ciudad de Buenos Aires, no paran de crecer los countries, las torres suntuosas y las villas y asentamientos informales. Este tridente es la muestra clara de la desplanificación absoluta en la que nos encontramos. Esto no es una originalidad del AMBA. Este modelo de construcción de ciudades se repite sustancialmente en la Argentina. No somos proclives a pensar las urbes, nuestro ambiente urbano. Mucho menos desde los gobiernos que, cuando dan el primer paso de reflexión y acción, se dan cuenta de que deberían romper el esquema vetusto de que la planificación se sujete a los designios de la rentabilidad inmobiliaria y, por ende, de la corporación inmobiliaria-financiera. Esto frena todo segundo paso frente al hecho de perder la caja política. 

Pero en la ciudad de Buenos Aires sí existe algo gratamente original. En sus villas, los habitantes tienen el derecho a elegir institucionalmente a sus representantes para que los representen ante el GCBA a efectos de los asuntos relacionados con los procesos de reurbanización de sus barrios. En el marco de las demo-diversidades que impulsa la democracia participativa, aquí estaríamos frente a un subtipo, la democracia villera o barrial. 

Históricamente, las villas porteñas tuvieron representantes más o menos informales, pero a partir de la sanción de la Ley N.º 148, tanto el proceso de elección del modo de representación (cuerpo de delegados, junta vecinal, etc.) como el proceso electoral de  elección de sus representantes (delegados, integrantes de Comisiones Directivas, presidente, coordinador general, etc.) se institucionalizaron con el deber del GCBA de reconocer la forma de organización elegida y el resultado de las elecciones, y de hacerlos co-decisores de las políticas de reurbanización de dichos barrios. 

Esta ley, sancionada en 1998, ordenó al GCBA reurbanizar todas las villas de la ciudad y creó una Comisión Coordinadora Participativa (CCP) para que diseñara “los lineamientos generales de un programa integral de radicación y transformación de las villas”. En esta comisión tienen sus escaños los representantes de cada una de las villas. 

Luego de la crisis del 2001, los procesos electorales en los barrios fueron discontinuándose. El GCBA prefirió tener una relación con “punteros” afines en lugar de crear las condiciones para que las villas eligieran a sus representantes. 

En el año 2009, se presentó una acción de amparo solicitando que se ordene regularizar los procesos eleccionarios en cada villa de la ciudad. El juez Gallardo hizo lugar al pedido y a través de intervenciones comenzaron a regularizarse los procesos electorales. Este trabajo fue continuado hasta el presente por la jueza Elena Liberatori. Ambos del fuero Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad. 

 

 

Lo que se juega en las elecciones del barrio Rodrigo Bueno

Desde el año 2009 se regularizaron procesos electorales en varias villas de la ciudad, entre ellas, barrio Carlos Mugica, villa 21-24, barrio Padre Ricciardelli, barrio Fátima, barrio La Carbonilla, barrio Chacararita, barrio Los Piletones, barrio villa 20, 

En el caso de Rodrigo Bueno, la regularización de su proceso electoral y de su órgano de representación se realizó el 25 de marzo de 2012. En dicha oportunidad, cada una de sus cuatro manzanas eligieron cuatro delegados y estos cuatro delegados eligieron uno entre ellos para que represente al barrio frente al gobierno. Es decir, 16 delegados conformaron el cuerpo de delegados y cuatro de ellos eran los interlocutores frente al GCBA. 

El mandato de estos delegados (tres años) venció y fueron prorrogados por más de diez años por la Justicia, lo que generó que durante todo el proceso de reurbanización del barrio (iniciado en el año 2016) sus habitantes no cuenten con representantes legitimados. La ausencia de elecciones regulares, la conformación de cooperativas por parte de los delegados representantes que contratan con el GCBA obras o servicios en el barrio, las denuncias de falta de transparencia en la adjudicación de viviendas, etc., generaron la urgencia de que haya nuevas elecciones de nuevos delegados que defiendan los intereses comunes del barrio.  

Luego de la presentación de miles de firmas solicitando la regularización electoral, la jueza Elena Liberatori inició el proceso electoral.

Este proceso es muy similar a la elección de un legislador o un comunero. Primero se realiza un relevamiento poblacional para elaborar el padrón electoral, se elabora el reglamento electoral, se presentan y se oficializan las listas y finalmente se realizan las elecciones. 

El nuevo reglamento electoral establece que el barrio estará conformado por siete distritos electorales (cuatro correspondientes al barrio histórico y tres al sector de viviendas nuevas). El órgano de representación es una Junta Vecinal conformada por una Comisión Directiva de siete integrantes, uno por cada distrito electoral y un cuerpo de delegados integrado por 21 delegados, tres por cada distrito electoral. El plazo del mandato será de cuatro años. 

 

 

La elección se llevará a cabo el 24 de noviembre. Esta podría considerarse una elección más de un barrio, pero no lo es. El gobierno de Jorge Macri y sus armadores territoriales apuestan a que los antiguos delegados resulten ganadores para garantizar que no habrá inconvenientes cuando inicie la construcción del nuevo Puerto Madero al lado del barrio, con decenas de torres de 145 metros de altura, en el predio de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors. 

Los meganegocios inmobiliarios y la incipiente construcción política territorial de Jorge Macri se ponen en juego en esta elección. 

 

 

Democracia entre ruinas

Con la lógica de ocultar el barrio frente a lo que va a ser el emprendimiento inmobiliario Costa Urbana también conocido como “La Dubai Argentina” y recientemente renombrado como “Ramblas del Plata”, y para darle continuidad al modelo de Puerto Madero hacia el sur, la intervención del GCBA consistió en desalojar del barrio histórico a la mayor cantidad de familias para poder demoler sus viviendas. Una vez lograda por parte de las y los vecinos del barrio la Ley N.º 5798, el GCBA desarrolló diferentes estrategias para progresivamente erradicar el barrio, dejándole el camino despejado al poder inmobiliario para que, a través de la presión inmobiliaria, termine el proceso de expulsión. 

El límite entre el barrio y el predio de Ramblas del Plata es la descarga de un arroyo pluvio-cloacal de la ciudad. Las viviendas del barrio asentadas sobre ese borde fueron construidas por los vecinos en palafito y ese sector del barrio era conocido como “Venecia”. 

El barrio y su infraestructura fue completamente autoconstruido por los vecinos, quienes no sólo adoptaron como medida adaptativa la construcción en palafito, sino también red aérea para las mangueras que transportan agua. 

El primer debate en el inicio del proceso de reurbanización giró en torno a qué tierras utilizar para construir las nuevas viviendas que permitirían realizar aperturas de calles, procesos de “esponjamiento” para garantizar adecuadas condiciones de iluminación y ventilación y “desgloses familiares” por hacinamiento. Las opciones eran las tierras de la Reserva Ecológica Costanera Sur o las tierras del predio privado vecino. El GCBA ni siquiera contempló como opción utilizar las tierras privadas ociosas, y las nuevas viviendas fueron construidas en las tierras de la reserva. 

El GCBA rápidamente encontró tecnicismos y estrategias que facilitaron la tarea de expulsión y relocalización de las familias asentadas sobre lo que denominaron técnicamente como “borde costero”. El “borde costero” es el frente del barrio que limita, arroyo de por medio, con el predio de IRSA. 

  1. El primer tecnicismo fue el concepto de “bajo cota”. El 3 de abril de 2019 el IVC elaboró un documento donde informó en la página 1 que se procederá a la relocalización de las familias cuyas viviendas se encuentren por debajo del nivel 15,845 (referido al cero de la municipalidad de Buenos Aires). Este nivel corresponde a la cota del Río de la Plata para un evento crítico y extraordinario de sudestada que se presenta en promedio una vez cada 100 años. Esto nunca fue discutido ni consensuado con el barrio. Frente al desconcierto de decenas de familias que con este “criterio técnico” iban a ser relocalizadas, desde la cátedra de Ingeniería Comunitaria de la FIUBA se solicitó a las autoridades del GCBA discutir colectivamente el criterio y plantear alternativas. En ningún caso, el planteo técnico fue la relocalización generalizada de las familias.

El GCBA sostuvo el criterio “bajo cota” y así fue como decenas de viviendas fueron demolidas y decenas de familias fueron relocalizadas, hasta el día de hoy, a piezas de hoteles en condiciones extremas de hacinamiento, esperando una solución habitacional definitiva. El criterio de relocalización generalizada de viviendas “bajo cota” de inundación no sólo es reduccionista, ya que está basado únicamente en la dimensión de la peligrosidad del evento, sino que de aplicarse hubiera generado relocalizaciones masivas, desapareciendo importantes ciudades como, por ejemplo, Holanda.

  1. La segunda estrategia fue la de construcción del “borde costero”. Una vez demolidas las viviendas “bajo cota”, el GCBA planteó que para garantizar la infraestructura del barrio sobre el frente que limita con Ramblas del Plata tenía que construir un “borde costero”. Y de esta manera tuvo lugar la segunda etapa de relocalizaciones masivas del barrio. Muchas familias, aquellas que no habían sido censadas en el año 2016, fueron relocalizadas a piezas de hoteles donde continúan a la espera de una solución habitacional. Las familias que se negaron a ser relocalizadas, amparadas en la Ley Nacional 27.453 (Régimen de Regularización Dominial para la Integración Socio Urbana), lograron en algunos casos que el GCBA, a cambio de abandonar sus viviendas, les entregara otra en el barrio. 
  2. Para la construcción del borde costero, el GCBA utilizó todo tipo de maquinarias pesadas: megagrúas, piloteras, retroexcavadoras, camiones y hormigoneras. La acción dinámica generada por este tipo de maquinaria en un suelo de relleno ganado al río con baja resistencia generó asentamientos diferenciales y vibraciones continuas similares a la acción de un sismo. 

Las viviendas que no fueron demolidas por estar “bajo cota” o por estar ubicadas en el “borde costero” fueron sometidas a vibraciones continuas: los pisos temblaban, los objetos caían, los vasos de las estanterías chocaban unos con otros. Las familias durante más de un año fueron expuestas a un “sismo continuo” que no sólo generó un estrés extremo, sino que dejó en ruinas la mayoría de las viviendas del barrio histórico. Paredes rajadas, pisos hundidos, desprendimiento de suelos son sólo algunos ejemplos. Cotidianamente las familias se colocaban delante de las inmensas máquinas frenando el avance para proteger de esta manera a sus viviendas. 

Como consecuencia de las obras del “borde costero” más de cuarenta viviendas se vieron afectadas. Algunas familias fueron relocalizadas por el GCBA porque sus casas quedaron en ruinas como consecuencia de las obras realizadas. 

El relevamiento realizado por la cátedra de Ingeniería Comunitaria de la Fiuba y el Taller Libre de Proyecto Social de la Fadu durante los meses de agosto a noviembre del 2024 en 29 viviendas evidenció que el 70% de las viviendas presentan problemas serios de humedad y de filtraciones y que el 20% no cuenta con un baño completo.

 

 

El 50% de las construcciones relevadas mostró que el agua que consumen las familias presenta alteraciones en el olor, en el sabor y en el color; que el 20% de las familias relevadas junta agua en baldes y que el 35% no cuenta con un tanque en donde almacenar el agua de manera segura

El 100% de las viviendas relevadas sufrió vibraciones que generaron daños estructurales y funcionales en sus viviendas. El 43% de las viviendas relevadas tenía hundimientos de pisos, el 82% tenía filtraciones y deformaciones de los techos, el 92% de las viviendas presenta grietas y el 32% de las viviendas relevadas tenía puertas y ventanas que ya no podían abrirse y cerrarse.

Todas las familias coincidieron que fue a partir de las obras del “borde costero” que aparecieron las grietas, los hundimientos de pisos y el deterioro progresivo de sus viviendas. 

El GCBA prácticamente ha suspendido todos los trabajos en el barrio y junto al Instituto de la Vivienda decidieron pausar toda solución a esperas de los resultados electorales mientras las familias viven en condiciones que ponen en riesgo su integridad física y su vida.

 

 

 

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