El divorcio de Justicia e Inteligencia
El descenso de la tasa de interés, una prioridad reactivadora
En su primer mes, Alberto Fernández ha dedicado el máximo esfuerzo a las cuestiones económicas —que no son su especialidad—, por la urgencia para responder al desastre que dejaron cuatro años de macrismo explícito. Ahora es el turno de aquellos asuntos que el Presidente mejor conoce, como la Justicia y la relación promiscua que se estableció con los servicios de inteligencia.
—Vos hablabas de la reforma de la Justicia federal, yo veo que hay un ánimo de resistencia y que están preparando las lapiceras para firmar cautelares para oponerse.
AF: Yo espero que todos entiendan que nosotros necesitamos hacer que esto funcione bien.
—¿Y están trabajando, están hablando?
AF: Estamos trabajando. Es un tema para mandar a extraordinarias.
—¿Están trabajando sobre la actitud de los jueces para que entiendan la necesidad, para que guarden la lapicera?
AF: Yo lo que quiero que todos entiendan es que así no estamos funcionando bien. Estas cosas que uno propone no las hace en desmedro de alguien, las hace en favor de todos. Un par de malos jueces federales terminaron ensuciando a toda la Justicia federal. Y la verdad, no es justo. No voy a dar los nombres porque como soy el Presidente me lo prohíben, pero ya lo he dicho en su momento.
—Yo no sé si es un par de jueces federales o es una forma de funcionamiento...
AF: Hoy es un problema sistémico, pero hay jueces federales a los que uno tiene que dejar a salvo.
El servicio de Inteligencia
—Hay algo que ocurrió cuando eras jefe de gabinete y es la utilización del servicio de inteligencia como auxiliar de la Justicia. La fomentó Néstor, porque estaba preocupado por la ola de secuestros en la provincia de Buenos Aires, y a partir de ahí se fue extendiendo.
AF: Eso sirvió de excusa para que se genere un vínculo espurio entre el Poder Judicial y el sistema de inteligencia. En verdad eso fue producto de que fundamentalmente en el caso Blumberg la Secretaría de Inteligencia de entonces resolvió el caso, que lamentablemente terminó con Axel Blumberg muerto pero el caso fue resuelto, se encontraron a los autores y ahí hizo un trabajo muy profundo y, en muchos secuestros, la SIDE trabajó bien. El caso del padre de Pablo Echarri me acuerdo, también. Trabajaron mucho y trabajaron bien. Nos llevó a nosotros a pensar que ellos podían auxiliar a la Justicia en esos temas. Ese auxilio después se convirtió en algo espurio, claramente se convirtió en algo espurio.
—Entiendo que esa facultad, esa función, va a ser transferida al Ministerio de Seguridad, ¿no?
AF: La inteligencia en la Argentina no es para hacer inteligencia interna, y la inteligencia criminal es inteligencia interna también. Eso es algo que estamos trabajando con Sabina Frederic.
—¿Va a ser así eso?
AF: Debe ser así.
—¿Cuánto tiempo durará la intervención a la Agencia Federal de Inteligencia?
AF: 180 días
—Y después de esos 180 días, ¿dónde va a parar la inteligencia estratégica nacional?
AF: No sé bien qué tenemos allí. Cristina Caamaño llegó y encontró que en el último mes quinientos agentes fueron pasados a planta permanente de la nada. De una planta de 1.500, un tercio en el último mes entró a la planta permanente. Nosotros tenemos que ver bien cómo funciona eso. Mi idea es que la inteligencia criminal vuelva al Ministerio de Seguridad, que la inteligencia militar siga funcionando donde está, y la inteligencia estratégica en algún momento pensé que podía pasar a Cancillería, pero me parece que no es una buena idea mezclar la relación diplomática con inteligencia. Es la inteligencia externa, ver qué riesgos corre la Argentina frente a lo que pasa.
—Es cierto que no es buena idea mezclar inteligencia con relaciones exteriores. Y, ¿por qué Culto está en Relaciones Exteriores?
AF: No me hagas preguntas difíciles, no tengo idea. (Risas) No sé por qué está allí, pero históricamente estuvo siempre en Relaciones Exteriores o en Justicia.
La tasa de interés
—Te voy a hacer una fácil, entonces. ¿Cómo viene la baja de la tasa de interés que fija el Banco Central, de acuerdo a las facultades que le da la carta orgánica reformada?
AF: Viene bajando sostenidamente. Ya hemos bajado ocho puntos y va a seguir bajando.
—Todavía están por arriba de la inflación.
AF: Yo espero que podamos bajarla más.
—Es fundamental.
AF: Eso también es parte de la reactivación económica. ¿Quién toma créditos con tasas del 60%? Nadie. La semana próxima, el Banco Central va a reglamentar un plazo fijo ajustado por UVA, lo que implicará un nuevo descenso de la tasa. Hoy es del 52% y con el plazo fijo ajustable bajará al 50%, para un cortísimo plazo de siete días. El Banco Central está coordinando ese descenso con el Ministerio de Economía y desactivando para febrero el sistema de pases que estaba armado con los fondos del money market. Para pymes, la tasa quedó esta semana en 40%, una baja enorme, más de 25 puntos respecto de diciembre.
Hay cosas que pasaron desapercibidas, pero están entre los mayores problemas. El 24 de diciembre, cuando fui a pasar la Nochebuena a San Cayetano, me llamó la atención porque tres o cuatro personas que estaban allí cenando, gente grande, me plantearon la preocupación por los créditos de la ANSES y ahí me di cuenta de la dimensión del problema.
—Han endeudado a toda la población. Es una manera de fomentar el individualismo, el sálvese quien pueda
AF: Exactamente, pero además al sector más débil de todos que es el de los jubilados y de los que tienen la AUH. Es tremendo eso.
—Endeudarse para comer, para comprar los remedios…
AF: Nosotros ahí también dimos 90 días de espera y una baja sustancial de la tasa, y le pedí a Vanoli que la baje más, si puede. Eso significó para los jubilados que tenían créditos una mejora de 8% y para los de la AUH, del 12%. Eso es dinero que queda en el bolsillo para consumir. Y durante tres meses dejan de pagar. Nosotros tenemos que bajar la tasa de interés mucho más todavía, mucho más. Por eso también lo que te decía de liberar encajes con sentido productivo y a tasa más baja.
—La tasa también tiene mucha importancia en el tema de la deuda externa.
AF: Por eso también es nuestro cuestionamiento a muchas provincias que están tomando créditos a tasas muy altas. Eso también nos condiciona. Provincias que toman créditos, avalados con regalías, y pagan ocho puntos de tasa.
—En un momento en que en el mundo la tasa es…
AF: Neutra e incluso negativa, en algunos casos.
—Varios países están cobrando para recibir depósitos. Ustedes están tratando de conseguir de los acreedores y del Fondo Monetario una suspensión de los pagos por un lapso que según las fuentes es de dos o de cuatro años. En una conversación previa me dijiste que la aspiración eran cuatro años, pero ¿qué pasa con los intereses si se suspenden esos pagos durante dos o cuatro años?
AF: Si se capitalizan o no. Eso es parte de la discusión que tenemos. Lo que tenemos que entender es lo que nos ha pasado. Nosotros estamos en la situación en la que estamos, esencialmente por culpa del gobierno anterior, pero con un partícipe necesario que se llama Fondo Monetario Internacional. Que cuando el sector privado le dijo a la Argentina no te presto más porque no me podés pagar, el Fondo vino y le ofreció 57.000 millones de dólares. Con ese dinero pagaron parte de la deuda, que se la terminaron llevando del país y nos dejaron lo que nos dejaron. El Fondo tiene responsabilidad en todo lo que ha pasado y todos son conscientes de que la Argentina en la situación en la que está difícilmente pueda cumplir sus obligaciones.
—¿El Fondo asume esa responsabilidad? Porque todos sabemos que es una frase muy simpática y me siento involucrado, pero Kristalina: ¿lo sabe también?
AF: Me da la impresión de que ella tiene una mirada, o pretende imponer una mirada más innovadora al Fondo Monetario. Yo tengo el deseo, la aspiración de que este nuevo Fondo admita lo que el Fondo anterior hizo. Lo que le pasó a la Argentina no es como dice Christine Lagarde: “Vieron cómo es ese país, que siempre tiene problemas”. No, no. Ustedes vinieron a poner plata para sostener al gobierno, financiaron una campaña política a costa de todos los argentinos cuando el mercado había dicho: “No le prestemos más a ese gobierno, porque no nos va a devolver la plata”.
Las cosas un poco han cambiado en el Fondo. Por eso tengo el íntimo deseo de que esta percepción mía sea correcta y que finalmente con la nueva conducción del Fondo podamos llegar a un punto de acuerdo que nos dé tiempo para recuperar la economía y para empezar a pagar. Ellos han visto de muy buen modo la idea del control de precios, pacto social, acuerdos salariales, todo lo que hemos venido proponiendo hasta ahora lo han visto como un punto de arranque esencial para ordenar la economía. En épocas de Lagarde no hubieran visto con simpatía esto, lo hubieran visto de un modo crítico. Hemos tenido un buen inicio, pero queda mucho por delante y la verdad es que trato de hablar poco del tema Fondo y negociación, justamente porque es una negociación y no hay que mostrar las cartas.
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