El encuentro plurinacional
Hace dos años que se intenta cambiar el nombre del Encuentro feminista, pero hay resistencias
No por citado el fragmento de Alicia a través del espejo deja de decir cosas; no perdió su sentido en el laberinto del lenguaje ni en la representación especular.
–Cuando yo uso una palabra –dice Humpty Dumpty con un tono burlón– significa precisamente lo que yo decido que signifique: ni más ni menos.
–El problema es –dice Alicia– si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
–El problema es –dice Humpty Dumpty– saber quién manda. Eso es todo.
Lewis Carroll da en la tecla un siglo y pico después, en una disputa de sujetes que habitan el país argentino en las vísperas de un nuevo ¿o viejo? Encuentro Nacional de Mujeres, que deseamos hacer presente, futuro y representación fiel: Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Travestis, Trans y No Binaries.
Si desanudamos la trenza podremos ver más claras las crenchas que se buscan con fines estéticos y políticos.
Plurinacional porque no todes sentimos que el poncho del nacionalismo argentino cobije el sentimiento y la sábana que cubre a algunes mientras que es corta y ajena para otres. Con un genocidio de pueblos originarios como marca de origen, la resistencia cultural de nuestras hermanas de naciones, culturas y tenacidades ancestrales y venideras, migrantes, con afluentes diversos como ríos que tocan el mar, insistir en nacional parece una opción por el colonialismo, que es racismo con veleidades imperiales. Plurinacional es más una colcha de retazos, en donde cada uno es un mandala que contiene universos culturales, dispuestos a abrazarse contra la dominación patriarcal, extractivista, aspiradora sin descanso de vida.
De mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries, porque sabemos que cuando decimos mujeres estamos negando la construcción política identitaria de la diversidad y la disidencia al heterocisfascismo, presente cada vez que la goma de borrar mujer desliza biologicismo, universal, sobre lo que se deja de nombrar: existencias invisibilizadas por esa economía del lenguaje que en el acto del habla dice mujeres y calla discriminación. También están les que proponen resumir en una sigla: LGTB+. No me resumas más, dejá.
La cartelería y los volantes digitales siguen diciendo Encuentro Nacional de Mujeres, como hace treinta y cuatro años. Desde dos provincias atrás está cuestionado y la idea de definirlo en el propio encuentro viene siendo un poco zanahoria. Desde Trelew algunas salieron con balas de goma en sus cuerpos, y miles con la idea de que ya era Plurinacional en la marquesina, como es plurinacional desde hace muchos años en la práctica. Pero negaron el aplausómetro a las más intersectadas por el racismo, el extractivismo capitalista, el patriarcado y desde el vértice del molde Estado-Nación, no permitieron que las palmas impusieran el pluri. Al parecer será La Plata la capital de la que finalmente saldrá el mandato a la siguiente comisión organizadora para que oficialice el nuevo nombre. Lo que no se nombra, no existe —no sé dónde salió la afirmación de Steiner—, pero aunque tenemos existencia, que no nos nombren señala quién manda, dónde está el poder, como bien decía el huevón Humpty Dumpty.
La pregunta por quién manda también puede ser quién expresa el deseo de mandar. Desde qué sectores los feminismos desbordantes de juventud, ansia, voluntad de poder cambiar la historia son vistos como un campo a hegemonizar, como quien avanza con topadoras para el desmonte y el utilitarismo. Porque tal vez convenga parafrasear al poeta y decirnos que antes debemos ser feministas y luego militantes sectoriales, porque al revés nos separamos. Y también confiar en que venimos construyendo algo más grande.
Un sector de la Comisión Organizadora, con visibilidad saliente del Partido Comunista Revolucionario, presentó 84 talleres para el 34° Encuentro Nacional de Mujeres. Desde el sector Plurinacional y Disidente denunciaron que faltan talleres en esa lista y son 114 talleres: si no hay aulas, se harán en otros espacios.
Llamamos, hablamos con compañeras, tratamos de entender. Desde una vasta suma de firmas no indígenas, que incluye a la Secretaría de Género de la CTA, Otrans y muchas organizaciones, la propuesta es que luego de tres reuniones plenarias de la Comisión Organizadora sin llegar a un consenso por el nombre, el cambio se defina por aclamación en la apertura del Encuentro. Van a ir con la propuesta, que es una constatación: Somos Plurinacional, por lo tanto debe reflejarse de forma nominal. En un sentido similar se pronunció Mala Junta-Poder Feminista / Plataforma para una Nueva Mayoría, que el nombre se defina en La Plata, por aclamación, porque “es una demanda histórica a la que debemos darle el lugar y la jerarquía que requiere”. Desde Ammar reclaman un feminismo para el 99%, que incluya a todas las voces: “No se pueden seguir aceptando actos donde se callen a colectivos oprimidos históricamente que piden ser incluidas, ser escuchadas y ser nombradas por su autopercepción”.
En el Parlamento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, las mujeres de 36 naciones originarias, preexistentes a los Estados nacionales, sentaron posición desde abril: Nos queremos plurinacional, para reconocer y fortalecer sus identidades, para ponerle megáfono a su voz. A la par de las originarias, caminan las negras, afros y diaspóricas, con la idea de que “caminamos para ser y somos porque caminamos”. “Si se mantienen estas condiciones no asistiremos al 34 Encuentro Nacional de Mujeres”, dicen estas compañeras, y si eso ocurriera necesitaremos debates para revisar qué feminismo se impuso en la organización platense y cómo llamar a esa marginación. Desde sectores como el MP La Dignidad se llama al encuentro Plurinacional, porque su existencia como tal puede venir además de un subrayado verbal: nombrar hasta que pluri sea y haga.
Tal vez reste también llamar a une arqueólogue para que con pincel separe la construcción feminista del aparateo por la conducción del encuentro; lo amoroso, de la burocracia; el feminismo, de las lógicas patriarcales partidarias.
Si a lo largo de 34 encuentros los feminismos fueron cambiando, ¿por qué hay resistencia a que el nombre cambie? Nada tiene tanta riqueza que no deba ser enriquecido incesantemente.
Fotos de Sol Avena tomadas en el Encuentro Plurinacional en Trelew, 2018.--------------------------------
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