El árbol envenenado
Bonadío defiende la causa gas licuado, madre de todas las encuadernaciones
El juez federal Claudio Bonadío sigue haciendo intentos por despegarse de las maniobras de espionaje y armado de causas que se investigan en Dolores y que tienen como personajes estelares a Marcelo D’Alessio y al fiscal rebelde Carlos Stornelli. Esta semana, Bonadío le mandó una furibunda respuesta a su par de Dolores, Alejo Ramos Padilla, en la que le advertía que no metiera las narices en la causa madre de la investigación de cuadernos: la que indaga en el supuesto pago de sobreprecios en la compra de gas licuado durante el kirchnerismo.
Génesis
La causa del gas natural licuado (GNL) se inició en 2014 por una denuncia de los entonces diputados opositores Federico Pinedo, Laura Alonso y Patricia Bullrich – hoy figuras clave en el armado de Cambiemos. Sostenían que se pagaba de más por los barcos de GNL que llegaban a los puertos de Bahía Blanca y Escobar, donde se hacía el proceso de regasificación y se introducía en la red de distribución.
Bonadío avanzó con esa causa y procesó en octubre de 2017 al ex ministro de Planificación Julio De Vido y a su subsecretario de Coordinación, Roberto Baratta, junto a otras 23 personas. El problema fue que para el procesamiento usó el peritaje del ingeniero David Cohen, que inventó fuentes y copió un trabajo ajeno al tema, de estudiantes de una universidad chilena. La Cámara Federal revocó los procesamientos en marzo de 2018. Sin el peritaje de Cohen –que en marzo de este año fue procesado por falso testimonio por el juez federal Sebastián Ramos—, la causa se caía. Ahí es cuando hizo su entrada triunfal D’Alessio, de la mano del periodista de Clarín Daniel Santoro y ante Stornelli.
Ahora Bonadío dice que D’Alessio no tuvo nada que ver con los nuevos procesamientos que dictó el 18 de marzo de este año – después de que sus superiores le revocaran los anteriores. Lo hizo ante una presentación del abogado de Baratta, Alejandro Rúa, que le había pedido que tuviera presente los hechos que reveló Ramos Padilla en el procesamiento de Santoro y que reconstruyó en este medio Alejandra Dandan.
“Las declaraciones testimoniales prestadas por Marcelo D’Alessio no generaron ningún efecto jurídico en la causa, no fueron legitimadas y no se adjudicaron responsabilidades en función de tales testimoniales”, escribió Bonadío, que sabe que debe sostener la causa GNL para que no se caiga la de Cuadernos como un castillo de naipes.
El plan
Ramos Padilla reconstruyó a través de dos documentos encontrados en la computadora de D’Alessio que la intervención en la causa del GNL era parte de un plan de acción que el falso abogado había urdido en febrero de 2018 y presuntamente presentado ante la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
El primero, guardado bajo el título Síntesis AFI, fue modificado por última vez el 13 de febrero de 2018. Allí hablaba de “Bonadío y un peritaje para ser impugnado”. Un mes después de eso, la Cámara revocaba los procesamientos basados en el análisis trucho de Cohen.
El otro documento llevaba por nombre Síntesis de Investigaciones Actuales y fue modificado por última vez el 25 de febrero de 2018. Allí explicaba los pasos que había dado para poder maniobrar en la causa:
- Un año y medio infiltrado entre los directores de ENARSA;
- Contratos, tablas de consumo de generadoras, importaciones, detalle de seguros, entrevista con otros participantes del mercado cotejando diferencias de precios insostenibles;
- Testimonios de arrepentidos;
- Material informático de la empresa.
Además hablaba de un libro de pronta publicación en la editorial Planeta. “A partir de la publicación, entendemos que un Juzgado Federal deberá citar al autor y a sus fuentes que colaboraron en ON para avanzar en la investigación sobre el mayor desfalco de la historia argentina”.
Coincidentemente con lo que planificaba D’Alessio, la editorial Planeta publicó el 1° de septiembre de 2018 el libro El Mecanismo. Su autor, Daniel Santoro; D’Alessio, una fuente en ON en el capítulo VI, que lleva por título Sobreprecios millonarios en la compra de buques con gas. No fue un juez sino un fiscal el que le recibió la testimonial a la fuente del libro: Stornelli.
La primera etapa
El CV que D'Alessio guardaba en sus computadoras dice que trabajó en ENARSA entre 2010 y 2012, en la Gerencia de Administración y Finanzas como coordinador general de asesores. En diciembre de 2015 –con el cambio de gobierno—, volvió a entrar, pero fue despedido a las 72 horas. Se había ganado rápido la desconfianza de todos los funcionarios cuando pidió acceso irrestricto a todas las áreas de la empresa.
Hay tres documentos que se refieren a su salida intempestiva de ENARSA. Dos son del 17 de diciembre de 2015. Uno se llama Renuncia al Cargo y el otro, Carta al Señor Ministro de Energía. El tercero está guardado desde el día de Navidad de 2015 bajo el título de Renuncia Aranguren. Ese texto es el más molesto para Bonadío, porque directamente lo involucra.
Allí, con familiaridad y hasta desparpajo, le habla al entonces ministro Juan José Aranguren y desnuda supuestos vínculos. Todos ellos con actores conectados directamente a la génesis de la causa del GNL. “Yo me acerqué a vos a través de dos caminos: a través de un amigo común de mi padre y a través del equipo de energía de Patricia Bullrich”, lo cita Ramos Padilla. Y agrega: “La encrucijada final era ENARSA, el juez federal Claudio Bonadío, o la oficina anticorrupción de Laura Alonso”.
Meter un pie en la causa
D’Alessio desembarcó en la causa del GNL dos meses después de la publicación de El Mecanismo. Lo llevó supuestamente Santoro. “Yo le comenté al Dr. Stornelli que había entrevistado a un abogado que conocía todos los temas de ENARSA. Stornelli (…) es un fiscal que conozco desde la época del caso de la venta ilegal de armas a Croacia. Es un fiscal que cuando recibe una información realmente la investiga, no como otros que esperan y demás”, declaró el periodista de Clarín ante Ramos Padilla.
La primera testimonial fue el 5 de noviembre de 2018. La segunda, una semana después.
Según el falso abogado, la relación no surge exactamente ahí. En la causa de Dolores figura el audio de una conversación entre D'Alessio y Pedro Etchebest en el que él le cuenta cómo habría trabado vínculo con Bonadío, Stornelli y Santoro:
—Cuando se fue el gobierno yo empiezo a trabajar ahí codo a codo con Stornelli y Bonadío. Las primeras reuniones eran en una habitación del Four Seasons. Mirá, esto no lo sabe nadie.
—Mirá vos.
—En el Four Seasons, el de Posadas, el de la Recova.
—Sí, sí, lo conozco.
—Media cuadra de la Recova.
—Muy bonito, sí.
—Alquiló Bonadío una habitación a nombre de un mister nadie, y usábamos una habitación, una suite chiquita porque sabíamos que no teníamos cámara, que no teníamos nada, para empezar a hacer la causa para meter en cana a De Vido.
—Ah, mirá vos.
—Yo hice la detención de De Vido y la detención de Baratta.
—Ah, mirá vos, yo ni idea, la verdad que estoy asombrado.
—De ahí arman el libro éste, me contacta Santoro, empiezo a tener otra vinculación con los medios.
La reacción
Cuando procesó a Santoro, Ramos Padilla le volvió a pedir a Bonadío que le remitiera copia de la causa GNL. Quería terminar de entender cómo había actuado D'Alessio en esa causa. No hizo consideraciones sobre la actividad de su colega de Comodoro Py, pese a que también está imputado en la causa de Dolores.
Bonadío se tomó su tiempo para contestar. Lo hizo esta semana en la misma resolución que respondía a la presentación de Rúa. “Resulta oportuno hacerle saber al juez Alejo Ramos Padilla que expedirse sobre hechos que son investigados en otra jurisdicción y por otro juez serían actos de prevaricato”, escribió y le mandó una copia al Consejo de la Magistratura.
Por otro lado, contestó a un pedido de nulidad que nadie había hecho – en un intento de bloquear que se presente en el futuro. El abogado de Baratta no había pedido la nulidad de las testimoniales de D'Alessio, sino que había mandado copia al juzgado de Bonadío de lo que se denunciaba en Dolores de las maniobras que habrían rodeado la causa.
Era claro que Bonadío no había usado a D’Alessio para dictar el segundo procesamiento por una sencilla razón: ya había estallado el escándalo en Dolores. Nadie quería —y menos Bonadío— que lo alcanzara la mancha D'Alessio. La presentación de Rúa era más una advertencia de lo que podía pasar con la causa GNL y con su hija, la causa Cuadernos: le había reclamado que se tuviera presente para “extraer por fin los testimonios que resulten pertinentes para que las autoridades competentes determinen entonces las responsabilidades penales o administrativas por el mal desempeño que ha quedado evidenciado de los magistrados que han intervenido en el armado de ese caso y los que se pretendiera conexos”.
Bonadio sabe que la mejor defensa es un buen ataque, pero también que esta historia no ha acabado.
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