El poder militar chino
El Ejército Popular de Liberación se moderniza, siempre en el marco de su estrategia de defensa
En la reciente celebración del 96º aniversario del Ejército Popular de Liberación (EPL), el agregado militar de China en la Argentina, Liu Miao, explicó las metas de modernización de sus fuerzas armadas para 2035 y mediados de este siglo. En la frase que más retumbó en el hotel Sheraton del barrio porteño de Retiro, afirmó que “si alguien se atreve a separar Taiwán de China, el Ejército no dudará ni tendrá miedo de ningún oponente para salvaguardar su soberanía nacional y su integridad territorial”.
Liu dio algunos detalles del proceso modernizador del EPL hacia la meta de ser “un ejército de primer orden mundial”, enmarcado hoy en premisas del gobierno como la de “una comunidad mundial de futuro compartido” y de “seguridad pública”, frases que suele repetir el Presidente Xi Jinping. El militar dio algunos datos del accionar reciente del EPL, entre ellos 44 operaciones navales para cuidar a 7.000 buques extranjeros y la participación china en 25 operaciones de paz internacionales, con 50.000 efectivos, 17 de los cuales murieron en esas misiones. Desde ya, China también se modernizó incorporando portaviones (el año pasado lanzó al mar su tercero), submarinos y el más moderno armamento, con una innovación tecnológica que, igual que en otras áreas, China lidera en varios segmentos a escala global.
En su idea de las “cuatro modernizaciones”, el sucesor de Mao Zedong, Deng Xiaoping, siguió el razonamiento original de Zhou Enlai, el primer ministro de todo el período maoísta, y ubicó recién al final del proceso modernizador al sector defensa, luego de que avanzaran las reformas en otros tres sectores: agricultura, industria y ciencia y tecnología. Deng, retomando aquel camino, señalaba que era algo absurdo capacitar en la defensa de un país que todavía no se hubiera desarrollado: ¿defender qué? Y además, en la táctica sigilosa y sin levantar suspicacias que el padre de la “Reforma y apertura” seguía, dejar lo militar para el final evitaría las presiones en contra de los países que pudieran sentirse amenazados. La década de poder que ya lleva Xi Jinping –seguramente el Presidente posterior a Mao y a Deng que mejor sintetiza a ambos– es la hora de salir a escena.
El EPL son las fuerzas armadas chinas, con la particularidad de que preservan el nombre de cuando fueron creadas por el Partido Comunista de China durante la guerra civil contra el Kuomintang, varios años antes de la fundación de la República Popular en 1949. Todo un tema, porque entonces se trata de una fuerza castrense que obedece al Partido antes que al Estado, aun cuando en el sistema de gobierno chino eso sea prácticamente lo mismo.
Durante el aniversario del EPL, el Presidente Xi Jinping ofreció su discurso habitual para la ocasión. También secretario general de PCCh y de la Comisión Militar Central, Xi presidió una sesión del Buró Político del Comité Central convocada con motivo del festejo del 1º de agosto e hizo hincapié en la necesidad de promover el “desarrollo de alta calidad de las fuerzas armadas con una gobernanza también de alto nivel” y con “un cambio profundo en la filosofía y los métodos de gobernanza militar del PCCh”. El líder pidió esfuerzos para la consolidación de un sistema de control moderno en las fuerzas armadas, que “asegure la consecución de los objetivos” del cercano centenario del EPL.
Dijo que la fuerza militar china se halla en un “momento clave de su historia” por los avances tecnológicos y científicos a nivel global y los importantes cambios que se experimentan en el campo militar. Y pidió “esfuerzos para fortalecer la gestión y supervisión del gasto militar y promover la innovación”, dejando constancia de la importancia de “aunar la gobernanza militar con la reforma y el Estado de derecho”, pidiendo esfuerzos para “consolidar y expandir los éxitos en la modernización de la defensa nacional y las fuerzas armadas”, al igual que para “fortalecer la implementación de las normas y la supervisión”.
Junto con la retórica, vinieron los cambios. Xi nombró a un veterano subcomandante de la Armada, Wang Houbin, como nuevo responsable de la división de cohetes, que controla el arsenal de misiles balísticos terrestres de China, incluidos los nucleares.
De acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, organización sueca que monitorea el gasto militar en el mundo), “China almacena sus ojivas nucleares en instalaciones de almacenamiento separadas de sus vehículos de entrega”, es decir que “no están listas para su lanzamiento inmediato”. Y sostiene que “de su tríada planificada de fuerzas nucleares terrestres, aéreas y marítimas, solo los misiles balísticos terrestres y los aviones con configuración nuclear se consideran actualmente operativos. Alrededor de 190 ojivas están asignadas a estas fuerzas. Las ojivas restantes se asignan a fuerzas no operativas, incluidos los nuevos sistemas que están en desarrollo, los sistemas operativos que pueden aumentar en número en el futuro y las reservas”. Rusia y Estados Unidos, por lejos, lideran ese tipo de armamentos, seguidos muy atrás por China y Francia según la ONG Nuclear Threat Initiative y otras fuentes.
Añade SIPRI que en 2022 China fue el país con mayor expansión de ojivas (60 nuevas), aunque Estados Unidos y Rusia siguen concentrando el 90% de todas las armas nucleares. Como se sabe pero cabe insistir en la pedagogía, porque hay gente que cree que cayeron del cielo, Estados Unidos es el único país que arrojó no una sino dos bombas atómicas sobre población civil. La semana pasada, cuando el gobierno de Japón y las Naciones Unidas recordaron ese acontecimiento –del que se cumplió un nuevo aniversario– en Hiroshima y Nagasaki, fue curioso que se cuestionara más a Rusia por blandir esa amenaza en la actual guerra con Ucrania que la responsabilidad que ha tenido en toda esa carrera el país que ostenta aquel récord criminal.
Volvamos a los cambios en el EPL. Wang Houbin, el nuevo jefe de la división cohetes, subió un grado militar para sustituir al general Li Yuchao, nombrado apenas en enero último en ese cargo y simultáneamente llevado al mismísimo Comité Central partidario, pero investigado hoy por la Comisión de Inspección Disciplinaria, dependiente de la Comisión Militar Central, junto a dos de sus adjuntos. Aunque en el caso de Li se trata del militar de más alto rango afectado, la ola anticorrupción no abarca solo a militares. El Estado chino actual tiene en investigación o ha enviado a la cárcel a miles de funcionarios, civiles y militares.
También fue ascendido Xu Xisheng, hasta ahora comisario adjunto del Comando de Teatro Sur y nuevo responsable político de la división de cohetes junto con Houbin.
Analistas militares de Beijing citados por la prensa china destacan que el EPL viene acelerando la ampliación de su fuerza de misiles, en particular los balísticos de alcance medio como el DF-17 en las provincias del litoral sureste ubicadas frente a Taiwán, la isla a la que China considera una provincia rebelde. Desde ya, el objetivo es estar preparados en el caso de que estalle un conflicto en el estrecho que separa a ambos territorios, y sobre el cual vigila desde hace años la Marina estadounidense, que tiene allí y en los mares circundantes su mayor presencia mundial desde 1945.
Los anuncios de Xi se ampliaron durante una inspección a la sede de la Fuerza Aérea del Mando Occidental del Ejército de China en la estratégica provincia centro-sureña de Sichuan (en cuya capital, Chengdu, anunció un nuevo consulado la Argentina, que asimismo avanza en sus acuerdos de cooperación con China a través de sus ministerios de Defensa, mientras evalúa si compra cazas supersónicos a China, a Estados Unidos o a otro proveedor. Justamente el ministro Jorge Taina fue el representante del gobierno argentino en el mencionado acto del Sheraton y en su discurso habló sobre la ayuda mutua que se profesan la Argentina y China en diversos escenarios).
Desde 2015, el EPL vive la mayor reforma de su historia. Amparada en la ley de defensa nacional de China, se basa en principios históricos de la política exterior del país asiático como los de “no alineamiento, no confrontación, desarrollo pacífico y contra ningún país sino en favor de beneficio mutuo”.
Como escribió hace ya diez años para la Revista DangDai el analista internacional Carlos Escudé, “la de China es una estrategia de defensa. La RPCh no podría sobrevivir si Estados Unidos, que domina los mares del mundo, cortara sus rutas de aprovisionamiento de alimentos e hidrocarburos. Por eso, Beijing ha venido desarrollando una política que a nadie amenaza pero que eventualmente le permitirá enfrentarse a quienes la amenacen”. Y agregó: “Ya en 2006 un submarino chino se acercó al portaviones norteamericano Kitty Hawk y dio una vuelta entera en torno suyo, sin ser detectado por ninguno de los 18 buques que conforman el grupo de batalla que acompaña al portaviones. Cuando el sumergible chino salió pacíficamente a la superficie, envió un elocuente mensaje: Beijing está capacitada para destruir portaviones norteamericanos. Otro mensaje similar fue enviado en 2007, cuando la RPCh destruyó uno de sus propios satélites con un misil”. Ya pasó más de una década y media de aquello. Y el EPL siguió modernizándose, mientras la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cada vez más apunta sus objetivos explícitos hacia Oriente.
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