Los incidentes que impidieron que se jugara el partido entre Boca y River han obrado como un test proyectivo, útil para evaluar la personalidad de los opinantes.
El senador Miguel Pichetto, que preside el bloque del Peornismo Federal, dijo que “la policía francesa, frente a un evento como este, ¿sabes cómo pega? Pega en serio". También describió “un proceso cultural en los últimos 12 años”: “No se puede reprimir en la Argentina. Está prohibida esa palabra. Estamos con valores totalmente distorsionados". A su juicio "hay un conjunto de valores construido desde la élite, esta visión cultural de las izquierdas, donde la Policía no puede pegar, donde es agredida, donde en general siempre se pone en duda el operativo policial”. Para el precandidato presidencial “se pasaron para el otro lado. Hasta un cartero era un agente de la represión. Estos síntomas de mirar a la Argentina con un espejo retrovisor de hace 40 años nos manda al abismo“. Pichetto se ofrece para remediarlo: “La Argentina necesita un tipo que no tenga muchas emociones, que sea un tipo duro, y cuando haya que actuar, actúe”.
Lo que no se advierte es la pertinencia de estas reflexiones en relación con lo sucedido en Nuñez, donde lo que faltó no fue dureza sino prevención e inteligencia, en cualquier sentido de la palabra. Las fuerzas de seguridad no despejaron el camino del bus y cuando sus vidrios fueron quebrados a cascotazos arrojaron gases que entraron por las ventanillas y sofocaron a los jugadores visitantes.
La policía afrancesada de Pichetto le hubiera pegado a Pablo Pérez, Gago y Bendetto.
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