Después de once años de distintas operaciones de compra-venta en abierta violación a la legislación vigente en Río Negro, en la zona andina surgió como propietario final de cerca de 21.000 hectáreas Matar Suhail Al Yabhuni Al Dhaheri, mano derecha del príncipe heredero del emirato Abu Dabi. La intervención en el territorio por parte de estos capitales de los Emiratos Arabes dan cuenta de una aceleración local del proceso de concentración de la propiedad de la tierra rural, de un predominio de los capitales trasnacionales en las operaciones, así como de la complejidad de los mecanismos de apropiación y acumulación desplegados tanto por los inversores como el propio Estado.
Estas tierras pasaron de antiguos ocupantes sin título (fiscaleros, en la jerga administrativa) a los hermanos Marcos Marcelo y Damián Miguel Mindlin, y de ellos a los empresarios Ignacio Petrocchi Massuh y Alberto Barabucchi que vía sociedades anónimas y fideicomisos lo hacen para Al Yabhuni Al Dhaheri.
La primera gran intervención agresiva a la naturaleza la hicieron en el establecimiento María, de casi mil hectáreas, en el paraje El Manso, sobre la costa sur del río Foyel, a 69 kilómetros del aeropuerto internacional de Bariloche en línea recta. Ahora constatamos obras de infraestructura de gran envergadura en las propiedades ubicadas en Rincón del Diablo, las que seguramente continuarán de acuerdo a la información que arrojan las imágenes satelitales analizadas para este informe. Los dos bloques de parcelas rurales no son vecinos entre sí, aunque controlan sectores importantes de las cuencas de los ríos Foyel y Alto Chubut, estrategia concurrente con la que desarrollan en la misma zona los grupos Tavistock (Joseph Lewis) y Burco (belga), entre otros capitales.
A nivel local, para instrumentar este auténtico plan sistemático de transferencia de capitales y recursos, los sucesivos gobiernos provinciales desarticularon algunos organismos públicos de control y otros los pusieron al servicio de la protección de la acción depredadora de estos capitales. El daño al medio ambiente y la evasión impositiva ya se pueden constatar; es inimaginable el futuro de una inversión que tiene el control real de nacientes de agua dulce sin contaminar e importantes tramos de curso de caudales sobre la superficie.
Rincón del Diablo, enclave privado
Los capitales que representa Al Yabhuni Al Dhaheri controlan desde las tierras de Rincón del Diablo el curso superior del río Foyel y su tramo inferior desde el establecimiento María, antes de su confluencia con el río Manso, muy cerca de la cordillera de los Andes en su desplazamiento a la cuenca del Pacífico.
En el paraje El Foyel se localizan tres parcelas que acumulan 19.270 hectáreas entre los ríos Alto Chubut y Foyel que incluye el valle y cañadón Rincón del Diablo. Hacia el extremo este se construyó el coto de caza con obra de infraestructura importante sin declarar ante Catastro, como verificamos para este informe en los registros públicos. El corazón de la infraestructura está en Rincón del Diablo, según nuestro análisis que surge de comparar imágenes satelitales registradas en diferentes años, algunos testimonios del lugar y el registro con un dron.
Este verano se concluyó la construcción de tres residencias que suman más de 2000 metros cuadrados, una de ellas a sólo cinco metros del curso del arroyo o río Rincón del Diablo. En el área se advierten 30 unidades construidas que suman 3.700 metros cuadrados. El acopio de materiales y el emplazamiento de containers sugiere la continuidad de obras, las que hasta ahora son de mayor envergadura y mayor impacto ambiental que las hechas en el extremo este, a unos 29 kilómetros en línea recta.
Para acceder al lugar se construyeron dos puentes, a unos tres kilómetros de distancia entre ellos, pasando necesariamente por una parcela de propiedad estatal. El primer puente de 20 metros con tranquera y candado está sobre el río Foyel, unos 900 metros aguas arriba de donde desagua el río Rincón del Diablo. El segundo puente de 13 metros está a tres kilómetros aguas arriba de esa confluencia, sobre Rincón del Diablo.
La apertura de caminos requirió importantes voladuras de terreno y movimiento de suelo, lo que quedó documentado en algunas imágenes satelitales. Para ese trabajo pudo haberse contratado la maquinaria vial de Hidden Lake SA (propietaria de Lago Escondido y otras parcelas) que asegura discreción en el acuerdo y abaratamiento de costos por la cercanía geográfica con los talleres y depósitos. Los caminos principales tienen un ancho de seis metros promedio, lo que permite maniobras cómodas a maquinaria de gran tamaño y transporte de volúmenes grandes.
Del lugar donde están las flamantes tres residencias de piedra, madera y vidrio, en medio del bosque de lenga –especie nativa— se abrió un camino que asciende en zig-zag a un cerro en cuya cumbre hay cuatro lagunas permanentes entre los 1.700 y 1.750 metros sobre el nivel del mar. De una emerge un hilito de agua que, al bajar por el cañadón, será el caudaloso y rápido río Rincón del Diablo. Esta naciente está en las coordenadas 41° 37’ 27´´37 y 71° 16´ 54´´99, dentro de la propiedad privada de capitales cuyos países de origen tienen escasa disponibilidad de agua dulce potable y restricciones legales para usos que no sean el consumo humano.
Ay María
En 2008 se conoció la venta por parte de una familia antigua del paraje El Manso del establecimiento María, vecino a Lago Escondido en manos de Lewis. Una parte importante del campo lo cubrían mallines, nombre que se le da en la región a las tierras pantanosas, filtros naturales que retienen agua. El dragado del río Foyel a la altura de esa parcela, por entonces a nombre de Damián Miguel Mindlin, desató una importante protesta por parte de organizaciones ambientalistas, obligando al Estado a constatar el daño. Se probó que movieron entre 800 y 900 metros cúbicos de turba desde un mallín para hacer lagunas artificiales, se les labró una infracción, pero la acción invasiva se consolidó y hoy ocupa una superficie de 56 hectáreas con un islote de 16 en el centro.
Entre 2011 y 2013 hubo intensa actividad de obras de infraestructura, la que jamás se declaró ante Catastro y por la que no pagan los impuestos correspondientes. Las residencias se hicieron invadiendo el área libre dispuesta contemplando las crecientes e inundaciones, pero el Departamento Provincial de Aguas (DPA), órgano de aplicación en ese caso, amnistió a Mindlin, recordó una activista de Bariloche que impulsó el reclamo.
El rumor decía que era de Lewis, la documentación oficial que era de Mindlin, el contratista de la máquina pesada sostuvo siempre que trabajaba para un árabe.
No es rumor que existen por lo menos 2.600 metros cuadrados de construcción en establecimiento María no declarados ante Catastro y, por lo tanto, tampoco cobrado por la Agencia de Recaudación Tributaria (ART) en concepto de impuesto inmobiliario.
En este caso, el capital baila libre sin que intervengan varios organismos públicos por un sinnúmero de situaciones, antes por María, ahora por Rincón del Diablo. Ni el DPA por el control del uso de las aguas superficiales, ni la autoridad de aplicación de la Ley de Bosque Nativo, ni la de preservación de fauna silvestre protegida (cóndor, puma, pudú), ni audiencia pública por estudio de impacto ambiental para obras de infraestructura de gran envergadura. Ante semejante deserción estatal, da pudor sugerir que la ART le cobre impuestos y que Aeroterra S.A. actualice las imágenes satelitales que le vende al Estado para liquidar los impuestos.
En 2008 una inmobiliaria publicó un aviso de venta de tierras en el Foyel en el Financial Times, tradicional periódico británico. Tal vez sea uno de sus lectores el que bloquea con candado un puente que accede a tierra pública sobre curso de agua público.
(En colaboración con Javier Grosso en el análisis de las imágenes satelitales y cartografía)
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