El japonés Schumann

La música que escuché cuando escribía

 

Ya son varios domingos en que la música me llega a través de una película que admiré. Acaba de ocurrirme con Robert Schumann, que aparece en pocos pero decisivos toques en la banda sonora de La ruleta de la fortuna y la fantasía. Su director es el japonés de 45 años Ryûsuke Hamaguchi. La estrenó en marzo de 2021, apenas cinco meses antes de Drive My Car, por la que ganó el Oscar a la mejor película extranjera. En realidad la lista de premios que obtuvo en todo el mundo es abrumadora. Dos años después dirigió El mal no existe. 

Me parecen tres películas bellísimas, pero me quedé prendado de La ruleta, que es tan compleja y al mismo tiempo tan sencilla. Consta de tres episodios autónomos. Son historias de amor y dolor, con personajes, historias e intérpretes distintos. No conozco nada de la vida privada del director, pero me impresiona su percepción del carácter femenino, con sus contradicciones que a los onvres nos cuestan comprender. Sus personajes masculinos parecen impasibles, pero la procesión va por dentro.

Son films extensos (Drive My Car dura tres horas, La ruleta dos) pero la tensión no decae ni un instante y hasta desearías que no terminaran. Son en cada momento inquietantes. Todas, pero sobre todo las dos primeras, se basan en el diálogo entre los personajes. Y sin embargo no tienen nada de teatral, son puro cine, pese a que Drive My Car transcurre durante los ensayos de la obra clásica de Chejov, Tío Vania. Su puesta, nada menos que en Hiroshima, es originalísima y se vincula de modo extremadamente sutil con los sentimientos del protagonista masculino. Cada actor y actriz habla en un idioma distinto, inclusive una muda  se comunica por el idioma coreano de señas, mientras una pantalla electrónica como la del Teatro Colón traduce cada frase. Hamaguchi mueve la cámara lo menos posible y toda la sustancia está en los sentimientos de los personajes y en su comunicación verbal, que solo a veces coinciden.

Creo que encontré el estudio de Schumann que utiliza Hamaguchi. Mi mayor sorpresa fue una referencia al estilo romántico de Schumann en el libro que cito a menudo del ex especialista del New York Times Harold C. Schonberg (nada que ver con el músico Arnold Schoemberg). Schumann se apartó de las formas clásicas y en vez de sonatas y sinfonías escribía música que denominaba Intermezzos, Arabescos, Danzas, Fantasías, Carnavales, Escenas Infantiles. Un crítico le reprochó que no escribiera sonatas ortodoxas, y Schumann le respondió: "¡Como si todas las imágenes mentales debieran adaptarse a una o dos formas, como si cada idea no surgiera con su propia forma, como si cada obra de arte no tuviera su particular significado y, en consecuencia, su propia forma!" Schonberg comenta que esta fue la primera vez que se postuló que el contenido y la idea dictan la forma musical, y no a la inversa. Tal vez te parezca demasiado abstracto, pero esa fue la sensación que tuve sobre el cine de Hamaguchi al ver La ruleta. 

Escuchá el fragmento del estudio 407 de Schumann por una pianista oriental cuyos datos ignoro, y luego la versión in extenso de los estudios sinfónicos por el gran Arthur Rubinstein. Y si podés, hacé girar la ruleta de la fortuna y la fantasía.

 

 

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