El reloj de arena
Pedido de ayuda urgente al FMI y criminalización de la oposición: la debilidad avanza
Apenas desapareció Santiago Maldonado durante un operativo de Gendarmería, el 1º de agosto de 2017 en el Pu Lof en Resistencia de Cushamen (Chubut), el gobierno de Cambiemos y los medios serios nos alertaron al unísono sobre la hasta ese momento desconocida Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). Se trataba de una guerrilla imaginaria financiada por el Reino Unido, la ETA, las FARC, las Madres de Plaza de Mayo, separatistas kurdos e incluso la internacional anarquista, que ponía en peligro la integridad territorial del país.
Mientras la entonces Ministra Pum Pum detallaba los peligros de esa organización temible, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) alimentaba a La Nación, Clarín e InfoBAE con fotos de escalofriantes arsenales mapuche, prolíficos en serruchos oxidados y rollos de alambre. Santiago fue descripto en esas gacetillas escritas por los servicios y publicadas por los medios como un terrorista, un experto en artes marciales, un ladrón herido por un puestero en un intento de robo, alguien que se había sacrificado según un rito ancestral mapuche, el sobrino de Vaca Narvaja o incluso un kirchnerista irredento. Según algunos medios, su familia no buscaba la verdad sino ganar dinero con la eventual muerte del joven.
Al cumplirse un mes de la desaparición de Maldonado, organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos se movilizaron masivamente a la Plaza de Mayo respondiendo a la convocatoria de la familia del joven. Al final, ya en plena desconcentración, algunos infiltrados llevaron adelante los desmanes necesarios para alimentar las tapas de los diarios del día siguiente. Incluso apareció un oportuno cóctel Molotov. Las 25 personas detenidas fueron liberadas al día siguiente, por ausencia de delito. Como suele ocurrir, quienes quemaron autos o containers no fueron detectados por las fuerzas de seguridad. Es la mínima cortesía entre colegas.
Apenas apareció el cuerpo de Maldonado, en un lugar que había sido rastrillado varias veces, la aterradora guerrilla mapuche-iraní que durante ocho semanas puso en vilo la integridad territorial de nuestro país dejó de interesar a los medios serios.
El 25 de noviembre de 2017, cuando la familia Maldonado y sus amigos velaban a Santiago, a unos 1.600 kilómetros de ahí, en la comunidad Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi (Río Negro), un integrante del Grupo Albatros de la Prefectura Naval abatía de un balazo en la espalda a Rafael Nahuel, joven mapuche de 22 años. Inmediatamente, Patricia Bullrich asimiló a la víctima a “grupos violentos, que no respetan la ley, que no reconocen a la Argentina y que no reconocen el Estado”. Defendió el accionar de la Prefectura de una forma casi religiosa (“el juez necesitará elementos probatorios, nosotros no (...) Nosotros no tenemos que probar lo que hacen las fuerzas de seguridad”), pero también aseguró que Rafael pertenecía a un “grupo que está fuera de la ley, que intenta convertirse en poder fáctico y tomar un territorio”, armado con “armas de grueso calibre”, con las que habrían atacado a las fuerzas de seguridad.
El Presidente Mauricio Macri respaldó a su funcionaria estrella: “Hasta ahora las fuerzas de seguridad eran tan sospechadas como los delincuentes (...) Pero estamos corriendo esa raya cultural (...) Por eso formamos, entrenamos y les damos armas a las fuerzas”.
La investigación judicial probó que los jóvenes mapuche no tenían armas. Los integrantes del Grupo Albatros, por su parte, dispararon al menos 130 veces. En noviembre de 2023, el Tribunal Oral Federal de General Roca condenó a los cinco prefectos implicados en el crimen del joven por homicidio agravado.
El miércoles pasado, la habitual marcha al Congreso en reclamo por los haberes jubilatorios fue impulsada por la adhesión de varias hinchadas de fútbol, de las CTA y algunos gremios de la CGT. Desde un inicio, el oficialismo y sus satélites mediáticos intentaron desacreditar ese apoyo al transformar a los hinchas en barras bravas y al reclamo en un intento golpista. A diferencia de las marchas universitarias del año pasado, de la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTQI+ del 1º de febrero de 2025 o de la marcha del 8M por el Día Internacional de la Mujer, en las que las fuerzas de seguridad se mantuvieron lejos, esta vez recibieron la orden de intervenir y, vaya casualidad, se generaron desmanes.
Mientras llevaba a cabo su tarea cerca del Congreso, el joven fotógrafo Pablo Grillo recibió el disparo de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza. Al día siguiente, la Ministra Pum Pum recorrió los canales de televisión amigos repitiendo que “la policía actuó dispersando una violencia que si no lo hacía no sé en qué lugar estaríamos hoy en el país”. En referencia al caso de Grillo, explicó que “el policía lo que hizo fue tirar el disparo como dicen los manuales (hacia arriba)”, pero el cartucho habría rebotado en algún lado y herido al fotógrafo. Con la misma pasión religiosa que la impulsó a justificar el accionar de la Prefectura en la muerte de Nahuel, en este caso tampoco ordenó una investigación interna: “No vamos a juzgar a un policía”.
Una pericia llevada a cabo a partir de las imágenes prueba que la ministra mintió con su descaro habitual. El disparo fue realizado de forma horizontal y no rebotó en ningún lado: “tiraron a matar”.
Reconstruimos el hecho que dejó a Pablo Grillo gravemente herido.
Bullrich y jefes policiales son responsables
Gracias a Willy Pregliasco y Martín Onetto (peritos) y quienes aportaron a esta reconstrucción
Si tenes registros del hecho envíalos a [email protected] pic.twitter.com/fY1ysD7Xiy
— Mapa de la Policía (@mapadelapolicia) March 13, 2025
Como ocurrió con Santiago Maldonado, los medios afines al gobierno describieron a la víctima como “militante kirchnerista”, un dato que, aun cierto, sería irrelevante en la causa y sólo busca estigmatizar a la víctima. No es un ser humano: es un kirchnerista.
Siguiendo los pasos de Mauricio Macri y sin importarle que Grillo estaba en terapia intensiva, el Presidente de los Pies de Ninfa felicitó a su funcionaria por “defender los valores de la república”, prometió “acelerar mucho más” y advirtió en su habitual tono mesiánico: “Los buenos son los de azul y los hijos de puta que andan con trapos en la cara y rompen autos y queman autos y amenazan a la gente porque no quieren perder curros, esos son los malos y los vamos a meter presos”.
Lo extraño es que los “hijos de puta que queman autos” no formaron parte de las 114 personas detenidas. Es especialmente extraño teniendo en cuenta que las cámaras permitieron detectar a la persona que, bidón en mano, entró en el patrullero oportunamente abandonado por sus ocupantes, y le prendió fuego.
Todavía no pudieron identificar a este delincuente que con una remera amarilla, nada discreto por cierto, andaba con un bidón con nafta para prender fuego el patrullero.
Con tantas filmaciones y las miles de cámaras de la Ciudad no lograron ubicarlo hacia dónde fue?
Raro pic.twitter.com/96zJWDHvIs— Christian Buteler (@cbuteler) March 14, 2025
Como ocurrió con el vehículo de Cadena 3 incendiado durante la marcha contra la Ley Pasta Base en junio de 2014, ninguna de las fuerzas de seguridad presentes (Gendarmería, Prefectura, Policía Federal, Policía Aeroportuaria y Policía de la Ciudad) logró frenar o siquiera detectar a los responsables. Cortesía entre colegas.
Del mismo modo que luego de la marcha por la aparición de Santiago Maldonado, todos los detenidos fueron liberados por orden judicial. Ocurre que la detención al voleo todavía no justifica la prisión preventiva, ni siquiera en esta democracia deshilachada que nos imponen los entusistas de la motosierra. La inocencia presunta, esa rémora garantista, sigue vigente.
En 2019, en la cena de la Fundación Libertad, Mauricio Macri, por entonces candidato a su reelección, afirmó que de lograrla “trataría de ir en la misma dirección, lo más rápido posible”. El gobierno del Presidente de los Pies de Ninfa está cumpliendo ese sueño: ser Cambiemos con acelerante. No hay nada sorprendente en eso: tres de sus principales espadas vienen de aquel gobierno.
El problema es que la aceleración de ese primer tiempo macrista no parece ser un síntoma de éxito. Al contrario, nos ofrece a cielo abierto la desesperación oficialista por la ausencia de los resultados esperados. Luego del “mayor ajuste de la historia”, según su propia definición, con una destrucción de empleo aún mayor que durante el gobierno de Cambiemos, la obra pública parada y un costo social sideral, el Presidente necesita de forma urgente un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para mantener el dólar quieto, al menos hasta las elecciones de octubre. El propio texto del decreto que anuncia el préstamo transparenta la urgencia de divisas. Es más, Luis Caputo, el Timbero con la Tuya, confesó que eligieron la vía del decreto por la premura de la situación. Revive la pesadilla del 2018, cuando luego de afirmar que no necesitaba más financiamiento externo, “el mejor equipo de los últimos cincuenta años” tuvo que recurrir al Fondo. Con notable aceleración, el Mejor Presidente de la Historia tardó un año menos que Macri en pedirle la escupidera al organismo internacional.
Lo mismo ocurre con la urgente necesidad de un enemigo interior. Con Cambiemos, Bullrich tardó dos años en requerir la ayuda de la guerrilla imaginaria mapuche-iraní. Hoy, luego de un poco más de un año de gobierno, ya echa mano del golpismo de la tercera edad. Los enemigos son variopintos: personas mayores, fotógrafos, docentes, cantantes, investigadores, hinchas, e incluso nenas gaseadas o niños de doce y catorce años, como los que fueron detenidos, atados con precintos e incomunicados durante horas en la marcha del miércoles.
Esas urgencias ilustran una cierta evaporación de la gobernabilidad, que se refleja en la pérdida de control de la agenda mediática y de las redes sociales, el área donde hasta ahora decían descollar. La violencia verbal del Presidente, sus amenazas de matón de barrio, su confinamiento en ámbitos protegidos –como los que le ofrecen los entrevistadores amables, las fundaciones terraplanistas o los simposios empresariales– describen la soledad del padre de Conan. Su relato entró en crisis, como lo vimos con la inundación de Bahía Blanca. De afirmar que “la reconstrucción es un tema del municipio y la provincia”, como sostuvo en un primer momento el Jefe de Gabinete, siguiendo el manual de estilo libertario, el gobierno tuvo que dar marcha atrás y anunciar un fondo especial de 200.000 millones de pesos. El desplazamiento de la plana mayor del Ejecutivo a Bahía Blanca –incluyendo al Presidente– para ser vapuleada, refuerza la impresión de aturdimiento.
El pedido de ayuda urgente al Fondo y la criminalización de la protesta social, e incluso de la oposición en general, no son gestos de fortaleza, mal que le pese al Vocero de Adorno, sino exactamente lo contrario. Milei debería recordar nuestra historia reciente, de Fernando De la Rúa a Mauricio Macri, y comprender que el tiempo político no siempre se desplaza a la misma velocidad.
Como le escribió CFK: “Diste vuelta el reloj de arena”.
Che Milei… ¡qué semanita!…
Desde la tapa de FORBES, diciendo que armaste “LA MAYOR CRIPTO ESTAFA DE LA HISTORIA”, a la del New York Times CONTANDO QUE LA ESTAFA ES DE 250 MILLONES DE DÓLARES, Y QUE ADEMÁS HABÍA QUE PAGAR COIMAS PARA REUNIRSE CON VOS. ¿Lo escuchaste a…
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) March 2, 2025
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