El rapto de Europa
La caída de un recuerdo
A la pregunta hacia dónde va Europa se podría superponer otra: ¿Qué es Europa? La guerra en Ucrania y la cuestión de la inmigración han creado fuertes tensiones y contradicciones que hacen tambalear el modelo que, fuera de escuadra, pende peligrosamente hacia la derecha.
Ovidio en La Metamorfosis relata en clave mítica el rapto de Europa, hija de Agenor, rey de Tiro. El rapto se produce a través de simulaciones y transformismo, por lo que el episodio crea sugestivas visiones si miramos el presente.
Las elites dirigentes, aunque no lo manifiestan explícitamente, son conscientes del rol intrascendente del continente en esta coyuntura a la que se ha agregado la matanza indiscriminada que Israel perpetra contra los ciudadanos palestinos. Las reacciones europeas frente a esta increíble ferocidad han sido escasas y solitarias.
En este escenario de incertidumbre fue convocado, una vez más, Mario Draghi.
Así habló Draghi
En Bruselas, el 8 de septiembre pasado, Ursula von der Leyen presentó, acompañada del autor, lo que se llama genéricamente “Informe Draghi”; el personaje conserva un lustre inmerecido dado que no ha dejado buenos recuerdos como Presidente del gobierno italiano, pero sigue siendo un prócer para la prensa del establishment.
El texto fue recibido favorablemente por la derecha conservadora y la izquierda neoliberal; en cambio, fue rechazado por la izquierda al estilo Mélenchon o M5E, que por diferentes razones coinciden en el rechazo con la derecha autoritaria que se autodenomina “patriótica”.
Extrañamente, ha sido elogiado por Thomas Piketty: “Tiene el gran mérito de desafiar el dogma de austeridad fiscal”. Probablemente, Piketty lo ha leído con los anteojos del optimismo. Otros economistas neokeynesianos no comparten esta apreciación.
El informe se concentra en el retraso de Europa en asuntos fundamentales como energía, materias primas, digitalización, tecnología de punta, transición a la economía verde.
Se divide en dos partes y presenta 170 propuestas; Draghi pretende apuntar hacia el futuro, pero no se aparta un milímetro del mito del crecimiento cuando habla de supply side (oferta productiva) y no vacila en definirla como un desafío existencial.
El punto “demanda exterior” se relaciona con el anterior y presenta cifras alarmantes:
En 2002 la producción en competencia directa con China era del 25%; en 2024 el porcentaje aumentó al 40%. La calidad del producto chino ha subido, pero los costos se revelarán decisivos en breve con las consecuencias que podemos imaginar.
Draghi escribe que se debe apuntar a acelerar la renovación y nuevos motores de crecimiento, pero este camino se revela difícil. En las primeras 50 empresas del mundo de alta tecnología solo cuatro son europeas; otro fenómeno negativo es el de las startups, que han superado los 1.000 millones de dólares de capitalización. Entre el 2008 y el 2021, el 30% ha transferido su sede a Estados Unidos, donde encuentran condiciones más favorables.
Cuando el informe pide reducir los precios de la energía, las miradas se dirigen hacia Oriente con el gas ruso que era un maná del cielo. En Europa, la electricidad cuesta entre dos y tres veces más que en Estados Unidos, y el gas cuatro o cinco veces más, según las oscilaciones del mercado.
Frente a la exhortación a descarbonizar la producción, el empresariado europeo ha reducido las expectativas de la economía verde y se han alargado los plazos para descarbonizar, en tanto las inversiones privadas que Draghi solicita chocan con el proceso de acumulación capitalista orientado al breve/medio plazo que estimula la especulación financiera, alejando los capitales del proceso de producción.
La sombra de China oscurece el informe, que denuncia el riesgo de que la producción de energía renovable se traslade a China, con automóviles y tecnología verde a precios competitivos. El capítulo no menciona el potencial rol de la empresa pública; todo se apoya en el capital privado, que obviamente no tiene visiones estratégicas.
El capitalismo mezcla dos tendencias. Por un lado, la competencia, basada en una cantidad de empresas pequeñas, medias y grandes que se disputan franjas de mercado. Y, por el otro, la concentración. Draghi se inclina por la segunda: creación y fortalecimiento de colosos industriales privados para enfrentar los desafíos internacionales.
Los críticos del informe Draghi sostienen que hay que restablecer los monopolios públicos, capaces de innovar y competir y al mismo tiempo suministrar bienes y servicios a la comunidad a precio de costo.
En el área de defensa, Mario Draghi parte declarando que la paz es el primer objetivo de Europa; inmediatamente agrega: “Las amenazas a la seguridad física aumentan y debemos prepararnos”. La industria de la guerra ha dado un salto de facturación importante. El presupuesto de la Unión Europea para Seguridad y Defensa pasó de los 6.500 millones de euros del 2007 a 19.500 millones para el período 2021/2027.
También, Draghi lamenta la fragmentación europea en la producción armamentística, que considera un desperdicio de capital y conocimiento desde el punto de vista de la ganancia.
El informe esboza una especie de Plan Marshall donde Europa debería aumentar a un 5% del PIB las inversiones para dar el salto. Para entender las proporciones: el Plan Marshall contemplaba un 2% del PIB; la cifra calculada es de 800.000 millones de euros anuales.
Secular Stagnation
Estancamiento secular, en castellano, es la fórmula que utilizó Lawrence Summers en una conferencia en la sede de Washington del FMI en noviembre 2013 para describir el momento de la economía mundial después de la crisis del 2008. Las conclusiones del trabajo de Summers señalaban que las tradicionales políticas monetarias no funcionarían. Era preferible trabajar sobre dos elementos: política fiscal expansiva e incremento del gasto público en inversiones de infraestructura.
La resistencia a aceptar el rol del Estado es fuerte. Prabhat Patnaik ha reelaborado la cuestión del PIB para interpretar los procesos económicos comparando los números de la “economía dirigida” con los números del “mercado”.
Patnaik utiliza los datos del Banco Mundial a partir de 1961 señalando que la adopción de tasas de crecimiento decenales crea problemas, porque si el decenio comienza con un año de mínimas, la tasa de crecimiento para el decenio aparecería distorsionada. Patnaik entonces toma los años de pico calculando las tasas de crecimiento de pico a pico. El último año de pico antes de la pandemia es 2018.
El análisis de Patnaik confirma lo que sabíamos: el período 1961-1973 de “economía dirigida” ostenta una tasa de crecimiento que duplica las del “mercado” sucesivas; el crecimiento publicitado a partir de los ‘70, impulsado por “el mercado”, no se refleja en los datos, con el añadido de desigualdad social y concentración económica.
El ejemplo más explosivo de estancamiento en Europa es Alemania. La segunda semana de octubre el ministro de Economía, Robert Habeck, declaró que el PIB volverá a bajar en el segundo año consecutivo, atribuyendo las causas a “los fracasos de los últimos decenios”.
También el crecimiento se retarda, pero, además de factores cíclicos, esta vez hay “factores estructurales que hacen todo más difícil”. Y confundiendo los efectos con las causas, señala la falta de inversiones en infraestructura y la escasez de mano de obra calificada; estas dos cuestiones en realidad son una crítica al modelo mercantilista que se basaba en grandes ingresos provenientes de la exportación y salarios congelados con la ley Hartz IV del gobierno de Schröder a comienzos del 2000, que llegó a legalizar los llamados mini-jobs que en la Argentina llamamos changas. La consecuencia inevitable fue la contracción del consumo interno. Este proceso de demolición del Estado social es responsabilidad de la Grosse Koalition (democristianos y socialdemócratas), que además legaron el bloqueo constitucional que limita el déficit federal al 0,35% del PIB, pensado para desalentar “el gasto fácil del Estado derrochador”.
Ahora le han presentado la cuenta a Scholtz, que se encuentra entrampado con el bloqueo del 0,35, con la crisis Volkswagen, el costo energético, la decisión de Intel de suspender los planes para construir una planta de 30.000 millones de euros en Alemania, la avanzada neo nazi, y podríamos continuar.
Los reclamos a la “unidad antifascista” les servirán de poco a quienes son los auténticos responsables de la destrucción de salarios y derechos.
La ñata contra el vidrio
Mientras tanto, en Kazán, el Presidente Putin se ha anotado un punto con la reunión de los BRICS organizada por Rusia. La noticia fue no solo la presencia descontada de los Presidentes de China e India, también estuvo António Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas.
Obviamente, la economía fue uno de los argumentos del encuentro y, en especial, el proyecto de creación de una divisa única promovido por los países BRICS. En la realidad todavía no existe la voluntad de los cinco países fundadores para crearla, a excepción de Brasil, según declaraciones de Lula.
Novedades: un dato poco divulgado es que el yuan es ya la tercera moneda del mundo después del dólar y el euro; mientras tanto, en agosto pasado, el diario ruso Kommersant ha escrito que podrían ser creados dos centros de cambio de criptomoneda en San Petersburgo y Moscú. El panorama de fondo es la creación de stablecoin, monedas digitales ligadas a la performance de inversiones específicas que tendrían que ser garantizadas por el yuan o por una canasta de divisas de países BRICS.
Dichas operaciones funcionarían con el sistema blockchain, contabilidad descentralizada, lo que significa que no existe una autoridad central de garantía que controle la corrección de las operaciones y los valores de oferta y demanda de la moneda. La diferencia con el bitcoin es que este se intercambia libremente y su valor oscila notablemente. Ya el nombre stablecoin indica que pueden ser más estables porque su valor está conectado a una divisa existente. Esto acerca la stablecoin a lo que sería la moneda digital de una banca central.
Eso es precisamente lo que está experimentando China desde 2021, la moneda electrónica e-CNY, que tiene el mismo valor del yuan y se registra en una banca de datos tradicional.
Pensando en las sanciones occidentales, la stablecoin es riesgosa por su transparencia, por ejemplo para Rusia o Irán.
Para los países BRICS, el sistema de sanciones occidentales arrastra un riesgo; no basta ya con la mutua aceptación de las monedas locales, se necesita un sistema de comunicaciones para elaborar las transacciones interestatales. Este escenario se verificó en 2012 cuando SWIFT prohibió a los bancos iraníes su utilización.
Desde 2018, los fundadores de BRICS trabajan para crear una propia plataforma de pagos digital basada en el sistema blockchain denominada BRICS Pay; todavía no ha sido introducida en el sistema y se necesitará tiempo para implementarla.
Mientras en Kazán se trazaban las líneas de la economía de intercambio del futuro, Europa asistía como inocua espectadora al paso de la historia, la ñata contra el vidrio.
Haciendo la historia
Se le atribuye al general De Gaulle una reflexión sobre el poder, que era al mismo tiempo un autorretrato: “Pompidou gobierna y yo hago la historia”. El ego del general era grande, pero había permitido a Europa contar con un liderazgo que mantenía, en la medida de lo posible, la tenaza angloamericana a distancia de seguridad. Era una idea de Europa que hoy parece irrealizable.
Una frase similar pronunció la Presidenta del gobierno italiano, Meloni, en una conversación telefónica con uno de sus ministros: “Estamos haciendo la historia”; en un aspecto tiene razón, es la primera vez que un político neo-fascista ocupa la carga de Presidente del gobierno de la República.
Sus aspiraciones “históricas” se fortalecieron cuando algunos países de la Unión Europea apreciaron públicamente la idea de la Presidenta de externalizar los campos de concentración para los extranjeros que entran ilegalmente en Italia. La operación Albania sufrió un traspié cuando los jueces italianos, apoyados en jurisprudencia europea, ordenaron la inmediata repatriación de los primeros diez internados transferidos a Albania entre bombos y platillos. La marina militar no tuvo más remedio que obedecer y el viaje costó más de 200.000 euros. Ahora el ejecutivo ha declarado la guerra al órgano judicial apoyándose en la dudosa doctrina de que los jueces deben colaborar con el gobierno, que es la expresión de la soberanía popular que lo ha votado. Si la idea del sistema democrático de la señora Meloni es como mínimo aproximativa, su concepción de Europa se reduce a un campo de concentración y obediencia atlántica.
Con miras deshonestas
Volviendo a la pregunta inicial, Europa era aquel conjunto de recuerdos gentiles, de viajes de iniciación, de reinas y reyes legendarios, de postales con imágenes de callecitas medievales.
También estaban los conflictos sangrientos, afortunadamente superados por una común aspiración de paz y bienestar.
Y para tantos europeos nacidos en tierras lejanas, Europa podía ser una alternativa tercerista en el viejo mundo bipolar, una tierra de asilo.
Aquella Europa ha sido raptada y escondida en algún castillo de Bruselas, Frankfurt o Berlín; y es importante señalar que no estamos frente a un secuestro sino a un rapto, que se diferencia del secuestro por “las miras deshonestas”.
Lo que nos están vendiendo como Europa es un mecanismo que funciona regido por leyes incomprensibles para los pueblos de Europa, leyes que se han revelado autodestructivas y han estimulado el regreso de las derechas autoritarias. Mecanismo ajeno al control popular que mantiene inalteradas las estructuras de mando, tanto las formales como las informales, de allí el escaso peso del Parlamento Europeo.
En la presente coyuntura, los términos que condicionan el continente son el mercado, la doctrina atlántica y la seguridad.
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