El abrazo de Ramón
El hallazgo de la nieta 139, la búsqueda de su hermano y una dramática historia familiar
La voz de Ramón Inama se escucha agitada. “El celular estallado”, dice, respirando un poco mientras espera a que el dentista atienda a su hija entre el aluvión de mensajes de una semana extraordinaria, de esas que dan un vuelco en la vida de una persona. Este martes las Abuelas de Plaza de Mayo celebraron la restitución de identidad de la nieta 139, hermana de Ramón e hija de Noemí Beatriz Macedo y Daniel Alfredo Inama, nacida entre enero y febrero de 1978. Hasta ahora, no se sabía si la pareja esperaba un varón o una nena. “Es un acto de justicia, una reparación, una certeza después de tanto tiempo de incertidumbre”, fue lo primero que soltó, emocionado, el escritor Ramón Inama, quien en 2019 le había escrito una “Carta abierta y desvelada a un hermano o hermana” después de su participación en Teatro x la Identidad.
El poema, viralizado por Abuelas, fue leído por el propio Ramón en la conferencia de prensa donde se anunció, con Estela de Carlotto como voz principal en la Casa por la Identidad de la ex ESMA, la restitución de su hermana. “Puedo decirte quien soy / y escribirlo con los ojos cerrados, / sin temor a equivocarme. Puedo contarte también de tu hermana, / a la que a veces le dicen Lorena, pero se llama Paula / Sin embargo no puedo decirte, o más bien no me animo / a contarte sobre tu padre, tu mamá / y de ambos su destino”, habían sido los primeros versos del poema. Y luego, en una segunda parte: “Te abrazaría en silencio, supongo para evitar decirlo / Tus abuelas se fueron sin conocerte, una primero que la otra aunque las dos en una misma negra noche / ¿Sabés? De más chico me preguntaba a mí mismo más seguido por vos / Me daba miedo tal vez, haberte cruzado la mirada / o quizás haber intercambiado una palabra, sin saber uno del otro / Pasar de largo y seguir, cada uno un camino distinto”.
Hay una parte más íntima, que despierta un súbito cosquilleo: “¿Tenés el pelo largo? ¿La piel oscura como yo? ¿Tenés hijos? / Ya no somos pibes, eso es seguro estamos grandes, definidos (¿?) / Pero me pregunto algunas noches como esta, en las que la duda le gana al sueño / y me pongo a pensarte… / Si tenés nombre (que no es el tuyo), si estás segura, cada día de quién sos / Y si tenés dudas, si de vez en cuando aflora un principio de incertidumbre / Lo único que me sale decirte y decirme / es que sigamos buscando / Hasta encontrarte / Hasta encontrarnos”.
Lo cierto es que la familia Inama había buscado por todos lados. Tras algunas averiguaciones, que confirmaron que Noemí Macedo había sido llevada con un embarazo avanzado de seis o siete meses y con 22 años al centro clandestino “Club Atlético”, los indicios sobre su maternidad no se confirmaron y las ilusiones se fueron apagando con el paso del tiempo, a punto tal que muchos pensaban en un caso cerrado. Noemí y Daniel Alfredo Inama eran pareja y habían caído el 2 de noviembre de 1977. No está claro si ella fue secuestrada en la ciudad de La Plata o en el mismo operativo que él, en la ciudad de Buenos Aires, en Barrio Norte. Los dos fueron vistos por sobrevivientes en el Atlético, perteneciente a la Policía Federal Argentina y que funcionó en San Juan y Paseo Colón. “Por la lucha inquebrantable de las Abuelas, alguien más puede decir quién es porque lo sabe, porque es la verdad. Y porque Daniel y Noemí la desearon, la quisieron, y es justo por ellos que podemos pensar en un futuro mejor”, reflexiona Ramón, que participó de la agrupación H.I.J.O.S en La Plata, trabaja en la Subsecretaría de Derechos Humanos de Buenos Aires y estuvo en la redacción del libro Madres de Plaza de Mayo: Filial La Plata, una obra que recopila seis entrevistas realizadas en la casa de Hebe de Bonafini en La Plata.
Ramón había integrado la comisión de Hermanos en H.I.J.O.S, dedicada a buscar a los niños y niñas robados durante la dictadura. Allí golpearon puertas y dieron con indicios, pero no llegaron a nada conclusivo. Abuelas siguió con su propia pesquisa, con las herramientas que luego se potenciaron con el apoyo del Estado, como la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y el Banco Nacional de Datos Genéticos. Ramón había aportado su sangre en 1991: la muestra estaba esperando hacía 34 años. “A contramano de este gobierno, la noticia de cada nieto que se recupera es un empujón para que más gente se acerque. Hay que tener perseverancia y paciencia como nos enseñaron las abuelas. Y debemos estar preparados porque vamos perdiendo abuelas, y muchas luchas necesitan que la sociedad se haga carne. Estela subrayó que no es una búsqueda en solitario: que para encontrar a un nieto o a una nieta se necesita la sinergia de la sociedad y el Estado, algo que en nuestro país empezó a cambiar con el gobierno de Néstor y Cristina”, puntualiza largamente Ramón Inama a este medio.
La investigación, como suele ocurrir en los casos de los nietos restituidos, dio un vuelco impensado. Todo empezó cuando Abuelas de Plaza de Mayo recibió información de manera anónima, que sistematizó y relevó para iniciar una pesquisa. Poco tiempo después, en articulación con la CONADI, uno de los organismos que el gobierno de Milei ha recortado ostensiblemente, se continuó con el abordaje del caso. Desde la CONADI se requirió la documentación a las diferentes dependencias nacionales y provinciales, cuyas respuestas en tiempo y forma son fundamentales para la resolución de estas búsquedas. Entre ellas, se contó con la asistencia del Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE), que corroboró y aportó información clave. A partir de ese exhaustivo trabajo de relevamiento, en rigor, se logró contactar a la posible nieta.
La mujer fue convocada por la CONADI en noviembre de 2024 para darle toda la información recabada. Así, ella accedió a concurrir al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) para dejar su muestra de ADN, con la que se confirmó que era la hija de Noemí y Daniel. “Una familia con una historia muy particular”, dice Ramón, con una suave risa. Daniel Inama se casó primeramente con Dora Barboza y tuvieron a Ramón. A los tres años se separaron y Daniel se puso en pareja con Edelvis Librán, ambos militantes en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). De allí nació Paula Inama. Poco después Edelvis dejó la militancia y tomaron rumbos distintos. Por último, Daniel formó pareja con Noemí, hasta que los secuestraron. Nunca pudieron ver con vida a la hija que esperaban.
“Con Paula, mi hermana, mantuvimos el contacto a lo largo del tiempo, y nuestras madres se terminaron haciendo amigas. Cuando le llegó la noticia a Pau, que es psicoanalista, la sintió como un bombazo tanto como yo. Ella no eligió ir a la conferencia, está conmovida, y nos vamos mensajeando día a día para ver cómo la llevamos. Estamos intrigados en saber con quién nos vamos a encontrar, nos gustaría saber cómo es su voz, cómo habla”, dice Ramón a El Cohete a La Luna, con la expectativa de encontrarse prontamente con su hermana restituida. “Supe que a mi viejo le encantaban las nenas, así que creo que sería una alegría para él, se me pone la piel de gallina al decirlo. Era un tipo al que le encantaba la vida, quería tener muchos hijos con sus 25 años, no renunciaba a eso a la par de una entrega muy jugada con la militancia”.
A sus seis años, el nene Ramón se encontró con su padre en Mar del Plata, unas semanas antes de que lo secuestraran. Era octubre de 1977 y fue la última vez que lo vio. “Fui con mi mamá a pasar un tiempito con él, y en una de esos momentos seguro estaba ahí Noemí, que ya estaba embarazada”, reconstruye. Daniel y Noemí militaban en el PCML, al igual que otros compañeros suyos secuestrados entre el 2 y el 4 de noviembre en una operación conjunta de las fuerzas represivas: Teresa Galeano, Jorge Giorgieff, Beatriz Longhi y Oscar Ríos. Todos permanecen desaparecidos. Daniel nació el 12 de noviembre de 1951 en La Plata y sus compañeros lo llamaban en la clandestinidad con diferentes apodos: “Pablo”, “El Pelado” o “El Loco”. Noemí, en tanto, había nacido el 8 de febrero de 1955 en Mar del Plata y su familia la llamaba “Noe” o “Negrita”.
La familia Macedo fue ferozmente diezmada por la dictadura. El padre de Noemí, Laudelino Macedo, tenía 69 años, era albañil y militaba en el Partido Comunista (PC). Fue secuestrado el 6 de octubre de 1977 en La Plata en un operativo ilegal a cargo del Primer Cuerpo del Ejército y continúa desaparecido. Una hermana de Noemí, Gloria Nelly Macedo, también fue secuestrada con su compañero Rubén Justo García y la hija de ambos, Miriam Viviana García. Y otro cuñado, Oscar López Lamela, en horas de la madrugada fue sorprendido por un grupo de civil de la Policía Federal, que ingresó violentamente en su casa preguntando por su suegro Laudelino Macedo y, al no poder hallarlo, lo secuestraron. También permanece desaparecido.
“Sobre la familia de Noemí supe siempre, y es terrible lo que pasaron. Viajé a Mar del Plata cuando militaba en H.I.J.O.S, me reuní con la filial de Abuelas y tratamos de contactarlos. Son una familia muy humilde, que sufrieron muchísimo con el terrorismo de Estado y estaban con vulnerabilidad material y emocional para seguir la búsqueda”, cuenta Ramón.
Como si el hilo de la tragedia no se hubiera cortado allí, el 2 de abril de 2013, en la inundación de La Plata, Lucila Ahumada de Inama, madre de Daniel y abuela de Ramón, fue encontrada muerta en su casa. Había participado activamente en la filial La Plata de Abuelas de Plaza de Mayo y fue un sostén de amor de Ramón. “Lucila nunca dejó de buscar a su nieto y nieta. ‘Desde algún lugar lo guiará en la búsqueda’, manifestamos por entonces desde Abuelas. Y parece que así fue”, dijo en la conferencia de prensa la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, que a fines del año pasado había encontrado al nieto 138, en un signo de la persistencia de la memoria pese a las trabas del gobierno. No había sido la única vez de una frecuencia semejante con nietos restituidos: en 2022 habían ocurrido los casos de Quevedo Nadín y Juan José Morales, con apenas una semana de diferencia. Y tras el emblemático de Ignacio Montoya Carlotto, en agosto de 2014, dos semanas después se sucedió el de Ana Libertad Baratti De la Cuadra.
Existe aún reserva sobre la mujer que está por cumplir 47 años, tiene dos hijos y a la cual la noticia de que se trata de la nieta restituida 139 la sorprendió de vacaciones fuera del país. Al parecer, según se desprende de su entorno cercano, había sido criada por un integrante de las fuerzas. En el cautiverio, su madre Noemí Macedo tuvo compañeras embarazadas que dieron a luz, y el caso de la nieta restituida 71, María Eugenia Sampallo Barragán, fue un antecedente que ahora se espeja con el suyo. “Mi idea es tratar de acompañar de la mejor manera todo lo que ella necesite. Ojalá que pueda completar su historia y su identidad, sabemos que es algo muy arduo, porque ya tiene una vida hecha”, matiza Ramón con tono calmo y unas ráfagas subterráneas de ansiedad que se cuelan en su ánimo por conocer, al fin, a la hermana que le habían robado y así seguir reconstruyendo parte de su dramática historia familiar.
--------------------------------🤗 Estela de Carlotto, presidenta de #Abuelas, y Ramón Inama, hermano de la #Nieta139, suman un número más al "contador de nietos" de la Casa por la Identidad, en el @espacio_memoria. #Abuelas pic.twitter.com/biIGdrTEw3
— Abuelas de Plaza de Mayo (@abuelasdifusion) January 21, 2025
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