El presente de la Historia

Norberto Galasso prepara un ensayo sobre Manuel Belgrano

 

Se cumplió el lunes 18 de mayo un año del anuncio de Cristina Fernández de Kirchner, postulando a Alberto Fernández como candidato a Presidente. El lunes 25 se cumplen 210 años de la Revolución de Mayo. El maestro Norberto Galasso nos enseñó que “la historia es política pasada y la política, la historia presente”, por eso en diálogo con El Cohete a la Luna puede entrelazarlas y expresar que “ambas son la historia del movimiento popular. La revolución de Mayo tiene sustento en la Plaza de Mayo donde los agitadores —French, Berutti, Donado, Arzac, Dupuy y otros—, son los que movilizan a la gente, los que salen a anular la reforma tramposa que intentan el Virrey y su gente el 24 de mayo, de una junta de cinco miembros para mantener su predominio”. Con respecto a lo sucedido hace un año, señala que “fue un movimiento político de Cristina Fernández de Kirchner muy inteligente, que decidió con una gran lucidez y con una gran generosidad evitar su candidatura presidencial y depositar su confianza en Alberto Fernández. Cuando lo vemos actuar como Presidente, nos damos cuenta de que fue una resolución acertadísima”.

 

 

 

 

Podemos traer al diálogo aquella historia y compararla con el presente que nos ocupa. Partir de aquel Plan de Operaciones de Mariano Moreno confeccionado en 1810, que en el aspecto económico expresaba: “Es máxima aprobada que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un Estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil”, y vincularlo el proyecto presente del Frente de Todos de gravar a las grandes fortunas. “Hay una continuidad en ese sentido”, dice Galasso. “La idea de que la fortuna concentrada en un pequeño número de empresas o de personas es como el agua estancada —decía Moreno—, que se pudre. Y la función del agua es dar vida a todos los rincones, a toda la sociedad en su conjunto. Hay una continuidad y en el enfoque de la pandemia también”.

 

 

 

El historiador tiene publicados sesenta libros, entre los que se destacan los dos tomos de Historia de la Argentina: desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner, donde realiza una rigurosa descripción de las diversas corrientes historiográficas, como también los indispensables dos tomos sobre Perón, publicados en 2005, que ante el conflicto con las patronales del agro por la resolución 125 en 2008, Néstor recomendó leer a los entonces jóvenes de La Cámpora. Otra de sus obras destacadas es Seamos libres y lo demás no importa nada, sobre el libertador San Martín, que elogió el Presidente venezolano Hugo Chávez. Y también vale recordar el libro junto Alfredo Ferraresi, Historia de los trabajadores argentinos (1857-2018). En diálogo con El Cohete analiza la posición de quienes bregan por el final de la cuarentena porque la economía se ha paralizado. “Es el virus que no solamente está atacando a la vida, sino al desarrollo económico”, expresa, derribando zonceras como lo hacía Arturo Jauretche.

 

 

 

 

Releyendo el libro Mariano Moreno, el sabiecito del sur, se puede encontrar aquella frase de Moreno que también se desprende del aspecto económico del Plan de Operaciones: “Si no existe burguesía, el Estado deberá ocupar su lugar”, dice y sostiene que “se pondrá la máquina del Estado en un orden de industrias, lo que facilitará la subsistencia de miles de individuos”. Vemos en este presente que ante la pandemia el Presidente está desplegando su plan de operaciones para sostener a las industrias, incluso a las del grupo Techint cuyo dueño, Paolo Rocca, es uno de los grandes fugadores. “Incluso el Estado está interviniendo con respecto a aquellos leñadores del Estado, aquellos que creen que el mercado debe ser el centro de todo. Y esto no sólo ocurre en Argentina. Por eso, el fin de la pandemia va abrir una discusión, un debate acerca de lo que evidenció este peligro para enfrentar al virus”, dice Galasso y afirma que "el Estado ocupa un lugar —aún para quienes no quieren entenderlo— sustancial: en la planificación económica, en el mantenimiento de las mínimas condiciones de vida de los desocupados que pierden por quiebra de las empresas, incluso de aquellos mismos que siempre se dedicaron a exaltar al mercado y a denigrar al Estado”.

 

 

 

Norberto Galasso considera que esa discusión no se dará solamente en Argentina sino en todo el mundo, en países donde dejaron hacer las cosas y se han encontrado con miles y miles de muertos. Destaca la importancia que ha tenido el Presidente, comparando lo que sucede en Brasil y Estados Unidos. Alberto Fernández ya había dado señales claras en campaña de cuál era su objetivo si le tocaba gobernar el país. Con una frase simple fue conquistando votantes. “Entre los bancos y los jubilados, me quedo con los jubilados”. Ahora como Presidente ante la pandemia cumple con eso, anunciando un aumento para jubilados por encima de la inflación y también señaló su rumbo que lo coloca como líder respetado en el mundo con una frase simple, pero que habla de su calidad de dirigente: “Una economía que se cae siempre se levanta, pero una vida que termina no se levanta más”. Para Galasso, las estadísticas que muestran las diferencias en las curvas con lo que sucede en Chile y Brasil “indican cómo se gobierna en Chile para esa minoría aristocrática. También existen perfiles fascistas como el de Bolsonaro en Brasil, donde no se conmueve con la cantidad de muertos que va provocando su política. En cambio, la política que se lleva adelante en Argentina es considerada por muchos como un gran acierto”.

El estudio sobre la deuda externa ha sido parte de su obra. Consultado sobre la negociación que mantiene el gobierno de Alberto Fernández, Galasso se muestra optimista y destaca las cualidades del ministro de Economía Martín Guzman, por encima de aquellos que se han dedicado a los negocios a costa del Estado durante el macrismo, “el empréstito a cien años que hizo el amigo de Macri”, dice. Destaca del Ministro su formación junto al premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. “Creo que es un economista de primera línea y hace prevalecer los intereses de la Argentina en su conjunto sobre los intereses de las corporaciones. Me pareció bien en el planteo la propuesta, lógicamente los que están en el negocio financiero protestaron al principio, ahora se dan cuenta que tienen que aceptar que la Argentina no puede pagar intereses del 7 u 8%, cuando ya los intereses están en el 1,5% en el resto del mundo”, explica. “Las contrapropuestas que están haciendo están indicando que quieren negociar. Pienso que se va a llegar a un acuerdo, de manera que Argentina tenga tres años de gracia de no pagar y después pague con intereses más bajos (2,5%), y de ese modo tengamos tiempo para reestructurar la economía y llevar adelante medidas como la del impuesto a las grandes fortunas que son imprescindibles dado la desigualdad que hay en el país, que se traduce en desigualdad económica”.

 

 

 

 

El autor de De la banca Baring al FMI, historia de la deuda externa argentina, confía plenamente en cómo se está negociando. La otra forma era la ingenuidad de ciertos sectores que proponían no pagar porque la deuda no fue aprobada por el Congreso, como sucedió con la otra negociación durante el gobierno de Néstor Kirchner, donde había sectores que sostenían que no había que pagar nada. “Pero eso está fuera de las posibilidades reales. La Argentina no puede aislarse del mundo y hay que aceptar que cuando la mayoría votó al macrismo signó un camino que entre otras cosas —además de los males sociales—, produjo un endeudamiento que además de hacerlo con bonistas también recurrió al Fondo Monetario Internacional, que ahora permite que negociemos antes con los bonistas y después habrá que ver cómo se arreglan los 43.000.000 de dólares con el FMI, pero es muy acertada la política que se está llevando adelante”.

La importancia de que Argentina recupere el rumbo con Alberto Fernández también es una esperanza para la región. “América Latina ha sufrido procesos que son desastrosos, como la eliminación del PT del poder en Brasil”, señala Galasso. “Los medios de comunicación (comerciales) hicieron y hacen todo lo posible para sostener a figuras del liberalismo. Países como México, donde hay una figura interesante que es López Obrador, países como Venezuela, que está intentando difícilmente un camino, Cuba también, y otros países que van a ir encontrando caminos distintos”, y enumera esos senderos: “Intervención estatal, planificación económica, justicia social con redistribución del ingreso, una política que tiene que avanzar sobre poder gravar las grandes fortunas. En ese sentido, Argentina aparece como un país muy importante para América Latina”.

 

 

 

 

El 3 de junio se cumplirán 250 años del nacimiento de Manuel Belgrano y el 20 de junio, 200 de su muerte. En Historia de la Argentina: desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner se señala: “Algunos historiadores se ocupan de reivindicar a Belgrano como el hombre bondadoso que murió pobre y abandonado, estimulando la vena sensiblera de alguna docente de la vieja época. Más importante sería mostrar al Belgrano proteccionista e industrialista, que con Castelli se convierte en el principal apoyo de Moreno” (Galasso, 2011: 152), El historiador está culminando un ensayo sobre Belgrano que le prometió al ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer. Se refiere a ciertos aspectos fundamentales de su vida que comparte con El Cohete a la Luna.

 

 

Es posible que el ensayo que Galasso está culminando sobre Belgrano sea editado por el Ministerio de Cultura de la Nación. De no ser así, estará a disposición a través de la editorial que ha publicado la mayor parte de su obra. El 28 de julio Norberto cumplirá 84 años, sigue trabajando como siempre, brindando su indispensable aporte para el pensamiento  nacional.

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