El torrente de la memoria
Un proyecto audiovisual santafesino registró testimonios de la prisión y/o el exilio en los '70 y '80
El ejercicio colectivo contra el olvido atravesó toda la vida de la Argentina durante los últimos 40 años. Los centenares de juicios y condenas a los responsables de la última dictadura constituyen la fase jurídica de esa tarea. La recuperación de identidades —de bebés secuestrados o de detenidas/os desaparecidas/os— actualiza el costo humano de aquella barbarie. En tanto, la inagotable producción cultural expresa la otra cara de esa práctica permanente de la Memoria.
Publicaciones de todo tipo y formato, libros, películas, obras teatrales, museos y señalizaciones de los antros del Terrorismo de Estado, han regado estas últimas cuatro décadas con diario esfuerzo contra cualquier amnesia colectiva.
Desde hace muy poco, Postas de la Memoria, proyecto audiovisual santafesino íntegramente financiado por la economía solidaria, enriquece este proceso en constante movimiento. Contó, para su realización, con el apoyo de la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM) y la Federación de Cooperativas «Entidades Solidarias para la Ayuda Mutua» (FEDESAM).
“Son once entrevistas con otros tantos testimonios ‘sufrientes’ de la prisión y/o el exilio en los años '70 y '80”, explica el comunicador César Malato, responsable de Postas, transmitidas a través de las más variadas redes sociales y el Canal Santa Fe TV. Como principal desafío de esta iniciativa, “en tanto que actor de mi generación emergente (la que ahora tiene en torno a 50 años) buscamos que las y los jóvenes de hoy se apropien de esa memoria”, explica.
—¿Qué es Postas de la Memoria?
César Malato (CM): Es un proyecto audiovisual que nació con la idea militante de hacer un aporte a la lucha histórica por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Lo componen una serie de entrevistas con personas que estuvieron presas y/o exiliadas durante la última dictadura militar (1976-1983), todas ellas de la Provincia de Santa Fe. Las filmaciones las realizamos durante los últimos meses de 2022 y el primer trimestre de 2023 en el hotel de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), en la capital provincial. Contamos con dos colectivos que aseguraron la realización del proyecto: el Clan Producciones, de Santa Fe, y El Blanco Producciones, de Buenos Aires. La presentación oficial el 12 de abril tuvo un fuerte simbolismo ya que se llevó a cabo en el Hall de la Cámara de Diputados de Santa Fe, con presencia de legisladores y decenas de militantes políticos y sociales, algunos de los cuales aportaron sus relatos al proyecto.
—¿Cómo surgió la idea?
CM: Como trasfondo de nuestro proyecto, que se inició en el segundo semestre de 2022, existe la idea de transmitir, como en una carrera de atletismo, vivencias que una sociedad no debe ni puede olvidar. Aquellos que abrazamos la política en torno a la recuperación de la Democracia, allá por los años 1981, 1982, 1983, éramos muy jovencitos. En mi caso, tenía por entonces 14 años. Nuestros referentes fueron los organismos de Derechos Humanos, los Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, así como las Madres de Plaza de Mayo. Y fue desde ese lugar que nos propusimos dar testimonio, aportar a esta tarea con nuestra particular visión de ser parte de una “Generación Emergente”. Nos formamos en otra realidad política, post-dictadura. Las rondas de los jueves de las Madres, los organismos y los familiares fueron esenciales en nuestra escuela semanal de aprendizaje. Una vez que esbozamos la propuesta de Postas de la Memoria, y todavía en la etapa de un anteproyecto, recibimos el apoyo de entidades cooperativas, así como del Colectivo de Ex Presas y Presos de Santa Fe.
—¿Por qué 45 años después de las experiencias narradas por los protagonistas se lanzan a esta reconstrucción audiovisual del relato?
CM: Estamos convencidos de que es necesaria una adecuación de contenidos y que es fundamental traer al presente los conceptos que fundaron la lucha de los '70 e inicios de los '80. Nos interesa llegar a las nuevas generaciones, a los más jóvenes. Despertar su interés para que conozcan lo que pasó en Argentina y en Latinoamérica en esa etapa.
Tengo la impresión de que, desde su recuperación hasta hoy, transitamos una democracia que no se ha podido realizar en plenitud. Según las coyunturas, la disputa por la hegemonía —en términos de proyecto— hace avanzar o retroceder al campo popular. Hubo etapas de quita o restricción de derechos. Me refiero a los momentos en que en Argentina se impusieron las variantes más salvajes del neoliberalismo o gobiernos partidarios de un capitalismo inescrupuloso. Las nuevas generaciones que no se formaron en el acceso pleno a derechos y a conquistas sociales comienzan a descreer y a sentir desapego por la democracia. Pierden entonces la perspectiva del valor de las luchas históricas y eso las lleva a negar o desconocer la política como herramienta de transformación.
Por otra parte, queremos hacer un esfuerzo, que necesariamente debe ser colectivo, para readecuar ese contenido histórico a las nuevas plataformas y formatos en las que dialogan, cotidianamente, los jóvenes. Acercar esa experiencia histórica a los lenguajes comunicativos que predominan hoy.
Un elemento no menos importante en la motivación para realizar Postas de la Memoria: en nuestros países se ha conocido la versión de los sufrientes, de quienes dejaron su pellejo en las cárceles y soportaron los vejámenes de la dictadura cívico-militar-religiosa. Pero es mucho menos habitual tener la versión de mi generación, la “emergente”. No solo es un desafío enorme, sino también un compromiso político y militante mayúsculo.
—¿Cuál es el “común denominador” del pensamiento de las personas entrevistadas?
CM: Aparece muy fuerte y evidente el rol que asumieron todas las personas entrevistadas en tanto sujetos activos de la memoria. Es un rol de vida el testimoniar siempre y en todos los espacios imaginables. No solo lo hicieron ante jueces, fiscales y tribunales, sino que también asumieron el desafío de ser multiplicadores de la memoria. Eso exige una fuerza conceptual y anímica especial.
Otro aspecto es la alegría que caracterizó a esa generación que, sin lugar a dudas, fue la más comprometida de la historia de nuestro país. La alegría es un concepto trascendente, revolucionario, que no perdieron aun en los momentos más complejos y desgarradores, y pienso que tiene que ver, directamente, con la gran generosidad de la generación de los '70.
Otro elemento que, aunque repetido, no deja de sorprender y que por más que lo haya escuchado mucho siempre me impresiona, es el nivel de crueldad, de odio, que tuvo el poder en esos años contra la juventud que ambicionaba el cambio social. Diezmaron familias enteras; torturaron delante de sus hijos y de sus madres y padres; robaron niños; tiraron seres humanos vivos desde aviones; fusilaron cobardemente por la espalda e indefensamente, simulando enfrentamientos. Todo esto es muy impresionante. Y por eso, como contracara de la moneda, Postas de la Memoria reivindica la resistencia como posición política, desde la valentía, no individual, sino colectiva.
—Entre testimonios de victoria y otros de derrotas y pérdidas, ¿es posible, con el conjunto de estos relatos, llegar a una síntesis sobre lo que fue esa etapa histórica?
CM: Sin duda. Esa generación se comprometió con un proyecto nacional, popular, revolucionario. Que asumió un replanteo de sus valores, que discutió y sintetizó en qué tipo de sociedad y comunidad quería vivir, y lo más importante, que puso su cuerpo —“el cuero”, como popularmente se dice— para que nuestro pueblo viviera mejor, aspirara a un futuro mejor y con dignidad. Desde todos los ámbitos: la fábrica, el sindicato, la escuela, la facultad, la cátedra, el barrio, la villa, la iglesia, el exilio, los auto-exilios, etc. Y eso lo vivenciaron en todos los terrenos: el simbólico, el de las ideas, y en la calle, que es donde principalmente hay que poner el cuerpo.
—Como usted lo señaló antes, pertenece a una generación que no vivió en primera persona esas historias relatadas. ¿Cómo vivió ese proceso de reconstrucción de la memoria?
CM: Nuestra generación se formó en el marco de los testimonios y los relatos de los propios compañeros y compañeras que salían de esos tormentos o volvían del exilio. Todos ellos y ellas, incluso como ejercicio de contención y mecanismo para procesar lo que habían vivido, volvieron a convocar (y lo siguen haciendo) a mucha gente para contar su verdad histórica. Lo contaron en las plazas, junto a sus madres y a sus hijos, y en el exilio ante la comunidad internacional. Pero también en cada ventana pública que se les abría como posibilidad: en las organizaciones de base, en los medios de comunicación, en los tribunales, en las escuelas. Esa fue la formación de quienes abrazamos la militancia y asumimos la lucha política a partir de ellas y ellos. Fueron nuestros faros, nuestros iniciadores.
Por eso pienso que Postas de la Memoria, como proyecto de transmisión, de relevo, es otra herramienta más al servicio de esa continuidad testimonial. Es también, en cierta forma, un homenaje a sus entregas y a sus historias de compromiso de vida.
El impacto del relevo
—Postas de la Memoria, en sus diversos formatos, ya se está proyectando y difundiendo. ¿Cuáles han sido hasta ahora las reacciones de los que vieron, aunque fuese parcialmente, esos contenidos?
CM: Hay un impacto en doble dirección: primero, hacia el conjunto de la militancia, de los y las integrantes de los organismos de Derechos Humanos; y en segundo lugar, hacia la comunidad en general. Estamos recién comenzando la difusión en redes como Instagram, Facebook y YouTube. Y también a través del Canal 5TVR, o SANTA FE Canal, que es el Canal de Cable y TV Abierta del Gobierno de la Provincia. La primera semana de mayo comenzó la transmisión de las entrevistas completas, una por semana, los sábados a las 14 horas, con repetición los domingos a las 20 horas. Además estamos promoviendo acuerdos con escuelas, sindicatos, centros culturales comunitarios y otras organizaciones para que puedan acceder a este material, para incorporarlo a sus recursos didácticos y de debate y formación política e histórica.
—¿Ya se pudo mostrar a públicos juveniles?
CM: De las primeras presentaciones han participado bastantes jóvenes. Con mucha modestia me animo a decir que las reacciones son espectaculares, fortísimas desde lo anímico. Promueven una profunda conmoción.
—¿Está en el proyecto del equipo elaborar en el futuro nuevas "Postas”?
CM: Hay más Postas, porque en nuestras cabezas y en nuestros sueños, existen muchísimas experiencias para contar. El objetivo principal de nuestro proyecto es que tratemos colectivamente de aprender de lo que hemos sufrido como pueblo para evitar incurrir en los mismos errores. Aportar a ser mejores comunidades. Mas vivibles, menos odiadoras, más contenedoras. Menos agresivas con aquellos y aquellas que piensan distinto. Que apreciemos los talentos, que seamos capaces de realizarnos en valores, con más igualdad, más soberanía y más dignidad. Las personas que sufrieron, así como las que resistimos, siempre necesitamos multiplicar las “Postas de la Memoria”. Creo que, y a riesgo de reiterarme, sigue siendo en este contexto tan adverso y complejo nuestra principal causa de compromiso. Sin duda habrá más Postas.
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